Resúmenes
Rudyard Kipling aludió a la masonería en varias decenas de escritos. Su fama como escritor le situó en un lugar privilegiado en las listas confeccionadas por los medios masónicos sobre ilustres masones. Sin embargo, su primer relato de éxito internacional, <span name="style_italic">El Hombre que quiso ser Rey</span>, apenas fue citado entre las obras que mencionaban a la Orden, ni demasiado estudiado. Contrariamente a lo que podría pensarse de un masón que escribe empleando referencias masónicas, Kipling no cayó en la simplicidad del elogio. Así pues, este estudio enfocado a esta primera novela de Kipling pretende, desde el campo académico, abrir las puertas, en el espacio historiográfico hispanoamericano, al análisis de este autor y de su obra en clave masónica., apenas fue citado entre las obras que mencionaban a la Orden, ni demasiado estudiado. Contrariamente a lo que podría pensarse de un masón que escribe empleando referencias masónicas, Kipling no cayó en la simplicidad del elogio. Así pues, este estudio enfocado a esta primera novela de Kipling pretende, desde el campo académico, abrir las puertas, en el espacio historiográfico hispanoamericano, al análisis de este autor y de su obra en clave masónica.
Kipling; Masonería; El hombre que quiso ser rey; Imperialismo; Literatura
Rudyard Kipling alluded to Freemasonry in over twenty of his writings, his fame as a writer granted him a place of privilege among Masonic lists the Freemasons reserved for their eminent Brethren. Nevertheless, his first story to receive international acclaim, <span name="style_italic">The Man Who Would Be King</span> has been hardly referred to and barely studied among his works that mention the Order. Contrary to what can be expected from a Freemason who writes masonic references, Kipling did not resort to simple flattery. Therefore, this paper on Kipling's first novel intends, within a Latin American framework, to analyse this author and the masonic clue of his work. has been hardly referred to and barely studied among his works that mention the Order. Contrary to what can be expected from a Freemason who writes masonic references, Kipling did not resort to simple flattery. Therefore, this paper on Kipling's first novel intends, within a Latin American framework, to analyse this author and the masonic clue of his work.
Kipling; Freemasonry; The Man Who Would Be King; Imperialism; Literature
Yván Pozuelo Andrés1*
Resumen
Rudyard Kipling aludió a la masonería en varias decenas de escritos. Su fama como escritor le situó en un lugar privilegiado en las listas confeccionadas por los medios masónicos sobre ilustres masones. Sin embargo, su primer relato de éxito internacional, El Hombre que quiso ser Rey, apenas fue citado entre las obras que mencionaban a la Orden, ni demasiado estudiado. Contrariamente a lo que podría pensarse de un masón que escribe empleando referencias masónicas, Kipling no cayó en la simplicidad del elogio. Así pues, este estudio enfocado a esta primera novela de Kipling pretende, desde el campo académico, abrir las puertas, en el espacio historiográfico hispanoamericano, al análisis de este autor y de su obra en clave masónica.
Palabras clave: Kipling, Masonería, El hombre que quiso ser rey, Imperialismo, Literatura
Abstract
Rudyard Kipling alluded to Freemasonry in over twenty of his writings, his fame as a writer granted him a place of privilege among Masonic lists the Freemasons reserved for their eminent Brethren. Nevertheless, his first story to receive international acclaim, The Man Who Would Be King has been hardly referred to and barely studied among his works that mention the Order. Contrary to what can be expected from a Freemason who writes masonic references, Kipling did not resort to simple flattery. Therefore, this paper on Kipling's first novel intends, within a Latin American framework, to analyse this author and the masonic clue of his work.
Keywords: Kipling, Freemasonry, The Man Who Would Be King, Imperialism, Literature
Introducción
Este trabajo se asienta sobre tres circunstancias relacionadas con Kipling y la masonería:
1. Rudyard Kipling es una "gloria masónica" al mismo nivel que Mozart. Su nombre aparece en todas las listas de ilustres masones. Se trata de uno de sus iconos más alardeados. Su nombre asociado a masonería es de por sí un escudo de defensa, de indiscutible probidad, contra los detractores antimasónicos y los ignorantes del fenómeno, en beneficio "moral" de la Orden.
