Introducción

El ensayista francés Albert Lantoine escribió en 1930: ''el Rito Escocés es célebre. Célebre y poco conocido.'' Treinta y seis años después otro investigador francés, Paul Naudon, llegaba a la misma conclusión en la introducción de su obra. Hoy, cuando ya han pasado más de dos siglos de la fundación del primer Supremo Consejo en el mundo, podemos constatar que el conocimiento histórico relativo al tema sigue siendo muy limitado.

En el caso de América Latina la situación es aún más precaria; si bien durante el siglo XIX los grandes orientes y supremos consejos fueron la principal forma de organización de la masonería en la región, es poco y nada lo conocido de su historia.

El Rito Escocés Antiguo y Aceptado (reaa), igualmente denominado escocesismo o escocismo, a pesar de ser una de las ramas de la masonería más extendida en el mundo, no ha logrado atraer la atención de la historiografía académica y se ha centrado, en cambio, en investigaciones fundamentalmente masonológicas.

La gran mayoría de los autores han sido miembros de la institución e inclusive muchos de ellos han impulsado sus trabajos desde puestos directivos, haciendo de la historia una herramienta doctrinaria o un arma de enfrentamiento para definir ortodoxias.

En el presente artículo quisiéramos realizar un estado de la cuestión relativo a la historia del escocesismo. No tiene ambiciones de exhaustividad, sino más bien, busca identificar las áreas trabajadas, los principales problemas para la investigación, las herramientas de las que hoy día disponemos y las características generales de las obras y autores más importantes.

La finalidad de realizar un balance guarda relación con un objetivo un poco más ambicioso, como lo es activar el interés por el estudio del reaa en América Latina, idealmente explorando nuevas vías de investigación.

El artículo está dividido en cuatro partes: en la primera esbozamos de forma general las temáticas usualmente abordadas en la investigación relativa al tema; en la segunda tratamos el problema del acceso a las fuentes primarias y de las alternativas existentes para sortearlo; en la tercera sección nos detenemos en las estructuras institucionales de investigaciones y sus potencialidades; por último, en la cuarta, desarrollamos en líneas generales la historiografía relativa al tema, identificando los espacios de mayor productividad y cómo ha evolucionado en el tiempo.

¿Cómo se ha estudiado el reaa?

Si bien hay una importante y erudita producción en la materia, podemos observar investigaciones centradas fundamentalmente en los orígenes del Rito, ya sea en la creación de altos grados durante el siglo XVIII, o en las historias institucionales de los supremos consejos nacionales. En el primer caso, el debate ha consistido en determinar la genealogía y datación de cada grado, demostrar su antigüedad, definir sus influencias (¿jacobitas?) y analizar las variaciones entre rituales. Como se puede intuir, el eje de estudio ha estado guiado fundamentalmente por la defensa de cierta ortodoxia y por la exigencia de definir una naturaleza única del escocesismo.

Aquí han estado presentes las querellas entre las diferentes orientaciones, las cuales es posible identificar al interior de la masonería: aquellos que interpretan la simbología y los grados desde un punto de vista racionalista y los consideran como alegorías útiles para la vida terrena; están quienes interpretan como extensión del cristianismo y, por ende, como una forma de enriquecimiento espiritual; por último, los que consideran a los grados superiores como una forma de vinculación con tradiciones arcanas, esotéricas y místicas. Para todos ellos, la historia, llamémosla así, es una fuente de justificación de sus posiciones, y una evidencia de un supuesto sentido único.

