Resumen
En la presente investigación analizamos algunos de los principales mecanismos involucrados en la construcción del humor micro-dialogado (memes): homofonía, homografía, paronimia, sinonimia, antonimia, holonimia y meronimia, hiperonimia e hiponimia, polisemia, campos semánticos, descontextualización, choque contextual, invención de términos mediante la flexión morfológica o juego de palabras realizados a partir de unidades fraseológicas. A partir de un corpus confeccionado ad hoc –extraído de perfiles colectivos humorísticos de Facebook, Twitter e Instagram– presentamos un estudio léxico-semántico y pragmático sobre la generación e interpretación del humor micro-dialogado, cuyo objetivo es la identificación y distinción de los mecanismos utilizados para su construcción y la explicitación de los contenidos implícitos que intervienen en su comprensión. El estudio utiliza como indicadores diferenciales la ''extensionalidad'', el ''paradigma'' y el ''espacio mental'' de las palabras que sirven de gatillo y analiza el funcionamiento de los flujos asociativos que tienen lugar en los procesos ostensivos-inferenciales responsables del humorismo en los micro-diálogos. Como conclusión, se detectan 1) patrones estructurales vinculados a la imprevisión y a la sorpresa relacionados con la exposición de la estupidez y la incomprensión y 2) micro-diálogos en los que la creatividad y el pensamiento lateral crean el humorismo a través de contenidos inferibles.
Palabras clave micro-diálogo; humor; relaciones léxico-semánticas; memes; inferencia
Abstract
In the present research we analyze some of the main mechanisms involved in the construction of micro-dialogical humor (memes): homophony, homography, paronymy, synonymy, antonymy, holonymy and meronymy, hyperonymy and hyponymy, polysemy, semantic fields, decontextualization, contextual shock, invention of terms through morphological inflection or wordplay made from phraseological units. From an ad hoc corpus –extracted from humorous collective profiles from Facebook, Twitter, and Instagram– we present a lexical-semantic and pragmatic study on the generation and interpretation of micro-dialogical humor, whose objective is the identification and distinction of the mechanisms used for its construction and the explicitness of the implicit contents involved in its comprehension. The study uses as differential indicators the ''extensionality'', the ''paradigm'', and the ''mental space'' of the trigger words and analyzes the functioning of the associative flows that take place in the ostensive-inferential processes responsible for the humor in micro-dialogues. As a conclusion, we detect 1) structural patterns linked to unpredictability and surprise in relation to the exposure of stupidity and incomprehension and 2) micro-dialogues in which creativity and lateral thinking create humor through inferable contents.
Keywords micro-dialogue; humor; lexical-semantic relationships; meme; inference
1. Introducción
En la presente investigación analizaremos algunos de los mecanismos léxicos, semánticos, pragmáticos e inferenciales más frecuentes en la construcción del humor micro-dialogado: homofonía, homografía, paronimia, sinonimia, antonimia, holonimia y meronimia, hiperonimia e hiponimia, polisemia, campos semánticos, descontextualización, choque contextual, invención de términos mediante la flexión morfológica o juego de palabras realizados a partir de unidades fraseológicas. A partir de un corpus seleccionado ad hoc de micro-diálogos humorísticos –memes– realizaremos el análisis del fallo exitoso de los principios de Composicionalidad y de Contextualidad, examinaremos la alteración del paradigma –relaciones paradigmáticas– de los términos involucrados en la construcción cómica, la necesidad de reinterpretar contextualmente el significado literal de los términos –acudiendo a otras acepciones, otros contextos e incluso a significados implícitos e indirectos–, así como la modificación de los espacios mentales utilizados en la descodificación de dichos mensajes.
En la última década, especialmente, el meme se ha erigido y consolidado como un multiformato humorístico de éxito capaz de dislocar el sentido comunicativo, generar contenidos implícitos, invitar a la interpretación de su mensaje en contextos alternativos, producir descontextualización y enriquecer semánticamente los términos utilizados y la situación comunicativa que presenta. De entre sus múltiples formatos centraremos nuestra atención en el análisis de memes construidos a partir de micro-diálogos de estructura binaria, ternaria y cuaternaria, no solo por ser los más frecuentes, sino también por representar ejemplos economizadores de procesos inferenciales. Utilizaremos un corpus confeccionado ad hoc –extraído de perfiles colectivos humorísticos de Facebook, Twitter e Instagram– en el que se han seleccionado los ejemplos más exitosos o aplaudidos en los grupos a partir de los indicadores reactivos de cada red social –like, share, retweet, etc.–. De este modo, se presenta una muestra real y no condicionada de los micro-diálogos más compartidos y enviados debido a su naturaleza humorística. Hemos clasificado los ejemplos analizados en cuatro grupos: 1) mecanismos léxicos –estudio formal–, 2) mecanismos semánticos –análisis de las relaciones de significado–, 3) mecanismos pragmáticos –comprensión del uso y los procesos contextuales– y 4) mecanismos inferenciales –relación entre los contenidos implícitos extraídos de la conversación y la información procedente de los espacios mentales de la comunidad hablante y el receptor en particular–.
El ingenio –en el sentido de chispa o talento para mostrar rápidamente el aspecto gracioso de las cosas– con el que se utilizan las relaciones léxicas y semánticas en este tipo de construcciones dialógicas breves pone de manifiesto la conexión de los espacios mentales de los interlocutores de los micro-diálogos y del lector/receptor de estos. Analizaremos la relación entre los significados intensionales y extensionales de los términos clave utilizados en el diseño de estas interacciones, la importancia de las relaciones paradigmáticas, el choque contextual, la descontextualización o el modo en que se generan e interpretan contenidos implícitos convencionales y no convencionales. Los resultados de este análisis, además de ofrecer un inventario de mecanismos involucrados en la creación del humor basado en micro-diálogos y estudiar su funcionamiento, pueden aplicarse al diseño de actividades destinadas al reconocimiento de contenidos implícitos, enseñanza de español como segunda lengua o rehabilitación de funciones linguísticas mediante ejercicios humorísticos. La investigación se basa en la interpretación dinámica del flujo informativo entre sujetos inteligentes –comunicación interpersonal (agentes humanos), siendo trasladable a sistemas de inteligencia conversacional (gestores computarizados de diálogo basados en inteligencia artificial)–.
