Resumen
Se evaluaron en forma preliminar 70 genotipos de melón producidos bajo invernadero, tanto a nivel cualitativo (4 variables) como cuantitativo (8 variables). Los datos muestran una amplia variabilidad entre los genotipos en cuanto a peso promedio del fruto (268,7 - 1279,4 g), número de frutos por planta (0 - 4,75), rendimiento por planta (0 - 2727,7 g), rendimiento por área (0 - 70,85 ton/ha), firmeza del fruto (0,5 - 4,8 kg/cm2) y porcentaje de sólidos solubles totales (9,9 - 17,1 °Brix). Esta información es útil para los productores en el proceso de selección del genotipo a utilizar en su sistema productivo, según el nicho de mercado de interés. La mayoría de los genotipos de melón se destacaron por su alto contenido de sólidos solubles (más de 12 °Brix), los cuales pueden ser opciones para los consumidores que demandan melones de alta calidad. Los melones andromonoicos produjeron más frutos por planta (2,18) que los monoicos (0,67). El número de frutos por planta fue mayor en los tipos de melón Amarillo (3,26), Japonés (2,79), Harper (2,17) y Honey Dew (2,08), en comparación con los tipos Charentais (1,53), Cantaloupe (1,27), Crenshaw (1,25), Galia (1,10) y Cantaloupe Italiano (0,25).
Palabras clave: Cucumis melo; calidad; rendimiento; °Brix; invernadero
Abstract
Seventy melon genotypes grown under greenhouse conditions were evaluated, both in qualitative (4 variables) and quantitative (8 variables) terms. Data show a wide variability between genotypes with respect to mean fruit weight (268,7 - 1279,4 g), number of fruits per plant (0 - 4,75), yield per plant (0 - 2727,7 g), yield per area (0 - 70,85 ton/ha), fruit firmness (0,5 - 4,8 kg/cm2) and percentage of total soluble solids (9,9 - 17,1 °Brix). This information is useful for growers to choose the best variety for their particular market purposes. Most melon genotypes showed high contents of soluble solids (over 12 °Brix) and could be good choices for consumers demanding high quality melons. Andromonoecious melons produced more fruits per plant (2,18) than monoecious (0,67). The number of fruits per plant was higher in Amarillo (3,26), Japanese (2,79), Harper (2,17) and Honey Dew (2,08) melons, compared to Charentais (1,53), Cantaloupe (1,27), Crenshaw (1,25), Galia (1,10) and Italian Cantaloupe (0,25) melons.
Key words: Cucumis melo; quality; yield; °Brix; greenhouse
1. Introducción
En Costa Rica, la producción hortícola bajo ambiente protegido se inició a finales de los años 80 del siglo XX, principalmente dirigida hacia la exportación de plantas ornamentales y flores. En el año 2003, el 89 % de los invernaderos del país estaban localizados en la Región Central (Occidental y Oriental); en ese año las principales hortalizas que se cultivaban bajo ambiente protegido eran chile dulce y tomate, las que ocupaban un 28 % y 11 % del área de los invernaderos del país, respectivamente (Marín, s.f.); la producción de melón bajo este sistema de cultivo ha sido tradicionalmente muy baja (J. E. Monge-Pérez, datos sin publicar).
En Costa Rica, los tipos de melón que se producen para exportación son Harper, Cantaloupe, Amarillo, Honey Dew, Galia, Piel de Sapo, Charentais, y Orange Flesh. Durante el año 2009, el 85 % de las exportaciones a Estados Unidos correspondieron a melón tipo Harper y Cantaloupe, y el 15 % restante a Honey Dew, mientras que las exportaciones a Europa estuvieron encabezadas por el melón tipo Amarillo (58 %), seguido de Harper y Cantaloupe (39 %), y Galia (3 %) (Monge-Pérez, 2014).
En el cultivo de melón bajo invernadero se utiliza generalmente un tutorado, lo que permite un mejor aprovechamiento del área. El cultivo protegido presenta varias ventajas sobre el cultivo a campo abierto, como la obtención de mayor número de cosechas durante el año, precocidad de la cosecha, economía de agua y fertilizantes, mayor rendimiento, y mejor calidad de los frutos (Vargas et al., 2008). En el cultivo bajo ambiente protegido se alteran las características ambientales de clima y de suelo: hay menor radiación solar global, evapotranspiración y viento, y hay mayor radiación difusa, temperatura y humedad relativa del aire (Martins et al., 1998).
Por otra parte, el cultivo de melón en sistema hidropónico permite un control parcial de las condiciones climáticas, menor aplicación de plaguicidas, manejo adecuado del agua y de los nutrientes de acuerdo al desarrollo del cultivo, la posibilidad de cultivar a mayor densidad, y un aumento significativo en la productividad y calidad del producto final (Vargas et al., 2008).
Una ventaja de la producción de melón en invernadero es que se puede cultivar durante todo el año. En Costa Rica hay una importante demanda insatisfecha durante la época lluviosa, debido a la muy baja o nula producción (y de baja calidad) de melón a campo abierto, por lo que los consumidores podrían estar dispuestos a pagar precios altos por frutos de alta calidad en esa época; la producción de melón bajo ambiente protegido abriría esta oportunidad comercial para los agricultores (Monge-Pérez, 2012).
Un aspecto clave en cualquier proyecto de producción hortícola es la selección del genotipo adecuado. Cada genotipo presenta características particulares en cuanto al crecimiento de la planta y del fruto. Un cultivar adecuado deberá tener diversas características sobresalientes, entre las que se incluyen: buen rendimiento, resistencia a enfermedades, buena calidad del fruto, adaptabilidad a las condiciones ambientales donde se pretende cultivar, un mercado aceptable, y una larga vida de anaquel. La calidad de los frutos de melón está relacionada con características como la concentración de sólidos solubles totales, la apariencia interna y externa del fruto, el grosor de la pulpa y el sabor, las que determinan la aceptabilidad del consumidor. La escogencia de un híbrido de melón sin una evaluación previa puede acarrear perjuicios en la productividad y la calidad obtenidas (Vargas et al., 2008).
