Open-access Pedro Fernández Riquelme. El discurso reaccionario de la derecha española. De Donoso Cortés a Vox. Sevilla: Editorial Doble J, 2022, 216 páginas

Ernst Renan, en su ya célebre conferencia pronunciada en la Sorbona el 11 de marzo de 1882, postula que el olvido es fundamental en la creación de una nación. Todas las naciones, incluso las más benévolas, son fundadas sobre actos de violencia que luego son olvidados. Fernández Riquelme, contrariamente, viene a justificar lo contrario: los actos de violencia que fundan naciones nunca deben ser olvidados. De acuerdo con José del Valle –autor del prólogo–, el libro ofrece una arqueología de la matriz discursiva sobre la cual la extrema derecha española construye su acción política desde el siglo XIX hasta la actualidad. Esta arqueología pone al discurso político español en constante diálogo con sus condiciones de producción, para evidenciar el entramado de representaciones construido por la derecha española, destacando la gran importancia de la religión en la historia de España, articulando los grandes cambios políticos y fundiéndose con el concepto de “patria”.

El texto plantea su principal objetivo desde el principio: realizar un desarrollo histórico y un análisis de los discursos de derecha en España que posibilite comprender cómo y por qué actualmente representan lo que representan. Así, se plantea un recorrido que comienza con el conservadurismo anti francés que reclamaba la restauración borbónica para terminar con la confluencia actual de discursos neoliberales y nacionalistas-católicos. Riquelme caracteriza al discurso reaccionario en términos de Laclau (2005): nacionalista, autoritario, contrario al desarrollo social de las sociedades, antiintelectual y con un uso exagerado de simbología, sin olvidar que fue utilizado por los sectores más conservadores de la sociedad española para legitimar acciones armadas que impidieran la instauración de un Estado plenamente democrático.

En el capítulo I, “Retórica afrancesada vs. Retórica conservadora. El fracaso de las revoluciones liberales en la España del siglo XIX”, se presenta el panorama general en España a inicios del siglo XIX, a partir de la invasión francesa de 1808. Ante el gobierno bonapartista, dos vertientes discursivas se instauran. La retórica de quienes apoyan la modernización francesa se enfrenta a una resistencia española que se legitima frente al invasor a partir de la adopción de términos como “soberano”, en alusión ya no al monarca sino al pueblo. De esta forma, la retórica afrancesada de libertad, igualdad y fraternidad, orientada hacia la revolución industrial, colisiona contra una ilustración española de tintes católicos, que teme a la idea de república. Así, términos como “nación” y “patria” pasan a formar parte del acervo reaccionario, asociado a la restauración monárquica y el gobierno absolutista borbónico (p. 35).

El capítulo II, “Donoso Cortés y Menéndez Pelayo: la construcción del discurso reaccionario”, aborda la construcción realizada por ambos intelectuales en sus programas políticos. De acuerdo con Fernández Riquelme, Donoso retoma el concepto medieval del líder que funde fe y autoridad para guiar a la Nación, idea que será más tarde plasmada por Franco. En sintonía, para Pelayo, el movimiento ilustrado supuso la corrupción del pueblo español. Se afianza el vínculo entre catolicismo e hispanidad que para la generación del 98 deviene en “el problema de España” y vocablos como “antiespañol” se hacen moneda corriente (p. 47). La esencia de nación, definida por el cristianismo y ciertos valores como el orgullo, la virilidad y la fe forman parte del auge de este nuevo nacionalismo que se extiende por toda Europa a comienzos del siglo XIX y cuyos defensores más conocidos son mayormente los pensadores tradicionalistas.

El capítulo III, “La crisis del 98 y la retórica del alma española”, aborda la regeneración de España y la problemática de implementar una modernización a la francesa. Se afirman los valores hispánicos y la tradición se yergue como dispositivo de control. El término libertad es banalizado, relacionándoselo con la responsabilidad personal y el individualismo, reduciéndose a la libre competencia dentro de los parámetros del mercado (p. 55). De acuerdo con Riquelme, la generación del 98 identificó algunas de las claves del problema de España, el estilo literario, la ambición trascendental, su desvinculación de la realidad de las clases populares pero su elitismo burgués hace caer a algunos autores en los mismos problemas de la tradición que denuncian (p. 59).

En el capítulo IV, “El desastre de Annual y el período de entreguerras europeo. Nacimiento del discurso fascista”, se analiza el impacto que la I Guerra Mundial tuvo sobre la monarquía borbónica, debilitada también por las sucesivas derrotas en territorio africano. El desastre en África tuvo su impacto y como consecuencia de ello el alma nacionalista española queda casi destruida. Con la instauración de la dictadura de Primo de Rivera las representaciones medievales que mezclan violencia y fe vuelven a hacerse comunes en el discurso de derecha. El extranjero se transforma en el bárbaro y el toro se convierte en un animal sagrado representando las raíces peninsulares (p. 72).