2. La historiografía hispanoamericana sobre la masonería carece de un estudio, tan siquiera en formato de notas, sobre la relación entre Kipling y la masonería en español1. Su éxito literario y su relación masónica interesaron de forma preferente a los espacios anglosajón y francófono. Sus obras llegaban a España en francés. A modo ilustrativo, en España, sólo un masón utilizó como nombre simbólico el de Kipling2. Desde las publicaciones oficiales de las masonerías españolas sólo el Boletín del Grande Oriente Español del 10 de septiembre de 1931 nombró al escritor británico en una nota sobre su poema masónico más conocido, Mi logia madre3. Poema reproducido en la revista masónica española Latomia al año siguiente4.
3. La primera de sus novelas en introducir a la masonería como argumento literario se revela cuanto menos original, alejado de la apología, al límite de la burla de los masones y de sí mismo. Es poco habitual ver a un masón ilustre manejar a la masonería como estrategia literaria sin caer en elogios. Cuanto más extraño que lo haga en su primera novela, El Hombre que quiso ser Rey, tan cercana a su iniciación, es decir en un momento de descubrimiento intenso del Simbolismo5 y de sus intrínsecos "secretos".
Antes de analizar la originalidad de esta novela se presentan, teniendo en cuenta el objeto de este estudio, unos apuntes biográficos generales sobre el escritor y unas notas sobre su afiliación masónica y sobre su obra. Notas orientadas a acercarnos a la relación escritor masón, literatura y masonería de finales del siglo XIX y principios del XX.
Apuntes biográficos
Kipling nació el 30 de diciembre de 1865 en Bombay, en la India británica. Llevó una de las vidas típicas de un inglés nacido en dicha colonia. Observador de las abismales diferencias sociales entre la comunidad procedente de la tierra madre del Imperio y la colonizada. Vida plácida, hasta que fue enviado a Inglaterra para seguir su formación colegial, en una escuela militar donde imperaba la habitual pedagogía basada en la disciplina de hierro británica que, con vistas a la preparación para la vida adulta, endurecía en exceso la infancia y juventud. Después de 6 años de calvario, vuelta a la India, vuelta con la familia, vuelta a una vida placentera, en una tierra de grandes contrastes sociales, religiosos, espirituales... Curtido en trabajos periodísticos, su pluma se afiló, maduró, al calor de una familia con alta sensibilidad artística que le apoyó y animó en sus primeros escritos que se leían en el seno del hogar.
En efecto, sus padres no oficiaban como otros muchos británicos en el entorno militar o comercial sino artístico, probablemente una particularidad que le ayudó a desarrollar su sensibilidad por el arte de la escritura. La madre poseía una gran cultura y el padre llegó a ocupar, entre otros puestos, el de director de la Escuela de Bellas Artes de Lahore, codeándose con todo un abanico de personajes de aquella época6. El éxito de Kipling como novelista prendió en la India en el círculo de la comunidad británica para saltar luego a Inglaterra, de allí a todo el espacio anglosajón y al resto del mundo. Se convirtió en las dos últimas décadas del siglo XIX en el escritor más leído del planeta. Periódicos de todas las tendencias políticas le reconocieron la excelencia de su obra7. En vida del autor se tradujeron sus libros a varios idiomas, publicándose en múltiples ediciones. Sus historias de aventuras, de animales, que mezclan los aspectos vitales de los colonialistas y de los colonizados, engancharon a los lectores. Expuso al mundo unas sencillas descripciones de la naturaleza, situando al humano a la vez como presa y como dominador de su exuberancia. En sus obras más transcendentes, perfiló toda una serie de simbolismos detrás de cada personaje, animal, paisaje y acción, tramas novelísticas que lograron conectar con el público a nivel mundial. Cuentos que admitían lecturas para niños y, gracias a su carga simbólica, para adultos.
Tampoco es de extrañar que su postura a favor del Imperio le ayudase a mantener viva su fama aunque, como cualquier gran artista, contase con fieles detractores. Se le brindaron en varios países las condecoraciones más prestigiosas. Universidades de diferentes continentes le otorgaron cargos honoríficos.
Y en 1907, recibió el galardón literario más importante, el Premio Nobel de Literatura, no sin causar polémica por su conocida postura imperialista, alejada del pacifismo que recorría la intelectualidad de los artistas en general8.
