Resumen
Se presenta una investigación sobre justificación del sistema y clases sociales en Costa Rica. Se trabajó con 150 personas (M=33,6; DT=10,4), hombres y mujeres en edad productiva de Upala un pueblo fronterizo con Nicaragua. Se exploró la relación de su satisfacción con la vida, su orientación política, la justificación del sistema y su tendencia hacia las acciones colectivas; con su clase social, tendencia a la agresión y diferentes variables socio-demográficas y de ideologías de justificación del sistema. Los resultados muestran una relación de la clase social con la justificación del sistema y procesos diferentes según el género. El trabajo es un aporte a las investigaciones psicosociales sobre la justificación del sistema capitalista con una de las poblaciones que más lo sufren.
Palabras claves: justificación del sistema; clase social; género; agresión; Upala.
Abstract
An investigation on system justification and social classes in Costa Rica is presented. Participants were 150 people (M = 33.6, SD = 10.4), men and women of working age from Upala, a border town with Nicaragua. It explores the relationship between the participants’ life satisfaction, political orientation, system justification, and tendency towards collective action; and their social class, aggression tendency, and different socio-demographic variables and system justification ideologies. The results indicated a relationship between social class and system justification and different processes by gender. This investigation is a contribution to the psychosocial research on the justification of the capitalist system in one of the populations that suffer it the most.
Keywords: system justification; social class; gender; aggression; Upala
Introducción
Las personas tienen la necesidad de justificar el sistema social en el que viven para disminuir su sentimiento de incertidumbre, culpa y sentir mayor control sobre sus vidas. Esta justificación del sistema se da incluso en aquellos sectores que más sufren la explotación y desigualdad que se les impone como forma de vida (Jost, Banaji y Nosek, 2004, 883; Knight, Tobin y Hornsey, 2014, 140).
Costa Rica es un país que goza de una imagen muy positiva dentro de la comunidad internacional. Conocido mundialmente por sus bellezas naturales y por ser uno de los pocos países del mundo sin ejército, es uno de los destinos turísticos predilectos de estadounidenses y europeos. Lo que no aparece en los catálogos de las agencias de viajes, es el aumento progresivo de la desigualdad social en los últimos años, la exclusión social en la que viven numerosas personas, y en definitiva, la violencia social (inseguridad, pobreza, deterioro de los servicios educativos y de salud, narcotráfico, etc) que sufren la mayoría de sus habitantes (Mora y Pérez, 2009, 67).
En este contexto, el presente trabajo expone los resultados de una investigación llevada a cabo en Centroamérica con hombres y mujeres en edad productiva, habitantes de un pueblo costarricense fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua. Se indagó la relación existente entre las creencias sobre la justificación del sistema, la clase social, la agresión en los participantes hombres y mujeres. De forma exploratoria también se analizó la relación de la clase social, el género y la agresión con la satisfacción con la vida, la orientación política, la tendencia hacia la realización de acciones colectivas, y otras variables muy relacionadas en la investigación con las creencias en la justificación del sistema como son el autoritarismo de derecha (RWA, Right Wing Authoritarism), la ideología meritocrática y el nivel de creencias religiosas, así como con diferentes variables socio-demográficas.
En la única investigación que se conoce llevada a cabo desde la aproximación de la justificación del sistema en América latina, Henry y Saúl (2006) encontraron que paradójicamente los niños bolivianos de bajo estatus creen en mayor medida que el gobierno satisface las necesidades de la población que los niños de alto estatus. Estos autores llaman la atención a la importancia de realizar investigaciones que analicen la necesidad de los individuos menos favorecidos y más discriminados de justificar el sistema y el orden social en el que viven. Ellos son quizás a los que más beneficiarían ciertos cambios sociales que pusieran fin a su marginalidad. De ahí la relevancia de la presente investigación, llevada a cabo en un país ‘‘en desarrollo’’ y con personas que experimentan cierta discriminación con respecto a quienes se sitúan en una posición más ventajosa en el orden social.
Teoría de Justificación del Sistema
La Teoría de Justificación del Sistema desarrollada durante las últimas dos décadas por la psicología social estadounidense, ha dado lugar a numerosas investigaciones y se encuentra bien extendida dentro de la comunidad académica. Sin embargo, irónicamente las investigaciones que se han realizado bajo sus postulados, y el debate sobre los resultados encontrados se han llevado a cabo principalmente en Estados Unidos y en algunos casos, en Europa. Hasta el momento son escasos los estudios desde esta perspectiva en los mal llamados países en ‘‘desarrollo’’, en los cuales las desigualdades son más acentuadas y el sistema social es más injusto y opresor (Durrheim, Jacobs y Dixon, 2014, 152; Henry y Saúl, 2006, 367).
De acuerdo con la Teoría de la Justificación del Sistema, las personas están motivadas consciente e inconscientemente a mantener la creencia de que el orden social el que viven es justo, legítimo y necesario (Jost y Hunyady, 2002, 113). Jost y Thompson (2000) proponen una medida de estas creencias sobre la justificación del orden social, a partir del grado en que las personas cuentan con una ideología que legitima las diferencias económicas y que justifica el sistema económico en el que viven. La Teoría de Justificación del Sistema sostiene que, en contra del sentido común, que esperaría que las personas y grupos oprimidos al menos rechazaran, sino lucharan, para cambiar un sistema social que les oprime, las personas de grupos desventajados internalizan y reproducen las creencias que los coloca a ellos y a su grupo en una situación de desventaja y explotación. Las personas defienden el status quo y la desigualdad porque necesitan minimizar la incertidumbre, mantener una realidad compartida con los demás, así como la satisfacción de necesidades existenciales y relacionales (Jost, Federico y Napier, 2009, 308; Napier, Thorisdottir y Jost, 2010, 406).