A nivel historiográfico, el relato ha seguido un patrón del cual es casi imposible escapar. Las investigaciones se centran en la genealogía de los grados, su interpretación simbólica y la aparición de los primeros sistemas fundados en Europa. Luego analizan su proceso de difusión en el Caribe hasta llegar a Estados Unidos. Posteriormente hay numerosas investigaciones relativas a los protagonistas de esta historia: Étienne Morin (o Estienne Morin, como corrige Alain Bernheim), Henry Francken, Alexander de Grasse-Tilly, Jean Baptiste Delahogue, John Mitchel, Frederik Dalcho, Joseph Cerneau. Luego, tenemos las investigaciones relativas a las Constituciones sobre la organización del Rito (la de 1762 y la de 1786) y el famoso Convento de Lausanne. Por último, están las historias de los supremos consejos nacionales con sus relatos institucionales cronológicos y fundamentalmente descriptivos.

Resulta singular constar un hecho sobre la historia del Rito, esta se centra en el periodo fundacional, en el ''ídolo de los orígenes'' como lo denomina Marc Bloch¹, lo que da indicios del interés por fijar una tradición única, con la finalidad de sortear querellas entre organizaciones rivales.

El método de análisis, fundamentalmente de rituales, sigue siendo la tradicional filología positivista impulsada hace más de 100 años por la logia británica Quatour Coronati; esta se centra en las características intrínsecas del documento y abandona toda consideración propiamente histórica (los contextos, las redes de intercambio, la circulación de personas y saberes, los perfiles y trayectorias de sus miembros, etc.). Algo similar, pero en otro sentido, lo encontramos en los textos de interpretación ritual, los cuales abogan por demostrar argumentalmente una posición determinada, una interpretación, la mayoría de las veces voluntarista, más que someter críticamente el texto, analizarlo desde su época o interpretarlo con herramientas teóricas, como la hermenéutica.

Fuentes para el estudio del reaa

Para investigar la historia del reaa es necesario franquear una serie de obstáculos, dentro de los cuales el más importante de todos es el acceso a fuentes primarias. Debido al carácter descentralizado de la institución, que implica la inexistencia de un poder central, los archivos se encuentran dispersos en cada Supremo Consejo nacional. Sin embargo, debido a una larga historia de conflictos y cismas en la historia del escocesismo, muchas fuentes se han destruido, y otras se encuentran en colecciones particulares.

De hecho, quienes han investigado la historia del reaa usualmente lo han hecho en su calidad de coleccionistas, realizando trabajos crítico-documentales (definir dataciones, autenticidad de documentos y firmas), más que realizar un trabajo de reconstrucción del pasado.

Sin ir más lejos, uno de los fondos documentales más importantes para estudiar el origen del Rito, estaba en posesión de un masón coleccionista llamado Alfred Irwin Sharp, quien lo vendió poco antes de morir a la Jurisdicción Norte de los Estados Unidos, en 1952. Algo similar sucedió con la colección del también masón Nicolas Choumitzky, cuyos documentos fueron requisados por la Gestapo durante la Segunda Guerra Mundial².

Además de la falta de fuentes primarias, otro de los problemas del investigador son las abundantes copias, falsificaciones o documentos de segunda mano. Tal como sostiene Charles Porset, ''la masonería escocesa es por excelencia aquella de títulos imaginarios, de diplomas de complacencia, de patentes apócrifas, de cartas sin fecha''³.

A pesar de ello, desde mediados del siglo XIX los supremos consejos de Estados Unidos, bajo el proyecto de organización del escocesismo a nivel mundial, comenzaron a recopilar información de archivo y a crear fondos documentales para su estudio. El actor más importante de todos, indudablemente, fue Albert Pike, quien entre 1870 y 1890 publicó el Official Bulletin del Supremo Consejo de la Jurisdicción Sur, el cual comprende 11 volúmenes, donde se reproducen miles de documentos⁴.

En la Jurisdicción Norte, por su parte, en 1950 crearon un ''History Commitee'', el cual funcionó hasta septiembre de 1957. Sus principales funciones fueron organizar la documentación existente y reunir material disperso, como fue la adquisición de los documentos ''Sharp'', que corresponden a una de las logias francesas más antiguas, ''L'Anglaise'', fundada en Burdeos en 1732.