2. Marco teórico
Con el objetivo de comprender el funcionamiento interno –cognitivo e implícito– de las estructuras cómicas micro-dialogadas, realizaremos en primer lugar una revisión conceptual de los términos que utilizaremos en el análisis discursivo.
Propondremos vincular definiciones terminográficas para explicar el éxito de este formato relativamente reciente, tales como significado intensional y significado extensional; principios lógicos relacionados con la construcción del significado: composicionalidad y contextualidad; relaciones sintagmáticas, paradigmáticas, léxicas y semánticas de las palabras utilizadas; conceptos pragmáticos por antonomasia, como contexto, y nociones pertenecientes a la linguística cognitiva, como los espacios mentales. Ha de tenerse en cuenta que el humorismo2 es un modo –por tanto subjetivo– de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas; por lo que no todo el mundo interpretará cómicamente los contenidos de los memes. Precisamente, la naturaleza subjetiva, pragmática y contextual del humor justifica el origen de nuestro estudio, el interés por averiguar cómo se origina la risa a partir de mecanismos reconocibles y reproducibles a través de la escritura más allá de las idiosincrasias comunicativas y de apariencia del emisor.
2.1. Intensionalidad, extensionalidad, composicionalidad y contextualidad
En primer lugar y con la intención de situarnos conceptualmente, abordaremos la distinción entre definiciones terminográficas intensionales y extensionales apoyándonos en la obra de Wright y Budin (1997, p. 337). Una definición intensional es el conjunto de características que constituyen un concepto, la enumeración de las propiedades de un término. La intensión o comprensión es el conjunto de rasgos semánticos de una unidad léxica, mientras que la extensión es el conjunto de los elementos a los que se puede aplicar el significado de un término, es decir, la enumeración de los objetos a los que ese concepto se refiere. Iniciaremos este apartado del estudio recordando esta distinción porque, como ya explicamos anteriormente (Portillo y Salguero, 2017, p. 530), la mayoría de los actos de habla dialógicos no son interpretables utilizando solo el Principio de Composicionalidad, sino que necesitan ser complementados con el Principio de Contextualidad.
El Principio de Composicionalidad, formulado por la Filosofía Analítica del siglo XX a pesar de atribuírsele a Gottlob Frege (Pelletier, 2001; Salguero-Lamillar, 2010), consiste en la atribución de significado extensional a las expresiones complejas. Los significados extensionales no son absolutos y deben concebirse bajo un elenco de marcos interpretativos –mundos posibles, espacios mentales o situaciones– al constituir solo la base semántica para el significado intensional de las expresiones. Frege ((1884) 1996, p. 38) al exponer el Principio de Contextualidad explicaba que el significado de las palabras ha de buscarse en el contexto de todo el enunciado, nunca en las palabras aisladas. Advertía que si no se tenía en cuenta este principio, podemos vernos casi forzados a tomar por significados de las palabras representaciones mentales. La complementariedad entre ambos principios permite gestionar de modo composicional los fenómenos del lenguaje natural, lo que permite salvar el incumplimiento del Principio de Extensionalidad que da lugar a opacidad contextual, ambiguedad estructural y léxica, idiomatismos y unidades fraseológicas, anáforas, deixis, etc.
La alteración de la definición intensional de un término afecta a su definición extensional y viceversa. Para descodificar el contenido implícito de un término usado de forma no normativa –de manera oblicua– debido a la intervención de juegos de palabras basados en relaciones semánticas de diversa índole, es necesario comprender qué ocurre con los principios de Composicionalidad y de Contextualidad necesarios para definir de modo estándar (normativo) las palabras que componen el mensaje. Del mismo modo, el análisis de los términos confundidos voluntaria e ingeniosamente nos proporciona la clave para comprender los mecanismos que subyacen a la creación de nuevos sentidos comunicativos. Fenómenos pragmáticos como la descontextualización o el choque contextual son cruciales para comprender el fallo exitoso del principio de Contextualidad que interviene en la creación del humor basado en micro-diálogos.
2.2. Relaciones sintagmáticas, paradigmáticas, léxicas y semánticas
De Saussure ((1916) 1945, pp. 147-150), en su Curso de linguística general, presentó la distinción entre relaciones sintagmáticas y relaciones asociativas –lo que posteriormente se denominaría paradigma–. Las relaciones que se establecen en el discurso debido al carácter lineal de la lengua –motivo por el cual no podemos pronunciar dos elementos simultáneamente–, las que llamó relaciones sintagmáticas o in praesentia y están basadas en dos o más términos igualmente presentes en una serie efectiva. Las relaciones asociativas se producen fuera del discurso, en la mente de los hablantes, son conexiones que unen términos in absentia creando una serie mnemónica virtual. Es decir, las relaciones asociativas son aquellas que realizamos mentalmente utilizando cualquier dato almacenado en la memoria que vincule dichas palabras.