El consumo de melón está relacionado con el contenido de sólidos solubles totales, que es responsable del sabor, y con su apariencia externa. El melón es considerado un fruto con poco contenido calórico, bajo en grasas y sodio, no contiene colesterol, y es una buena fuente de potasio, vitamina C (ácido ascórbico) y beta-caroteno (pro-vitamina A) (Lester, 1997; Vargas et al., 2008). Además, el melón contiene otros fitoquímicos que favorecen un amplio conjunto de beneficios para la salud; tres de esos compuestos son la beta-cucurbitacina, el litio y el zinc, los cuales parecen jugar un papel en la prevención del cáncer, en el combate de enfermedades como la depresión, la caspa y las úlceras, y en la estimulación del sistema inmunológico (Lester, 1997). En frutos de melón, se presenta mucha variación en el contenido de antioxidantes, tales como el ácido ascórbico y los fenoles, y esta característica depende principalmente del genotipo. Los antioxidantes juegan un papel importante en la salud humana, pues ayudan a prevenir el cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas (Lester, 1997; Salandanan et al., 2009).
El objetivo de esta investigación fue evaluar en forma preliminar 70 genotipos de melón para el cultivo bajo ambiente protegido, en Alajuela, Costa Rica.
2. Materiales y métodos
Se sembraron 70 genotipos de melón (Cuadro 1) en condiciones hidropónicas en el invernadero de Hortalizas de la Estación Experimental Agrícola Fabio Baudrit Moreno (EEAFBM), la cual está localizada en Barrio San José de Alajuela, Costa Rica, a una altitud de 840 msnm.
Debido a la gran cantidad de genotipos por evaluar, se realizaron dos pruebas diferentes. El primer grupo de genotipos se sembró en almácigo el 10 de octubre de 2011, y se trasplantó el 3 de noviembre de ese año, es decir, 24 días después de siembra (dds). El segundo grupo se sembró en almácigo el 25 de setiembre de 2012 y se trasplantó los días 12 de octubre (17 dds) y 23 de octubre de ese año (28 dds), según el grado de desarrollo de las plántulas de cada híbrido.
Para el primer grupo de genotipos, la cosecha inició el 9 de enero de 2012, es decir a los 67 días después de transplante (ddt), y la evaluación de los frutos se llevó a cabo hasta el 6 de marzo de 2012 (124 ddt). Para el segundo grupo, la cosecha inició para algunos genotipos el 17 de diciembre de 2012 (66 ddt), aunque el genotipo JMX-1001 inició cosecha a los 65 ddt (el 27 de diciembre de 2012, pues se trasplantó el 23 de octubre de ese año); la evaluación de los frutos se llevó a cabo hasta el 20 de febrero de 2013 (entre 116 y 131 ddt, según cada genotipo), aunque algunos genotipos finalizaron su cosecha antes de esa fecha.
El cultivo se realizó en sacos de fibra de coco, de 1 metro de largo, 20 cm de ancho y 15 cm de altura. La distancia de siembra fue de 25 cm entre plantas, y de 1,54 m entre hileras, para una densidad de 25.974 plantas/ha. Las plantas se sujetaron por medio de dos mallas plásticas, ubicadas una a cada lado de cada hilera de plantas. Para la primera prueba todas las plantas se decapitaron cuando tenían cuatro hojas verdaderas (12 ddt) y se dejó crecer los tallos secundarios libremente. En la segunda prueba las plantas se dejaron a libre crecimiento. Para cada genotipo se sembró una parcela con 8 plantas (2 sacos), y todos los datos se obtuvieron a partir de los frutos totales producidos en dicha parcela.
Se implementó un sistema de manejo integrado de plagas, y se utilizó un programa de fertilización validado para la producción comercial de melón, según las experiencias previas en el invernadero de la EEAFBM. El fertirriego se suministró a cada hora, entre las 7:00 a.m. y las 4:00 p.m. En ambas pruebas se contó con polinización entomófila en el invernadero, por medio de una colmena de Apis mellifera y otra de Nannotrigona sp.
A partir de los descriptores propuestos por IPGRI (2003) para el cultivo de melón, se seleccionaron las siguientes variables a evaluar:
Variables cualitativas:
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Altura relativa de la planta: se evaluó a los 67 ddt, en forma comparativa entre genotipos; esto se evaluó únicamente en la primera prueba.
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Vigor relativo de la planta: se evaluó a los 119 ddt, en forma comparativa entre genotipos; esto se evaluó únicamente en la primera prueba.
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Tipo de melón: se realizó mediante la caracterización visual de los frutos, según la descripción de Torres (1997).
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Tipo de expresión sexual: se determinó evaluando la presencia de flores hermafroditas (andromonoica) o femeninas (monoica), además de las masculinas.
Variables cuantitativas:
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Número de frutos por planta: se obtuvo al registrar el número total de frutos producidos en cada parcela, y dividir ese dato entre el número de plantas por parcela.
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Rendimiento por planta: se midió el peso de todos los frutos producidos en cada parcela, hasta los 124 ddt en el caso de la primera prueba, y hasta entre los 116 y 131 ddt en la segunda prueba; la sumatoria de estos datos se dividió entre el número de plantas por parcela.
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Rendimiento por hectárea: se estimó el peso de los frutos de melón producidos en una hectárea, a partir del rendimiento por planta y de la densidad de siembra.
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Peso promedio del fruto: se midió el peso individual de todos los frutos por cada genotipo, y se obtuvo el promedio.
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Porcentaje de sólidos solubles totales (°Brix): se midió el porcentaje de sólidos solubles totales de varios frutos por cada genotipo, y se obtuvo el promedio.
