Open-access <span name="style_bold">El Nacimiento de la clínica</span>: <span name="style_bold">Una arqueología de la mirada médica</span>

Reseña del libro

El Nacimiento de la clínica. una arqueología de la mirada médica

Michel Foucault (1926-1984), hijo de un médico cirujano, filósofo e historiador del pensamiento, publicó obras como la Arqueología del saber, Historia de la sexualidad y el Nacimiento de la clínica (1963, Buenos Aires, siglo veintiuno editores, 2008; 272 p); en esta, reseña el desarrollo de la observación médica en la Francia del siglo XVIII, el renacimiento del hospital, la filosofía de la educación médica, el surgimiento de la anatomía patológica y de la semiología, que darán lugar al torrente de conocimiento y ciencia aplicada que es hoy la profesión médica.

A fines de siglo, [XVIII] las críticas son unánimes, por lo menos en cuatro puntos: los charlatanes siguen floreciendo; la enseñanza canónica dada en la facultad no responde ya a las exigencias de la práctica ni a los nuevos descubrimientos (no se enseña sino la teoría; no se deja lugar ni a las matemáticas ni al a física); hay demasiadas escuelas de medicina para que la enseñanza pueda estar asegurada en todas partes de modo satisfactorio; reina la concusión (se procuran las cátedras como cargos; los profesores dan cursos pagados; los estudiantes compran sus exámenes y hacen escribir sus tesis a médicos necesitados) lo que hace muy costosos sus estudios médicos

La primera tarea del médico es, por consiguiente, política: la lucha contra la enfermedad debe comenzar por una guerra contra los malos gobiernos: el hombre no estará total y definitivamente curado más que si primeramente es liberado.

La clínica, al observar, investiga; y esta parte que ella da a la novedad la abre sobre el riesgo: un médico en lo privado, observa Aikin, debe cuidar su reputación; su camino será siempre, si no el de la certidumbre, el de la seguridad. En el hospital está al abrigo de semejante traba y su genio puede ejercerse de una manera nueva (Cf. K. Aikin. Observations sur les hóspitaux, 1777).

Pero mirar para saber, mostrar para enseñar, ¿no es violencia muda, tanto más abusiva cuando calla, sobre un cuerpo de sufrimiento que pide ser calmado, no manifestado?

La mirada del médico y la reflexión del filósofo detentan poderes análogos, porque presuponen ambas una estructura idéntica de objetividad, en la cual la totalidad del ser se agota en manifestaciones que son significante-significado.

Es menester por consiguiente sustituir la idea de una enfermedad que atacaría la vida por la noción, mucho más restringida de la vida patológica. Los fenómenos mórbidos deben comprenderse a partir del texto mismo de la vida, y no de una esencia nosológica.

Luego vinieron las Luces*: la muerte tuvo el derecho a la claridad y se convirtió para el espíritu filosófico en objeto y fuente de saber. (*se refiere al siglo de las Luces, S. XVIII-XIX, Francia)

La enfermedad no será ya sino la forma patológica de la vida.

La muerte es la enfermedad hecha posible en la vida. Establecer los signos

El método anátomo-clínico integra, por primera vez, en la estructura de la enfermedad la constante posibilidad de una modulación individual.

Desaparece el ser de la enfermedad

La medicina de las enfermedades ha terminado su tiempo; empieza una medicina de las reacciones patológicas, estructura de experiencia que ha dominado el siglo XIX y hasta cierto punto el XX, ya que, no sin modificaciones metodológicas, la medicina de los agentes patógenos vendrá a encajarse en ella.

Referencias bibliográficas

    Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      18 Nov 2010
    • Fecha del número
      Dic 2010
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