Open-access El tratamiento iconográfico de la masonería.El caso de las series televisivas a través de Los Simpson

The Freemasonry iconographic treatment. The case of television series through The Simpson

Resumen

La masonería es uno de los temas recurrentes en la actual cultura de masas, debido al su halo de misterio y leyenda. Por ello, este trabajo analiza el tratamiento que esta industria ha desarrollado sobre la hermandad. Y, para ello, ha seleccionado el ejemplo de la serie televisiva, Los Simpson. Esta retrata humorísticamente diferentes comportamientos de la sociedad estadounidense. Entre ellos, el de las sociabilidades. En uno de sus capítulos, el popular protagonista -Homero- se une a una agrupación masónica en su ciudad, Springfield, narrándose sus lances en la misma. Así, en la presente investigación se analiza la imagen y el mensaje que, sobre las logias, propaga dicho producto audiovisual. Por tanto, haciendo un estudio de caso e inductivo, se pretende estudiar qué imagen se da de la cofradía en Los Simpson.

Palabras clave: Masonería; imagen; cultura de masas; medios audiovisuales; Los Simpson

Abstract

Freemasonry is one of the recurring themes in the current mass culture, due to the halo of mystery and legend that has -traditionally- surrounded this entity. For this reason, this essay analyzes the treatment that the industry, has developed on the Brotherhood, and for this purpose, a television series; The Simpson has been selected. This production humorously portrays different behaviors of American society, among them, its sociability. In one of the chapters of this caricature, the protagonist, the worldwide popular Homer, joins a Masonic group in his hometown, Springfield, narrating his adventures in it. Thus, the present investigation will analyze the image and the message that this specific audiovisual product broadcasts on Masonic Lodges. Therefore, making an inductive case study, it is intended to describe what image is given of the Brotherhood in The Simpsons.

Keywords: Freemasonry; Image; Audiovisual Mass Media; The Simpsons

Introducción

Uno de los asuntos más recurrentes en la producción audiovisual de las últimas décadas ha sido el de las sociedades secretas. Y, más concretamente, la masonería. Desde la industria cultural estadounidense se ha utilizado dicha organización de forma periódica para conseguir un mayor número de consumidores de sus productos, gracias al halo de misterio con el que ha contado la fraternidad.

Se debe mencionar el fervor que se ha generado en algunos sectores de Occidente en torno a la simbología de la orden. Un interés que puede entroncar con los misterios que, de manera tradicional, se han asociado a la misma. “La masonería, como colectivo humano, ha dejado y deja testimonios plásticos, que deben ser descifrados e interpretados por medio de un sistema coherente y que, además, tenga sentido”1. De esta forma, se ha creado un contexto mistérico en torno a la hermandad que ha provocado un incremento de la demanda de información sobre la misma. Así, la industria cultural estadounidense ha aprovechado este tirón, realizando producciones centradas en algunos de los aspectos de las logias.

Por tanto, en el presente ensayo se quiere analizar el tratamiento que, desde Estados Unidos, se ha realizado de la fraternidad. Para ello, se ha seleccionado un arte que, hoy en día, cuenta con un amplio consumo en todo el mundo. Es el caso de las series televisivas. Y, en este sentido, se va a estudiar Los Simpson, de Matt Groening.

Preguntas de investigación y fuentes empleadas

En consecuencia, se intentará dar respuesta a dos preguntas:

  • ¿Cómo es representada la masonería por la industria cultural de EE. UU. a través de Los Simpson?

  • Este tratamiento, ¿es completo y certero?

La hipótesis inicial es que, en Los Simpson, la cofradía es abordada honestamente. Eso sí, adaptando el discurso audiovisual a la línea editorial de la serie, basada en el tratamiento humorístico de la realidad política y social de los EE. UU.

Para desarrollar el presente análisis se ha utilizado como principal fuente primaria el capítulo 115 de Los Simpson, incluido en la sexta temporada, y que recibe el nombre de Homero El Grande. Además, para confeccionar el contexto de la fraternidad y de su simbología se han empleado obras realizadas por parte de académicos especializados en la materia. Unos trabajos entre los que destacan los realizados por José Antonio Ferrer Benimeli, así como aquellos publicados por el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) y por la Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña (REHMLAC+)2. Todo ello se ha querido completar con otros compendios que también se han centrado en dicha realidad desde una óptica analítica3.

La metodología

En consecuencia, este artículo se enmarca en el paradigma interpretativo, algo que se encuentra determinado por los rasgos del objeto de estudio y por la manera de afrontarlo. De hecho, y como indican Wimmer y Dominick, el mencionado paradigma consiste en una aproximación al tema basada en la observación directa, que -en este caso- se refiere al registro de los elementos de análisis4.

Además, en el presente ensayo hay una tendencia al descubrimiento, a ver cómo la industria cultura estadounidense trata a la cofradía, habiéndose elegido para ello el estudio de caso5,6. A través de esta fórmula se pretende conseguir una secuencia de resultados positivos7, gracias a la selección de una de las producciones paradigmáticas del sector audiovisual -Los Simpson-. Por último, se ha optado por el aspecto interpretativo debido a que el presente paper se basa en la indagación cualitativa.

Pero ¿por qué se ha pensado en el cualitativismo? El acercamiento que realizan King, Keohane y Verba al mencionado método es muy significativo, ya que en su aplicación defienden el empleo del estudio de caso o del análisis de contenido8. Además, indican que, a partir del estudio de un reducido número de ejemplos, los cualitativistas extraen una gran cantidad de información9.

La masonería

La entidad

Pero, antes de continuar, es conveniente realizar un breve repaso de la evolución de la hermandad. Y, a la hora de hablar de la historia de la masonería, se debe hacer una diferenciación entre la etapa especulativa de la misma -que es la existente en la actualidad- y la operativa, que se remontaría a la época medieval. De hecho, en la Edad Media fue cuando nacieron los gremios de constructores, que eran los masones operativos o “trabajadores que participaban directamente en las actividades de construcción y poseían el saber arquitectónico de aquel periodo”10.

Sin embargo, con el paso de los siglos, esto cambió. Surgió la tendencia especulativa -que es la que existe actualmente-. Sus orígenes se remontan al 24 de junio de 1717, momento en el que se constituyó la primera agrupación de este tipo. Aquel día, cuatro talleres desafectos11 con la falta de iniciativa del arquitecto en jefe de la St. Paul´s Church de Londres12 decidieron fundar la Gran Logia londinense, considerada la primera de la variante actual. Poco después, John Théophile Desaguliers y James Anderson fueron los encargados de escribir The constitutions of freemasonery, que aparecieron en 1723. Dicho texto se transformó “en la pauta a seguir por la orden del Gran Arquitecto del Universo”13.

Con esta transformación se produjo un cambio en la orientación de la hermandad. Así lo defienden varios investigadores: “Se abandonó el arte de la construcción […], si bien se mantuvieron los términos técnicos y los signos usuales que simbolizaban la arquitectura de los templos, aunque a tales expresiones se les dio un sentido simbólico”14. La cofradía cambió de concepción. “A partir de aquel periodo esta entidad se transformó en una institución cuya característica era la consecución de una finalidad ética”15.

Entre las explicaciones que se han dado sobre el paso de la operatividad a la especulación se encuentra la ofrecida por Ferrer Benimeli, que es una de las más seguidas entre los investigadores:

En esta época asistían a las reuniones masónicas los aficionados al arte de la construcción, a título de accepted-masons o miembros honorarios […]. Se trataba de aquellos personajes de la alta sociedad que patrocinaban a los gremios y les prestaban ayuda. Por regla general, éstos salían de los donadores de catedrales. En el siglo XVI las construcciones de catedrales llegaban a su término, y los masones se dedicaron más bien a levantar edificios profanos. Al cesar la edificación de las grandes catedrales, las hermandades y logias masónicas fueron paulatinamente quedando en manos de los miembros adoptivos o los francmasones aceptados16.