Dicho de otro modo, las relaciones sintagmáticas son las que se establecen entre dos o más unidades que se suceden en la cadena hablada, se trata de una consideración horizontal de la cadena de signos linguísticos. Las palabras que forman una oración mantienen una relación sintagmática. Por ejemplo, las palabras que forman la oración ''el artículo sobre los memes'' guardan una relación horizontal lineal de contraste y de combinación. Por su parte, las relaciones paradigmáticas son las que tienen lugar entre dos o más elementos que comparten el mismo contexto fonológico, morfológico o sintáctico en función de sus propiedades linguísticas –es decir, que comparten un paradigma–. ''Un 'paradigma' es un conjunto de unidades que pueden conmutar entre sí, es decir, que pueden manifestarse en el mismo contexto y, por tanto, las unidades de un 'paradigma' están en oposición entre sí'' (Alcaraz y Martínez, 1997, p. 423). Si tomamos la oración que hemos utilizado antes como ejemplo, ''el artículo sobre los memes'', podemos sustituir en ella la palabra ''artículo'' por ''trabajo'', ''investigación'' o ''libro'' porque son términos que pueden manifestarse en el mismo contexto. Las relaciones paradigmáticas son, por tanto, verticales y establecen vínculos de sustitución y oposición.
En nuestra investigación analizaremos las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas implicadas en la eclosión humorística de los micro-diálogos que presentamos, para comprender su funcionamiento y vinculación con las relaciones léxicas y semánticas utilizadas en ellos. Especialmente, focalizaremos nuestra atención en las relaciones paradigmáticas –las que se producen en ausencia (in absentia)– ya que son las que generan contenidos implícitos que deben ser inferidos. De cualquier forma, como explicaba Lamiquiz (1989, pp. 56-57), ''toda unidad linguística está simultáneamente dotada de valor contrastivo por relación sintagmática y de valor proposicional por relación paradigmática'', por lo que para comprender la función de un elemento necesitamos entender el funcionamiento de ambas.
Al hablar de relaciones léxicas y de relaciones semánticas nos referimos a las relaciones que se establecen desde la forma y desde el contenido de las palabras, respectivamente. Por una parte, entre las relaciones léxicas distinguimos homónimos –del gr. ὁμώνυμος homṓnymos, es la relación léxica consistente en que una palabra se pronuncia como otra, pero tiene diferente origen o significado muy distante– y parónimos –del gr. παρώνυμος parṓnymos, palabras que guardan una relación o semejanza, bien por su etimología o solamente por su forma o sonido–. A su vez, entre los homónimos podemos diferenciar las palabras homófonas –del gr. ὁμόφωνος homóphōnos, que son aquellas que suenan igual, pero tienen distinto significado y pueden tener diferente grafía– y las palabras homógrafas –del gr. ὁμόγραφος homógraphos, palabras que se escriben igual, pero no comparten significado–. Por otra parte, entre las relaciones semánticas diferenciamos sinónimos –del gr. συνώνυμος synṓnymos, palabras que comparten significado (absolutos o relativos)–, antónimos –del gr. ἀντώνυμος antṓnymos, palabras que expresan ideas opuestas (léxicos o gramaticales)–, holónimos –del gr. όλο holo y ὄνομα ónoma, relación entre el todo y la parte–, merónimos – del gr. μέρος méros y ὄνομα ónoma, relación entre la parte y el todo–, hiperónimos –del gr. ὑπέρ hypér y ὄνομα ónoma, relación entre el conjunto (archilexema) y sus elementos–, hipónimos –del gr. ὑπό hipó y ὄνομα ónoma, relación entre los elementos y el conjunto en el que se integran– y polisémicos –del gr. πολύς polys y σῆμα sēma, pluralidad de significados de una expresión linguística–.
Sin embargo, la relación léxico-semántica por antonomasia que organiza el vocabulario en torno a un paradigma –en términos saussurianos– es el campo semántico, un concepto acuñado por Trier (1931) con una larga evolución. El campo semántico es una estructura paradigmática con tres tipos de elementos, básicamente: un valor básico, una base de comparación y un conjunto de elementos diferenciales propios de cada unidad. De Saussure (1945, p. 150) afirmaba al respecto que ''un término dado es como el centro de una constelación, el punto donde convergen otros términos coordinados cuya suma es indefinida''.
La importancia de comprender el funcionamiento de las relaciones léxico-semánticas en nuestra investigación es esencial ya que estas, usadas ingeniosa y estratégicamente, tienen la capacidad de generar contenidos implícitos a través de alteraciones en el paradigma, en el contexto y, como explicaremos a continuación, en los espacios mentales de los interlocutores.
2.3. Contexto y Espacios mentales
En esta tercera y última parte del marco teórico abordaremos los conceptos contexto y espacios mentales con la intención de comprender su vinculación con los términos expuestos en 2.1 y 2.2. El contexto es el entorno linguístico y el conjunto de circunstancias que tienen lugar antes, durante y después del acto comunicativo. Del contexto depende el sentido de lo dicho y su naturaleza concomitante influye de forma decisiva en la adecuación del mensaje y en la interpretación del significado. Comprende las coordenadas espacio-temporales del acto comunicativo, las idiosincrasias de los interlocutores –expectativas, experiencias, conocimientos, etc.– y las relaciones coyunturales entre ellos.
La definición de contexto de Jakobson ((1960) 1985), el concepto de contexto extraverbal y la catalogación de los seis tipos de contexto de Coseriu (1967), la idea de los marcos –frames– de Minsky (1975), el concepto de guion –estructura de contexto mental– de Schank y Abelson ((1977) 1987), los puntos de atracción en torno a los cuales giraba y se constituía el contexto –local y global– según Rosch (1978), las anotaciones pragmáticas de Ochs (1979) y Lyons (1989) sobre la sensibilidad contextual y el diseño y la recuperación del sentido comunicativo, respectivamente; la propuesta de entorno cognitivo de Sperber y Wilson (1986), la relación establecida por Clark (1996) entre aparición de lenguaje y el terreno común –common ground–, así como la distinción entre contexto intencional y preintencional –trasfondo o background– de Searle (1998), supusieron la base indiscutible para los estudios posteriores sobre contexto y contextualización.