Esta contradicción y disonancia de apoyar un sistema que pone al individuo y a su grupo en situación de desventaja se explica por diversas razones. Por ejemplo, la alta o baja identificación grupal, la ilusión de sentir que se ha escogido el sistema social del que se forma parte, un contexto cultural con fuerte presencia de ideologías meritocráticas y creencias en un mundo justo conforman algunos factores que favorecen la justificación del sistema (Jost, Pelham, Sheldon y Sullivan, 2003a, 14).
En relación con lo anterior, la ideología meritocrática sostiene que el estatus y las ventajas sociales son fruto del esfuerzo y mérito personal (McCoy y Major, 2007, 342). Por ejemplo, la sociedad en general expresa abiertamente su preocupación por las personas en desventaja social pero a la vez cuenta con un sistema de creencias que sirven para justificar sutilmente la marginalidad y pobreza de un sector de la población. La creencia de que ‘‘el trabajo duro y el esfuerzo personal aseguran el éxito’’ está bien arraigada dentro de la población y hace que incluso los más discriminados se culpen a sí mismos por su marginalidad (García-Castro, 2010, 2; García-Castro, 2012, 3).
Algunas investigaciones muestran que justificar el sistema juega un rol paliativo y genera algunos beneficios para los grupos desaventajados. Para quienes no se identifican mucho con sus grupos de pertenencia o clase social genera una mayor autoestima y bienestar psicológico. Sin embargo, para aquellas personas en desventaja que sí se identifican con los grupos a los que pertenecen o con su clase social, justificar el sistema les produce el efecto opuesto, esto es, una disminución de su autoestima y de su bienestar psicológico (Jost y Thompson, 2000, 2010; O’Brien y Major, 2005, 1719).
Clases Sociales
El sistema social está dividido en clases sociales. Las clases sociales son grupos reales de personas que ocupan lugares distintos en la producción social. El lugar que ocupan depende de la relación con los medios de producción, por su papel en la organización social del trabajo y por el volumen de riqueza social con el que cuentan (Bourdieu, 2000, 109).
Gracias a esta división social, un grupo de personas (una clase social) puede acaparar el trabajo de otros, en otras palabras, explotarlos. Es por esto que las clases sociales solo existen enfrentadas entre sí. Su realidad, así como la pertenencia de una persona a ella, son hechos objetivos que no dependen de la voluntad subjetiva ni de la conciencia de las personas (Martín-Baro, 2004, 51).
Justificación del Sistema y Género
La Teoría de Justificación del Sistema no aborda en sus presupuestos centrales el estudio de las diferencias de género. Aun así propone teóricamente, basándose en los resultados de investigaciones sobre dominancia social, que las mujeres son menos propensas que los hombres a ver el sistema imparcial, legítimo y justificable (Jost, et al, 2004, 883;).La teoría de la dominancia social es otra teoría sobre desigualdad intergrupal que estudia la tendencia general en los seres humanos a crear y mantener jerarquías grupales (Sidanius, Pratto, van Laar y Levin, 2004, 846).
La tendencia de las mujeres a justificar en menor medida que los hombres el sistema social en el que viven se ha explicado de diferentes maneras. Como una cuestión de estatus, ya que en el orden social las mujeres típicamente se han considerado desfavorecidas respecto a los hombres; a través de explicaciones evolutivas, donde los hombres se han considerado con dominio sobre las mujeres por su rol en la supervivencia de la especie, y finalmente, haciendo uso de explicaciones relativas a la socialización, como son la identidad de género o ciertas respuestas grupales al patriarcado (Foels y Reid, 2010, 685). Sin embargo como se mencionó, la Teoría de Justificación del Sistema no ha profundizado en el análisis de las diferencias de género en el mantenimiento de creencias sobre la desigualdad. En este sentido, la presente investigación intenta indagar sobre los efectos del género en el mantenimiento de creencias sobre el sistema, dividiendo a la muestra entre mujeres y hombres.
Orientación política
Una de las variables que más se ha estudiado en la psicología social anglosajona en relación, y como parte de la justificación del sistema, es la orientación política (izquierda-derecha, conservadores-liberales). Se ha acumulado bastante evidencia empírica que permite relacionar la formulación ‘‘izquierda-derecha’’ con tendencias a buscar el cambio social y a resistirse a él, así como a rechazar y a aceptar la desigualdad (Jost, et al, 2009a, 309). En este trabajo se utiliza como otra variable independiente relacionada con la justificación del sistema.
Las personas consideradas de izquierda tienen mayor disposición al cambio social y rechazan más la desigualdad que las personas simpatizantes de partidos políticos situados a la derecha. Además, la orientación política de derechas o el conservadurismo también se ha relacionado con la amenaza y un limitado manejo de la incertidumbre, con la ansiedad a la muerte, el miedo o amenaza de pérdida, el dogmatismo, la intolerancia a la ambigüedad, y necesidades personales de orden y estructura (Jost, Glaser, Krunglanski y Sulloway, 2003b, 340). Por el contrario, el liberalismo o la orientación política de izquierdas, se ha relacionado con la apertura a nuevas experiencias, la complejidad cognitiva y la tolerancia a la incertidumbre (Jost, et al, 2009b, 104).