Vivió muy cerca de la segunda guerra de los Bóeres en Sudáfrica y la I Guerra mundial, convirtiendo su pluma en propagandista oficial e incansable de los intereses bélicos de Inglaterra. En esta última, murió uno de sus hijos.
Se prodigó, alternando periodos de aislamiento, en todo tipo de sociabilidad de “club”, en el circuito social de la vida mundana. Fue un admirador del Ejército de Salvación. Sirve apuntar que se negó firmar –para entender los límites de sus concepciones liberales9-, en los años treinta del siglo XX, el manifiesto a favor en Inglaterra al proscrito y entonces perseguido León Trotsky cuando éste buscaba un país que le diese asilo político o al menos cobijo.
En su autobiografía cuyo título se ajusta a la realidad del contenido, "Algo de mí mismo"10, alude en numerosas ocasiones al dinero ganado y perdido, preocupado por el valor económico de las cosas y por ser engañado por capitalistas sin escrúpulos. En general, su vida transcurrió en el mundo anglosajón (Colonias británicas, Inglaterra, Estados-Unidos, Canadá, Sudáfrica) con incursiones en el espacio de influencia gala.
Falleció el 18 de enero de 1936 a los 70 años dejando una inmensa fortuna forjada sobre un destacable legado literario. En los días posteriores al óbito, la prensa española publicó semblanzas sin alusión alguna a su afiliación masónica. Y de su amplia trayectoria como escritor, no solieron citar las obras que incluyeron de forma nítida a dicha sociabilidad. Más o menos distantes en referencia a sus conocidas posturas políticas, prácticamente todos los periódicos rindieron homenaje a un escritor valorado como uno de los mejores de su época11.
Era el escritor oficial del imperialismo británico y de sus colonias.
Kipling masón
Se inició el 5 de abril de 1886 en la logia Esperanza y Perseverancia n°782 de Lahore (ciudad perteneciente hoy a Pakistán) con una dispensa especial dado que le quedaban unos meses para cumplir la edad mínima reglamentaria de 21 años que permitía ingresar en masonería12. Años más tarde, Kipling se refirió en varios escritos a su iniciación y en general a su primera logia.
Kipling en contacto con la teoría masónica descubrió un espacio de sociabilidad, diferente a otros "clubs" y a sus vivencias formativas. El contexto colonial, con sus flagrantes desigualdades, el contexto académico británico, con sus verdades absolutas y su intolerancia a la libertad de expresión y de crítica contrastaban con el contexto de la logia donde al menos en teoría sus integrantes se veían en pie de igualdad, respaldados por una amplia libertad de expresión guiada al ritmo de las normas de los rituales. Estas circunstancias fascinaron a nuestro autor que lo rubricó a través del género poético. A Kipling le encandiló que se celebrase el Rito con "musulmanes, judíos, católicos, hindúes, blancos, negros y mulatos", sociabilidad original, amable y tolerante según lo experimentado hasta el momento13.
Se afilió en diferentes logias y participó en la fundación de otras según los avatares de sus viajes y estancias por los diferentes continentes. En su primer año como afiliado, su ascensión en grados fue galopante, alcanzando en poco más de seis meses el tercer grado que le permitió ocupar el puesto de Secretario de la logia. Su vida masónica fue activa los primeros años. Ya en el siglo XX, su ritmo de vida le apartó de la asistencia regular en logia.
En 1888, año de publicación del relato objeto de estudio, se trasladó a vivir a Allahabad (India), conocida entonces como la Oxford del Este, afiliándose a la logia Independencia con Filantropía n°391. A lo largo de su vida, varias logias le nombraron miembro de honor o le condecoraron con honores particulares según la identidad profesional de la logia (sólo artistas) o temática (de investigación). Su fama compensaba el incumplimiento de ciertas condiciones de entrada en diferentes tipos de sociabilidad. Por ejemplo, cuando en 1909 fue aceptado en la Sociedad Rosacruz de Anglia (Inglaterra), sin ser en aquel momento miembro activo de la Gran Logia Unida de Inglaterra, condición sine qua non14.
Era un escritor muy famoso.