La noción de índices contextuales de Gumperz (1982a y 1982b) remarcaría la importancia de las formas linguísticas elegidas en relación con el co-texto. La teoría de la argumentación de Anscombre y Ducrot (1983) definiría contexto como el marco argumentativo en el que se inscriben el acto de habla y todos los elementos circunstanciales –explícitos o no–. Otras aportaciones a la idea de contexto fueron las de las escuelas sistémico-funcional y pragmático-funcional, las cuales lo concibieron como un concepto integrador de factores gnoseológicos, institucionales y sociales. Heritage (1984) y la doble contextualización del lenguaje, la importancia de la dependencia contextual para la interpretación de Gadamer (1986-1995), la ampliación del término gracias a la idea de concepto de semejanza familiar propuesto por Penco (1999) y el concepto dinámico de contexto de Auer (2005) que va cambiando durante la conversación, conforman algunas de las aportaciones más significativas a la idea que actualmente manejamos.
Por nuestra parte, optaremos por la distinción entre contexto comunicativo –contexto en sentido restrictivo– y contexto en sentido laxo y sus cuatro vertientes: espacio-temporal, situacional, sociocultural y cognitivo. El contexto espacio-temporal se refiere a las coordenadas en las que se produce el mensaje, las cuales están íntimamente vinculadas con los marcadores deícticos que constituyen el entorno del acto comunicativo. El contexto situacional hace mención a las circunstancias que tienen lugar durante la producción del acto de habla, influyendo por tanto en lo que ocurre, en lo que se dice, en la justificación de lo sucedido anteriormente y en lo que se hace. El contexto socio-cultural, marcado esencialmente por las fórmulas de cortesía y por la posición social adoptada por los interlocutores, condiciona la forma y la interpretación del mensaje. Por último, el contexto cognitivo está formado por las intenciones, presuposiciones, prejuicios y objetivos comunicativos de los interlocutores, así como por el conocimiento que comparten sobre el mundo.
Una idea muy interesante que está relacionada con los contextos expuestos –especialmente con el cognitivo– es el concepto de espacios mentales propuesto por Fauconnier y Turner (1995). Estos investigadores los describieron como dominios cognitivos capaces de ejecutar operaciones de comprensión y acción que se activan dinámicamente al escuchar o leer un texto o discurso. Son estructuras conceptuales parciales que pueden representar realidades posibles y tienen una naturaleza local que no puede definirse en términos de absolutos. Los espacios mentales funcionan como una especie de backstage cognitivo, como un depósito conceptual que el hablante construye con la intención comprender e interactuar en la realidad, contienen elementos conceptualizados que a su vez representan a entidades conceptualizadas –en vez de reflejar objetiva y exactamente la realidad–. Se introducen en el discurso a través de la contextualización, la modalidad y las relaciones lógicas que influyen directamente a los actos de habla involucrados. Ejemplos de espacios mentales pueden ser ''el universo de una obra pictórica o literaria'', ''las posibilidades de un proyecto futuro'', ''el mundo de una época histórica en particular'', etc. Una de las características esenciales de los espacios mentales es su función moldeadora, la cual les otorga una estructura referencial. Es decir, dependiendo del espacio mental desde el que estemos utilizando una palabra esta tendrá un significado u otro, ya que los elementos conceptuales no tienen propiedades fijas, sino que deben ser interpretados en función del dominio desde el que se conceptualiza. En el siguiente apartado, dedicado al análisis discursivo de los memes, veremos cómo los espacios mentales pueden verse alterados o cómo se crean nuevos espacios mentales que moldean el significado o el sentido de palabras y expresiones concretas.
3. El uso ingenioso de los mecanismos léxicos, semánticos, pragmáticos e inferenciales más frecuentes en la construcción del humor micro-dialogado
Igual que ocurre con otros formatos humorísticos, el humorismo de los memes –modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas– no despierta en todos por igual el humor y la risa. Sin embargo, es indudable que se ha consolidado como estructura icónica del humor instantáneo –producido inmediatamente sin necesidad de información explícita adicional previa– y comprimido –al apoyarse en pocas líneas de texto, a diferencia del chiste o el monólogo tradicional– en el mundo virtual de internet. Como se ilustra en la Figura 1, en nuestro estudio analizaremos el uso de relaciones léxicas, semánticas, pragmáticas y procesos inferenciales más frecuentes en la construcción del humor micro-dialogado con la intención de comprender los mecanismos responsables del éxito de los memes, como: la alteración intensional y extensional de los significados, la necesidad de modificar el paradigma linguístico-cognitivo para interpretar el mensaje, la alteración o creación de espacios mentales en el proceso interpretativo del acto de habla, la descontextualización o el choque contextual propuesto como gatillo de los contenidos inferibles, etc. Para focalizar la atención en el estudio de los mecanismos mencionados y no en la valoración humorística de cada muestra del corpus, expondremos y analizaremos un elenco misceláneo que abarca desde chistes infantiles encapsulados en publicaciones micro-dialogadas, hasta muestras de humor adulto que requieren una interpretación elaborada3.
(1)
» ¿Te gustaría tener ganado ovino?
« Prefiero el vino.
(2)
» Papá, ¿qué significa sintaxis?
« Que tienes que coger el bus o irte andando.
» Gracias, papá.
(3)
» Te quiero, pero como amigos.
« ¿Comes amigos?
» No, o sea tú y yo.
« ¿Tú y yo comemos amigos?
(4)
» Buenas tardes, ¿me pone un vino, por favor?
« ¿De la tierra?
» ¿Tienen vinos de otros planetas?
Los ejemplos (1) y (2) utilizan la homofonía para crear juegos de palabras cómicos. En estos casos se usan palabras –ovino y sintaxis– que desglosadas dan lugar a nuevos significados, dislocan el sentido original de los términos y dan lugar a situaciones comunicativas absurdas y humorísticas. El cambio de intensionalidad, que en (1) ovino –adjetivo que designa al ganado lanar– pasa a convertirse en una proposición disyuntiva o vino –bebida alcohólica que se hace del zumo de las uvas exprimido y fermentado naturalmente– y en (2) sintaxis –parte de la gramática que estudia el modo en que se combinan las palabras– se transforma en la proposición modal negativa sin taxis, afecta a la extensionalidad4 de cada palabra, al principio de composicionalidad al requerir de un nuevo contexto para interpretarse correctamente, altera el paradigma al no poderse intercambiar por las mismas palabras en el mismo contexto y modifica los espacios mentales intervinientes en su comprensión. Utilizaremos tablas comparativas para comparar y exponer de modo sintético los cambios que originan los mecanismos utilizados en los memes.
