En un contexto de disgregación de la memoria obrera, por las transformaciones a fin de siglo del capitalismo y el declive de las utopías (Traverso, 2012), y de precarización laboral global (Beck, 2019) intensificada en la región latinoamericana por la pandemia del Covid-19 (Castillo, 2021; Lam Peña, 2021; Scaserra y Partenio, 2021; Velasco, 2021; Báez Valencia, 2022), se publica una importante obra del historiador Patricio Herrera González sobre la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) y de su dirigente, el intelectual, abogado y sindicalista Vicente Lombardo Toledano (1894-1968). La relevancia de la CTAL no es poca: fue creada en 1938 como un intento de unión sindical del continente y, en 1946, llegó a congregar siete millones de miembros pertenecientes a las confederaciones nacionales de sindicatos de la región (Herrera González, 2022).
Compuesta por cuatro capítulos, con su respectiva introducción y sus conclusiones, y con tres valiosos apéndices de fotografías, biografías y discursos, el libro podría considerarse una significativa contribución a la renovación de los estudios sobre el movimiento obrero y el comunismo latinoamericanos desarrollada en las dos últimas décadas (Concheiro et al., 2007; Concheiro Bórquez, 2010; Kersffeld, 2012; Valobra y Yusta, 2017), y en cuyas vertientes asociativas e intelectuales el autor ha hecho ya una destacada contribución (Herrera González, 2017). La dimensión asociativa entre obreros, a través de sindicatos y confederaciones con sus encuentros y vinculaciones internacionales, parece consolidarse como una de las vías propicias para seguir profundizando la renovación de estos estudios mediante una perspectiva analítica aún poco explorada: la transnacional.
Al clarificar el enfoque de su investigación, Herrera González (2022, pp. XXVII-XLIX) explicita la intención de superar los márgenes nacionales del trabajo de archivo y, por ende, del análisis, algo que los prologuistas del texto —los reconocidos investigadores Hernán Camarero y Verónica Oikión Solano— han destacado como una de las principales contribuciones del libro. Por otro lado, también se ha remarcado el tratamiento de un período poco atendido en la historia del movimiento obrero y de la original interpretación sobre la CTAL y Vicente Lombardo Toledano, vistos tradicionalmente solo en su dimensión político-ideológica ligada al comunismo y las relaciones con la Unión Soviética (pp. XV-XXV). Precisamente, al explicar los motivos de la desatención historiográfica sobre esta importante organización y su líder, el autor señala el peso de los metarrelatos pro o anticomunistas de la Guerra Fría y, por lo tanto, el común énfasis de esos estudios en los hitos internacionales, así como en un discurso obrerista opuesto al Estado desde el conflicto de clases, sin atender los vínculos continentales o internacionales de las organizaciones o las capacidades negociadoras de sus dirigentes.
Su propósito, entonces, fue estudiar la CTAL y sus alcances entre 1938 y 1953 mediante una rigurosa labor de archivo que permitiera entender a la organización y su líder desde una historia no restringida al quehacer del Partido Comunista Mexicano (PCM). Lo anterior se visualiza desde una comprensión del movimiento obrero que lo sitúa en el debate internacional, pero rastreándolo en su propia dinámica de defensa de sus intereses, de búsqueda de unidad continental, de análisis de la situación laboral de la región y de influencia y pacto en lo concerniente a implementar políticas sociales desde los gobiernos, un hecho que le acercó a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El material primario requerido para tal abordaje se nutre de toda clase de documentación producida por la CTAL, resguardada en el Fondo Histórico Lombardo Toledano de la Universidad Obrera de México, pero también de los documentos del Archivo Estatal Ruso de la Historia Social y Política, y del archivo y la biblioteca de la OIT, en Ginebra, Suiza.
Sin perder de vista los antecedentes de los años veinte, cuando las organizaciones sindicales de obreros de la región no lograron tener un alcance continental por el peso de la situación geopolítica o por las dictaduras locales, el primer capítulo, titulado 'La unidad obrera continental (1935-1938)', estudia la conjunción de intereses entre el antiimperialismo y el sindicalismo de Lombardo Toledano con la política nacionalista y laboral del presidente mexicano Lázaro Cárdenas (1934-1940). También, destaca la relevancia del viaje en 1936 del dirigente sindicalista a la Unión Soviética en su idea de congregar a los sindicatos del continente, intención que tuvo sus primeros pasos en la creación de la Universidad Obrera de México y de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en el mismo año.
En el plano internacional, otros factores jugaron a favor de este proyecto aglutinador. El desarrollo del New Deal en los Estados Unidos, la política multiclasista de frentes populares de la Internacional Comunista (IC) luego de 1935 y el estallido de la Guerra Civil Española (1936-1939), con la llegada de exiliados republicanos a México, fueron el escenario en el cual la OIT hizo un acercamiento al subcontinente en un momento en que los fascismos complicaban su labor en Europa.