Sobre la relación entre la orientación política y la clase social, se ha desarrollado investigación que intenta responder a por qué las personas votan irracionalmente. Se señala que la limitación cultural en las clases populares hace que en ocasiones voten contra sus intereses (Achterberg y Houtman, 2006, 78), lo cual se relaciona con el argumento de que las personas de clase trabajadora que presentan ideología de derecha lo hacen por razones sociales y culturales, a diferencia de la burguesía que desarrolla su ideología de derecha por intereses económicos (Napier y Jost, 2008, 566).
Satisfacción con la vida
Otra variable que se encuentra frecuentemente asociada a las creencias sobre la justificación del sistema es la satisfacción con la vida (Napier y Jost, 2008, 565; Napier, et al, 2010, 467; Rankin, Jost y Wakslak, 2009, 314; Van der Toorn, Berkics y Jost, 2010, 190). Ranking, Jost y Wakslak (2009) señalan que los conservadores reportan generalmente mayores niveles de felicidad y satisfacción con la vida que los liberales por contar con actitudes que justifican la desigualdad económica. En esta misma línea también se señala que el aumento de la desigualdad económica en un país se relaciona con un mayor incremento de la insatisfacción en las personas de izquierda en relación con las personas de derecha (Alesina, Di Tella y MacCulloch, 2004, 2013). Otras investigaciones también ponen de manifiesto la relación entre ideología de justificación del sistema y una elevada satisfacción personal (Wakslak, Jost, Tyler y Chen, 2007, 268), quizás debido principalmente a la función paliativa de la ideología que justifica el sistema (Jost y Hunyady, 2002, 102). Se cree que las personas de izquierda, al contrario que las de derechas, se encuentran menos satisfechas por no contar con mecanismos que expliquen el nivel de desigualdad de las sociedades (Jost, et al, 2003, 54).
Sobre la relación entre satisfacción con la vida, la clase social de pertenencia, y las creencias sobre la desigualdad, algunas investigaciones muestran una tendencia a reportar menor felicidad a medida que la desigualdad económica aumenta (Alesina, Di Tella y MacCulloch, 2004, 2014). Además, aunque existe discusión sobre las dimensiones y particularidades del fenómeno, los resultados de las investigaciones son consistentes en señalar una mayor satisfacción con la vida en aquellas personas que cuentan con mayores ingresos económicos (Powdthavee, 2010, 78; Boes y Winkelmann, 2010, 102).
Acciones colectivas y agresión
La relación entre las otras variables que se utilizan en la presente investigación (acciones colectivas y agresión), no han generado tanta investigación en el marco de la Teoría de Justificación del Sistema. Sin embargo, sobre acciones colectivas se sabe que las personas cuando tienen que escoger entre el beneficio personal y el beneficio colectivo prefieren el beneficio personal, especialmente cuando pueden ascender dentro de la jerarquía social. Sin embargo, una fuerte identificación grupal hace que las personas busquen el beneficio colectivo por encima del individual, particularmente si su identificación está basada en el reconocimiento del estatus de inferioridad de su grupo (Blair y Jost, 2003, 96; van der Toorn, Nail, Liviatan y Jost, 2014, 51).
Hasta lo que se conoce, ninguna investigación ha relacionado la justificación del sistema con la agresión. Sin embargo, hay datos que muestran que la orientación hacia la dominancia social, esto es, el acuerdo con la dominancia de ciertos grupos sociales sobre otros en la sociedad se relaciona positivamente con la violencia, de tal forma que cuanto más alta es la orientación hacia la dominancia social de los individuos, más actitudes violentas presentan (Kakkad, 2005, 86). En la misma dirección, Passini (2008) estudiando la agresividad autoritaria relaciona la agresión con sumisión a la autoridad, hostilidad hacia otros grupos, alta orientación hacia dominancia social y creencias que justifican el sistema.
Tomando en cuenta los antecedentes mencionados, el presente estudio parte de las siguientes hipótesis 1) la clase social se relacionará negativamente con las creencias en la justificación del sistema, de forma que las personas que pertenezcan a una clase social más baja, mostrarán más acuerdo con creencias sobre la justificación del sistema; 2) la tendencia hacia la agresión se relacionará positivamente con la justificación del sistema; y 3) los patrones de relación entre las variables estudiadas diferirán entre las mujeres y los hombres. Respecto a las relaciones que se establezcan respecto al resto de variables analizadas no se cuenta con hipótesis concretas, por lo que el objetivo en ese sentido es exploratorio.
Método
Participantes
Los participantes fueron todos personas adultas en edad productiva (N=150), con edades entre 18 y 64 años (M=33,6; DT=10,4) del cantón central de Upala, ubicado en la zona norte de Costa Rica. Todos los participantes eran costarricenses de diferentes sectores sociales. Fueron invitados a participar a través de un miembro de la comunidad, y más adelante a través del procedimiento denominado ‘‘bola de nieve’’. En la Tabla 1 se presentan los datos sobre la ocupación de la muestra en función del sexo.
Procedimiento
En primera instancia se realizó una prueba piloto en la que se pasaron los mismos instrumentos que se utilizaron en la investigación a 50 personas de características similares a las que más tarde constituiría la muestra de la investigación. El objetivo de este pilotaje fue estudiar preliminarmente los posibles problemas de comprensión que podrían presentar los ítems incluidos en los instrumentos seleccionados para ser empleados en el estudio. En función de los resultados de este pilotaje, se hicieron algunos ajustes en los ítems para facilitar su comprensión pero siempre respetando al máximo su formulación original.