Los ejemplos (3) y (4) utilizan la homografía para crear humor micro-dialogado. En (3) se confunden intencionadamente el adverbio modal como y la primera persona del singular del presente de indicativo del verbo comer –como–, conjugándose en segunda persona del singular y en primera del plural posteriormente. En (4) encontramos en el mismo diálogo la expresión fraseológica de la tierra –que hace referencia al origen local del vino– y el topónimo espacial La Tierra –nombre de nuestro planeta–. El choque contextual y el respectivo cambio de espacio mental son los responsables de la reinterpretación humorística.
En los siguientes casos, (5) y (6), encontramos una elaborada relación parónima entre una palabra presente en la respuesta y otra inferida a través de la primera intervención del micro-diálogo. En (5) se usa la palabra brida –abrazadera, correa o rienda que se utiliza para fijar o sujetar– en lugar de vida en la expresión mi vida –vocativo afectivo frecuente entre parejas sentimentales– a partir del campo semántico y el espacio mental del verbo atar –atado–.
(5)
» Cariño, ¿a que tú no te sientes muy atado a mi lado?
« Claro que no mi brida.
(6)
» Manuel, has hecho el agujero en la pared que no era.
« Fue sin querer, el que tiene broca se equivoca.
En el ejemplo (6) encontramos el mismo mecanismo mixto de inferencia y paronimia, pero esta vez con las palabras broca –barrena de boca cónica que se usa con las máquinas de taladrar– y boca, creando una deformación de la paremia el que tiene boca se equivoca en relación con el trabajo de bricolaje mal hecho.
Los espacios mentales, que funcionan como base de datos de ideas relacionadas sin necesidad de una vinculación léxica o semántica obligatoriamente, pueden establecer nexos entre conceptos aparentemente inconexos como vemos en la tabla de (6) entre broca y petróleo. Los procesos inferenciales, que realizamos de manera casi instantánea y que descifran el humorismo de los micro-diálogos, están basados en flujos asociativos que recorremos desde el concepto base –palabra o idea que sirve de gatillo– hasta el concepto destino –término inferido o rescatado de la memoria–, pasando por una serie de conceptos intermedios que funcionan como eslabones o conectores (Ver Figura 2).
(7)
» ¿Sabes qué tiempo han dado para este fin de semana?
« No tengo ni idea.
» Dos días.
(8)
» ¿Sabes mucho de atletismo?
« Claro, incluso conozco al campeón del mundo de marcha.
» ¿Y cuánto tiempo lleva de fiesta?
(9)
» Hay un cadáver en la feria.
« ¿Sí o qué? ¿Dónde?
» ¿Ves el tíovivo?
« Sí.
» Pues el otro.
(10)
» ¿Cómo va tu hijo en natación?
« Nada mal.
» Claro, no sabe.
« No, nada bien.
» ¿Nada bien o mal?
« ¡Nada bien, idiota!
» Entonces nada mal.
En el caso (7) encontramos un ejemplo de lo que denominaremos relación de equivalencia, frecuente en chistes infantiles –también llamado humor blanco–. Definiremos relación de equivalencia como la igualdad en valor y función de dos palabras que no está basada necesariamente en la sinonimia, sino que puede estar apoyada en otros mecanismos léxico-semánticos o contextuales que aproximen o igualen su significado en una situación comunicativa.
Análisis de los mecanismos utilizados en el ejemplo (7): EQUIVALENCIA, HIPERONIMIA / HIPONIMIA Y SINONIMIA
En (7) los términos tiempo y día forman parte del mismo paradigma –del conjunto de unidades que pueden conmutar entre sí, es decir, que pueden manifestarse en el mismo contexto–, pueden evocar en algunos casos el mismo espacio mental –dominio cognitivo capaz de ejecutar operaciones de comprensión y acción que se activa dinámicamente al escuchar o leer un texto o discurso– e incluso pueden formar parte del mismo campo semántico –en el caso de la acepción cronológica de tiempo–. Por estos motivos, las palabras tiempo y día establecen relaciones de equivalencia a caballo entre la sinonimia y la hiperonimia/hiponimia. En (8) las palabras marcha y fiesta se utilizan ingeniosa e intencionadamente como sinónimos por el primer hablante. El término marcha es polisémico y entre sus múltiples significados recogidos por el DLE la acepción n.º 10 lo define como ''en atletismo, carrera que consiste en caminar rápidamente con uno de los pies siempre en contacto con el suelo'', así como en la n.º 9 se hace referencia al ''ánimo o ambiente de diversión y juego'' (RAE, 2014). La traslación contextual de la palabra marcha desde la acepción n.º 10 a la n.º 9 es la responsable en este caso del humorismo.
En los casos (9) y (10) encontramos humor micro-dialogado basado en la relación de antonimia. En (9) se utilizan las palabras cadáver y la expresión coloquial homófona de tiovivo –tío vivo, en sentido de persona viva–. El humorismo se genera al presentar en la misma situación comunicativa una palabra relacionada con la muerte o con un posible asesinato y otra cuyo espacio mental y contexto remite al recreo y a la diversión. En (10) se confunden voluntariamente y de manera ingeniosa dos términos homógrafos –nada (3.ª persona del singular del presente de indicativo del verbo nadar) y nada (adverbio indefinido)– para crear un intercambio comunicativo de seis intervenciones en las que se alternan los dos significados y generan ambiguedad interpretativa –nada bien y nada mal–.