La organización en 1936 de la primera Conferencia del Trabajo de los Estados de América Latina, en Santiago de Chile, y el encuentro simultáneo de la Confederación Sindical Latinoamericana en la misma ciudad, fueron seguidos con atención por Lombardo Toledano, resultando todo ello en una serie de compromisos de unión sindical bajo un ideario antifascista. Herrera González (2022) destaca la labor del dirigente (quien tenía contacto con la OIT desde la década anterior) al no someter su proyecto de fortalecer los derechos laborales de la región al control de la IC y el PCM, lo cual conllevó a la organización del Congreso Obrero Latinoamericano en septiembre de 1938, encuentro que tuvo una considerable participación obrera regional, determinante para conformar la CTAL y para reafirmar el antiimperialismo y el antifascismo obreros (pp. 1-51).
El segundo capítulo, sobre 'La CTAL y la implementación de su proyecto sindical continental 1938-1943', pone atención a las actividades de la Confederación en sus primeros cinco años de funcionamiento, durante los cuales consolidó su capacidad de desarrollar estudios de las condiciones de vida y de la situación laboral de los obreros, de influir en los procesos de sindicalización de los países latinoamericanos y de priorizar la agenda del movimiento obrero frente al difícil contexto internacional que traía una nueva guerra mundial. En particular, a fines de 1938, la CTAL incidió en la creación de una Oficina de Informaciones Sociales y Obreras para todo el continente, desde la cual serían realizados importantes estudios sobre el mundo laboral de la región. Asimismo, desde la CTAL y la CTM, Lombardo Toledano pudo fortalecer los vínculos con distintas confederaciones, apoyando sus reivindicaciones de legislación sociolaboral o incidiendo incluso en su propia conformación (como en Cuba en 1939). Esa intensa labor no impidió que el dirigente, además, desarrollara estudios de la situación indígena mexicana como parte de las demandas laborales de la CTAL y como tema de exposición en encuentros como la Segunda Conferencia del Trabajo de los Estados de América en La Habana (1939) o el Primer Congreso Interamericano Indígena en Michoacán (1940).
Era este un período complejo, marcado por los efectos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), frente a la cual la CTAL temió que se propiciara la disminución salarial y del consumo, y el auge de autoritarismos y del imperialismo estadounidense. Por tal razón, buscó presionar a los gobiernos para crear controles de precios, respetar los derechos sindicales y, cautelosamente, prestó apoyo a la política del buen vecino de Roosevelt, así como a la lucha de la Unión Soviética frente al nazismo, posiciones difundidas en el viaje que Lombardo Toledano había hecho por varios de los países del continente en 1942 (pp. 53-101).
En el tercer capítulo, 'Las conferencias americanas del trabajo: cooperación, redes y conflictos entre la CTAL y la OIT, 1936-1946', Herrera González se concentra en la evolución organizativa de la CTAL y en los vínculos establecidos con la OIT. Historiográficamente, el autor toma distancia de los estudios del movimiento obrero que tendían a visualizar a estos actores solo desde su enfrentamiento con el Estado y la clase empresarial, interpretación lineal que menospreciaba las experiencias estatales de intervención y legislación social en el primer tercio del siglo XX. Ese distanciamiento no evita que Herrera González reconozca el profundo impacto ocasionado por la crisis de 1929 en las economías y las sociedades de la región, contexto del cual distingue no solo el malestar y las luchas sociales, sino también la negociación y los consensos en torno a nuevos derechos laborales, así como la vulneración de estos.
Esta apertura historiográfica favorece incluir en el análisis del movimiento obrero sus ligámenes con la OIT, frente a la cual Lombardo Toledano resultó ser un interlocutor privilegiado. Como se mencionó, la Conferencia del Trabajo que organizó la OIT en Chile durante 1936 había sido fundamental para impulsar el proyecto de unificación sindical que desembocó en la creación de la CTAL, pero, a la vez, la trayectoria sindical e intelectual del dirigente mexicano en América Latina y Europa contribuyó a establecer un importante intercambio de materiales con la OIT sobre accidentes laborales, enfermedades profesionales, estudios sociales y económicos, asuntos agrarios, indígenas y sindicales, e informes de conferencias.
Los estudios de la CTAL fueron materia de discusión en los siguientes encuentros americanos de la OIT. Esta consideró pertinente incrementar su presencia en la región y la de representantes latinoamericanos en sus comisiones técnicas. El vínculo con la OIT fue central para que la CTAL pudiera unificar los modos de plantear y negociar reivindicaciones obreras en la región, mientras que la OIT vio aumentar los países participantes en sus conferencias americanas. El autor, empero, no deja por fuera las diferencias existentes entre ambas entidades: el dirigente de la CTAL demandaba de la OIT un mayor compromiso con su propia democratización y con la elección de delegados obreros para sus conferencias, así como una posición más clara frente a la Unión Soviética, discrepancias que, bajo la Guerra Fría, fueron avivándose (pp. 103-146).