La masonería en sus obras
Quien tiene las llaves, al menos principales, sobre la comprensión simbólica de las referencias masónicas implícitas, en cualquier relato, es el propio autor. A veces, los autores anexan explicaciones en entrevistas, conferencias o artículos posteriores a la publicación para aclarar y despejar las dudas o las interpretaciones de los lectores. Las demás llaves las poseen los críticos de la literatura, historiadores, psicólogos, periodistas, sociólogos, etc. que analizan al propio autor, producto de múltiples factores, entre otros, sociales, económicos, políticos, ontológicos y religiosos. Por ejemplo, para el historiador Alberto Valín, Kipling reflejó en sus obras el "místico ideario masónico: la proclamación universal de la hermandad humana, anteponiéndola siempre a cualquier cosa"15.
La masonería ofreció a Kipling lo que su formación colegial le impidió a base de represión moral y física. Como veremos más adelante, Kipling no empleó en sus obras a la masonería ni a los masones de forma uniforme hacia una poca original apología. Salvo en poemas. Plasmó su sinceridad masónica a través del arte poético. Eligió este género para expresar su admiración hacia la Orden. Entendiendo que la poesía y la novela no toleraban por igual todas las expresiones de la creatividad, destacando a la primera como la más intolerante por ser el escenario de la sinceridad, sin lugar para el humor.
Sellaría para orgullo de los masones un poema, Mi logia madre, que en su momento y todavía hoy emociona a sus correligionarios16. Cuando Kipling escribía en versos era sobre todo para elogiar lo que más le llamó la atención: el aceptar a individuos con diferentes religiones, nacionalidades, profesiones, ideas políticas y riquezas en un mismo lugar, en la logia. Es decir, un nivel de tolerancia inalcanzado, fuera del Templo, en la sociedad civil. Y así lo describió en su famoso poema y en otros17. No obstante, en uno de los estudios más completos sobre la relación de este escritor y la masonería, producido desde dentro de la propia organización, desde la célebre logia de investigación Quatuor Coronati de la Gran Logia Unida de Inglaterra, se desmiente que, en base a los nombres de los afiliados de su primera logia, existiera la mezcolanza descrita por Kipling. Descripción que según el autor del estudio resultó de "un fallo de la memoria o de una fértil imaginación"18.
Su fama, contemporánea a su época, sobrevivió hasta nuestros días sobre todo gracias a su best-seller El libro de la selva19. Sin embargo, en la primera mitad del siglo XX, Kim, otra obra maestra del escritor, competía de igual a igual entre los críticos literarios para saber si era "mejor" que El libro de la selva. La adaptación cinematográfica hecha por Walt Disney de las aventuras de Mowgli dinamizó su fama a nivel internacional y ante un público muy amplio, dejando a Kim, que también tuvo su versión de celuloide, por detrás.
En Kim, las referencias masónicas son nítidas, empezando por su protagonista, un joven huérfano hijo de masón. Esta obra pesó lo suficiente para que la balanza del Premio Nobel de Literatura se decantara por Kipling. Empero, es común encontrar en la producción publicista masónica que El libro de la selva fuese "obviamente" un relato masónico, en el que se distinguiría la descripción de una experiencia iniciática, sólo perceptible por quienes gozaron de la iniciación masónica. En este sentido, Mowgli experimenta un aprendizaje en varias etapas hasta convertirse a su vez en responsable y aleccionador. ¿Una alegoría del recorrido de los grados masónicos? El debate sobre educación y pedagogía era en la mayoría de las naciones de aquella época una constante de la batalla política. ¿Participación original a ese debate? Esta interpretación que caracteriza de manera rotunda este cuento de masónico carece de sólidos argumentos. La masonería y los masones no son propietarios de ciertos valores, sino que los comparten con otros tipos de asociaciones e individuos y viceversa. ¿No habría algunas escenas con "valores" anarquistas, comunistas, sólo perceptibles por anarquistas o comunistas?
En los trabajos de origen masónico, se detectó ciertas diferencias de trato entre si el autor era británico o de otra nacionalidad, sobre todo francesa. Los británicos no solieron ni suelen relacionar dicho cuento como obra con referencias hiramistas. En cambio, los demás autores masones lo destacan en sus escritos sobre Kipling20. Asimismo, los británicos dejaron claro que la vida masónica de Kipling fue muy activa en sus primeros años y apartada de la vida cotidiana de la logia en los siguientes, aunque conservando y alimentando su admiración sin fisuras hacia la Orden. Admiración comprobable con la relación de las numerosas referencias masónicas que empleó en más de cuarenta textos, sobre todo en la publicada en prosa21. La masonería o los masones aparecieron en sus escritos prácticamente todos los años durante más de veinte años, reduciéndose su alusión a partir de la I Guerra Mundial.