Como consecuencia, se dio paso a un novedoso tipo de agrupación:

Los masones abandonaron la forma gremial y corporativa de los constructores medievales para diseñar una nueva sociedad basada en la tolerancia (política, social y religiosa) y el pacifismo […]. Buscaban una igualdad fraternal por encima de separaciones sectarias o nacionales. Deseaban constituir una reunión de hombres creyentes por encima de las divisiones políticas y religiosas del momento; querían conocerse y trabajar juntos a pesar de sus opiniones religiosas y su afiliación a confesiones o ideologías diferentes17.

Esta nueva definición de la hermandad comenzó a expandirse por Europa y por otros puntos del planeta18. “Las primeras logias continentales, que se documentan ya en Francia en la década de 1720, estaban formadas por masones procedentes del Reino Unido, a las que se iban afiliando adeptos autóctonos hasta constituir finalmente agrupaciones y obediencias puramente regionales. A mediados del siglo XVIII ya existían fraternidades constituidas en casi todos los países europeos”19.

Principal simbología masónica

Sin embargo, para poder afrontar un ensayo como el presente también hay que hacer un breve repaso a la simbología de la hermandad20:

Su deseo de instituirse en herederas de las formas simbólicas de las viejas corporaciones de canteros explica que la «espina dorsal» del imaginario emblemático de las agrupaciones masónicas sean […] las herramientas o útiles empleados en la construcción. El nivel, la plomada, la escuadra, el compás, la paleta, el martillo o el cincel son instrumentos que han perdido totalmente su sentido fundacional en el nuevo contexto. Se transforman aquí en conceptos adaptados a la mentalidad y propósito de estas logias especulativas, integradas en una sociedad urbana e inspirada por una ideología idealista y combativa, característica de la cultura ilustrada21.

Por tanto, el simbolismo es un elemento muy destacable en las actividades iniciáticas. “El corpus iconográfico de la masonería es […] un soporte privilegiado para transmitir sus doctrinas, su saber y su ciencia. Cada pieza, cada imagen es una representación de algún concepto, principio o aspecto de las doctrinas masónica”22. Las fuentes de esta realidad son múltiples. Además de la influencia medieval, también se distinguirían-según Pere Sánchez Ferré- inspiraciones del mundo egipcio, de la Cábala23, de la alquimia 24 , de la Antigua Grecia e, incluso, de otros periodos25.

En cualquier caso, la tradición medieval en el lenguaje simbólico de la cofradía es más que evidente. Una situación que puede observarse en su representación de la noción de la deidad. “Su encumbrada posición [de los albañiles operativos] se percibe también en la iconografía medieval de Dios Padre como creador, dibujando el universo con un compás. El concepto de Gran Arquitecto Del Universo [GADU] se remonta, por tanto, mucho más allá de la moderna expresión de la idea26.

En este sentido, hay cierta polémica sobre la consideración exacta de la naturaleza del GADU. Para algunos es el dios creador, mientras que para otros se trata de un símbolo meramente masónico. De todos modos, y según Consuelo Conde:

[…] Se huye [del pasado] porque existe una crisis, un abismo entre el progreso tecnológico e industrial y la pérdida de valores tradicionales como la religiosidad, que venía legitimando el progreso histórico. De ahí que en la masonería se sustituya al Dios tradicional católico por el Dios-arquitecto, dignificador del trabajo, que, además, podía hacer más factible la idea de que no existiera contradicción entre el orden divino y el humano. Para vincular el capitalismo y la ciencia -por un lado- con la religión -por otro- fue preciso que surgieran nuevas filosofías reconciliadoras e incluso mesiánicas. En esta línea estarían la masonería y otras disciplinas herméticas27.

En otro orden de cosas, la escuadra y el compás son las formas por las que la ciudadanía más fácilmente reconoce a la hermandad. Pero ¿qué es lo que significan? Según Ferrer Benimeli, la primera representaría la regulación de las acciones del iniciado, mientras que el compás entroncaría con el mantenimiento de los límites con todos los hombres, especialmente con los miembros de la cofradía28. “El masón debe colocarse siempre entre ambos elementos, lo que equivale a decir que debe esforzarse en ser justo en sus apreciaciones y en su conducta, sin dejar de ser fraterno con todo el mundo”29.Además, estas dos herramientas están relacionadas con una tercera, el «volumen de la ley».

[Este elemento], junto con la escuadra y el compás, es una de las Tres Grandes Luces de la Masonería, cuya misión es iluminar el espíritu y la mente. Es un texto sagrado. En los países predominantemente cristianos suele ser la Biblia, que se acostumbraba a abrir en diferentes capítulos, según el grado en que se trabaja. Cuando se trata de un país musulmán se utiliza el Corán, mientras que los hindúes emplean el Libro de los Vedas. Ante este texto se presta el juramento de fidelidad a la orden30.

Otro de los símbolos empleados por los masones es el triángulo equilátero. Una forma cuyos tres lados, dentro de la cosmogonía de la orden, representan la libertad, la igualdad y la fraternidad que deben reinar entre los componentes de la organización. “Viene a ser, pues, una declaración abreviada de los derechos y deberes humanos fundamentales, y se coloca siempre, de modo que la libertad y la igualdad descansen siempre sobre la fraternidad”31.

Sin embargo, como en todo discurso iconográfico, existen diferentes interpretaciones sobre un mismo elemento. El historiador Eduardo Torres--Cuevas da un nuevo enfoque a la realidad triangular, aunque respetando la idea política de la forma. “Constituye la figura geométrica perfecta por tener sus tres lados y sus tres ángulos iguales. Ello significa la igualdad entre los hombres y, en sentido republicano, la igualdad entre los tres poderes del Estado”32.

Y, al mismo tiempo, otros autores vinculan este diseño geométrico con la cuarta letra griega -el delta-, escrita en mayúscula. “Su forma de triángulo equilátero nos remite al ternario, presente en todos los sistemas religiosos y en las escuelas iniciáticas de todas las épocas, tanto de Oriente como de Occidente”33. De hecho, se vincula con otra de las representaciones más importantes dentro de la orden, la pirámide:

El triángulo [...] da origen a la pirámide y ambos son parte de la simbología masónica. Es símbolo de la luz. Como también el vértice de su cima representa el fuego y la virilidad, con el vértice para abajo se representa el agua o el sexo femenino; con un ojo en el centro representa la omnipotencia, omnisciencia y la omnipresencia. El triángulo equilátero es usado como símbolo de la divinidad masónica y representa los tres atributos divinos: fuerza, belleza y sabiduría, y también los tres reinos: mineral, vegetal y animal34.

De igual forma se debe mencionar la letra «G», que aparece en muchas de las representaciones masónicas. Se trata de un grafismo que puede remitir a diferentes realidades, como a la divinidad o a los conocimientos geométricos o geodésicos.

Letra sagrada de los masones es de origen muy debatido. Posiblemente relacionada con el inicio de la palabra geometría, ciencia vista como resumen del conocimiento en la Edad Media europea. Se asocia también con el genio y con la gravitación. El significado más generalizado es el de Dios, pues en inglés es God, concepto típico de la masonería moderna35.