El cuarto y último capítulo retoma el tenso curso de esas diferencias. Con el título 'Entre la esperanza por un mejor porvenir y la derrota de la unidad de la CTAL (1944-1953)', se revisa la labor de esta Confederación en el Segundo Congreso General, en Cali, Colombia, durante 1944, en el Congreso Obrero Mundial de febrero de 1945 y en su continuación en París, durante septiembre y octubre de ese mismo año. Las inquietudes por el impacto de la guerra en las economías y sociedades de la región, y por las demandas obreras por proteger y ampliar sus derechos y su organización sindical, fueron dando lugar al desengaño frente a la esperada democratización mundial al término de la conflagración, sobre todo por la vigencia de las dictaduras en la península ibérica, poco cuestionadas en la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU) y por los países aliados. Esto llevó a Lombardo Toledano, junto a la CTAL, a una intensa campaña en la región contra el franquismo y la Falange Española.
En el nuevo contexto de posguerra y de Guerra Fría, sindicatos estadounidenses como la American Federation of Labor (AFL), cuyo anticomunismo le había llevado a atribuir la creación de la CTAL, en 1938, a una estrategia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y a hacer campaña permanente contra Lombardo Toledano, intensificó sus labores conspirativas mediante la cooptación de dirigentes en distintas confederaciones de trabajadores obreras de la región, la infiltración en ellas y la fundación de confederaciones alternas, lo cual fue generando división en el movimiento obrero y el debilitamiento de la CTAL, ya notable en las desafiliaciones verificadas en su Tercer y Cuarto Congreso General, en 1948 y 1953 respectivamente. El dirigente mexicano, incluso, fue expulsado de la CTM (que se había retirado de la CTAL), al tiempo que renunció a la OIT en 1948 por su falta de neutralidad (pp. 147-178).
Son muchos los nombres, las organizaciones y los encuentros que pasan por las páginas de esta excepcional publicación, la número 18 de la prestigiosa Colección Archivos del Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y las Izquierdas, de Buenos Aires, Argentina. El distópico panorama de los actuales mundos del trabajo en América Latina y el resto del orbe parece alimentar nuevas interrogantes acerca del pasado, de donde emerge un horizonte de expectativas en que destellan organizaciones y dirigentes que, habiendo quedado en el camino y habiendo sido relegados o denigrados anteriormente del registro historiográfico, emergen con sugerentes experiencias y esperanzadoras ilusiones sobre las formas de organización, demanda y lucha de trabajadores y trabajadoras.
Estudios como los de Herrera González no solo amplían el conocimiento de esas organizaciones y sus líderes, sino que lo hacen mediante una transformación metodológica que expande la dimensión espacial de esos actores del pasado y de sus archivos en el presente. En la historiografía costarricense, Lombardo Toledano aparecía como una figura eminente de la causa antifascista latinoamericana y de las reflexiones sobre el compromiso intelectual motivadas por ese complejo período; actor de presencia constantemente destacada en la prensa local y en revistas continentalistas como Repertorio Americano (Arias Mora, 2006).
La obra En favor de una patria de los trabajadores logra un retrato del dirigente que no deja de extender el alcance geográfico de sus esfuerzos organizativos, de su prestigio y de sus frustraciones. El libro recoloca aquel mundo intelectual del continente al afectar considerablemente las dimensiones espacio-temporales del antifascismo, al sustraer la inquietud por las reivindicaciones obreras de los magnetismos ideológicos de la Guerra Fría y al sugerir puntos de diálogo entre los distintos experimentos reformistas desarrollados en varias partes de la región al acercarse la mitad del siglo XX. Costa Rica no se exime de ello; de ahí que resulte un honor el poder reseñar este apasionante libro desde uno de los muchos países visitados por el dirigente en su denodado periplo.
Referencias
- Arias Mora, D. (2006). La recepción crítica del nacionalsocialismo entre la intelectualidad de izquierda en Costa Rica (1933-1943) (Tesis de maestría no pulblicada). Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica.
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Castillo, C. (2021). Pandemia y precarización laboral en Argentina. O Social em Questão, (49), 89-110. https://www.redalyc.org/journal/5522/552265046014/552265046014.pdf
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» https://cyberleninka.ru/article/n/repensar-a-los-comunistas-en-am-rica-latina - Herrera González, P. (Coord.). (2017). El Comunismo en América Latina. Experiencias militantes, intelectuales y transnacionales (1914-1955) Universidad de Valparaíso.
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Scasserra, S. y Partenio, F. (2021). Precarización del trabajo y estrategias de trabajadoras en plataformas digitales: trabajo desde el hogar, organización sindical y disputa por derechos en el contexto de la pandemia del Covid-19. Sociologias, 23(57), 174-206. https://doi.org/10.1590/15174522-112307
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- Valobra, A. y Yusta, M. (Eds.). (2017). Queridas camaradas. Historias iberoamericanas de mujeres comunistas Miño y Dávila Editores.
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Fechas de Publicación
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Fecha del número
Jan-Jun 2024
Histórico
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Recibido
11 Set 2023 -
Acepto
09 Nov 2023