Los cuestionarios fueron contestados por los participantes en sus domicilios o lugares de trabajo. En la mayoría de los casos los participantes contestaron de forma auto administrada (97%). Solamente para un porcentaje muy pequeño de ellos (3%), y debido a su bajo nivel de escolaridad, uno de los investigadores encargados de la recolección de datos les ayudó leyéndoles el cuestionario.
Instrumentos
La primera parte del cuestionario consistía en un consentimiento informado donde se explicaba que la participación en el estudio era voluntaria, que en cualquier momento podían detener su participación en él, y que la información que se recogiera solo se utilizaría con fines de investigación, por lo que sus nombres permanecerían en el anonimato. Estas indicaciones también se expresaron de forma verbal antes de pedir a los participantes que comenzaran a contestar el cuestionario.
El cuestionario estuvo compuesto por las medidas que se relacionan a continuación en el orden que aparecen descritas, todas ellas, a excepción de la intención de voto y las preguntas sobre datos socio-demográficos utilizaron un formato de respuesta tipo Likert de 7 puntos, con un rango de respuestas de 1 ‘‘totalmente en desacuerdo’’ a 7 ‘‘totalmente de acuerdo’’.
Datos socio-demográficos: se incluyeron cuestiones acerca del género, la edad, la nacionalidad (con objeto de descartar participantes que no fueran costarricenses), la situación laboral, la religión profesada, el nivel educativo, la percepción subjetiva de su clase social, los ingresos económicos de la familia, así como las personas que dependen de esos ingresos económicos para determinar el ingreso per cápita.
Voto: se preguntó por qué partido político y candidato a la presidencia habían votado en las últimas elecciones nacionales que habían sido en el año 2010. La variable se codificó distribuyendo a los candidatos y a sus partidos políticos en un continuo de izquierda a derecha según sus planes económicos e ideologías. Para esta codificación se consultó a 3 expertos: doctores en sociología e investigadores, que confirmaron en un 95% la distribución realizada de los candidatos políticos así como de sus partidos en el continuo descrito. El partido Frente Amplio (FA) se codificó como uno siendo el que se encontraba más a la izquierda en dicha elección, Alianza Patriótica (PA) se codificó como dos, Accesibilidad sin Exclusión (PASE) como tres, Acción Ciudadana como cuatro (PAC), Integración Nacional (PIN) como cinco, tanto Liberación Nacional (PLN) como la Unidad Social Cristiana (PUSC) y Renovación Costarricense se codificaron como seis y el Movimiento Libertario (ML) como siete, siendo este último partido el que se situaba más a la derecha.
Creencias sobre la Justificación del Sistema: en el cuestionario se incluyó la escala desarrollada por Jost y Thompson (2000) por medio de la que se mide el grado en que las personas cuentan con una ideología que legitima las diferencias económicas y que justifica el sistema económico en el que viven. Está compuesta por 17 ítems entre los que se incluyen preguntas tales como ‘‘Las diferencias económicas entre las personas se pueden evitar’’, ‘‘Es casi imposible eliminar la pobreza’’, y ‘‘El sistema económico se podría cambiar para hacerlo más igualitario’’. El Alpha de Cronbach para la muestra de la presente investigación, eliminando dos ítems que reducían considerablemente su confiabilidad, fue de α=.67. La fiabilidad es similar a la reportada por De Oliviera y Dambrum (2007) en una población de estudiantes universitarios franceses α=.65 y un poco menor al reportado por el propio autor de la escala con estudiantes universitarios estadounidenses α=.71 (Jost y Thompson, 2000, 216).
Agresión: se utilizó el Cuestionario de Agresión de Bush y Perry (1992). Se trata de un instrumento de 29 ítems que mide rasgos agresivos utilizando cuatro dimensiones: agresión física, agresión verbal, enojo y hostilidad. Es una escala utilizada y validada en diferentes contextos (Santisteban, Alvarado y Recio, 2006, 1455). En Costa Rica ha sido utilizada anteriormente presentando una consistencia interna de α=.80 (Quesada y Segura, 2007, 60). En la presente investigación se consideraron solamente 28 ítems ya que hubo un ítem que no fue considerado porque reducía considerablemente su consistencia interna. Esta escala en la presente investigación muestra una consistencia interna elevada (α=.88). Algunos ejemplos de los ítems de la misma son: ‘‘A veces me he enojado tanto que he quebrado cosas’’, ‘‘Mis amigos dicen que soy un poco peleón’’ y ‘‘Cuando me frustro, dejo ver mi irritación’’.
Creencias religiosas: las creencias religiosas fueron medidas a través de la práctica religiosa (ir a la iglesia, rezar, así como asumir los valores de las creencias religiosas). Se utilizó la escala de afiliación religiosa de Gunnoe y Moore (2002) de 3 ítems (e.g.‘‘¿Qué tan importante es la religión para usted?’’), referenciada en otros estudios sobre creencias religiosas (Kim, McCullough y Cicchetti, 2009, 598), y utilizada anteriormente en Costa Rica, añadiendo un ítem sobre identificación religiosa (Rodríguez-García, 2007, 172). La consistencia interna de esta escala que incluía a los cuatro ítems (α=.81).