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Firmeza del fruto (kg/cm2): se midió la firmeza de la pulpa de varios frutos por cada genotipo, y se obtuvo el promedio; esto se evaluó únicamente en la primera prueba.
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Edad a inicio de cosecha (ddt): se obtuvo al registrar el día de inicio de la cosecha en cada genotipo, según la fecha de transplante; esto se evaluó únicamente en la segunda prueba.
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Edad al final de cosecha (ddt): se obtuvo al registrar el día del final de la cosecha en cada genotipo, según la fecha de trasplante; esto se evaluó únicamente en la segunda prueba.
El peso de los frutos se obtuvo con una balanza electrónica marca Ocony, modelo TH-I-EK, de 5000,0 ± 0,1 g de capacidad. El porcentaje de sólidos solubles totales se determinó con un refractómetro manual marca Atago, modelo N-1a, con una escala de 0,0-32,0 ± 0,2 %. Para la evaluación de firmeza del fruto se utilizó un penetrómetro portátil marca Effegi, modelo FT-327, con una capacidad de 12,5 ± 0,1 kg/cm2, y se utilizó el puntero cuya base mide 7,5 mm de ancho.
3. Resultados y discusión
En el Cuadro 2 se presentan las características de la planta evaluadas en la primera prueba. Con respecto a la altura relativa de la planta a los 67 ddt, 39 genotipos fueron catalogados con plantas altas (55,7 %), 14 con plantas medianas (20,0 %), tres con plantas pequeñas (4,3 %), dos con plantas de mediana a pequeña (2,9 %), dos con plantas de mediana a alta (2,9 %), una con planta muy alta (1,4 %), y nueve no determinados (12,8 %). Esta característica puede ser utilizada como un criterio para definir la mejor densidad de siembra para un genotipo, la cual podría ser más alta en genotipos con plantas pequeñas, y debería ser más baja en genotipos con plantas altas, con el fin de optimizar la producción por área en cada caso; esto ha sido constatado en otras investigaciones (Díaz, 2013; J. E. MongePérez, datos sin publicar).
En cuanto al vigor relativo de la planta a los 119 ddt, 24 genotipos fueron considerados con plantas de vigor medio (34,3 %), 19 con plantas de vigor alto (27,1 %), 11 con plantas de vigor medio a bajo (15,7 %), ocho con plantas de vigor bajo (11,4 %), y ocho no determinados (11,4 %). El vigor de la planta a los 119 ddt muchas veces está inversamente relacionado con la capacidad productiva de la misma; por ejemplo, el genotipo que mostró el mayor rendimiento (JMX-1001, con 70,85 ton/ha en la primera prueba), mostró apenas una planta con vigor medio a los 119 ddt, mientras que los genotipos Gandalf, JMX-1113, E-81-2097 y JMX-1115 mostraron una planta con vigor alto a esa edad, pero obtuvieron los rendimientos más bajos en la primera prueba.
En el Cuadro 3 se presentan las características del tipo de melón y tipo de expresión sexual de los genotipos evaluados. Con respecto a los tipos de melón, 19 genotipos son Harper (27,1 %), 14 son Cantaloupe (20,0 %), 14 son Galia (20,0 %), siete son Honey Dew (10,0 %), seis son Charentais (8,6 %), cinco son Amarillo (7,1 %), tres son Japonés (4,3 %), uno es Crenshaw (1,4 %), y uno es Cantaloupe Italiano (1,4 %). Esta es una característica muy importante a nivel comercial, dado que los tipos de melón que más se comercializan en el mercado nacional de Costa Rica son Harper y Cantaloupe; sin embargo, los otros tipos pueden ofrecer alternativas innovadoras de interés comercial, especialmente con genotipos de alta calidad (alto contenido de sólidos solubles, buen sabor, aroma, pulpa crujiente, entre otras características).
En cuanto al tipo de expresión sexual, 41 genotipos son andromonoicos (58,6 %), 12 son monoicos (17,1 %), cinco son monoicos funcionales (tienen flores hermafroditas con anteras pequeñas o muy pequeñas, que prácticamente no aportan polen) (7,1 %), uno es a la vez monoico y andromonoico (tiene tanto flores femeninas como hermafroditas, además de las masculinas) (1,4 %), y 11 no fueron determinados (15,7 %). Esta es una característica que en este estudio resultó ser muy importante en cuanto a la producción de frutos por planta, siendo mayor en los genotipos andromonoicos con respecto a los monoicos. Sin embargo, la información sobre esta característica no siempre es fácil de obtener al momento de la compra de la semilla, por lo que es necesario hacer la consulta técnica especializada ante la empresa productora de la semilla, o sembrar algunas plantas previamente para observar sus flores.