Otro de los elementos simbólicos más conocidos de los masones es el de los tres puntos que, colocados en forma de triángulo equilátero -otra vez aparece esta forma-, identifican al masón en el mundo profano36. Sin olvidar la estrella flamígera, que puede aparecer representada en la logia o en sus herramientas y textos masónicos.

Se trata de un símbolo del Hombre, ya que es una estrella de 5 puntas y 5 es el número del microcosmo, además de identificarse cada una de sus puntas con la cabeza, los brazos y las piernas. También es el símbolo del masón iniciado, resplandeciente de Luz en medio de las tinieblas del mundo profano y un emblema de la perfecta maestría37.

Una opinión que es respaldada, en parte, por el investigador Pere Sánchez Ferré. “La tradición occidental siempre ha asimilado el número cinco al hombre regenerado, tomando de Vitrubio el modelo iconográfico […] Es uno de los significados que debe darse a la estrella flamígera masónica. El hombre-estrella es el hombre divinizado”38.

Asimismo, se debe mencionar el gran simbolismo que se introdujo tras la transformación de las logias de operativas a especulativas. Una vez finalizada esta variación ya no se buscaba construir edificios físicos, sino espirituales, por lo que “el trabajo sobre la piedra bruta destinada a convertirse en cúbica, es decir, apta a las exigencias constructivas, remitirá al hombre, quien habrá de irse puliendo en contacto con sus semejantes”39. En un sentido muy parecido se expresa Pere Sánchez Ferré: “La piedra bruta simboliza el aprendiz, que debe trabajar para pulir su rudeza original, propia de la vida profana y de la imperfección de la naturaleza humana”40.

De esta forma, cada una de las herramientas de los picapedreros recibirá un sentido dentro de la ritualística masona. Por ejemplo, el mandil, además de representar el trabajo, su blancura también remitirá el candor de las costumbres y la igualdad41, mientras que los guantes que utiliza el iniciado le recordarán que no debe mancharse las manos con la iniquidad.

Toda esta simbología también aparece en los sellos. Unas piezas que tienen su importancia dentro de la vida masónica.

Los cuños constituyen no sólo una mera curiosidad, ya que denotan la vida administrativa de la logia, además de algunas variables históricas y simbólicas. En cualquier escrito, por rutinario que fuera, debía figurar el membrete de la institución, si lo tuviera, y los diferentes tipos de sellos. Por lo general, éstos se aprobaban desde la misma sesión de constitución, y en ellos aparecía el nombre y el número de logia, al igual que el valle y la obediencia a la que pertenecía. […] A veces estas entidades diseñaban varios tipos: el de la logia, que solía ser de mayor elaboración; el de la secretaría, que presentaba dos plumas en forma de aspas, y el de la tesorería, presidido por dos llaves también cruzadas42.

Pero la impronta gremial de la masonería se puede observar no sólo en la simbología material, sino también en sus ritos. En este sentido, las logias43 siempre han dado una gran importancia a las festividades equinocciales y solsticiales, interés que puede entroncar con los santos a los que adoraban los constructores de catedrales:

Como todos los gremios medievales, también los albañiles tenían sus patronos protectores, que eran honrados con solemnes fiestas. Éstos eran los dos San Juanes, el Bautista y el Evangelista, más conocidos con los nombres de San Juan de Verano y San Juan de Invierno44.

Estas fechas son elegidas por muchas logias para realizar diferentes celebraciones. Unos encuentros sociales que estarían representados Los Simpson, producto cultural elegido para la realización de este análisis.

Pero si existe un momento importante para el masón, ese es el de su iniciación, al dejar su anterior vida profana y, por tanto, comenzar a formar parte de la logia. Un paso que también está impregnado de elementos ritualísticos de carácter medieval. Precisamente, uno de los rasgos más relevantes del mencionado proceso es el juramento que realiza el profano al formar parte del taller. Sobre este rito se han vertido las más oscuras leyendas. Sin embargo, no hay ningún tipo de proposiciones oscuras. “Propiamente dicho no es otra cosa que una promesa revestida de formalidades, que no la hace ni más terrible ni más sólida, sino que solemniza su presentación con un aspecto teatral destinado a grabar el recuerdo permanente que impida su no cumplimiento”45.

A pesar de ello, dicha realidad siempre ha estado rodeada de polémica, ya que en esta acción aparecería el secreto, una de las circunstancias más controvertidas de la hermandad. De hecho, la fórmula del juramento, de acuerdo con un catecismo de 1740 de la masonería de Berna, se relataría del siguiente modo:

Prometo bajo mi palabra de honor no revelar jamás los secretos de los masones y de la masonería que me van a ser comunicados bajo el sello del arte. Prometo no esculpirlos, ni grabarlos, ni pintarlos o escribirlos sobre ningún objeto. Además, prometo jamás hablar nada contra la religión ni contra el Estado, ayudar a socorrer a mis hermanos en sus necesidades y según todo mi poder. Si faltare a promesa, consiento en que me sea arrancada la lengua, cortada la garganta, atravesado el corazón de parte a parte, quemado mi cuerpo y mis cenizas arrojadas al viento para que no quede ya nada mío sobre la tierra, y el horror de mi crimen sirva para intimidar a los traidores que fueran tentados de imitarme. Que Dios sea en mi ayuda46.

Este juramento es un ejemplo de los que se realizan en las logias. Pero, “en realidad existen muchas variantes, aunque las amenazas permanecen casi siempre las mismas”47. Pero, en verdad, ¿qué significan toda esta suerte de «proclamas iniciáticas»? “No son otra cosa que una promesa revestida de formalidades, que no la hacen ni más terrible, ni más sólida, sino que -simplemente- solemniza su prestación, con un aparato teatral destinado a gravar un recuerdo permanente que impida su no cumplimiento”48. Además, hay que contextualizar este tipo de aseveraciones dentro de la legalidad del momento en que fueron formuladas.

Las terribles amenazas que se conminan al perjurio -muestra evidente, para muchos, de la gravedad del secreto y de los fines de la masonería- en realidad no es otra cosa que la fórmula del juramento exigido por las leyes inglesas de los siglos XVII y XVIII, donde se amenazaba al perjuro con las penas destinadas al culpable de alta traición49.

Una situación que puede enraizar su origen en la masonería operativa, momento en el que la mencionada organización tenía una concepción gremial muy relevante. “Los masones profesionales tenían un gran interés en guardar el monopolio de los procedimientos de oficio que eran su sustento y les aseguraban un lugar privilegiado entre los obreros-constructores”50. Por tanto, simplemente se buscaba confirmar la secrecía de las enseñanzas de los picapedreros. Esta querencia, que se acabó reflejando en los juramentos, fue continuada por los «integrantes especulativos»51.

En cualquier caso, los castigos que se proclamaban en estas formulaciones eran y son simbólicos, nunca reales. Empero, textos como el que se acaba de transcribir sirvieron a la Iglesia para edificar una leyenda negra contra la fraternidad que todavía perdura en la actualidad. Una mala imagen que, además, se vio fomentada por otras razones, como el ya mencionado secretismo52

La arquitectura masónica

Pero si la simbología es importante, también hay que tener en cuenta a la arquitectura. “En cuanto a patrones estéticos, la masonería moderna ha mostrado ciertas preferencias por el clasicismo. […] Sin embargo, el goticismo estará siempre presente en la orden, […]”53. Pere Sánchez Ferré complementa esta afirmación: “Los masones se apropiaron de una simbología que existía aún antes del surgimiento de la masonería especulativa en Inglaterra, con los patrones clásicos de la arquitectura grecolatina”54. Y también con referencias al Templo de Salomón...