La dispersión documental ha sido paliada, en parte, por la publicación de documentos, memorias y boletines, como el Libro de oro de Alexander de Grasse-Tilly⁵, así como también, por la reedición de obras históricas⁶.

Aun así, las dificultades para estudiar el origen y evolución del escocesismo durante el siglo XVIII y buena parte del XIX, siguen siendo casi infranqueables. Para llevar a cabo un trabajo de dicha envergadura es necesario, al menos, consultar los archivos de la Jurisdicción Norte de Estados Unidos en Lexington; luego, hacer lo mismo para la Jurisdicción Sur que conserva los archivos de Albert Pike en Washington D. C. Posteriormente, trabajar en el archivo de la logia Quatour Coronati en Londres, en los archivos de la masonería francesa depositados en la Biblioteca Nacional, el Gran Oriente y el Supremo Consejo de Francia.

Estructuras masónicas para la investigación

Probablemente, debido a las dificultades señaladas, en las primeras décadas del siglo XX se comenzaron a crear logias de investigación, centros de estudio, revistas y cargos especializados en historia de la masonería. Si bien en su mayoría no se especializaron en el reaa, sí encontramos abundante material relativo al tema.

Si bien la primera logia de investigación se fundó en Inglaterra en 1884, con el nombre de Quatour Coronati Lodge 2076, llama la atención el escaso interés del reaa entre sus miembros.

En Francia, en cambio, en 1925 se fundó la logia de investigación Saint Cladius 21, y posteriormente la logia Villard de Honnecourt 81, esta publica, desde 1963, la revista anual Travaux de Villard de Honnecourt. Paralelamente, el Gran Oriente de Francia creó en 1971 una Comisión de Historia, en 1974 inició la circulación de un boletín. Tiempo después, la comisión se transformó en el Instituto de Altos Estudios y de Investigación Masónica en Ciencias Humanas, cuyo boletín Chroniques de Histoire Maçonnique aparece ininterrumpidamente desde 1981. El Supremo Consejo de Francia, por su parte, publica desde 1970 la revista Ordo ab Chaos.

En 1970 se formó una revista abierta a investigadores y masones provenientes de diferentes obediencias, en Renaissance Traditionnelle están numerosas investigaciones relativas al escocesismo.

El éxito en el desarrollo de la investigación y difusión de la historia en Francia se debe no solamente a su institucionalización, sino al hecho de contar con la dirección de los centros de estudios y revistas con cargos permanentes y mantener proyectos de largo alcance.

En Estados Unidos, luego del impulso dado por Albert Pike al rescate de archivos y a la difusión de la historia durante el siglo XIX, hubo varias iniciativas para continuar la labor realizada. Así, en 1914 se creó la National Masonic Research Society y al año siguiente comenzó a publicar la revista The Builder, dirigida por Joseph Fort Newton. En 1928 crearon The Philalethes Society, la cual publica, desde 1946, Philalethes: The Journal of Masonic Research & Letters. En 1931 se fundó la primera logia de investigación en Nueva York, The American Lodge of Research, acción reproducida en diferentes lugares, existiendo en la actualidad cerca de 40 logias o capítulos de investigación.

En lo relativo al escocesismo, las iniciativas quedaron un tanto rezagadas. En la Jurisdicción Sur del Supremo Consejo, se creó en 1991 la Scottish Rite Society, esta publica anualmente la revista Heredom⁷ desde 1992. Igualmente, administran The House of the Temple Library & Museum. En la Jurisdicción Norte, por su parte, desde 1970 circula la revista Northern Ligth y desde 1975 poseen la magnífica Van Gorden-Williams Library & Archives, biblioteca, en cuyo haber contiene cerca de 60 mil títulos.