(11)
» Oye, ¿tú perteneces a un club?
« No, ¿por qué?
» Porque tienes cara de miembro.
(12)
» ¿Es aquí la Asociación de amputados?
« Sí.
» ¿Y tienen un número máximo de miembros?
« Obviamente, tres. Con los cuatro no podemos admitirle.
(13)
» Cierro los ojos y veo campos de flores por todas partes.
« Son delirios.
» No, de amapolas.
(14)
» ¿Sabes por qué los otakus odian las camisetas?
« No, ¿Por qué?
» Porque no tienen mangas.
Las relaciones de holonimia/meronimia y de hiperonimia/hiponimia son difíciles de comprender para algunos estudiantes, ya que ambas describen vínculos de inclusión que podrían representarse con diagramas de Venn –razonamientos diagramáticos y Teoría de conjuntos–. Sin embargo, y a pesar de las dificultades que surgen a la hora de distinguirlas, son bastante frecuentes en el humor micro-dialogado utilizado en las redes sociales. Los casos (11) y (12) utilizan la relación holonimia/meronimia de forma combinada con la polisemia. En (11) las palabras club –holónimo– y miembro –merónimo, en su acepción parte de un todo– crean un juego de palabras a través del doble sentido del segundo término –miembro, entendido como 'pene'–; un insulto sofisticado que genera el humorismo.
En (12) encontramos un ejemplo de lo que Portillo-Fernández (2018, p. 179) denominó HDD - Humorismo relacionado con la discapacidad, procedente de personas con discapacidad, ''suele entenderse como humor negro hecho por personas con discapacidad para personas con discapacidad, no teniendo prácticamente límites morales porque, precisamente, la eliminación de estos límites es lo que confiere a esta representación ontológica la capacidad de ridiculizar la gravedad de la discapacidad y sus efectos''. El humorismo en este micro-diálogo se genera a partir de la ambiguedad de uso entre las dos acepciones del término miembro –polisemia–, que puede entenderse por una parte como sujeto integrante de la asociación de amputados –holonimia/meronimia– y por otra parte como sinónimo de extremidad.
Análisis de los mecanismos utilizados en el ejemplo (11): HOLONIMIA / MERONIMIA Y POLISEMIA
Análisis de los mecanismos utilizados en el ejemplo (12): HOLONIMIA / MERONIMIA Y POLISEMIA
En (13) y (14) encontramos ejemplos de humor micro-dialogado basado en relaciones de hiperonimia e hiponimia. En (13) se utiliza el término delirio como homófono inferido del sintagma de lirios para crear un juego de palabras basado entre el hiperónimo flores y los hipónimos lirios y amapolas. En (14) se usan las palabras otaku –término japonés que hace referencia al aficionado al anime y al manga–, camiseta –prenda interior que suele cubrir el tronco y que carece de mangas o las tiene cortas– y manga –concepto utilizado para denominar a las historietas japonesas– para crear una relación triádica de hiperonimia y homonimia en la que interviene la polisemia del término manga que sirve de bisagra discursiva.
Análisis de los mecanismos utilizados en el ejemplo (13): HIPERONIMIA / HIPONIMIA Y HOMOFONÍA
Análisis de los mecanismos utilizados en el ejemplo (14): HIPERONIMIA / HIPONIMIA Y POLISEMIA
La polisemia es el fenómeno semántico más frecuente en los micro-diálogos humorísticos que circulan actualmente en internet debido a la sencillez del mecanismo. Esencialmente, consiste en tomar dos significados de un mismo término y utilizarlos para contraponer contextos comunicativos en un mismo acto de habla. En los casos (15) y (16) podemos observar su uso y la ostensión que genera cada acepción del término usado hacia la inferencia de escenarios y situaciones comunicativas dispares.
(15)
» Mi mujer me ha dicho que si me tomaba otro cubata se iba de casa.
« ¿Y cómo te lo has tomado?
» Con Coca-Cola.
(16)
» Buenos días, ¿es la oficina del consumidor?
« Sí, ¿qué desea?
» Dos gramos.
En (15) el verbo tomar se utiliza por el primer hablante como sinónimo de beber, mientras que su interlocutor lo usa como sinónimo de reaccionar . sentir. La confrontación semántica y contextual genera una situación absurda en la que el receptor del meme comprende que en ningún momento el hablante (1) ha recapacitado sobre el ultimátum de su esposa y si lo hizo, no le importó. En (16) el término consumidor aparece en la primera intervención en la expresión oficina del consumidor –organismo encargado de asesorar a los compradores cuando tienen un problema con el producto o el servicio adquirido y realizar una reclamación formal– y se infiere posteriormente a partir de la expresión dos gramos, pero esta vez con el significado de drogadicto; produciéndose de este modo un quiebre inesperado en la interpretación inicial de la situación comunicativa.
El campo semántico es el conjunto de unidades léxicas de una lengua que comparten un núcleo común de rasgos de significado, es una estructura paradigmática compuesta por una base de comparación y elementos diferenciales propios de cada unidad. Saussure, al explicar el concepto de constelación asociativa –como hemos recordado anteriormente–, daba cuenta de la forma en que las palabras forman un sistema en el cual cada término extrae su valor de su posición con respecto a las otras. Sin embargo, el espacio mental de un término hace referencia al conjunto de ideas que un hablante relaciona con él, tenga o no tenga una relación léxico-semántica explícita. Retomando la explicación de Fauconnier y Turner, dependiendo del espacio mental desde el que estemos utilizando un término, este tendrá significados diferentes debido a que los elementos conceptuales no tienen propiedades fijas, sino que deben ser interpretados en función del dominio desde el que se conceptualiza. La amplitud del concepto espacio mental es el que permite explicar asociaciones mentales complejas que dependen de muchos factores: la experiencia, los conocimientos enciclopédicos, los vínculos establecidos por causalidad o coincidencia temporal, la capacidad de relacionar expresiones fraseológicas con vivencias, etc.