Además, en el interior de la logia se pueden distinguir varios elementos que se repiten de forma regular. Entre ellos, las cadenas, que simbolizan la unión de todos los iniciados, así como el suelo ajedrezado -en blanco y negro-, en el que se representa el bien y el mal. De igual forma, los templos suelen presentar una estructura parecida. En la entrada se observan dos columnas55que evocan a las que decoraban el templo de Salomón, mientras que en el fondo se ubica la presidencia, capitaneada por el venerable maestro, quien se encuentra acompañado por el secretario y el orador. Asimismo, existen cuatro hileras de asientos, dos a cada lado, ocupados por el resto de los miembros.

En las sedes masónicas también puede aparecer un balaustre en ruinas. “La columna completa, con basa y capitel, está emparentada con el contenido simbólico del árbol de la vida, por tanto, la que están en ruinas representa el fin de la vida”56.En cualquier caso, toda obra constructiva masónica debe guardar una serie de proporciones armónicas: “El templo es la representación del cosmos, en el que sus cifras y proporciones están perfectamente estudiadas”57.

El nombre simbólico

No se puede terminar este epígrafe sin hacer referencia a la importancia del nombre simbólico. La mencionada realidad se emplea como elemento identificativo de los miembros:

La importancia de esta denominación reside esencialmente en el hecho de haber sido elegida por un individuo en la madurez necesaria que permite optar a ser candidato masón. Implica, pues, una serie de reflexiones personales sobre cómo le complacería al futuro masón que se le llamase o reconociese en este círculo hiramista que desde fuera, al menos, atraía supuestamente, entre otros atractivos, a hombres que buscaban saciar y compartir sus amplias inquietudes intelectuales en relación con la organización de la sociedad58.

En cualquier caso, y como dice el historiador Pedro Álvarez Lázaro, el nombre simbólico no deja de ser una expresión de la personalidad y de la cosmogonía de quien lo elige. En este sentido, “viene a acuñar el código de valores y creencias del portador”59 60 61.Sin embargo, el asunto del nombre simbólico no ha sido tomado completamente en serio por los masones, que ni siquiera lo han regulado:

Ningún órgano oficial de la masonería, ni extraoficial, se ocupó de explicar la importancia del nombre simbólico. Es un tema pasado por alto por los documentos oficiales de la orden y por las voces que dirigieron oficialmente el devenir masónico en sus primeros siglos de existencia y concretamente en el contexto español, cuyo uso fue más extendido. […] Este distintivo está ausente de los manuales en los que se describen los Ritos y rituales, y en las Constituciones de las diferentes Obediencias62.

Las series televisivas: Los Simpson

Historia de la caricatura

Los Simpson es una serie de animación satírica producida por la Fox y cuyo origen es Estados Unidos. Su primera emisión fue el 17 de diciembre de 1989 y, desde entonces, se han emitido más de 639 capítulos distribuidos en 30 temporadas. En este audiovisual se representa a una familia estadounidense de clase media y de comportamientos disfuncionales, compuesta por cinco miembros: Homero y Marge, que son los padres, además de Bart, Lisa y Magie, que son los hijos.

La acción transcurre en un pueblo ficticio denominado Springfield. Sin embargo, esto no impide el tratamiento de algunos de los temas más espinosos de la actualidad estadounidense, siempre a través del humor y la ironía. Entre estos asuntos se han encontrado la situación de la educación en el país o la corrupción política, mediante los métodos poco ortodoxos del alcalde.

En este sentido, uno de los elementos que se abordan es el de las sociedades secretas. Se hace en el capítulo 115, incluido en la sexta temporada, y que recibe el nombre de “Homero El Grande”. Se emitió por primera vez en Estados Unidos el 8 de enero de 1995. En el mismo, se explica cómo Homero se da cuenta que dos de sus compañeros de trabajo, Karl y Lenny, forman parte de la agrupación de los magios, por lo que quiere formar parte de ella. Lo consigue gracias a su padre, Abraham Simpson, que era miembro de la entidad. Así, durante toda la trama se pueden observar bastantes referencias -veladas o directas- a la masonería, razón por la cual se ha querido elegir este capítulo para el análisis propuesto en el presente ensayo.

Análisis de la serie

La primera de estas menciones es, precisamente, la relativa a la secrecía. Lo hace tanto en el minuto 01:50 como en el 02:20, cuando Karl y Lenny no explican a Homero la razón de que posean una mejor silla que él en la oficina, o la causa de que no le puedan acompañar a jugar al boliche “Es un secreto”, alegan. En realidad, tras las obligaciones laborales, Karl y Lenny tenían una reunión en la logia. Por ello, no tenían permiso para ir a la bolera junto a Simpson.

Además, uno de estos dos compañeros emplea un anillo con el logotipo de los magios -un martillo con dos cabezas-, que intenta ser una reinterpretación de la escuadra y el compás masónico. Asimismo, no hay que olvidar que este tipo de joyas -sellos o anillos- son empleadas por los iniciados, como se ha visto anteriormente.

Poco después, en el minuto 03:45 aparece otra remisión a la orden. Se representa el templo de los magios, cuya estructura arquitectónica recuerda a los edificios tradicionales de la fraternidad. En él se pueden observar tres puertas, una principal y dos accesorias. Las tres están coronadas por un frontispicio triangular que evoca a una pirámide, un símbolo que tiene evocaciones masónicas, como ya se ha relatado. De igual forma, sobre el dintel del acceso principal se reproducen diversos elementos de cantería -como el martillo y el compás-, que se relacionan con la tradición de los antiguos gremios de constructores. Incluso, se observa la representación de un ojo, que entronca con la idea de omnipotencia, omnisciencia y la omnipresencia. De igual forma, sobre las mencionadas entradas se pueden encontrar otras características simbólicas, entre las que se hallan los tres puntos, emblema muy importante de las logias.

En este sentido, en el minuto 03.54se observa cómo en los dinteles de la mencionada entrada se encuentran representadas diferentes formas típicamente masónicas. Entre ellas, la escuadra o el mallete. Además, el elemento por el que se distinguen los magios consiste en una extrapolación de la representación de la escuadra y el compás masón. En concreto se trata de un martillo doble, con sendas cabezas en sus extremos, cada una de las cuales se encuentra mirando en dirección opuesta.

Una vez dentro, la sala central de la logia se caracteriza por estar rodeada de columnas. A ello se añade que, en las paredes, se encuentran colgados diferentes cuadros en los que se representan la escuadra y el compás63 o el ojo enmarcado en un triángulo. Todas referencias masónicas.

Pero hay otros elementos en los que, en cierta medida, se pueden reconocer a la cofradía. Entre ellos, la fraternidad existente dentro de la reunión de los magios o la igualdad entre sus miembros. De hecho, en las mismas participan desde el señor Burns -el rico cacique de Springfield, propietario de la central nuclear- hasta muchos de sus empleados, pasando por el jefe de policía de la localidad. Y todos parecen obviar la diferencia de clases existentes entre ellos.

Del mismo modo, también se puede reconocer una suerte de nombre simbólico. En realidad, en Los Simpson no se ocupa una denominación como tal, sino un número determinado por el momento de ingreso del iniciado en la cofradía. Pero el concepto subyacente comparte una filosofía parecida. En definitiva, se cambia el nombre habitual por otro apelativo, gracias al cual esa persona es reconocida por los socios de la entidad.