En el Cuadro 4 se presenta la edad de la planta al inicio y final de la cosecha, para los 18 genotipos evaluados en la segunda prueba. Se presentan diferencias importantes en la edad a inicio de cosecha, con nueve genotipos precoces (65-76 ddt) (50 %), cinco intermedios (83-95 ddt) (27,8 %), y cuatro tardíos (103-123 ddt) (22,2 %). El final de la cosecha se presentó entre los 116 y 131 ddt, aunque para la mayoría de genotipos (11 de ellos, 61 %) finalizó a los 131 ddt. Obviamente, es preferible escoger genotipos precoces para la producción de melón en invernadero, pues la inversión se empieza a recuperar más rápidamente. En Brasil, Martins et al. (1998) informan de un genotipo de melón que inició cosecha a los 49 ddt, y que la misma se extendió hasta los 87 ddt, siendo este un caso de un melón sumamente precoz. También en Brasil, Charlo et al. (2009b) indican que para cinco híbridos de melón reticulado, la cosecha se realizó a los 95 ddt. En otro estudio con nueve genotipos de melón reticulado, Charlo et al. (2011) encontraron que la cosecha inició a los 94 ddt, y finalizó a los 99 ddt. Queiroga et al. (2008b) informan que en Brasil, el genotipo Torreón inició cosecha a los 81 ddt, y finalizó entre los 91 y 100 ddt (entre 10 y 19 días en producción), mientras que en este estudio dicho genotipo inició cosecha a los 76 ddt y finalizó a los 116 ddt (40 días en producción), lo que representa un período de cosecha más extenso y una mayor precocidad. En Costa Rica (en la EEAFBM), Díaz (2013) indica que el genotipo Torreón inició cosecha a los 73 ddt y finalizó a los 104 ddt (31 días en producción); en ese mismo trabajo se encontró que al inicio de la época lluviosa (abril-julio), el genotipo JMX-701 inició cosecha a los 76 ddt, y finalizó la misma a los 108 ddt, mientras que en el presente estudio (realizado principalmente al inicio de la época seca) dicho genotipo inició cosecha a los 66 ddt y finalizó a los 131 ddt; esta mayor precocidad puede estar relacionada con la mayor temperatura y radiación lumínica que se presenta en la época seca en este sitio. También en Costa Rica (EEAFBM), Alvarado (2014) encontró en plena época seca (enero-abril) que el genotipo JMX-902 inició cosecha a los 62 ddt, y finalizó la misma a los 113 ddt, mientras que en el presente estudio dicho genotipo inició cosecha a los 66 ddt y finalizó a los 131 ddt; la mayor precocidad encontrada en el primer caso con respecto al segundo se explica por el hecho de que conforme avanza la época seca, la temperatura es mayor. La edad de inicio y final de cosecha de un melón dependen principalmente de las características genéticas de cada genotipo, de las condiciones climáticas y de manejo del cultivo, y de la situación fitosanitaria durante el ciclo del cultivo (incidencia de plagas y enfermedades).
En el Cuadro 5 se presenta el peso promedio del fruto para los diferentes híbridos evaluados. Se presentan amplias diferencias entre genotipos en cuanto a esta variable. En la primera prueba el peso de los frutos varió entre 310 y 1279,4 g, y en la segunda prueba entre 268,7 y 1066,8 g. Ciertamente es preferible escoger genotipos que presenten frutos con un peso de interés comercial, que en el caso del mercado nacional de Costa Rica deben ser de más de 600 g, y preferiblemente entre 800 g a más de 1000 g de peso (J. E. Monge-Pérez, datos sin publicar); según este parámetro, 31 genotipos en la primera prueba y cinco genotipos en la segunda prueba presentaron frutos con un peso de interés comercial. En Brasil se considera que los melones para ser comercializables deben tener un peso entre 800 y 2000 g (Vargas et al., 2008). En un ensayo en Brasil, entre cinco híbridos de melón reticulado, se obtuvieron valores de peso promedio del fruto entre 880 y 1220 g (Vargas et al., 2008). En otro ensayo en Brasil, Martins et al. (1998) encontraron un peso promedio del fruto entre 990 y 1220 g para dos genotipos de melón. También en Brasil, Charlo et al. (2009b) informan que para cinco híbridos de melón reticulado, el peso promedio del fruto varió entre 1160 y 1380 g. En otro estudio con nueve genotipos de melón reticulado, Charlo et al. (2011) indican que el peso promedio de los frutos se ubicó entre 630 y 1340 g. Castoldi et al. (2008) obtuvieron un peso promedio del fruto entre 1080 y 1310 g, al evaluar cinco híbridos de melón reticulado. Queiroga et al. (2008a) informan que un melón tipo Cantaloupe tuvo un peso promedio de fruto entre 791,3 y 980,3 g (dejando dos o un fruto por planta, respectivamente). Igualmente, Queiroga et al. (2008b) indican que el genotipo Torreón tuvo un peso promedio entre 695,5 y 998,3 g (dejando dos o un fruto por planta, respectivamente, a una densidad de 20.000 plantas/ha), mientras que en este estudio dicho genotipo presentó frutos con un peso promedio de 574,3 g (con una producción de 1,88 frutos/planta, y una densidad de 25.974 plantas/ha), lo que representa entre 18 y 57 % menos en peso del fruto con respecto a lo obtenido en el primer caso. Padua et al. (2003) informan que al evaluar tres genotipos de melón reticulado, el peso promedio del fruto varió entre 536,22 y 655,56 g. Paduan et al. (2007) obtuvieron para cinco genotipos de melón, un peso promedio del fruto entre 1380 y 2070 g. En España, Abad et al. (2006) encontraron que para cinco genotipos de melón Galia, el peso promedio del fruto varió entre 671,8 y 950,7 g. En Florida, Shaw et al. (2001) obtuvieron entre 12 genotipos de melón Galia, un peso promedio del fruto entre 570 y 1550 g. En México, Rosas (2007) informa para dos genotipos de melón un peso promedio del fruto entre 840 y 1160 g. También en México, Morales (2009) obtuvo para seis genotipos de melón Cantaloupe un peso promedio del fruto entre 161,47 y 751,87 g; el primer valor obtenido es sumamente bajo y dichos frutos no tendrían absolutamente ninguna aptitud para su comercialización. Rizzo & Braz (2001) indican para cinco genotipos de melón reticulado, valores entre 353,45 y 693,25 g/fruto. Bezerra et al. (2009), al evaluar tres genotipos de melón en Brasil, obtuvieron un peso del fruto entre 1200 y 2020 g. En Costa Rica, Alvarado (2014) encontró en la EEAFBM que el genotipo JMX-902 mostró un peso promedio del fruto entre 732,44 y 801,76 g, mientras que en el presente estudio dicho genotipo obtuvo un peso entre 502,9 y 537,0 g/fruto, es decir, entre un 36 % y un 59 % menos de peso con respecto al primer caso; esta diferencia se explica por una menor incidencia de plagas (mosca blanca, ácaros, trips) y enfermedades (mildiú polvoso), producto de un mejor manejo fitosanitario realizado en el primer caso (J. E. Monge-Pérez, datos sin publicar). También en Costa Rica, Díaz (2013) encontró que el genotipo JMX-701 mostró un peso promedio del fruto de entre 972,7 y 1129,5 g, y que el genotipo Torreón mostró un valor de entre 540,1 y 625,6 g, mientras que en el presente estudio el genotipo JMX-701 mostró un peso entre 825,3 y 1066,8 g, y el Torreón mostró un peso de 574,3 g; estos resultados no reflejan una gran variación entre sí (menos del 10 %). En San Carlos, Costa Rica, Barrientos (2013) encontró para cuatro genotipos de melón cultivados a una densidad de 16.667 plantas/ha, un peso promedio del fruto entre 600 y 1130 g, y para el genotipo JMX-1006 el resultado obtenido fue de 1130 g, mientras que en el presente estudio, con una densidad de 25.974 plantas/ha, el valor alcanzado por ese genotipo para esta variable fue de 708,0 g en la primera prueba y de 870,9 g en la segunda prueba, lo que pone en evidencia la importancia del efecto de las condiciones climáticas y de manejo del cultivo sobre esta característica, dado que la variación en esta característica fue de entre 29 % y 59 %.