Autoritarismo de derechas: se utilizaron 4 ítems de la escala RWA ‘‘autoritarismo de derechas’’ (por sus siglas en inglés, Right Wing Authoritarianism) de Altemeyer (1996). Es una escala muy empleada en investigaciones sobre ideología de la desigualdad (Sibley, Liu, Duckitt y Khan, 2008, 550). Mide la combinación de dos factores actitudinales: convencionalismo (e.g. ‘‘La apariencia decente y respetable es el signo de una persona distinguida, especialmente de una mujer’’), y sumisión autoritaria (e.g ‘‘La verdadera clave para una vida digna es la obediencia, la disciplina y ajustarse a lo que está establecido’’). Se reporta un índice Alpha de Cronbach de α=. .71, que es similar al encontrado en versiones cortas del instrumento (α=.70) (Zakrisson, 2005, 866).
Acciones Colectivas: las acciones colectivas se refieren a los actos que realizan los individuos en representación de sus grupos para mejorar las condiciones de los mismos en su conjunto (Wright, 2009, 863). Se tomaron dos ítems para medir la intención de participar en acciones colectivas, uno referido a la eficacia de las acciones colectivas -‘‘Movilizarse y protestar no sirve para nada’’- (Stekelenburg, Klandermans y van Dijk, 2009, 820), y otro a la identificación grupal -‘‘Si el gobierno amenaza nuestros derechos (los de los grupos a los que pertenezco) me movilizaría y protestaría para defenderlos’’ (Stürmer y Simon, 2009, 685). La correlación entre los ítems fue de (r=.26, p< .01).
Meritocracia: como se ha adelantado en la introducción, se trata de una ideología basada en la creencia de que las ventajas sociales y el estatus reflejan el mérito individual y el trabajo duro. Esta ideología mantiene que si una persona se esfuerza merece un resultado positivo (McCoy y Major, 2007, 343). Para medir este constructo se utilizaron dos ítems de la escala del Mundo Justo que miden valores meritocráticos y que fueron los únicos que presentaron una fiabilidad adecuada (r=.37, p< .01): ‘‘En general la gente recibe lo que merece’’ y ‘‘En casi todas las profesiones y negocios la gente que realiza bien su trabajo llega a la cumbre.’’
Satisfacción con la vida: para medirla se utilizó un solo ítem en el que se preguntaba a los participantes ‘‘¿Qué tan satisfecho se encuentra con su vida?’’. Este ítem fue tomado de un trabajo similar al presente realizado por Napier y Jost (2008) sobre ideología de la desigualdad.
Resultados
Se presentan en primera instancia la matriz de correlaciones para hombres y para mujeres de todas las variables con el fin de conocer cuáles son las variables que se relacionan con la justificación del sistema, el voto, la satisfacción con la vida, y las acciones colectivas. A continuación se presentan en la Tabla 2 las correlaciones entre las variables para las mujeres.
Correlaciones
Entre las correlaciones obtenidas, destaca la relación de la media sobre creencias religiosas con la de voto en las últimas elecciones, en la que se observa que a medida que las participantes reportaban tener más creencias religiosas habían votado más a la derecha. Así mismo, se obtuvo una relación significativa entre la medida sobre creencias religiosas y la de satisfacción con la vida, en este caso, las participantes con más creencias religiosas se encuentran más satisfechas con su vida. Este resultado es consistente con múltiples estudios anteriores que muestran relación entre las creencias religiosas y la satisfacción con la vida, especialmente en las mujeres (Elliot y Hayward, 2009, 292; Okulicz-Kozaryn, 2010, 158). Además, los datos mostraron una relación positiva entre las creencias en la justificación del sistema y la medida de autoritarismo de derechas, ya reportada en la literatura (Echebarria-Echabe, A y Fernández-Guede, E, 2006, 262; Jost, et al, 2003a, 60). En la Tabla 3 aparecen el mismo conjunto de correlaciones para los participantes hombres.
Correlaciones
Tal como se aprecia en la Tabla 3, para los participantes hombres resaltan de forma interesante la relación negativa que aparecen entre su ideología sobre la justificación del sistema y su nivel educativo, lo cual apoya los resultados de que quiénes más apoyan el sistema son las personas más desfavorecidas por el mismo (Jost, et al, 2009b, 110; Napier, et al, 2010, 560). También destaca la relación de la medida sobre satisfacción con la vida e ideología meritocrática que muestra que los hombres que tienen una ideología meritocrática más acentuada, muestran una mayor satisfacción con la vida, resultado interesante.
Es importante resaltar igualmente la relación que los datos de la presente muestra ofrecen acerca de la relación positiva entre la intención de llevar a cabo acciones colectivas y el nivel educativo siendo las personas de mayor nivel educativo los que actúan grupalmente. Igualmente apareció una relación negativa entre el voto en las pasadas elecciones y los ingresos per cápita, que indica que los participantes con más bajos ingresos votaron a partidos políticos situados a la derecha en el panorama político nacional. Este resultado además de mostrar la tendencia del apoyo al sistema en las personas desfavorecidas también informa sobre el resultado comentado en la introducción de cómo las clases populares votan en ocasiones irracionalmente contra sus propios intereses (Achterberg y Houtman, 2006, 80). Además, los hombres en la medida en que reconocían haber votado más a la derecha también indicaron una mayor tendencia a la agresión y mayores niveles de autoritarismo de derechas. Lo que confirma los resultados de una de las pocas investigaciones sobre agresión y justificación del sistema que se conocen (Passini, 2008, 53).