Por otro lado, se debe mencionar el rito de acceso de nuevos magios en la organización, que se puede relacionar con dicho proceso masónico. Durante el mismo, el neófito -en este caso, Homero- entra a la logia con una venda en los ojos y realiza el juramento ante el pergamino sagrado, que se correspondería con el volumen de la ley. En este sentido, Ferrer Benimeli explica así el proceso de entrada de un nuevo aprendiz en una logia en la vida real:

[…] con una venda en los ojos se le conducía a la puerta que daba acceso al salón, la cual se abría después de haber llamado en ella dando tres fuertes golpes. El segundo presidente guiaba al recipiendario hacia el Maestro […] Luego, el candidato daba tres vueltas alrededor del salón y, situándose ante la puerta, ponía los pies en ángulo recto y daba tres pasos, hasta llegar al sitio que ocupaba el Maestro, quien tenía una mesa delante y encima de ella se hallaba colocado el libro de los Evangelios abierto, además de la escuadra y el compás. El candidato extendía la mano derecha, jurando fidelidad a las leyes de la cofradía, aceptar todas las obligaciones y guardar el más absoluto secreto acerca de lo que sabía y de lo que aprendiera en lo sucesivo. Terminadas las ceremonias del juramento, se quitaba el neófito la venda, […] se le entregaba un mandil, se le daba a conocer la palabra de paso, designándole el sitio que había que ocupar y, finalmente, el saludo que posteriormente usaban los aprendices64.

Un proceso que, en parte, realiza Homero al entrar en la logia. De hecho, las palabras del protagonista durante su iniciación entroncan con los supuestos castigos que se señalaban en documentos como el de Berna de 1740. Simpson, en el capítulo analizado, afirma que “si revelo el secreto de los magios que se me hinche el estómago y que se me caiga el cabello de la cabeza”. Unas aseveraciones que tienen cierta semejanza a las fórmulas ritualizadas verdaderas. En cualquier caso, las aserciones de este personaje son cómicas, ya que él se define por su calvicie y sobrepeso…

De igual forma, tras la iniciación de Homero, el líder de los magios -lo que en la masonería sería el venerable maestro- señala que uno de los principales objetivos su organización sería “combatir la sombra de la ignorancia” y “buscar la luz del conocimiento y la verdad”. Unas metas que son compartidas por los masones de carne y hueso. Empero, y a modo de mofa, cuando Homero propone realizar obras de beneficencia, sus “hermanos” le dan la espalda y fundan otra sociedad secreta a la que le prohíben la entrada. Sin duda, se trata de una broma en la que se critica el individualismo existente en Estados Unidos.

En este mismo sentido, se pueden encontrar otros rasgos reales de la cofradía. Por ejemplo, tras la aceptación de Homero, se observa una celebración masónica -en la que todos los miembros se reúnen a cenar-65, viéndose el concepto interclasista y universalista de la entidad. Hay componentes de diferentes edades, religiones y etnias. Una descripción que, sin duda, concuerda con la realidad. De hecho, Ferrer Benimeli habla así de algunos de los rasgos principales las logias especulativas:

[…] abandonadas las enseñanzas técnicas de la construcción, [la orden] se transforma en una asociación cosmopolita que acoge en su seno a hombres de diferente lengua, cultura, religión, raza e -incluso- convicciones políticas, pero que coinciden en el deseo común de perfeccionarse por medio de una simbología de naturaleza mística o racional, y de prestar ayuda a los demás a través de la filantropía y la educación66.

Eso sí, no hay rastro de los personajes más devotos de la serie, como el reverendo Lovejoy o Ned Flanders. En este sentido, no se deben olvidar las condenas que se han impulsado desde diferentes entidades religiosas -como la Iglesia Católica67- hacia la mencionada organización68.En consecuencia, siempre ha existido un gran recelo desde algunos estamentos eclesiales hacia las logias, razón por la cual es lógico que no aparezcan creyentes-practicantes o clérigos en este capítulo de Los Simpson

Asimismo, en el pasaje analizado se representa una reunión de los magios en la que se celebran los 1.500 años de la fundación de la hermandad. En este caso, hay una cosa cierta y una errónea. En cuanto a la primera se debe mencionar la querencia de los masones por la conmemoración de determinadas fechas, como los dos San Juanes. Sin embargo, el elemento irreal es la edad de la organización. En realidad, la edad de las logias especulativas -que son las que se representa en la serie- es mucho menor. En 2017 han cumplido tres siglos de antigüedad.

Además, hay también otros elementos que se alejan de la realidad masónica, como es el caso de los atuendos. Los miembros de las logias no suelen ir acompañados de túnicas como las que aparecen en la serie. De la misma forma, en este capítulo no hay referencias al mandil, muy relevante en la indumentaria empleada en las logias.

Por otro lado, en la serie estudiada se indica que sólo hay dos formas de poder entrar a la organización. Una sería salvar la vida a un miembro y, la otra, si existe algún familiar del interesado que ya sea componente de esta. Empero, estos requerimientos no son reales en la vida de «carne y hueso». Para poder formar parte de un taller debe mediar invitación de alguien que ya esté dentro, sin importar la ascendencia. Lo que sí se exige es que el neófito comparta los valores de la institución.

Y, de igual forma, en Los Simpson se exponen una serie de prebendas que recibirían los magios por el hecho de serlo, pero que en la realidad no se producen. Entre ellas, evitar los embotellamientos de tráfico gracias a la existencia de un túnel secreto que sólo ellos pueden utilizar, o el disfrute de una nueva silla en el centro de trabajo, mucho más cómoda que el resto. En cualquier caso, son circunstancias intrascendentes que se incluyen en la narración audiovisual a modo de broma. Muy posiblemente mediante su exposición también se pretenda criticar a las lecturas más conservadores sobre las sociedades secretas, que acusan a sus miembros de estar detrás de las principales conspiraciones mundiales.

Igualmente, hay que indicar que ni en las logias ni en ninguna otra organización masónica existe la figura del elegido, como se representa en Los Simpson. Los cargos en las reuniones fraternas son rotatorios entre los integrantes de esta, y no hay más representación deísta que el concepto del GADU. Sin embargo, en este sentido, sí que hay un componente interesante. Se trata de la roca que se coloca al protagonista cuando éste destroza el pergamino de la orden y es expulsado de la misma. En ese momento se le ata al cuello la “piedra de la vergüenza”. Empero, tras serle descubierta una marca de nacimiento muy parecida al símbolo de los magios, sus compañeros le consideran el elegido y le ponen la roca del “triunfo”.

En este sentido, en la realidad sí que existe una idea pétrea, aunque desde la perspectiva simbólica. Me refiero a la representación de los avances en el conocimiento masónico por parte del iniciado. Así, la piedra tosca remitiría a la persona que accede por primera vez a la orden, mientras que la pulida entroncaría con el integrante de esta que ya ha recibido los conocimientos en las logias. De cualquier forma, lo que se pretende realizar en la serie es un chiste visual, a través del cual se expone que, a pesar de ser el nuevo “mesías”, Homero debe arrastrar un peso más grande que el que tenía que transportar cuando estuvo condenado por desacato a la organización.

Y, en último lugar, se debe mencionar que existe una referencia al mito del contubernio masónico. Cuando Homer está intentado acceder a la hermandad, se da cuenta que su padre, Abe Simpson, forma parte de los magios. Una membresía que comparte con la de comunista y presidente de la Alianza de Gais y Lesbianas, entre otras filiaciones. Todo ello, además, en un tono jocoso. De hecho, Homero no sólo se lleva el carné de magio, también el de comunista… Así, en esta serie se querrían desacreditar aquellas argumentaciones que aseveran que existe una gran conspiración masónico-comunista que desea acabar con el trono y el altar, subvirtiendo los roles sociales, políticos y religiosos. Por ello, dibujando al abuelo Simpson -también caracterizado por tener problemas de memoria asociados con su avanzada edad- como miembro de ambas realidades, se quieren descreditar las ideas conspiranoicas.