En síntesis, pese a las limitaciones en la investigación histórica, se identifican al menos tres factores que han permitido cierto nivel de desarrollo en Estados Unidos y Francia. El primero es la creación de instituciones para el estudio del escocesismo; en segundo, estas han sido dirigidas por especialistas (historiadores), quienes han permanecido en sus cargos por varias décadas⁸, consintiendo la dedicación exclusiva al estudio e investigación; y, por último, las instituciones se han dotado de magnificas bibliotecas especializadas, las cuales tienen políticas de adquisición, publicación y actualización constante de sus colecciones.

La masonología

La historiografía del escocesismo ha estado prácticamente monopolizada por investigadores ajenos a la disciplina, lo que explica en parte su modesto nivel de desarrollo. Las publicaciones comenzaron en la primera mitad del siglo XIX con los libros del Claude-Antoine Thory⁹ y de Jean Claude Bésuchet de Saunois¹⁰. En ambos casos, los autores desarrollan una cronología exhaustiva donde presentan los principales hitos en la formación del escocesismo en el contexto general de la historia de la masonería francesa. A estos autores le siguieron Jean-Marie Ragon¹¹ y François-Timoléon Bégue Clavel¹², quienes sin centrarse en la historia del reaa, dan cuenta tempranamente de su desarrollo.

La investigación comenzó a tomar fuerza a mediados del siglo XIX en Estados Unidos, momento cuando aparecieron las primeras historias del reaa, las cuales se enmarcan en un contexto de conflicto entre obediencias rivales. Así, en 1858 apareció un impreso firmado por Jacques Foulhouze¹³, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo de Luisiana, el que tenía por finalidad reivindicar un nuevo cuerpo escocés de tendencia ''cerneauista''¹⁴ en un territorio cuya dirección pertenecía a la Jurisdicción Sur de Estados Unidos. En el impreso, el análisis histórico sirve como fundamento para las reivindicaciones de Foulhouze.

A fines del mismo año, Albert Pike, en vísperas de asumir la dirección de la Jurisdicción Sur, publicó un texto¹⁵ en respuesta al impreso de Foulhouze donde, nuevamente, utilizó la historia del escocesismo para demostrar la irregularidad del Supremo Consejo recientemente formado.

De este modo, vemos como las primeras historias del escocesismo en Estados Unidos surgen a raíz de un problema doctrinario, el cual pretende ser dilucidado a través de diferentes lecturas del pasado interpretadas por las dos máximas autoridades de los supremos consejos en pugna. Vale decir, la historia fue concebida como una fuente para la resolución de controversias y una herramienta para dictar doctrina, convirtiendo de este modo a los soberanos grandes comendadores en sus voceros más autorizados.

Concebida la historia de esta manera, como un instrumento de poder, vemos como en Estados Unidos a mediados del siglo XIX se construyó una industria editorial, donde destaca la aparición de casas especializadas, como la Macoy Publishing and Masonic Supply Company fundada en 1849, en Nueva York, por el erudito masón Robert Macoy¹⁶.

Con el florecimiento de la industria editorial masónica fue posible difundir directrices doctrinarias tanto para la masonería simbólica como para el escocesismo. De hecho, fue en esta época que Estados Unidos comenzó a concebirse como la potencia rectora del Rito Escocés Antiguo y Aceptado a nivel mundial.

Las publicaciones de obras con la historia del reaa continuaron durante la década siguiente y 1862 apareció la primera síntesis del Rito publicada por el masón Robert Benjamín Folger¹⁷, Gran Secretario General del Supremo Consejo de Nueva York. Su trabajo tiene el mérito de haber incorporado gran parte de la literatura en francés hasta ese entonces conocida. Sin embargo, la investigación pierde valor debido al uso que hace del pasado con la finalidad de defender la fundación del Supremo Consejo de Cerneau, y fulminar algunas críticas contra la pertenencia de judíos en los grados superiores.

En la década de 1860 Albert Pike tomó el control teórico y doctrinario del Rito e intentó brindarle una organización a nivel mundial. Para ello, en diciembre de 1859 envió una convocatoria a trece supremos consejos¹⁸ citándolos a una reunión internacional en la ciudad de Londres, la que se realizaría en julio de 1861. Pero esta no fue posible debido a la Guerra Civil norteamericana.