Regresiones y mediación
Una vez analizadas las relaciones entre las variables, se llevaron a cabo análisis de regresión lineal con objeto de conocer qué variables predecían mejor y con qué magnitud las variables más importantes en el estudio, a saber: las creencias en la justificación del sistema, el voto, la satisfacción con la vida y las acciones colectivas. Las variables que se relacionaron significativamente con estas otras fueron introducidas dentro del análisis de regresión múltiple junto con el ingreso per cápita y agresión, salvo en el caso de que fuera otra de las variables criterio en el estudio (justificación del sistema, satisfacción con la vida, voto y acciones colectivas). Este análisis se hizo separadamente para hombres y mujeres. En los casos en los que la variable ingreso per cápita correlacionó significativamente con el nivel educativo, se introdujo dentro de la regresión el nivel educativo en lugar de ingreso per cápita, ya que ambas se consideraron como buenos indicadores de la clase social de los participantes (Castro, 2007, 30; Ostrove y Cole, 2003, 680). En la Tabla 4 se presenta el análisis de regresión múltiple que muestra algunas de las variables que predicen las creencias en la justificación del sistema en las participantes mujeres.
El autoritarismo de derechas es la variable que con más fuerza predice la creencia en la justificación del sistema en las participantes mujeres. Así, las que más ideología autoritaria de derecha tienen son a su vez las que más justifican el sistema, lo cual apoya algunos resultados de investigaciones anteriores (Echebarria-Echabe, A y Fernández-Guede, E, 2006, 261; Jost, et al, 2003a, 60). El ingreso per cápita también predice significativamente las creencias en la justificación del sistema por las mujeres, también las que más ingreso per cápita poseen más justifican el sistema.
Por otra parte, y tal como se muestra en la Tabla 5 para los participantes hombres, el nivel educativo es la única variable que predice las creencias en la justificación del sistema en su caso, siendo quienes tienen menor nivel educativo los que más justifican el sistema en la muestra utilizada. Este hallazgo corrobora que son los hombres de clase social más baja quiénes más justifican el sistema (Jost, et al, 2009a, 315; Napier, et al, 2010, 410). En la Tabla 6 el análisis de regresión lineal de satisfacción con la vida en las participantes mujeres.
Tal como aparece en la Tabla 6, las creencias religiosas es la variable que con mayor fuerza predice la satisfacción con la vida para las participantes mujeres, cuanto mayores son sus creencias religiosas, mayor es su satisfacción con la vida, lo cual es un resultado que se ha presentado en diferentes contextos y en múltiples investigaciones (Elliot y Hayward, 2009, 288; Okulicz-Kozaryn, 2010, 157). La medida agresión también parece ser una variable que predice la satisfacción con la vida, en la submuestra de mujeres, cuanta menor tendencia hacia la agresión reportan, más satisfacción con la vida dicen tener lo cual es un resultado esperable, aunque poco comentado en la literatura (Orzechowska, Florkowski, Gruszczynski, Zboralski, Wysokinski, Galecki y Talarowska, 2009, 55). En la Tabla 7 aparece el análisis de regresión sobre la satisfacción con la vida en los participantes hombres.
La variable que con mayor fuerza predice la satisfacción con la vida de los hombres es la meritocracia, cuantas más creencias meritocráticas reportan los hombres, más satisfacción con la vida dicen poseer. Este resultado puede resultar novedoso, constituyendo ésta un criterio para diferenciar entre hombres y mujeres. Además, el ingreso per cápita también se reveló como una variable predictora de su satisfacción con la vida, cuanto menos ingreso per cápita mayor satisfacción con la vida lo que representa un resultado paradójico, por un lado contradice la investigación general sobre satisfacción con la vida (Beutel, Glaesmer, Wiltink, Marian y Bahler, 2010, 34), pero por otro apoya la Teoría de Justificación del Sistema en los grupos desfavorecidos (Jost, et al, 2009b, 110; Napier, et al, 2010, 560). Por último en referencia a la agresión, al igual que en las mujeres, cuanta menos tendencia hacia la agresión mayor satisfacción con la vida mostraron los hombres.
Respecto a las variables que podrían predecir el voto en las últimas elecciones en las mujeres, tal como se puede apreciar en la Tabla 8, son las creencias religiosas la única variable que la predice. Así las mujeres que reportaron mayores creencias religiosas fueron quienes más a la derecha votaron, lo que se puede relacionar con algunas investigaciones previas que señalan que la religión incide en las decisiones electorales y en el sistema de creencias políticas en general (Kotler-Berkowitz, 2001, 526; Guth, Kellstedt, Smidt y Green, 2006, 227). En la Tabla 9 el análisis de regresión de voto para los hombres.
En cuanto a las variables que predicen el voto en los hombres, se muestra que es el autoritarismo de derechas el que en mayor medida lo predice. Cuanto más autoritarios se muestran los hombres, más a la derecha votaron en las últimas elecciones, resultado esperable y documentado anteriormente (Billiet y De Witte, 2008, 255). Igualmente, el ingreso per cápita, y la agresión se revelaron como variables predictoras del voto. De esta forma, cuanto menores eran los ingresos per cápita y mayores los niveles de agresión reportaron los participantes, más a la derecha votaron. Como se señaló anteriormente, este resultado confirma los análisis del voto irracional y contra los propios intereses en las clases populares (Achterberg y Houtman, 2006, 77). En la Figura 1 un análisis mediacional de voto con ingreso per cápita como variable mediadora de agresión.
Análisis de mediación de voto, con ingreso per cápita como variable mediadora de agresión en los participantes hombres
Con objeto de ahondar en la relación existente entre agresión, voto e ingreso per cápita en los participantes hombres, se llevó a cabo un análisis de mediación sobre el voto en las últimas elecciones en el que se consideró como variable independiente la agresión, y los ingresos per cápita como mediadora. La Figura 1 muestra que en los participantes hombres la relación de agresión con voto está mediada por la relación que ingreso per cápita tiene con agresión. Ninguna variable de las consideradas predice significativamente las acciones colectivas en las que las mujeres están dispuestas a participar para mejorar la situación de su grupo. Por ello solo se presenta el análisis para los participantes hombres en la Tabla 10.