El capítulo V, “Ramiro de Maeztu y los dispositivos reaccionarios: la Hispanidad y Acción española”, revisa la construcción del discurso de Maeztu y su importancia a la hora de legitimar la memoria imperial, militarista, católica y ultranacionalista de España. El discurso de Maeztu instaura la idea de que España puede volverse comunista por culpa de los resentidos, los socialistas y los sindicalistas, planteando un retorno a las representaciones de estado misionero de sus buenos tiempos, espiritualidad neomedieval (p. 72). En eso se basa su “Defensa de la hispanidad”. Para Maeztu, la clave de muchos de los males de España radica en la extranjerización de las élites (p. 79).

En el capítulo VI, “El discurso del nacionalcatolicismo y el tardofranquismo”, se centra en el discurso propagandístico golpista, que se apropia del término “nacional” con el objeto de aislar a los defensores de la República, calificándolos por oposición de no nacionales, es decir, antipatriotas. Franco se erige solo como portavoz: “la nación os llama a su defensa” (p. 85). Personifica a la nación para exaltar el sentimiento patriótico e introduce el tópico del enemigo exterior y la funesta influencia extranjera.

El capítulo siguiente, “Transición y democracia. AP y PP: liberales con rémoras del pasado”, describe la reconversión del discurso del régimen franquista para asegurar su supervivencia. Se abordan las representaciones franquistas y las falacias instauradas y que el neoliberalismo posterior continuaría: libertad de elección de centro educativo, eficiencia de lo privado por sobre lo público y el emprendedurísmo individual como bondad humana. El enfrentamiento partidista por el 11M supone una crisis mediática y política que inicia un período de enconamiento discursivo donde el PP acoge la estrategia de confrontación permanente y escalamiento de posiciones reaccionarias que lo lleva a su situación actual (p. 111).

Capítulo VIII, “Postfascismo”, trata la reinvención de la extrema derecha política a finales de los sesenta, cuando sustituye su discurso racista por una defensa de las culturas autóctonas y por una absolutización de la diferencia. Así, ya no habla de razas sino de diferentes culturas. Pero el desarrollo del estado de bienestar del mundo occidental se basa en la explotación de países periféricos y tras la crisis económica mundial de 2008 y los refugiados de la guerra en Siria, desde 2011, Europa experimenta un auge de los partidos de extrema derecha. Los discursos nazis y fascistas son banalizados y la falta de memoria posibilita su reintroducción. La derecha reaccionaria también se alza contra el feminismo y la defensa de los derechos LGTBI. El discurso del posfacismo ataca colectivos minoritarios postulando la existencia de un pueblo pretendidamente homogéneo y mayoritario. Enfrenta a las minorías desposeídas con la clase obrera para repartirse los cada vez más escasos recursos del Estado de bienestar (p. 125).

Finalmente, en el capítulo IX, “Vox y la nueva derecha soberanista”, Riquelme esboza una definición de soberanía (ser soberano implica poder tomar decisiones con respecto a un ente que estaría coartando su libertad) para abordar las características del discurso de la derecha populista actual al que describe como “retrodiscurso”. Así, el discurso de Vox se caracteriza por oponerse a las innovaciones del pasado, las cuales ya están completamente normalizadas: el aborto, la democracia descentralizada, el feminismo, el matrimonio gay, etc. (p. 171).

La obra de Fernández Riquelme constituye un importante aporte a los estudios del discurso desde varias perspectivas. No solo representa un potente análisis de la retórica reaccionaria en la España actual, sino que, en la perspectiva de su desarrollo histórico logra explicar los orígenes y consecuencias de las representaciones presentes en momentos nodales del desarrollo español. En este sentido, uno de los mayores aportes de esta obra está dado no solo por el estudio de caso sino por la sistematización de elementos y su comparativa con discursos similares tanto en países europeos como americanos, evidenciando que la derecha reaccionaria tiene numerosos puntos en común en diversas partes del globo.

Bibliografía

  • Laclau, E. (2005). La Razón Populista Fondo de Cultura Económica.
  • Renan, E. (1882). “Qu'est-ce qu'une nation?”. Conferencia pronunciada en la Sorbona el 11 de marzo de 1882.

Fechas de Publicación

  • Fecha del número
    Jul-Dec 2023

Histórico

  • Recibido
    28 Ago 2022
  • Acepto
    04 Dic 2022
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