En el Cuadro 6 se presentan los datos del número de frutos producidos por planta. En este caso también se presentan diferencias muy importantes entre genotipos; los valores van desde 0 hasta 4,38 frutos/planta en la primera prueba, y entre 0,25 y 4,75 frutos/planta en la segunda prueba. En el cultivo de melón en invernadero (plantas conducidas en forma vertical), se ha encontrado que normalmente cada planta consigue desarrollar sólo entre dos y tres frutos, debido a la ocurrencia del aborto natural (Charlo et al., 2009a). En Brasil, Martins et al. (1998) informan de dos genotipos de melón que produjeron entre 1,55 y 1,57 frutos/planta. En España, Abad et al. (2006) encontraron que para cinco genotipos de melón Galia, los resultados variaron entre 4,18 y 6,06 frutos/planta, lo que representa valores muy altos. En Florida, Shaw et al. (2001) obtuvieron entre 12 genotipos de melón Galia, valores entre 1,8 y 5,0 frutos/planta. En Honduras, Botto (2011) evaluó 15 genotipos de melón y obtuvo entre 0,3 y 2,4 frutos/planta. Padua et al. (2003) informan que entre tres genotipos de melón reticulado, los valores se ubicaron entre 2,05 y 3,10 frutos/planta. En Costa Rica, Barrientos (2013) encontró para cuatro genotipos de melón, entre 0,93 y 4,77 frutos/planta, y para el genotipo JMX1006 el resultado obtenido fue de 2,10 frutos/planta, mientras que en el presente estudio dicho genotipo produjo 2,62 frutos/planta en la primera prueba y de 2,50 frutos/planta en la segunda prueba, lo que representa una variación de entre 19 % y 24 %. También en Costa Rica, Alvarado (2014) informa que el genotipo JMX-902 mostró un valor entre 2,12 y 2,76 frutos/planta, mientras que en el presente estudio dicho genotipo produjo entre 3,00 y 3,19 frutos/planta (para una variación de entre 8 % y 50 %), aunque el peso promedio del fruto fue menor. En otro estudio en Costa Rica (EEAFBM), Díaz (2013) encontró que el genotipo JMX-701 produjo entre 0,7 y 1,3 frutos/planta, y que el genotipo Torreón mostró un valor entre 0,6 y 1,3 frutos/planta, mientras que en el presente estudio el genotipo JMX-701 produjo entre 1,38 y 1,88 frutos/planta, y el Torreón obtuvo 1,88 frutos/planta, es decir, que se presentó una mayor producción de frutos por planta en este estudio (entre 6 % y 168 % más para el genotipo JMX-701, y entre 44 % y 213 % más para el genotipo Torreón).
En el Cuadro 7 se presentan los datos de rendimiento por planta y por hectárea para los híbridos evaluados. De igual forma, se presentan amplias diferencias entre genotipos; el rendimiento por planta varió entre 110,5 y 2727,7 g/planta en la primera prueba, y entre 128,1 y 2177,3 g/planta en la segunda prueba. En Brasil, Martins et al. (1998) informan de dos genotipos de melón que produjeron entre 1550 y 1990 g/planta. También en Brasil, Charlo et al. (2009a) obtuvieron para cinco híbridos de melón reticulado un rendimiento por planta entre 2670 y 3230 g. Igualmente, Charlo et al. (2009b) informan en otro estudio que para cinco híbridos de melón reticulado, el rendimiento por planta se ubicó entre 2420 y 2760 g. En España, Abad et al. (2006) encontraron que para cinco genotipos de melón Galia, los resultados variaron entre 3562 y 4433 g/planta. En Florida, Shaw et al. (2001) obtuvieron entre 12 genotipos de melón Galia, valores entre 1000 y 4800 g/planta, aunque con una densidad de sólo 18.500 plantas/ha, mientras que en el presente estudio se utilizó una densidad de 25.974 plantas/ha. En México, Morales (2009) encontró para seis genotipos de melón Cantaloupe una producción entre 187,02 y 849,32 g/planta, donde este último valor parece sumamente bajo para tratarse de la producción máxima obtenida en ese sitio. En Costa Rica, se informa de un rendimiento de melón en invernadero de 2500 g/planta (Ramírez y Nienhuis, 2012).
También en Costa Rica, Barrientos (2013) encontró para cuatro genotipos de melón, entre 660 y 3450 g/planta, y para el genotipo JMX-1006 dicho valor fue de 1870 g/planta, mientras que en el presente estudio dicho genotipo produjo 1855 g/planta en la primera prueba y 2177,3 g/planta en la segunda prueba. En otro ensayo en Costa Rica, Alvarado (2014) informa que el genotipo JMX-902 mostró una producción entre 1480 y 1990 g/planta, mientras que en el presente estudio dicho genotipo obtuvo una producción entre 1603,0 y 1611,0 g/planta.