Era un fiel admirardor de la Orden.
El hombre que quiso ser Rey22
Esta primera obra de alcance internacional la protagonizan dos masones, oficiando en algunas escenas como tales. Referencias puntuales las hubo anteriormente en otros cortos relatos pero sin llegar a este nivel. Esta primera novela de Kipling, siendo masón activo, no siempre se cita como obra que use el tema masónico. Sin embargo, no ofrece ninguna duda.
De este corto relato se realizó una exitosa versión cinematográfica en 1975 de manos del realizador John Huston con Sean Connery y Michael Caine como protagonistas principales. Película que fue difundida en España en los últimos años del franquismo, enseñando masones a un público formado en la antimasonería más agresiva23. ¿Falló la Censura? Por supuesto que no. La novela, como se verá a continuación, y la película asocian los masones a violentos estafadores utópicos.
El trato del tema masónico difiere del libro pero aparece desde los primeros compases, incluso añadiendo la pregunta sobre ¿Qué es la masonería?, que recibe respuesta por el personaje (el periodista) que hace del mismísimo Kipling.
La historia transcurre en una región limítrofe junto a la India británica y reúne los ingredientes frescos de la vida personal de Kipling (India-Afganistán, colonialismo, paternalismo, periodismo, iniciación masónica, aventuras extravagantes, utopía imperialista) en conjunción con su calidad creativa.
Un periodista es el testigo del deseo de dos hombres británicos masones, de pretender conquistar-colonizar un terreno ocupado por tribus alejadas supuestamente de la civilización más moderna24. Premisa que permitiría conquistar el terreno y esclavizar a esa población utilizando mejores armas que las de los autóctonos con el fin de obtener una enorme riqueza. Es un resumen del procedimiento "habitual" de una colonización. Trama principal que le permitió a Kipling el desarrollar esta corta novela de aventura que publicaría en 1888. Año que dentro de la historia de la masonería se enmarca en un contexto de intercambio internacional incesante de acusaciones antimasónicas y defensas de la Institución. La Bula papal de León XIII, Humanum Genus, difundida en 1884, avivó al extremo, hasta finales de siglo, la batalla dialéctica entre los sectores católico, apostólico y romano y el masónico. Durante los cuatro años que distan entre la bula pontificia y la publicación de la novela, un impostor, Leo Taxil, se entrometió en los circuitos socioculturales masónicos y católicos con varias exitosas publicaciones antimasónicas que, entre otros hechos, promovieron el odio a los masones y la ignorancia sobre el fenómeno. No obstante, esta batalla, muy conocida de todos los que se dedicaron a profesiones liberales y artísticas en aquella época, sensibilizó mucho más a las masonerías latinas que a la de origen anglosajón. A este contexto, que se apoyó sobre la exacerbada imaginación antimasónica de Leo Taxil, pareció ajeno Kipling. ¿O no? Esta impermeabilidad al gran impostor de la época pudiera explicarse por su pertenencia a la Gran Logia Unida de Inglaterra, cuerpo masónico algo menos implicado en esa vorágine publicista que las masonerías galas e iberoamericanas, más sensibles a las calumnias procedentes y financiadas por la Curia Romana.
Así contamos en esta obra, con dos masones que desean apoderarse de un territorio sometiendo a unas poblaciones por medio de la violencia y del engaño para convertirse en reyes. El territorio, entre las montañas de Kafiristán, se sitúa hoy en Afganistán. Se sabe de ese extravagante deseo, no lejano a experiencias e intercambios de ideas reales presenciados por Kipling como redactor y oficioso editor de periódicos ingleses en la India25, gracias a que estos dos aventureros revelasen su propósito a un periodista que hace de enlace entre ellos y el lector. Y lo lograron. Conquistaron, colonizaron y uno de ellos se convirtió en Rey de Kafiristán, con el susodicho problema de tener que mantenerse como autoridad, negociando con los diferentes líderes indígenas. El relato en sí lo cuenta al periodista el que oficialmente no llegó a ser el Rey, una vez acabada la aventura colonialista que terminó de forma dramática con el asesinato del monarca.