(17)
» ¿De dónde viene el hombre, papá?
« Del bar.
» ¿Y lo del mono?
« Naaaa, eso es anís.
(18)
» Acabo de hacerme un test de embarazo.
« ¿Y qué, una raya o dos?
» Hazme solo una que estoy preñada.
En ocasiones, como podemos analizar en los casos (17) y (18), el humor micro-dialogado se construye sobre un flujo asociativo –como el descrito en la Figura 2– en el que intervienen diferentes mecanismos. En (17) los interlocutores están utilizando en la misma conversación campos semánticos y espacios mentales diferentes. El hijo formula dos preguntas enmarcadas en el contexto de la antropología biológica* –¿de dónde viene el hombre?, preguntando por la procedencia–, cuyo espacio mental estaría formado por palabras como yacimiento, excavación, genética, arqueología, simios, origen, antepasados, monos, etc. El padre responde de manera descontextualizada pensando en un bar –local en que se despachan bebidas que suelen tomarse de pie, ante el mostrador– y relaciona la palabra mono con una marca española de anís muy popular. De este modo, se concitan en paralelo, pero de forma independiente, dos intervenciones que tienen como nexo la palabra mono, la cual relaciona los dos espacios mentales y sus respectivos contextos comunicativos. En (18) encontramos un fenómeno similar en el que la palabra raya, interpretada por cada hablante con un significado diferente y en un contexto distinto, funciona como bisagra entre los espacios mentales usados por los interlocutores. A partir de la expresión test de embarazo, inferimos que el segundo interlocutor se refiere, al preguntar por el número de rayas, al resultado positivo –dos líneas verticales– o negativo –una línea vertical–. Sin embargo, el primer hablante interpreta el término raya en su acepción jergal como dosis de cocaína preparada para esnifar, lo cual genera choque contextual y el respectivo humorismo.
Para concluir nuestro análisis, abordaremos tres mecanismos más que con frecuencia se utilizan en el humor micro-dialogado: 1) el cambio de género y de significado a través de la flexión, 2) la descontextualización o el cambio de contexto de una palabra y 3) los juegos de palabras creados a partir de expresiones fraseológicas.
(19)
» Buenos días, ¿usted es Clara?
« ¡Claro!
» Discúlpeme, señor.
(20)
» Dice mi mujer que este vino combina muy bien con queso.
« Se dice marida.
» Dice mi marida que este vino combina muy bien con queso.
Comenzaremos analizando dos ejemplos en los que se produce la comunicación absurda humorística mediante la simulación de la flexión nominal, en (19) mediante el uso del nombre propio Clara y la interjección claro –como expresión sinónima de por supuesto– y en (20) a través de los términos marida –del verbo maridar (unir, enlazar, combinar)– y mujer –sustantivo heterónimo de marido (hombre casado, relación conyugal)–. El humorismo se crea en (20) a partir de la mala interpretación de la corrección que el primer hablante le propone al segundo, pues este entiende que debe decir marida en lugar de mujer –y como resultado crea un sustantivo variable inexistente, al ser marido y mujer sustantivos heterónomos–; cuando realmente se refería al verbo maridar en lugar de combinar. Como apreciamos en los casos mencionados, no se trata de una flexión morfológica de género entre dos palabras equivalentes –como sucede, por ejemplo, en términos que designan al macho y a la hembra de una especie (perro y perra o burro y burra)–, sino de una propuesta en paralelo de palabras parónimas que aparentan en primera instancia formar pareja.
La descontextualización y el choque contextual son dos fenómenos pragmáticos muy interesantes que están relacionados con el humorismo absurdo, como ya expusimos en trabajos anteriores. ''El choque contextual es una colisión mental entre el contexto original desde el que se codifica el mensaje y el contexto –no coincidente– que utiliza el receptor en la descodificación'' (Portillo-Fernández, 2017, p. 92). Cuando se produce la descontextualización:
El enunciado sufre una desubicación que anula parcial o totalmente la intención comunicativa y el contenido de éste (…) podemos referir-nos al cambio de un contexto por otro, a la modificación del contexto original mediante la agregación de elementos externos o supresión de elementos propios y a la eliminación del contexto (Portillo-Fernández, 2013, p. 112).
(21)
» ¿Duele hacerse un tatuaje?
« Depende de la zona.
» Soy de Murcia.
(22)
» Papá, ¿cómo se llama lo que hay en las esquinas de los polígonos?
« Prostitutas y proxenetas.
» Entonces, ¿borro lo de los ángulos?
En (21) se genera el humorismo en el micro-diálogo a partir de la descontextualización de la palabra zona por parte del primer hablante en su segunda intervención y la detección de este fenómeno por parte del segundo hablante; lo cual da lugar al choque contextual entre la interpretación de zona como parte del cuerpo y como localización geográfica. En (22), la polisemia del término polígono es la principal responsable del choque contextual; la pregunta del hijo se encuentra en un contexto de aprendizaje escolar –geometría– y la respuesta del padre en las esquinas de las instalaciones industriales ocupadas por la prostitución.
Análisis de los mecanismos utilizados en el ejemplo (21): DESCONTEXTUALIZACIÓN Y CHOQUE CONTEXTUAL
Como podemos observar en las tablas anteriores, al producirse el choque contextual, los espacios mentales intervinientes en cada uno de los contextos son distintos e incluso incompatibles para explicar la otra situación comunicativa, y el paradigma y la extensionalidad de las acepciones albergan términos diferentes.