Con respecto al rendimiento por hectárea, en la primera prueba los valores se ubicaron entre 2,87 y 70,85 ton/ha, y en la segunda prueba entre 3,33 y 56,55 ton/ha. Estas diferencias son muy importantes, y se deben tomar en cuenta antes de iniciar un proyecto de producción de melón en invernadero, pues obviamente lo deseable es producir un alto rendimiento, aunque también hay que tomar en cuenta la calidad del fruto, que debe ser satisfactoria para el mercado. En Brasil, Martins et al. (1998) informan de dos genotipos de melón que produjeron entre 51,8 y 66,4 ton/ha. También en Brasil, Charlo et al. (2009b) obtuvieron para cinco híbridos de melón reticulado un rendimiento entre 46,4 y 55,2 ton/ha. En otro estudio con nueve genotipos de melón reticulado, Charlo et al. (2011) indican que el rendimiento se ubicó entre 25,2 y 53,7 ton/ha. Padua et al. (2003) informan que entre tres genotipos de melón reticulado, el rendimiento varió entre 23,2 y 30,3 ton/ha.
En Brasil, Queiroga et al. (2008b) obtuvieron para el genotipo Torreón un rendimiento entre 17,86 y 28,27 ton/ha, mientras que en este estudio dicho genotipo presentó un rendimiento de 27,97 ton/ha; estos resultados muestran bastante similitud. Bezerra et al. (2009), al evaluar tres genotipos de melón en Brasil, encontraron valores entre 49,71 y 79,95 ton/ha. En España, Abad et al. (2006) informan para cinco genotipos de melón Galia un rendimiento entre 57,0 y 70,9 ton/ha. En México, Rosas (2007) encontró para dos genotipos de melón un rendimiento entre 28,57 y 40,21 ton/ha. También en México, Morales (2009) informa para seis genotipos de melón Cantaloupe un rendimiento entre 9,32 y 41,76 ton/ha. En Honduras, Botto (2011) evaluó 15 genotipos de melón y obtuvo entre 2,45 y 18,27 ton/ha, lo cual parece un rango de rendimiento muy bajo. En Costa Rica, Barrientos (2013) encontró para cuatro genotipos de melón un rendimiento entre 11,0 y 57,5 ton/ha, y para el genotipo JMX-1006 dicho valor fue de 31,1 ton/ha, mientras que en el presente estudio dicho genotipo produjo 48,18 ton/ha en la primera prueba y 56,55 ton/ha en la segunda prueba, lo que representa entre un 55 % y 81 % de variación; a pesar de que la producción por planta fue muy similar en ambos casos (tomando en cuenta la primera prueba), la producción por área fue mucho mayor en este estudio, debido a que se utilizó una mayor densidad (25.974 plantas/ha en este estudio, y 16.667 plantas/ha en el estudio de Barrientos, es decir, un 55 % más de plantas por hectárea). En otro ensayo en Costa Rica, Alvarado (2014) informa que el genotipo JMX-902 mostró un rendimiento entre
38,46 y 51,80 ton/ha, mientras que en el presente estudio dicho genotipo obtuvo un rendimiento entre 41,64 y 41,84 ton/ha. También en Costa Rica, Díaz (2013) encontró que el genotipo JMX-701 mostró valores entre 22,0 y 31,6 ton/ha, y que el genotipo Torreón mostró valores entre 8,1 y 27,6 ton/ha, mientras que en el presente estudio el genotipo JMX-701 mostró un valor entre 29,58 y 51,95 ton/ha, y el Torreón produjo 27,97 ton/ha. Como se puede apreciar, hay mucha variación en el rendimiento obtenido, debido entre otros factores al efecto de las condiciones climáticas, del manejo del cultivo (tipo de poda, densidad, riego, fertilización, sustrato utilizado, manejo fitosanitario, etc.), y obviamente del genotipo utilizado.
En el Cuadro 8 se presentan los datos de firmeza del fruto de los genotipos evaluados en la primera prueba. Los valores encontrados se ubicaron entre 0,5 y 4,8 kg/cm2. En España, Abad et al. (2006) encontraron que para cinco genotipos de melón Galia, los resultados variaron entre 2,2 y 3,0 kg/cm2. En un estudio con nueve genotipos de melón reticulado en Brasil, Charlo et al. (2011) indican que la firmeza de los frutos se ubicó entre 1,37 y 2,78 kg/cm2. En Costa Rica, Alvarado (2014) encontró que el genotipo JMX-902 mostró una firmeza promedio del fruto de 1,91 kg/cm2, mientras que en el presente estudio dicho genotipo obtuvo una firmeza de 1,7 kg/cm2, lo que representa una variación de 12 %. También en Costa Rica, Díaz (2013) indica que el genotipo JMX-701 mostró valores entre 2,5 y 2,9 kg/cm2, mientras que en el presente estudio dicho genotipo presentó una firmeza de pulpa de 2,2 kg/cm2, lo cual refleja una variación de entre 13 % y 31 %. Ciertamente en Costa Rica aún no se ha determinado el nivel mínimo de firmeza aceptable en frutos de melón, pero en el ámbito de exportación se tiene establecido un valor mínimo recomendable de 1,9 kg/cm2 (J. E. Monge-Pérez, datos sin publicar). No obstante, en Brasil, Figueiras et al. (2000) indican que la firmeza mínima aceptable es de 2,2 kg/cm2 para el melón Galia; de 2,4 kg/cm2 para melón Amarillo; de 3,1 kg/cm2 para melón Cantaloupe y Orange Flesh; y de 3,3 kg/cm2 para melón Piel de Sapo. Según Menezes et al. (1998), citados por Gomes et al. (2001), la firmeza es un componente importante en la calidad de los frutos, y es una característica intrínseca a la resistencia contra el deterioro físico y mecánico durante su acarreo y mercadeo. Neibauer y Maynard (2002) informan que la firmeza de la pulpa es una característica ligada a la genética, y que muchas veces puede ser un indicador del estado de madurez del fruto.