En este sentido, no se puede olvidar la teoría complotista que -tradicionalmente- ha perseguido a la mencionada sociabilidad. Como ya se ha visto, desde poco después de su aparición bajo la fórmula especulativa ya apareció la persecución a las logias. No sólo desde el poder religioso. También desde el político. Durante todo este tiempo los argumentos fueron evolucionando hasta llegar al famoso contubernio judeo-masónico-comunista, que tan bien explotaron dictaduras como la franquista69.

Entre los tópicos que rodean o han rodeado a la masonería en general, hay tres fundamentales: el satanismo, el judaísmo y el comunismo. Satanismo en cuanto anti-Iglesia; judaísmo, o si se prefiere sionismo, en cuanto centro del complot internacional; y comunismo, como comodín o compañero de viaje del ya famoso «contubernio»70.

Sin embargo, la identificación entre masonería y comunismo no deja de ser una circunstancia contradictoria. De hecho, las logias estuvieron prohibidas en la Unión Soviética71.Un hecho que se acabó propagando a través de realidades afines:

La política antimasónica llevada a cabo desde 1917 en la URSS se extendió, a partir de 1921, a todos los partidos comunistas occidentales, en virtud de la decisión adoptada por la Tercera Internacional en su tercer congreso. Trosky pidió que la adhesión a la orden fuera prohibida a todo miembro del partido, ya que «la masonería no presentaba otra cosa que un proceso de infiltración de la pequeña burguesía en todas las capas sociales». Y añadió que «la solidaridad, principio básico de las logias, constituía un serio obstáculo para la acción proletaria, y que la libertad reivindicada por dicha organización era una libertad de concepción burguesa, opuesta a la dictadura del proletario»72.

Un último repaso

Por lo tanto, se puede observar cómo en el capítulo de “Homero El Grande” hay muchos elementos extraídos de la orden y que -además- guardan una relación muy estrecha con la realidad masónica. Entre ellos, el asunto de la secrecía o la ceremonia de iniciación, en la que se puede observar cómo el protagonista es introducido en la logia con una venda en los ojos y realiza un juramento sobre un libro sagrado, tal y como ocurre en la realidad. Además, las palabras que Homero debe pronunciar sobre el volumen de la ley guardan una cierta similitud lo que ocurre fuera de la serie.

Una semejanza que también se observa en los elementos constructivos y decorativos del edificio, en el que aparecen formas propias de la fraternidad, como la pirámide, el ojo que todo lo ve, la escuadra y el compás, o los tres puntos. Otros rasgos que revisten un gran realismo son el nombre simbólico que se conceden los hermanos, las reuniones que celebran y la ayuda mutua que se profesan entre ellos. Algo que se contempla cuando el fontanero, miembro también de los magios, sólo arregla la avería de agua existente en la casa de Homero al enterarse que comparten filiación iniciática.

Sin embargo, las prebendas que tienen los magios son realmente irrisorias. Entre ellas, evitar los embotellamientos de tráfico, utilizar mejores sillas en la oficina u obtener unos patines para trasladarse entre su plaza de aparcamiento -conserva la misma- y el centro de trabajo. Como se observa, ni rastro de conspiraciones ni de subversiones con el fin de dominar el mundo. De esta manera, se lanza una crítica indirecta a aquel pensamiento que atribuye a la masonería todo tipo de fechorías.

Otro postulado que se ve reflejado en la caricatura es el de la desaparición de las clases sociales. En la logia comparten filiación los obreros -como Karl y Lenny- y el cacique del pueblo, el señor Burns. Incluso las celebraciones que se muestran en Los Simpson también tienen un entronque con la realidad, ya que los masones celebran en comunidad determinadas festividades, como los dos San Juanes.

Además, hay un último ejemplo en el existen coincidencias con la vida real. Todos los magios son hombres. En la masonería ocurrió así hasta no hace tanto. La razón que aducían los integrantes de la fraternidad es que en las Constituciones de Ánderson existía la prohibición expresa de que las mujeres pudieran acceder a la fraternidad. Sin embargo, con el aperturismo que progresivamente fue viviendo la sociedad, dicha situación fue cambiando y el sector femenino fue progresivamente accediendo a la orden. Eso sí, los talleres de tradición sajona -más apegados a la norma- siguen mayoritariamente sin permitir esta membresía. Éste sería el “brazo” de la masonería representado en Los Simpson

Por otro lado, se deben mencionar los elementos que, aunque se dibujan en el capítulo analizado, no tienen correspondencia con la realidad masona. Entre ellos se encontraría el atuendo; la forma de inclusión de nuevos miembros; o la búsqueda de un elegido entre sus componentes. Empero, hay un rasgo que, como se ha comentado, se encuentra entre la realidad y la ficción. Se trata el de la piedra que debe portar Homero. En la actualidad dicha acción no se constituye como un castigo o un reconocimiento a las acciones de un miembro dentro de la orden. Se trata de la representación del avance del conocimiento del iniciado, desde que accede a la logia y según va ascendiendo en los grados masónicos. De esta forma, el neófito se va puliendo como la roca que aparece en los templos masónicos.

Reflexiones finales

En el presente ensayo se han analizado sucintamente una obra audiovisual. Más concretamente, Los Simpson, a través del capítulo de Homero el Grande. Como se ha podido ver, en este producto cultural el tratamiento general de la masonería es certero. No incurre en grandes errores -aunque haberlos, haylos-, a la vez que no se distinguen grandes manipulaciones en torno a la fraternidad. Incluso, en la serie critica veladamente los postulados de la teoría complotista. Eso sí, se hace mediante la mofa, representando diversos privilegios baladíes de los magios, entre los que se encontraría el poder evitar los embotellamientos de tráfico.

En cualquier caso, se dibujan las logias como lugares de reunión de sus miembros, privilegiándose la ironía y la broma. A pesar de ello, no se retrata la totalidad de la simbología masónica, porque si así fuera el resultado sería un capítulo muy largo. Hay que tener en cuenta que son muchos y muy variados los elementos ritualísticos y simbólicos con los que cuenta la orden…

Pero eso no es excusa para haber hecho un mayor hincapié en los postulados ideológicos y la dimensión social de la hermandad. Quizá sean asuntos que permitan una mayor variedad temática. Sin embargo, en Los Simpson se presta más atención a lo simbólico, a lo místico, a lo esotérico. Quizá porque estos elementos generen un mayor interés en el público. Una circunstancia que, en último término, produce un incremento de las ventas y un subsiguiente aumento de los ingresos en las empresas productoras y emisoras.

No se debe olvidar que esta serie se constituye como un producto cultural cuya finalidad fundamental es que sea consumido por el gran público y que, por ende, genere dinero. En consecuencia, esta obra trata la masonería desde un punto de vista simbólico -y no tanto ideológico-, con el fin de atraer a los espectadores y generar beneficios económicos, como ocurre en la totalidad de la industria cultural estadounidense.

Pero, dejando a un lado este asunto, la mencionada serie ha sabido representar lo que ocurre dentro de la hermandad. “Todo indica que nos encontramos ante el retrato de una sociedad secreta cuyas características coinciden casi literalmente con las de la masonería”73. Sin embargo, los contenidos y el discurso de este capítulo se deben enmarcar dentro de la tradición narrativa de dicho producto audiovisual, la cual siempre intenta retratar la sociedad actual en tono de sátira. Y el asunto de los magios no iba a ser menos.