Por último, analizaremos dos casos de humor micro-dialogado en los que se utilizan juegos de palabras creados a partir de expresiones fraseológicas o de expresiones homófonas. La fraseología recoge el conjunto de frases hechas, locuciones figuradas, metáforas y comparaciones fijadas, modismos y refranes, existentes en una lengua, en el uso individual o en el de algún grupo5. El caso (23) resulta interesante porque combina de manera ingeniosa dos acepciones del verbo meter(se), una es sinónimo de insultar y la otra –vulgar y jergal– de consumir cocaína. El verbo meter en algunos casos rige preposición, como ocurre en expresiones como meter en o meterse en, en donde cumple una función locativa. Sin embargo, al hacer coincidir los dos usos mencionados del verbo meter que utilizan la preposición con en su complemento de régimen, crean el humorismo al cristalizar en la misma situación comunicativa dos predicados homófonos cuyos significados son diferentes.
(23)
» ¿Qué opina tu familia de que seas yonki?
« Algunos se meten conmigo.
(24)
» Yo antes era militar.
« ¿Y ahora?
» Ahora soy actor porno y voy a escribir mis memorias.
« ¿Y cómo se llamará el libro?
» De cabo a rabo.
En (24) encontramos en la última intervención la expresión fraseológica de cabo a rabo, una locución adverbial equivalente a de principio a fin, que hace referencia al recorrido existente desde la cabeza –del latín caput– hasta el rabo en los animales. La picaresca que genera el humorismo en este ejemplo está basada en la conjugación de 1) el hiperónimo militar y su hipónimo cabo –militar de la clase de tropa inmediatamente superior al soldado o marinero e inferior al sargento–, 2) la polisemia del término rabo y la selección oportuna de dos de sus acepciones –'cola' (1.ª acepción, RAE, 2014) y 'pene' (6.ª acepción, RAE, 2014)–, 3) la relación semántica entre el sintagma actor porno y la palabra rabo –6.ª acepción referida– y 4) la concitación de los mecanismos mencionados en la expresión fraseológica de cabo a rabo que crea una ostensión de doble sentido.
Análisis de los mecanismos utilizados en el ejemplo (24): HIPERONIMIA / HIPONIMIA, POLISEMIA Y CAMPO SEMÁNTICO
4. Conclusiones
En esta investigación hemos analizado una pequeña muestra del ingenio humorístico de algunas personas, una capacidad que se entrena y se desarrolla con inversión de tiempo y conocimiento –ordinario o académico, no excluyentes– de los mecanismos descritos a lo largo del trabajo. El humor micro-dialogado –un tipo de meme dentro de los múltiples formatos existentes– es principalmente humor instantáneo –de consumo rápido– e inferencial –está basado en la mayoría de los casos en contenidos implícitos–, tiene la capacidad de dislocar el sentido comunicativo, invita a reinterpretar los contenidos desde contextos alternativos, puede producir descontextualización y enriquece semánticamente el léxico y la situación comunicativa en la que se produce.
El éxito de este formato se debe, en gran parte, a varios factores: 1) la impersonalidad y la generalidad –al ser reconocible, asumible o aplicable–, 2) su diversidad temática y los distintos niveles de dificultad inferencial –dependientes del conocimiento contextual y enciclopédico– y, como hemos expuesto antes, 3) la instantaneidad –rápida lectura–. En el análisis realizado hemos utilizado como indicadores diferenciales la extensionalidad, el paradigma y el espacio mental de los términos involucrados en la situación humorística del micro-diálogo. Estos indicadores pueden ayudarnos a reconocer y explicitar cada uno de los mecanismos estudiados, pueden utilizarse en programas de rehabilitación linguística y son excelentes aliados en la implementación de sistemas de inteligencia conversacional (gestores computerizados de diálogo basados en inteligencia artificial).
Los micro-diálogos analizados utilizan relaciones léxicas y semánticas, simulación de cambio de género y de significado a través de la flexión, descontextualización / cambio de contexto de una palabra o juegos de palabras creados a partir de expresiones fraseológicas como mecanismos ostensivos. El potencial de este formato se basa en inducir al receptor a contenidos implícitos que sirvan de gatillo para descubrir una perspectiva absurda, dislocada o escandalosa que confronte con la realidad esperable. Se observan, por una parte, patrones estructurales vinculados a la imprevisión y a la sorpresa relacionados con la exposición de la estupidez y la incomprensión. Por otra parte, encontramos micro-diálogos en los que la creatividad y el pensamiento lateral son los encargados de crear situaciones humorísticas a partir de contenidos inferibles.
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2
No debemos confundir, como recoge Steimberg (2001, pp. 102-103) a partir de la obra de Freud ((1905) 1988), el humor –que registra el compromiso del sujeto en su propia humorada–, la comicidad –que implica una aposición de sentidos divergentes con quiebra de previsibilidades o isotopías– y el chiste –donde la comicidad está depositada en un tercero–. Recomendamos la lectura de la obra de Bergson ((1899) 1939) para profundizar en la comicidad, lo risible y sus diversos orígenes, y la entrada sobre comicidad y humor escrita por Abril (s. f.), en la que se realiza un estudio diacrónico sobre dichos conceptos desde las perspectivas social y filosófica. La mayor parte de los ejemplos que analizamos en este trabajo son chistes –situaciones en las que la comicidad se contempla desde fuera–, aunque también veremos casos en los que el protagonista se ve involucrado y otros en los que se producen roturas de expectativas.
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4
Téngase en cuenta en el análisis semántico de los términos que una definición extensional –extensionalidad– indica la totalidad de objetos o ideas que este concepto refiere y que no debemos confundirla con la definición partitiva que enumera las partes que constituyen al todo. La definición partitiva establece una relación de holonimia y meronimia. Sin embargo, en ocasiones ambas definiciones pueden coincidir parcialmente.
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5
Ver Fraseología, en Diccionario de la lengua española (RAE, 2014): https://dle.rae.es/fraseolog%C3%ADa
Fechas de Publicación
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Fecha del número
Jul-Dec 2022
Histórico
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Recibido
18 Dic 2021 -
Acepto
16 Feb 2022