La "masonería" entra en escena, muy avanzada la historia, cuando uno de los dos hombres comenta al otro (Rey) que uno de sus mejores ayudantes en su empresa imperialista, reclutado en esa tierra, era también masón. Para asombro del Rey que lo comprobó realizando el "Apretón de Hermano de la Orden"26. Le informa que los hombres más ilustrados de esas poblaciones son todos masones aunque desconocían la exaltación al tercer grado. Entonces, el Rey idea constituir, como complemento para reforzar su autoridad, una "logia de Tercer Grado" para ascender a todos ellos, proclamándose él mismo Gran Maestro de la Orden. Su compañero de aventura le recuerda que no puede formar logia sin autorización oficial porque "va contra todas las leyes". El Rey vio la ocasión de reafirmar su autoridad ante los desconfiados líderes locales. Decide que al día siguiente se oficiara una tenida27 de inauguración de logia y que las mujeres fabricasen los mandiles durante la noche. La ceremonia se planteó para asentar aún más su autoridad y así fue. Describe incluso cómo diseñaron la logia.
Al día siguiente, en una nueva tenida, el Rey se proclama "Gran Maestro de la Francmasonería de Kafiristán" y al mismo tiempo Rey de todo ese territorio. Más adelante, pensó en escribir a la Gran Logia Unida de Inglaterra para solicitar una "dispensa" y contarles lo que hizo como Gran Maestro. En el relato, Kipling siembra la duda sobre si los dos aventureros eran realmente masones o simples conocedores de la Orden o iniciados con escasa participación en tenidas o pobres de graduación: "Tú sabes que nunca hemos oficiado en ninguna logia (pág. 27); Entonces deseé haberles explicado desde el principio que desconocíamos los genuinos secretos de un Maestro Masón; pero no dije nada (pág. 34)".
La decadencia llega cuando al Rey, asimilado por los autóctonos a un Dios, se le antojó contraer matrimonio. Deseo que además de ser mal visto por los indígenas, rompía el acuerdo firmado con su compañero de aventuras que les obligaba a no mirar a mujeres28. Su insistencia para conseguir que se le entregase a la mujer que deseaba precipitó su fin. La ira de las poblaciones sometidas se desató al descubrir la superchería de los dos aventureros por el mordisco de la mujer que ensangrentó al Rey. Sangre que probaba que era un humano y no un Dios. En consecuencia, matan al Rey, y sólo le quedó fuerzas a su compañero de aventura, para huir y llegar a donde el periódico para contar toda la historia. A los pocos días, moriría en un asilo de fatiga e insolación.
Así pues, Rudyard Kipling, joven escritor y joven masón, en su primera exitosa novela, "mata" a dos masones colonialistas que pretendían ser reyes de poblaciones sometidas por los métodos apropiados. Uso original del tema masónico, para un escritor afiliado, en una época de grandes tensiones publicistas entre partidarios de los fantasmas creados por Taxil y el Papa y los defensores de esta Hermandad.
Era una novela.
Conclusión
Conclusiones de diferentes índoles sobresalen de este acercamiento no exhaustivo a Kipling y a su primera novela.
A buen seguro, la valoración como "gloria masónica" de Kipling -al margen del lado artístico- necesita una revisión. Dista en muchos aspectos de ser un ejemplo del espíritu masónico asociado a pacifismo y asiduidad a las sesiones de logia: el ideológico (Imperialista, liberalismo conservador contrario al liberalismo en teoría más propenso al pacifismo), el político (liberal Tory, que no implica que no criticase sin tabúes al gobierno y a las costumbres inglesas) o el propio masónico con su discontinua participación a sesiones de logia.
En general, los masones lo destacaron, sin que se encuentren referencias explícitas a la masonería, como el autor de El libro de la selva, cuando no escatimó en insertarlas en otros muchos relatos menos aireados. La fama individual se utiliza para nutrir la fama colectiva, indistintamente si procede de la faceta "profana" o masónica. Aquí incluso, se pretende explicar la producción de este exitoso libro por haber sido iniciado en la Orden.