Por ello, no es de extrañar que los mismos comportamientos de los personajes habituales de la serie se vean reflejados en estas reuniones iniciáticas. No hay nada de sublime en los magios, y mucho menos en Homero. Son sus comportamientos habituales. Lo que se busca es plasmar irónicamente una realidad como la de las sociabilidades, tan extendida en Estados Unidos. Y, a través de esta tendencia, conseguir la atracción del público y que el producto sea mucho más demandado.

Pero, en cualquier caso, no nos encontramos ante “una sátira antimasónica tradicional”74, que defiende Martínez de las Heras. Todo lo contrario. Este capítulo habría que enmarcarlo en la propia línea narrativa de la serie analizada, en la que la ironía es su leitmotiv. En cualquier caso, si tomamos los elementos masónicos aisladamente, la gran mayoría son ciertos. Por tanto, no se podría hablar de antimasonería como tal. Sería más certero decir que estamos ante el tratamiento de una supuesta logia por parte de una serie humorística e iconoclasta respecto a todos los aspectos de la vida estadounidense. En definitiva, como toda la industria cultural, lo que busca esta producción es generar beneficios. Por ello, ha de respetar su habitual línea editorial, con el fin de satisfacer a su público fiel y que siga apoyando a la familia Simpson capítulo tras capítulo.