En el Cuadro 9 se presentan los datos de porcentaje de sólidos solubles totales de los genotipos evaluados. Los valores se ubicaron entre 9,9 y 17,1 °Brix para la primera prueba, y entre 10,7 y 16,6 °Brix para la segunda prueba. El contenido de sólidos solubles se utiliza como índice de clasificación de los melones de acuerdo a su grado de dulzura; los que tienen menos de 9 °Brix se consideran no comercializables, los que se encuentran entre 9 y 12 °Brix se consideran comercializables, y los que están por encima de 12 °Brix se consideran de calidad extra (Vargas et al., 2008; Rizzo & Braz, 2001). Según esos parámetros, todos los genotipos evaluados presentaron un porcentaje de sólidos solubles adecuado para comercialización, y la gran mayoría de ellos (54 genotipos, un 74 % del total) mostró una calidad extra; esto indica una característica genética deseable de estos genotipos, así como condiciones climáticas y de manejo del cultivo idóneas para la acumulación de sólidos solubles.
En un ensayo en Brasil, con cinco híbridos de melón reticulado, los valores de porcentaje de sólidos solubles totales variaron entre 9,0 y 11,2 °Brix (Vargas et al., 2008). En Brasil, Martins et al. (1998) informan de dos genotipos de melón que presentaron valores entre 9,1 y 12,4 °Brix. También en Brasil, Charlo et al. (2009b) indican que para cinco híbridos de melón reticulado, el porcentaje de sólidos solubles se ubicó entre 11,21 y 14,06 °Brix. En otro estudio con nueve genotipos de melón reticulado, Charlo et al. (2011) obtuvieron entre 9,05 y 13,05 °Brix. Castoldi et al. (2008) indican valores entre 10,85 y 13,59 °Brix, al evaluar cinco genotipos de melón reticulado en Brasil. Paduan et al. (2007) informan que para cinco genotipos de melón, esta característica varió entre 5,06 y 12,30 °Brix. Queiroga et al. (2008b) encontraron valores de contenido de sólidos solubles para el genotipo Torreón entre 11,4 y 12,1 °Brix, mientras que en este estudio dicho genotipo presentó un valor de 13,0 °Brix, lo que representa una variación de entre 7 % y 14 %. En España, Abad et al. (2006) indican que para cinco genotipos de melón Galia, los valores se ubicaron entre 10,6 y 12,7 °Brix. En Estados Unidos, Salandanan et al. (2009) evaluaron 10 genotipos de melón y encontraron valores entre 9,3 y 16,2 °Brix. También en Estados Unidos (Florida), Shaw et al. (2001) obtuvieron entre 12 genotipos de melón Galia, valores entre 8,1 y 11,9 °Brix. En México,
Rosas (2007) encontró para dos genotipos de melón un contenido de sólidos solubles entre 6,71 y 8,18 °Brix, los cuales son valores sumamente bajos. También en México, Morales (2009) informa para seis genotipos de melón Cantaloupe valores entre 6,72 y 9,07 °Brix, que son igualmente bajos. En Honduras, Botto (2011) evaluó 15 genotipos de melón y obtuvo valores entre 6,6 y 12,4 °Brix. Rizzo & Braz (2001) indican para cinco genotipos de melón reticulado, valores entre 8,32 y 13,15 °Brix.
En Costa Rica, Barrientos (2013) encontró para cuatro genotipos de melón, entre 8,0 y 11,7 °Brix, y para el genotipo JMX-1006 dicho valor fue de 9,5 °Brix, mientras que en el presente estudio el valor obtenido por este genotipo fue de 16,1 °Brix en la primera prueba y de 16,6 °Brix en la segunda prueba, lo que representa una variación de entre 69 % y 74 %. Esta gran diferencia en el contenido de sólidos solubles se explica por la diferencia en la cantidad de luz disponible, que es mayor en Alajuela (EEAFBM) que en la zona de San Carlos donde se realizó el ensayo de Barrientos, lo que favorece una mayor actividad fotosintética y por lo tanto una mayor producción de azúcares, y también por la diferencia entre la temperatura diurna y la nocturna, que es mayor en Alajuela, lo cual permite una mayor acumulación de azúcares debido a que se desfavorece la actividad respiratoria de las plantas.
También en Costa Rica, Alvarado (2014) encontró que el genotipo JMX-902 mostró un contenido de sólidos solubles de 13,0 °Brix, mientras que en el presente estudio dicho genotipo mostró valores entre 14,2 y 15,3 °Brix, lo cual parece una diferencia considerable (entre 9 y 17 % de variación), a pesar de tratarse del mismo sitio de ensayo (EEAFBM) y prácticamente la misma época de cosecha (época seca); sin embargo, en el trabajo de Alvarado la cosecha se realizó en los meses de marzo y abril, que se caracterizan por una temperatura nocturna relativamente alta, por lo que la diferencia entre la temperatura diurna y la nocturna no es tan alta como al inicio de la época seca (diciembre a febrero), lo que desfavorece la acumulación de azúcares.
En otro ensayo en Costa Rica, Díaz (2013) informa que el genotipo JMX-701 mostró valores entre 12,4 y 13,5 °Brix, y que el genotipo Torreón obtuvo valores entre 10,5 y 13,1 °Brix, mientras que en el presente estudio el genotipo JMX-701 mostró un valor entre 15,2 y 15,8 °Brix (una variación de entre 12 % y 27 %), y el Torreón obtuvo 13,0 °Brix; la diferencia tan importante obtenida en el caso del melón JMX-701 se explica por el hecho de que el ensayo de Díaz se realizó al inicio de la época lluviosa (abril-julio), mientras que este estudio se llevó a cabo principalmente al inicio de la época seca, cuando hay más luz.