La masonería le inspiró, eso lo dejó nítido a lo largo de toda su obra. Sin embargo, no cabe generalizar su producción artística unilateralmente como consecuencia de su afiliación hiramista. No fue el primero en utilizar cuentos de aventura con la naturaleza salvaje y su contacto con la civilización como escenario principal para un relato de profunda reflexión, como él mismo lo revela en su autobiografía. Su ingreso en la masonería no explica su obra de por sí aunque sin lugar a duda fue importante. Su rico contexto familiar, formativo, geopolítico e histórico junto con su talento fueron las principales fuentes de su inspiración.
¿Por qué calificar de "sorprendente" su primera novela?
En El Hombre que quiso ser Rey, Kipling se ríe, se burla de los masones, de sí mismo, capacidad que en general no prolifera en los ambientes de la alta sociedad y cuanto menos en el masónico. Transformó la libertad de expresión en libertad de risión, probablemente el súmmum de todas las libertades, sin mayores pretensiones que la de crear una divertida novela que a la vez recogiera parte de los diferentes contextos personales experimentados hasta el momento. Si no fuera por ser él mismo masón y famosa su admiración por la masonería, cualquiera podría llegar a pensar que fue escrito con intenciones antimasónicas. En efecto, mostró en aquel momento ser diferente a la casi asfixiante obsesión por parte de los masones de defenderse y justificarse frente a las calumnias vertidas por sus detractores ultramontanos. En el extracto donde aparece el elemento masónico, el escritor lo transforma en una parodia, ejercicio rarísimo no sólo en la Orden sino en el seno de cualquier otra asociación. Parte que no fue retenida para la versión cinematográfica.
Bebedores, mujeriegos, charlatanes, violentos, codiciosos, unas características de la que, hipócritamente, quiere huir cualquier asociación y cuanto más la masonería. Sorprende pues que una de las principales "glorias masónicas", admirador sin falla de la Orden, escribiera un relato en el que sus protagonistas masones no correspondiesen al perfil conceptual difundido por las propias obediencias: pacifismo, tolerancia, igualdad, sinceridad, universalidad, filantropía, etc. Pero sólo era una novela de entretenimiento para los ingleses de la India colonial, sin más.
Desde el punto de vista general, en cuanto al estudio sobre la comprensión del fenómeno masónico, la relación Kipling-masonería deja entrever una de las tantas respuestas que existen sobre la motivación que empujaba a un individuo a iniciarse en ese espacio de sociabilidad al final del siglo XIX y primera parte del XX. En los contextos personales similares al de Kipling fue un acto de revancha oxigenada contra infancias donde la educación colegial, traumática, se había desarrollado bajo el autoritarismo castrense y religioso, con maestros abnegados a la Verdad Absoluta de su Dios, sin lugar para la libre creatividad y el intercambio de pensamiento crítico. La logia era para las capas de la sociedad burguesa dispuestas a convivir con algunas costumbres y diferencias de los demás, sino todo lo contrario, un oasis de "tolerancia" y "libertad"29. Esta sociabilidad ofreció en ese círculo burgués la alternativa más social y conciliadora.
A nivel personal, Kipling evidenció en sus poemas estar orgulloso de ser masón y aunque su "carrera" masónica distó de ser convencional, su estima hacia ella no desfallecería desde el momento de su iniciación hasta su muerte.
1 No pasa generalmente de una relación de sus obras en las que el tema masónico aparece de alguna forma.
2 Marcelo Saadia Hamu, comerciante, miembro de la logia Morayta nº284 de Tánger. Dato facilitado por la historiadora Susana Cuartero Escobes.
3 Publicado originalmente en 1896.
4 (Madrid, 1932), Vol. I, 99-101.
5 Término que engloba los aprendizajes que se adquieren siguiendo las etapas marcadas por los rituales.
6 Apunta por ejemplo en sus memorias que su padre trató a la madre de la teosofía, Madame Blavatsky, considerada por su progenitor como una “interesante gran impostora”.
7 En España, por ejemplo, fue descrito como autor de talento incluso en la prensa católica. Ver: La Unión Católica (30 de julio de 1892): 3 y (1 de agosto de 1896): 1. En Francia, L’Humanité, el periódico socialista y más adelante (1920) comunista, siguió su trayectoria artística e informaba de sus vivencias y desavenencias.