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  • 1
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  • 2
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  • 3
    Pedro Álvarez, “Krausistas, institucionistas y masones en la España del siglo XIX”, en Krause, Giner y la Institución Libre de Enseñanza. Nuevos Estudios, coords. José Manuel Vázquez-Romero y Pedro Álvarez Lázaro (Madrid: Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, 2005). Consuelo Conde, “Aspectos simbólicos de los sellos masónicos en Canarias y de la logia Añaza”, Tebeto: Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura, 2 (1980), 129-178. Diego Figueroa, “La masonería y su simbolismo funerario”, Bajos los Hielos, 19, (2011): 1-35. Eduardo Torres-Cuevas, Historia de la masonería cubana. Seis ensayos (La Habana: Imagen contemporánea, 2005). José Luis Trueba, Masones en México: Historia del poder oculto (México DF: Grijalbo, 2007).
  • 4
    Roger D. Wimmer y Joseph Dominick, La investigación científica de los medios de comunicación. Una introducción a sus métodos (Barcelona: Bosch Casa editorial, 1996), 41.
  • 5
    De acuerdo con los postulados de este paradigma, en los estudios que lo toman como guía se analizan pocos ejemplos, o incluso uno sólo, pero se hace en profundidad (Wimmer y Dominick, “La investigación científica”, 45). Es el ejemplo de este artículo y el seguimiento de Los Simpson que se realizará durante el mismo.
  • 6
    Morlino destaca la vinculación del estudio de caso a los trabajos históricos, por la utilidad que tiene la mencionada técnica en dicho ámbito (Leonardo Morlino, Introducción a la investigación comparada (Madrid: Alianza editorial, 1996), 135).
  • 7
    En la mayoría de los estudios de caso se utiliza el razonamiento inductivo, a través del cual se alcanzan afirmaciones universales mediante el análisis de datos particulares (Wimmer y Dominick, “La investigación científica”, 161). Así, a través del seguimiento de Los Simpson se pretende observar el tratamiento de la masonería por parte de la industria cultural de masas.
  • 8
    El análisis de contenido, además, permite el descubrimiento de tendencias dentro de un mensaje comunicativo (Florence Toussaint, Crítica de la información de masas (México DF: Trillas, 1983), 26-27).
  • 9
    Robert Keohane, Sidney Verba y Gary King, El diseño de la investigación social: la inferencia científica en los estudios cualitativos (Madrid: Alianza, 2000), 14.
  • 10
    Trueba, “Masones en México”, 34.
  • 11
    El nombre de estas cuatro sedes masónicas fueron Goose and Gridiron, Crown Ale House, Apple Tree y The Rummer and Grapes (Ferrer, “La masonería española”, 27).
  • 12
    Ferrer, “La masonería española”, 27.
  • 13
    Ferrer, “La masonería española”, 28.
  • 14
    Ferrer, “La masonería española”, 27.
  • 15
    Ferrer, “La masonería española”, 28.
  • 16
    Ferrer, “La masonería española”, 25.
  • 17
    Ferrer, “La masonería”, 54 y 55.
  • 18
    Trueba, “Masones en México”, 49.
  • 19
    José Julio García Arranz, "Simbología masónica o los emblemas del autoconocimiento", en Palabras, símbolos, emblemas. Las estructuras gráficas de la representación, coords. Ana Martínez Pereira, Inmaculada Osuna y Víctor Infantes (Madrid: Turpin Editores, 2013), 62.
  • 20
    Se debe hacer hincapié en la gran variedad de interpretaciones que existen sobre la simbología. Casi tantas como personas. “El simbolismo masónico encierra una gran pluralidad de significados, los cuales pueden abordarse desde múltiples puntos de vista y, lejos de excluirse o contradecirse, se armonizan y se complementan entre sí” (Figueroa, “La masonería y su simbolismo”, 15).
  • 21
    García Arranz, "Simbología masónica”, 63.
  • 22
    Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 55.
  • 23
    Según Sánchez Ferré, “la gran mayoría de las palabras sagradas y de paso que se pronuncian en los distintos grados y sistemas masónicos son hebreas y se expresan en dicha lengua” (Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 61).
  • 24
    En torno a este particular también se expresa el investigador Sánchez Ferré. “La alquimia […] es la primera de las ciencias tradicionales con que se encuentra el candidato a la iniciación. En la Cámara de Reflexiones, donde redactará su testamento filosófico (puesto que va a morir como profano) contemplará los símbolos que aluden a los misterios de la palingensia” (Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 61).
  • 25
    Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 59-62.
  • 26
    Ferrer, “La masonería como problema”, 26.
  • 27
    Conde, “Aspectos simbólicos de los sellos”, 134.
  • 28
    Ferrer, “La masonería española”, 29.
  • 29
    Ferrer, “La masonería como problema”,30
  • 30
    Torres-Cuevas, “Historia de la masonería”, 328.
  • 31
    Ferrer, “La masonería como problema”,30.
  • 32
    Torres-Cuevas, “Historia de la masonería”, 95.
  • 33
    Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 69.
  • 34
    Iglesias y Gutiérrez, “La simbología masónica”, 71.
  • 35
    Iglesias y Gutiérrez, “La simbología masónica”, 70. Esta opinión es compartida por Pere Sánchez Ferrer: “La letra G está presente bien sola, entre una escuadra y un compás, o dentro del Delta [o triángulo]. Su primer significado es Geometría, pues en los Antiguos Deberes medievales ingleses la masonería es asimilada a esta ciencia. […] La letra G también puede significar Gnosis, en griego «conocimiento», y si nos atenemos únicamente al mundo masónico de habla inglesa, correspondería a la inicial de God, «Dios»”, en Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 73.
  • 36
    Iglesias y Gutiérrez, “La simbología masónica”, 72
  • 37
    Figueroa, “La masonería y su simbolismo”,21,
  • 38
    Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 71.
  • 39
    Ferrer, “La masonería como problema”,31.
  • 40
    Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 68.
  • 41
    Sin embargo, José Julio García señala que “la función esencial [del mandil] es la indicación del grado de quien lo porta”. García Arranz, "Simbología masónica”, 84.
  • 42
    Conde, “Aspectos simbólicos de los sellos”, 141.
  • 43
    En este sentido, se debe mencionar que una “logia es una asamblea de masones debidamente congregados, y sus símbolos y los rituales practicados en ella varían según el Rito y el grado que se trabaje. Esto vuelve necesario situar cada símbolo masónico en el contexto de la logia para que así adquiera su auténtico significado, de la misma forma que evita que aquellos símbolos ajenos a la masonería sean confundidos con los que le son propios”. Figueroa, “La masonería y su simbolismo”, 31.
  • 44
    Ferrer, “La masonería como problema”,25.
  • 45
    Ferrer, “La masonería como problema”,32.
  • 46
    Ferrer, “La masonería como problema”, 32-33.
  • 47
    Ferrer, “La masonería española”, 31.
  • 48
    Ferrer, “La masonería española”, 33.
  • 49
    Ferrer, “La masonería española”, 34.
  • 50
    Ferrer, “La masonería española”, 38.
  • 51
    Ferrer, “La masonería española”, 38.
  • 52
    “El culto del secreto (que procedía de la necesidad de conservar cuidadosamente las fórmulas arquitectónicas de la Edad Media), sus ceremonias complicadas, su gusto por lo simbólico y lo litúrgico, dotaba a la orden de un incentivo místico que ejercía un poderoso atractivo en una Era más profundamente religiosa” (Ferrer, “La masonería como problema”, 34).
  • 53
    Sánchez Ferré, “La iconografía masónica”, 59.
  • 54
    Iglesias y Gutiérrez, “La simbología masónica”, 66.
  • 55
    Las mencionadas columnas se denominan Jakin y Boaz, a imitación que las que Hiram -arquitecto del Templo de Jerusalén- puso en el acceso de su obra. Pero ¿qué significan estas construcciones? “Simbolizan la dualidad [el bien y el mal]”. Iglesias y Gutiérrez, “La simbología masónica”, 73.
  • 56
    Iglesias y Gutiérrez, “La simbología masónica”, 73.
  • 57
    Conde, “Aspectos simbólicos de los sellos”, 138.
  • 58
    Pozuelo, “Notas sobre el nombre simbólico”, 212.
  • 59
    Álvarez, “Krausistas, institucionistas y masones”, 154.
  • 60
    En una línea muy parecida se expresa María Teresa Roldán cuando señala que “los miembros de la orden del Gran Arquitecto del Universo solían adoptar nombres de personajes conocidos que a lo largo de la historia hubiesen destacado por sus cualidades, por sus virtudes, su sabiduría o bien por sus hechos. Parece ser que el iniciado se comprometía a tomar por modelo o a imitar al personaje elegido”. Roldán, “Análisis y estudio de los nombres simbólicos”, 530.
  • 61
    En este sentido, se debe indicar que la fraternidad, a lo largo de la historia, ha estado influenciada por las tendencias más aperturistas del pensamiento filosófico y político, hecho que ha afectado a diversos aspectos internos, como la elección del nombre simbólico. “No podemos olvidar que existe una estrecha relación entre liberalismo y masonería. Aunque la institución del Gran Arquitecto del Universo no es un partido político, sus postulados éticos, políticos y sociales son prácticamente idénticos a los reflejados en el programa político liberal. Así, se observa una clara inclinación por tomar nombres de personalidades relevantes dentro del mundo liberal y democrático”. Roldán, “Análisis y estudio de los nombres simbólicos”, 533.
  • 62
    Pozuelo, “Notas sobre el nombre simbólico”, 219.
  • 63
    Esta representación, junto con la del ojo que todo lo ve, también aparece estampada en los laterales del pergamino sagrado, que hace las veces de volumen de la ley en esta singular logia.
  • 64
    Ferrer, “La masonería española”, 16-17
  • 65
    Este tipo de celebraciones también forman parte del ritual masónico: “Los banquetes consecutivos a la recepción terminaban con una plegaria; el recipiendario brindaba con la copa de la cofradía por los maestros y por la prosperidad de la orden” (Ferrer, “La masonería española”, 18). De hecho, durante la representación de Los Simpson aparecen todos los magios brindando por el nuevo iniciado.
  • 66
    Ferrer, “La masonería”, 38-39.
  • 67
    Las primeras resoluciones de la Iglesia Católica en contra de las logias se produjeron muy pronto, de la mano de Clemente XII -en 1738- y de Benedicto XIV -en 1751-, sin olvidar al cardenal Firrao, que también intervino en 1739. Durante el XIX se mantuvo esta política de persecución por parte del Vaticano, aunque por razones diferentes a la centuria anterior (Ferrer, “La masonería como problema”, 143-14). Tras el Concilio Vaticano II se produjo un acercamiento entre ambas realidades, entre las logias y la Iglesia, hasta llegar al nuevo Código de Derecho Canónico, en vigor desde el 25 de enero de 1983. En el mismo, desaparece “toda referencia a la masonería, a la excomunión y a los que maquinan contra las potestades legítimas” (Ferrer, “La masonería como problema”, 151).Por tanto, se avanzó en este sentido. Sin embargo, algunos sectores -coincidentes con los más fundamentalistas- no vieron con buenos ojos el fin de las referencias a la cofradía. De esta forma, el 27 de noviembre de 1983, el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, publicó una «Declaración sobre las asociaciones masónicas», en la que indicaba que “permanecía inmutable el juicio negativo de la Iglesia respecto a las asociaciones masónicas, porque sus principios siempre habían sido considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia, por lo que la inscripción en ellas permanecía prohibida” (Ferrer, “La masonería como problema”, 152). De esta forma, y según el mencionado escrito, “los fieles que pertenecieran a las asociaciones masónicas se encontraban en estado de pecado grave y no podían acceder a la santa comunión” (Ferrer, “La masonería como problema”, 152). Por tanto, hacía una interpretación negativa del nuevo Código Canónico…
  • 68
    Pero los poderes religiosos no fueron los únicos que prohibieron las logias. También hicieron lo propio diferentes gobiernos y reinos: “En 1735 los habían hecho los Estados Generales de Holanda; en 1736 el Consejo de la República y Cantón de Ginebra; 1737 el gobierno de Luis XV de Francia; y el príncipe elector de Manheim, en el Palatinado; en 1738 los magistrados de la ciudad hanseática de Hamburgo y el rey Federico I de Suecia; en 1743 la emperatriz María Teresa de Austria; en 1744 las autoridades de Aviñón, París y Ginebra; en 1745 el Consejo del Cantón de Berna, el consistorio de la ciudad de Hannover y el jefe de la policía de París; en 1748 el gran sultán de Constantinopla; en 1751 el rey Carlos VII de Nápoles (futuro Carlos III de España) y su hermano Fernando VI de España; en 1763 los magistrados de Dantzing; en 1770 el gobernador de la isla de Madeira y el gobierno de Berna y de Ginebra; en 1784 el príncipe de Mónaco y el elector de Baviera Carlos Teodoro; en 1785 el gran duque de Baden y el emperador de Austria José II; en 1794 el emperador de Alemania Francisco II, rey de Cerdeña Víctor Amadeo, y el emperador ruso Pablo I; en 1798 Guillermo III de Prusia, etc.”. Ferrer, “La masonería”, 57.
  • 69
    Ferrer, “La masonería”, 133.
  • 70
    Ferrer, “La masonería”, 133.
  • 71
    Ferrer, “La masonería”, 135.
  • 72
    Ferrer, “La masonería”, 137.
  • 73
    Martínez de las Heras, “Las sociedades secretas”, 675.
  • 74
    Martínez de las Heras, “Las sociedades secretas”, 670.

Fechas de Publicación

  • Fecha del número
    Dic 2018

Histórico

  • Recibido
    30 Set 2018
  • Acepto
    15 Nov 2018
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