Tal como se puede apreciar en la Tabla 10, el nivel educativo es la única variable que predice la tendencia mostrada por los hombres para llevar a cabo acciones colectivas, siendo aquellos con mayor nivel educativo los que cuentan con mayor disposición a realizarlas. Este resultado apoya la línea de algunos otros de estudios previos en relación a cómo las personas de clase baja justifican más el sistema, y en este caso, realizan menos acciones colectivas para cambiarlo (Blair y Jost, 2003, 98).
En síntesis, la justificación del sistema puede predecirse en la submuestra de mujeres en primera instancia por el autoritarismo de derecha y por el ingreso per cápita; mientras que en los hombres solamente por su nivel educativo. Respecto a la satisfacción con la vida ésta queda predicha gracias a las creencias religiosas y a la agresión en el caso de las mujeres, y en los hombres por sus creencias sobre la meritocracia y por el ingreso per cápita que reportan.
El voto en las pasadas elecciones se relacionó con las creencias religiosas en las mujeres y con el autoritarismo de derecha, el ingreso per cápita y la agresión en los hombres. Por último, el nivel educativo en los hombres fue la única variable que predijo significativamente su intención de llevar a cabo acciones colectivas en beneficio en este caso, de los hombres de clase alta.
Discusión
Los resultados del presente estudio muestran cómo para las mujeres la variable que más relación tiene con la justificación del sistema son las creencias religiosas y en el caso de los hombres, su clase social (ingreso per cápita y/o nivel educativo). Las creencias religiosas en las mujeres inciden en sus creencias sobre la justificación del sistema, satisfacción con la vida y en votar a la derecha en las pasadas elecciones. En los hombres el ingreso per cápita se relaciona con su satisfacción con la vida y el voto, y el nivel educativo se relaciona con su justificación del sistema y su tendencia hacia las acciones colectivas. También resalta la importancia que otras variables asociadas a ideología de la desigualdad tienen en la justificación del sistema, tales como la meritocracia y el autoritarismo de derecha.
Las personas tienen la necesidad natural de controlar el medio en el que viven, ya que esa percepción de agencia, de que los acontecimientos no se producen de forma azarosa, es una de las motivaciones sociales básicas de los mismos (Fiske, 2004, 50). Por el contrario, la percepción de incertidumbre es desagradable, genera un estado de desequilibrio interno que puede ser estresante. Sin embargo, no todas las personas tienen el suficiente control sobre sí mismos y sobre su vida como para apelar a motivaciones internas y buscan en el exterior fuentes de control que puedan sustituir la ausencia de su control personal (Jost y Hunyady, 2002, 113; Jost, et al 2003, 15).
En ocasiones, las personas pueden localizar estas fuentes de control de su ambiente en ciertas instituciones sociales como el gobierno y la iglesia, las cuales pueden generar diferentes ideologías que justifican y promueven el sistema social hegemónico, incluso en contra de los propios intereses de los individuos que las mantienen (Rankin, et al, 2009, 314).
Una de las principales fuentes de percepción de seguridad e incluso trascendencia material las constituyen las creencias religiosas (Okulicz-Kozaryn, 2010, 158). Las creencias religiosas permiten al individuo regular las amenazas del ambiente, reducir su estrés, e incluso resolver los dilemas existenciales y sobrellevar las amenazas que provienen del medio social en el que viven. Además, aportan sentido a la vida, especialmente entre quienes se identifican con los distintos grupos religiosos. De hecho, la relación entre las creencias religiosas y la justificación del sistema es tan estrecha, que se podría afirmar que ambas cumplen una función paliativa sobre el estrés que la falta de control provoca en las personas, compensando su ausencia de control personal (Rankin, et al, 2009, 314).
Sin embargo, a pesar de que tanto las creencias religiosas como las que hacen referencia a la justificación del sistema cumplen una función paliativa de los efectos negativos provocados por la percepción subjetiva de falta de control, hay algunas diferencias entre ellas. Desde una perspectiva de afrontamiento podríamos decir que, los grupos más desventajados son los que en mayor medida aceptan las creencias religiosas como verdaderas (Okulicz-Kozaryn, 2010, 158; Pargament, 1997, 70). En América latina en general, y en la muestra de la investigación en particular, el grupo más desventajado lo componen las mujeres, que en Costa Rica sufren la opresión de un sistema patriarcal y excluyente.
Las mujeres son menos propensas que los hombres a percibir el sistema imparcial, legítimo y justificable (Jost, et al, 2004, 883). Así, podrían encontrar en las creencias religiosas el control que no les ofrecen las creencias acerca de la justificación del orden social, como en el caso de los hombres. En la presente investigación se da una mayor religiosidad en las mujeres que en los hombres lo que es un resultado muy común en todos los países occidentales donde el cristianismo es la religión predominante (Sullins, 2006, 840). Además, existen investigaciones que señalan que para la satisfacción con la vida en la edad adulta, las creencias religiosas son más importantes para las mujeres, mientras que el factor más importante para los hombres son los ingresos económicos (Gaymu y Springer, 2010,4).