Una década más tarde, en 1871, publicó su obra más importante Moral and Dogma, donde analiza filosóficamente las enseñanzas del Rito en todos sus grados, delimitando con ello la interpretación simbólica del reaa.

En el mundo francófono, la investigación se retomó de la mano de una nueva generación de investigadores, donde destacan Emmanuel Rebold¹⁹, Achille Godefroy Jouaust²⁰, pero principalmente Emile Daruty, quien en 1879 ²¹ publicó una obra remarcable para la época: Recherches sur le Rite Ecossais Ancien et Accepté, la cual sintetizó todo el conocimiento relativo a la historia del Rito hasta ese entonces conocido, confrontando las investigaciones con documentación primaria y cierto grado de imparcialidad.

En Estados Unidos, por su parte, en la misma década de 1870 se inició la época de las grandes enciclopedias masónicas, donde destacan el diccionario de Robert Macoy²² y la enciclopedia de Albert Gallatin Mackey²³. En lo relativo a la historia del escocesismo, las publicaciones mantuvieron su vitalidad hasta mediados del siglo XX, pero con un mayor énfasis en las historias institucionales del escocesismo de cada estado o de las dos jurisdicciones más importantes²⁴.

Es hasta la tercera década del siglo XX que aparecieron las primeras publicaciones con carácter académico. En primer lugar, tenemos los trabajos de René Le Forestier quien, si bien no se ocupó del escocesismo en particular, sí desarrolló y problematizó sus características durante el siglo XVIII²⁵. En segundo lugar, tenemos la célebre obra de tres tomos Histoire de la franc-maçonnerie française de Albert Lantoine, cuyo segundo volumen está dedicado exclusivamente al reaa²⁶.

Este primer impulso no tuvo continuidad; fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando la investigación histórica volvió al campo doctrinario de las autoridades de los supremos consejos. A pesar de ello, en la segunda mitad del siglo XX destacamos el trabajo de Robert Lindsay (1961)²⁷ para Escocia y el de Alexander Jackson para Inglaterra (1980)²⁸.

Un caso excepcional, y según nuestro punto de vista es una de las mejores investigaciones que existe hasta el momento, es el libro de Paul Naudon: Histoire, rituels et tuileur des hauts grades maçonniques. La obra fue publicada en 1966 y cuenta con cinco reediciones. El autor es doctor en derecho, por ende, no es historiador. Sin embargo, realiza un análisis sumamente equilibrado, ponderando el peso verdadero que posee la documentación y no aventurando hipótesis osadas sin contar con pruebas suficientes. Adicionalmente, resulta destacable su imparcialidad, ya que no obstante a ser miembro activo de la Gran Logia de Francia, del Supremo Consejo y un exponente de la corriente ''espiritualista'' en masonería, sus preferencias no se dejan sentir con fuerza frente a un relato basado fundamentalmente en la evidencia. A pesar de ello, su obra no ha estado exenta de críticas -en su mayoría injustas-, las cuales se centran en destacar algunos errores de forma completamente anacrónica.

En la década de 1980 la investigación ganó cierta vitalidad a través de la publicación de artículos en revistas masónicas. La más importante es Renaissance Traditionelle, donde encontramos abundantes trabajos relativos al escocesismo. Entre los autores destaca Alain Bernheim (1931), quien actualmente es considerado como una de las máximas autoridades en lo relativo a la historia del reaa.

Bernheim, es de nacionalidad francesa, pero vivió en Suiza. Es músico de profesión y a partir de 1980 se dedicó a la investigación masónica. Fue miembro de la logia Quatuor Coronati 2076, hasta que renunció en 2014.