8 L´Humanité 1334 (12 de diciembre de 1970): 1
9 Incluso se llega a describirlo como "antiliberal" en la enciclopedia coordinada por Éric Saunier, Enciclopédie de la Franc-maconnerie (Paris: Le livre de poche, París, 2000), 467
10 Subrayado por mí. Es una parte de su vida novelada. Con descripciones escogidas para no “revelar” demasiado.
11 El Sol 5738 (12 de enero de 1936): 5-6. El Sol 5744 (19 de enero de 1936): 2. El Sol 5768 (16 de febrero de 1936): 5. La voz 4688 (18 de enero de 1936): 2. El Noroeste 13325 (17 de enero de 1936): 3. Revista de Escuelas Normales 117 (febrero 1936): 53-56. El Heraldo de Madrid 15562 (18 de enero de 1936): 16. El Heraldo de Madrid 15566 (23 de enero de 1936): 14.
12 Los archivos de la biblioteca masónica de Lahore fueron quemados por extremistas religiosos en 1960.
13 Esta tolerancia es muy matizable según la masonería o logia de la que se trate, aunque dicha práctica responda a la teoría.
14 Harry Carr, “Kipling and the Craft”, en: Transactions of the Quatuor Coronati Lodge 77 (1964): 231.
15 Alberto Valín, “La masonería como vehículo propagador del liberalismo político. El caso gallego”, en: Masonería, revolución y reacción, coord. José Antonio Ferrer Benimeli (Alicante: Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert, 1990), Tomo I, 184.
16 Ferrer Benimeli y Susana Cuartero Escobes sitúan este poema como el equivalente al escrito por José Rizal, Últimos adiós, antes de ser fusilado. “José Rizal y la masonería en el centenario de su fusilamiento (1896- 1996)”, en: La Masonería española y la crisis colonial del 98, coord. Ferrer Benimeli (Zaragoza: CEHME, 1999), Tomo I, 325.
17 Muy destacable es el titulado Si.
18 [The results of faulty memory or the creatures of a fertile imagination]. Carr, “Kipling and the Craft”, 221.
19 Se publicó en español con el título de “El libro de las tierras vírgenes”. En España, había llegado anteriormente en su versión francesa.
20 Un ejemplo galo: Daniel Ligou, Dictionnaire de la Franc-maçonnerie (Paris : PUF, 2006), 666-667.
21 Ver en Anexo I la relación de las obras en las que Kipling mencionó a la masonería.
22 La editorial Sociedad de Aventuras Literarias de Gijón (España) publicó en 2013 una magnífica, creativa y cuidada edición de es e libro. Ven ido en un sobre en cuyo interior se insertó un recorte de periódico con un mapa de Kafiristán, diálogos del texto y diversas notas informando sobre algunos aspectos masónicos. Luego con un c código se puede leer el texto íntegro titulado El hombre que pudo reinar, descargándolo desde Internet (www.aventurasliterarias.com).
23 Ciertas réplicas le recordaron al historiador Agustín de las Heras algunas aparecidas en el capítulo que dedicó Los Simpsons a las sociedades secretas. “Las sociedades secretas en los Simpsons”, en: La Masonería en Madrid y en España del siglo XVIII al XXI, coord. Ferrer Benimeli, (Zaragoza: CEHME, 2004), Tomo I, 681.
24 En la película se le puso al periodista directamente el nombre de Rudyard Kipling.
25 Rudyard Kipling, Algo de mí mismo, librodot.com, sin año.
26 Rudyard Kipling, Algo de mí mismo, 27.
27 Sesión de reunión entre masones.
28 Antes de lanzarse en esa aventura, habían firmado los dos aventureros con el periodista por testigo que “no miraremos a ningún licor, ni ninguna mujer negra, blanca o morena, así no nos mezclaremos perjudicialmente con uno o la otra” (pág. 16).
29 Los estudios historiográficos matizan los límites de estos conceptos.
Fuentes
Caras y Caretas, 21 de marzo de 1936, 50.
El Heraldo de Madrid, 18 de enero de 1936, 16; 23 de enero de 1936, 14.
El Noroeste, 17 de enero de 1936, 3.
El Paso Daily Herald, 17 de febrero de 1900, 11.
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Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
15 Mayo 2015 -
Fecha del número
Abr 2014
Histórico
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Recibido
04 Mayo 2013 -
Acepto
08 Ago 2013