De esta forma, no sería adecuado concluir que las mujeres justifican en menor medida el sistema social en el que viven, sino que utilizan otros mecanismos para hacerlo, en este caso, sus creencias religiosas. Por ello las creencias religiosas en las mujeres de la investigación se relacionan con votar a la derecha y con su satisfacción con la vida. En este sentido, las mujeres con fuertes creencias religiosas son las menos proclives al cambio del sistema social.
Por otro lado, que sean los hombres con menores ingresos per cápita y con menor nivel educativo los que justifican en mayor medida el sistema, se encuentran más satisfechos con su vida, votan más a la derecha, esto es, a los partidos políticos más conservadores, y los que tienen menos tendencia hacia las acciones colectivas, no debe sorprender. Estos resultados contribuyen a apoyar algunos otros provenientes de diferentes contextos en los que se muestra que las personas de grupos desventajados internalizan y reproducen las creencias que los posicionan a ellos y a su grupos en una situación de desventaja y discriminación (Jost, et al, 2009b, 112).
La función que podríamos denominar paliativa para el bienestar psicológico individual es una de las principales razones para mantener una ideología que justifique el sistema y el orden social establecido. La contradicción que supone para los miembros de grupos desaventajados justificar un sistema que es contrario a los intereses personales y grupales, hace que estas personas reduzcan cognitivamente la disonancia producida a través de la racionalización provocando incluso un mayor apego psicológico al sistema social que quienes se benefician de él (Jost, et al 2003b; Jost, et al, 2009a, 315).
Es interesante señalar que en aras de transformar el sistema social imperante y que margina a las clases desaventajadas, sean solamente los hombres de clase alta quiénes tengan tendencia hacia las acciones colectivas. Como se adelantó, este resultado se encuentra en la misma línea que propone la Teoría de Justificación del Sistema (Blair y Jost, 2003, 97), pero también habla de los mecanismos por los cuales los grupos privilegiados perpetúan su superioridad social, teniendo la tendencia a involucrarse activamente en la mejora de la situación de los grupos a los que pertenecen, y por qué las clases populares no avanzan colectivamente para mejorar sus condiciones de vida. El rol que la ideología cumple en la sociedad podría ser una de las posibles explicaciones a este hecho.
De nuevo, es la propia teoría de justificación del sistema la que propone que los valores meritocráticos en las sociedades capitalistas justifican sutilmente las desigualdades y el sistema, incluso en los sectores desfavorecidos y ofrece algunos mecanismos que explican cómo esta justificación brinda bienestar psicológico a ciertos sectores sociales, especialmente cuando no se identifican con su grupo (Jost, et al, 2003a, 55). En el presente estudio, estos presupuestos se ponen de manifiesto en el resultado de que los valores meritocráticos en los hombres es la variable que mejor predice su satisfacción con la vida, y son precisamente los hombres de clase baja quienes más satisfechos se sienten con su vida.
Podría decirse entonces que el sistema a través de la ideología hace que las clases populares se sientan satisfechas con su posición de inferioridad en la sociedad, no se identifiquen entre sí y se culpen a sí mismos de su marginalidad. Mayor investigación es necesaria para desentrañar estas posibles relaciones entre variables no estudiadas en el presente estudio. Por ejemplo, es necesario estudiar las excepciones, cuáles son los procesos psicosociales que hacen que una persona en una posición desventajada no justifique el sistema. Además, es necesario profundizar en las respuestas de resiliencia psicológica a la opresión y dominación que caracterizan a América Latina.
Los resultados de la investigación concuerdan con las hipótesis de que la clase social incide negativamente en la justificación del sistema y que hay ciertas particularidades en esta relación y en la relación de estos dos factores con otras variables en función del género de los participantes. Sin embargo, nuestros resultados no han confirmado claramente la relación de la agresión en la justificación del sistema.
La relación entre satisfacción con la vida y bajos niveles de agresión ha sido documentada como parte de los modelos que estudian la agresión y la violencia como respuestas al estrés que sufren las personas (Orzechowska, et al, 2009, 54), lo cual hace que el resultado encontrado vaya en la misma dirección que otros de otras investigaciones previas.
A pesar de que la Teoría de Justificación del sistema no ha explorado la relación entre la agresión y la justificación del sistema, algunas investigaciones aisladas sí han constatado está relación (Kakkad, 2005, 86; Passini, 2008, 53). La desigualdad estructural del sistema económico se legitima a través de la ideología que produce y a través de la violencia que genera (Martín-Baro, 2004, 117). Centroamérica es hoy una de las zonas más violentas del mundo porque es también una de las zonas más desiguales económicamente. A pesar de que los resultados no apoyan la hipótesis de la relación entre agresión y creencias en la justificación del sistema, más investigación empírica y reflexión teórica sería necesaria para ahondar más en las causas de estos resultados.
Como cualquier investigación, ésta no carece de limitaciones. Entre ellas se encuentra el número reducido de participantes, el hecho de que todos provengan de una misma localidad, y de una cultura también específica, así como su carácter descriptivo.
Sin embargo, su aporte es entre otros la posibilidad que nos ofrece de describir cómo las creencias relativas a la justificación del sistema se manifiestan de forma diferente en las mujeres y en los hombres, así como contar con datos de una muestra real, en un estudio de campo en un país centroamericano. A pesar de ello, otras investigaciones con las personas más desfavorecidas por el sistema social en el que viven pueden brindar importantes aportes a una teoría que pretender explicar cómo la opresión se perpetúa y se justifica entre quienes más padecen por ella.
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Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
Jan-Jun 2016
Histórico
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Recibido
04 Set 2014 -
Acepto
26 Ene 2016