Su obra es de suma importancia en lo relativo al manejo documental, de hecho, se dedica con gran precisión a delimitar fechas y episodios relativos a la historia del reaa. Su trabajo metodológicamente es más cercano a la filología documental, esto es, la recuperación exacta del contenido del texto en mayor medida que su interpretación.

De ahí que su obra sea de difícil lectura -cientos de páginas analizando documentos-, a pesar de ser de gran ayuda para la reconstrucción precisa del pasado. Sin embargo, y esto es usual en los investigadores emergentes a partir de 1990, Bernheim es un escritor polémico, empeñado en demostrar los errores de sus antecesores, resaltar sus descubrimientos documentales y establecer canónicamente ''la verdad'' sobre hechos históricos. Su obra más importante, que reúne cerca de tres décadas de investigación, apareció en 2011 con el título Le rite en 33 grades²⁹.

A pesar de los reparos, no sería justo desmerecer su obra, que a todas luces es un aporte. Además de reconocer su papel protagónico en la reactivación del interés por la historia del reaa. De hecho, en 1990 comenzó una línea ascendente en la producción de obras históricas relativas al escocesismo. Francia, en ese sentido, se transformó en esta época en el epicentro de la investigación. Pero la producción quedó circunscrita a revistas y editoriales masónicas, sin lograr entusiasmar mayormente al mundo académico.

Las publicaciones francesas sobre el reaa se han centrado fundamentalmente en la historia de los grados superiores, aspectos filosóficos, historia del ritual y análisis simbólico. En lo relativo a la historia, el debate se ha centrado en los orígenes del escocesismo. Al respecto, destacan dos autores: André Kervella y Louis Trébuchet. El primero, posee una prolífica producción de libros dedicados al tema³⁰, y se ha transformado en el principal defensor y promotor de la tesis de filiación jacobita para comprender el origen del reaa. En el segundo caso, el autor publicó una obra monumental de cuatro volúmenes, acompañada de otros cuatro tomos adicionales, con reproducción de las fuentes documentales utilizadas, donde analiza pormenorizadamente el proceso de gestación del reaa³¹.

Kervella y Trebuchet desarrollan sus investigaciones en una línea muy similar a la de Alain Bernheim. Si bien mantienen distancia con algunos de sus postulados, y en algunos casos inclusive polemizan con el autor, realizan un relato estrictamente ajustado a la descripción del documento, en vez de utilizar las fuentes como herramientas para reconstruir el pasado.

Adicionalmente, se percibe cierta obsesión por definir un origen exacto, establecer una naturaleza primigenia, como si esta fuese una pauta que se debería seguir infinitamente, y donde cualquier transformación representa una traición a un momento inicial inmutable.

Por último, resulta necesario hacer una mención a los libros publicados con ocasión de los bicentenarios de los supremos consejos de Estados Unidos y Francia. En general, los trabajos publicados no destacaron por presentar investigaciones novedosas, si no que se limitaron a publicar libros descriptivos y estéticamente vistosos.

Así sucedió con el trabajo del Supremo Consejo de la Jurisdicción Norte de Estados Unidos A Sublime Brotherhood³² donde destacan bellas fotografías de la historia del escocesismo acompañadas de un texto informativo. En el caso de la Jurisdicción Sur, el libro Lodge of the Double- Headed Eagle³³ estuvo encargado al historiador William L. Fox, quien entrega una correcta síntesis de la historia institucional del reaa. Por último, en el caso francés el Colegio de Ritos del Gran Oriente de Francia, publicó una obra colectiva Deux siècles de Rite Écossais Ancien Accepté en France³⁴, donde analizan el tema desde un punto de vista histórico, antropológico y filosófico. En lo referente a la historia, el trabajo lo realizaron los investigadores Pierre Mollier e Yves Hivert- Messeca, quienes entregan una cuidadosa síntesis del tema.