En el Cuadro 10 se observa la variación presentada en el promedio de ciertas variables cuantitativas entre la primera prueba y la segunda prueba, para los diez genotipos de melón que se sembraron en ambas pruebas. Se observan grandes diferencias entre una prueba y la otra, especialmente en el número de frutos por planta (entre 4,6 % y 68,1 % de variación) y el rendimiento (entre 0,5 % y 75,6 % de variación). El porcentaje de sólidos solubles mostró relativamente poca variación entre ambas pruebas (entre 3,1 % y 16,6 %), lo que parece sugerir que esta es una característica genética más estable que las variables rendimiento y número de frutos por planta. El peso promedio del fruto mostró una variación intermedia entre ambas pruebas (entre 6,4 % y 29,3 % de variación). Estos resultados enfatizan la importancia de evaluar los genotipos en diferentes épocas de siembra, antes de tomar una decisión sobre cuál de ellos conviene utilizar en un sistema productivo determinado.
En la Figura 1 se presenta el número promedio de frutos por planta, según el tipo de expresión sexual de los genotipos de melón evaluados. Estos resultados sugieren fuertemente que es preferible escoger genotipos andromonoicos para la producción de melón en invernadero, antes que genotipos monoicos, con el fin de garantizar una mayor producción.
Número de frutos por planta, según el tipo de expresión sexual de los genotipos de melón evaluados.
En la Figura 2 se presenta el número promedio de frutos por planta, según el tipo de melón evaluado. Estos resultados sugieren que es preferible escoger genotipos de melón tipo Amarillo, Japonés, Harper o Honey Dew para la producción en invernadero, dado que son más productivos; sin embargo, lo mejor es probar cada genotipo en cada ambiente en particular, antes de tomar una decisión sobre cuál genotipo sembrar, además de considerar cuál tipo de melón tiene mayor demanda en el mercado.
En la Figura 3 se presenta la relación entre el número de frutos por planta y el rendimiento; la correlación positiva para ambas variables es de 79,3 %, lo que indica claramente que entre más frutos por planta produzca un genotipo, hay mayores probabilidades de obtener altos rendimientos. Sin embargo, también hay que tomar en cuenta el peso promedio del fruto, pues puede haber plantas que producen menos de dos frutos por planta, pero si el peso del fruto es alto, el rendimiento también será alto; por ejemplo, el genotipo JMX-1105 produjo sólo 1,25 frutos/planta, pero gracias a que el peso promedio del fruto fue de 1279,4 g (el más alto de todo el ensayo), entonces su rendimiento fue de 41,54 ton/ha, lo cual es un buen resultado; algo similar ocurrió con el genotipo JMX-1131, pues solo produjo 1,25 frutos/planta, pero el peso del fruto fue de 1164,2 g, y el rendimiento de 37,80 ton/ha. Por el contrario, en algunos casos se pueden producir muchos frutos por planta, pero si el peso promedio del fruto es bajo, entonces el rendimiento no será tan alto; por ejemplo, en la segunda prueba, el genotipo JMX-904 produjo 4,75 frutos/planta (el valor más alto de todo el ensayo), pero como el peso promedio del fruto fue de sólo 268,7 g, entonces el rendimiento fue de 33,15 ton/ha; curiosamente, en la primera prueba, este genotipo produjo 3,75 frutos/planta, con un peso promedio del fruto de 338,6 g, y un rendimiento de 32,98 ton/ha, es decir, que produjo prácticamente el mismo rendimiento por hectárea, pero con menos frutos de mayor tamaño. En todo caso, hay que tomar en cuenta que estas características dependen (además del genotipo) de otros factores como la densidad de siembra utilizada, y las condiciones climáticas y de manejo del cultivo.
4. Conclusiones y recomendaciones
Para la evaluación de genotipos de melón se deben tomar en cuenta diversas características, tanto de planta, como de fruto, calidad y rendimiento. Entre las características a evaluar se deben priorizar aquellas que sean más importantes para el mercado meta, para que la evaluación sea económicamente rentable. El proceso de investigación es sumamente costoso y consume mucho tiempo, por lo que es necesario valorar exactamente cuáles variables conviene evaluar en cada caso.
La selección de los mejores genotipos para cada sitio de producción depende del comportamiento agronómico (precocidad, rendimiento), pero también de los requisitos de calidad exigidos por el mercado meta, tales como tipo de melón, tamaño y forma del fruto, sabor, firmeza de la pulpa, contenido de sólidos solubles, color del fruto, entre otros. La evaluación del porcentaje de sólidos solubles totales es un elemento fundamental para determinar la calidad en melón, pues la mayor parte de los consumidores aprecian un melón con sabor dulce. En forma adicional, se recomienda la realización de pruebas de degustación en el proceso de evaluación de las características de calidad de un genotipo de melón.
Dadas las amplias variaciones presentadas en el comportamiento de los genotipos según diferentes épocas de siembra (y por lo tanto, diferentes condiciones climáticas), es muy importante realizar las pruebas de genotipos en diferentes épocas, para verificar de mejor forma cuál es el genotipo más recomendable para cada localidad.
Agradecimientos
El autor agradece la colaboración de las señoritas Cristina Arguedas, María José Moya, Carolina Ramírez, Marcela Mora y Adriana Camacho, y de los señores Jorge Díaz, Felipe Coto, José González, Olger Salazar, Julio Vega, Carlos González y Andrés Oviedo, en el trabajo de campo. Asimismo, el autor agradece el financiamiento recibido por parte de la Universidad de Costa Rica para la realización de este trabajo.
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Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
July-Dec 2016
Histórico
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Recibido
26 Jun 2015 -
Acepto
21 Oct 2016