En el caso de América Latina, la investigación histórica relativa al escocesismo es prácticamente inexistente. Esto se debe, probablemente, al escaso desarrollo que existe en la historiografía de la masonería en general³⁵. Otro factor que puede haber favorecido este vacío, es la forma como se institucionalizó la Orden en la región³⁶, lo que se tradujo en la incorporación de la historia del reaa como un anexo de la historia masónica en general³⁷.

En términos de producción, encontramos referencias en revistas, boletines y memorias de diferentes supremos consejos, de donde destaca el artículo de Américo Carnicelli ''Contribución al estudio de los orígenes del Rito Escocés Antiguo Aceptado en la América Latina'' publicado en 1959 en la Revista Citerior de Chile. En algunos casos, existen breves historias institucionales como en Panamá³⁸, República Dominicana³⁹, Venezuela⁴⁰ y Brasil⁴¹.

Conclusión

En términos generales, existe una producción histórica relativa al reaa, la cual se concentra fundamentalmente en Francia y Estados Unidos. Gran parte de las publicaciones abordan la historia del escocesismo como un apéndice de la historia masónica general, y en aquellos casos en que el estudio se dedica exclusivamente al tema, el centro de atención radica en torno a los orígenes del Rito, sus hitos más relevantes (como el Convento de Lausana) o a una historia institucional descriptiva y poco relevante en términos de reconstrucción del pasado.

A pesar de estas limitaciones, se aprecia cierta tendencia al cambio. Están, por ejemplo, los trabajos de André Combes⁴², quien da cuenta de la compleja relación entre el Supremo Consejo y el Gran Oriente de Francia. Igualmente, contamos con el trabajo de Iván Herrera Michel⁴³ quien entrega una perspectiva general de la historia de los supremos consejos, incorporando a aquellas corrientes excluidas por la tradición del Convento Lausana.

En América Latina tenemos trabajos que han problematizado la relación de los supremos consejos y las grandes logias, como es el caso de Costa Rica con los estudios de Miguel Guzmán⁴⁴ y Ricardo Martínez Esquivel⁴⁵; el caso de México y los trabajos de Carlos Martínez Moreno⁴⁶; y nuestro aporte para Chile⁴⁷.

Para el Caribe destaca el trabajo de Jossianna Arroyo⁴⁸, quien da cuenta de la relación de André Cassard con Albert Pike y su proyecto por colonizar los supremos consejos de América Latina. En lo que toca a lo europeo, particularmente importante nos parece el trabajo de Joachim Berger⁴⁹, quien ha incorporado la historia de la masonería escocesa en el marco del internacionalismo del viejo continente.

Lo cierto es que estamos en presencia de una veta de investigación que ofrece múltiples oportunidades para su desarrollo, pero requiere concebir al reaa como un fenómeno social mucho más complejo que una mera práctica ritual.

Para ello, en primer lugar, resulta necesario reconstruir las historias de los supremos consejos desde un punto de vista estrictamente histórico, de tal manera de contar con trabajos fidedignos que nos permitan profundizar en otras dimensiones diferentes al relato institucional. En ese sentido, el reaa es particularmente adecuado para investigarlo desde una perspectiva transnacional, tanto de los procesos de implantación en la región, como en las formas de organización que asumió a partir del siglo XX. Adicionalmente, resulta relevante conocer las relaciones entre los supremos consejos y las grandes logias nacionales, y en el caso de América Latina, los procesos de separación de poderes entre ambas instituciones. A una escala más pequeña, es muy poco lo que se sabe de los perfiles sociales de quienes formaron parte de esta ''elite masónica'', qué tipos de relaciones de poder se forjaron en su interior y qué factores los diferenciaban de aquellos que no accedían a los grados superiores.

En fin, existe una verdadera agenda de investigación por desarrollar, la cual permitiría poner ''orden sobre el caos'' de un pasado del que poco sabemos y que ha sido tergiversado por motivaciones completamente ajenas al oficio de la historia.

Bibliografía

Fechas de Publicación

Histórico