Open-access Las categorías antropológicas filosóficas en el pensamiento de Miguel De Unamuno

The philosophical anthropological categories in the thought of Miguel De Unamuno

Resumen

Se pretende explicar que la conciencia y la muerte son dos categorías antropológicas filosóficas que están presentes en el pensamiento de Miguel de Unamuno y son expresiones de lo más humano posible. Para el desarrollo del texto se utiliza la metodología de análisis de documentos que implica consultar, seleccionar y detectar los contenidos del tema. Se concluye que la muerte y la conciencia son dos categorías que definen las expresiones y experiencias propias del ser humano y que la antropología filosófica de Unamuno tiene un carácter individual dirigida a la explicación del ser humano concreto, de carne y hueso.

Palabras clave: Unamuno; antropología; categorías; conciencia; muerte

Abstract

It is intended to explain that consciousness and death are two philosophical anthropological categories that are present in the thought of Miguel de Unamuno and these are expressions of the most human possible. For the development of the text, the document analysis methodology is used, which implies consulting, selecting and detecting the contents of the topic. It is concluded that death and consciousness are two categories that define the expressions and experiences of the human being and that Unamuno's philosophical anthropology has an individual character aimed at the explanation of the concrete human being, of flesh and blood.

Key words: anthropology; Categories; Consciousness; death

Introducción

La antropología filosófica es una disciplina que muestra los pro-blemas cotidianos como propios de la vida humana y se construye como una síntesis de las demás ciencias. Según Choza (2016)(1),''en último término significa una comprensión metafísica de cuanto las ciencias positivas han aportado al conocimiento del ser huma-no'' (p. 37). Es un estudio sistemático de las causas y principios esenciales del ser humano (García Cuadrado, 2004)(2) en sus dimen-siones esenciales o lo que también se puede denominar como cate-gorías. Su punto de partida es la vivencia que tiene el ser humano de todas aquellas situaciones que desafían su conocimiento y lo devuelven a las experiencias originales de su propio ser a partir de la capacidad de contemplarse o de asombrarse de sí mismo. Lo anterior significa que la antropología filosófica

consiste en descubrir la estructura esencial de los actos y facultades humanas, desde el instinto y la sensibilidad hasta la razón y la libertad, en términos objetivos, es decir, in-vestigando la índole del objeto propio de estos actos y sus conexiones esenciales en la jerarquía de los entes. A partir de esta averiguación, se pregunta cómo deben estar cons-tituidas las potencias humanas y el alma en que radican, y la propia substancia o persona del hombre para que esos actos, relaciones y propiedades sean posibles. (Ibañez Lan-glois, 2007, p.52)(3)

Ibañez Lan-glois, 2007, p.52

Particularmente Miguel de Unamuno interesó de manera especial en el estudio del ser humano (Zubizarreta, 1960)(7). Esta es la razón de ser de su filosofía, que tiene como función vital la justificación de la existencia humana para encontrarle sentido a la vida (Unamuno, 1999)(6). Propone hacer de la filosofía una experiencia de vivir a plenitud aquí y ahora. En sus escritos constantemen-te expresa el deseo de no querer morirse y estima que la muer-te solamente puede conocerse en el momento en que esta ocurra (González Caminero, 1948). Hablar de la muerte, hacer un discur-so racional de este hecho humano real e inevitable, es para Una-muno algo ilógico. Es un tema inacabable (Ferrater Mora, 1944)(4) pues ¿cómo se puede hablar al respecto si aún no se conoce? Sin embargo, la muerte sirve en el desarrollo de su pensamiento para descubrir en este hecho todo lo humano posible. La pretensión del ser humano de conocer o adelantarse a explicar la muerte es querer ser como Dios y esto conduce a la angustia. Para Unamu-no''el afán de inmortalidad es la base y el punto de partida de su filosofía y su objeto es el hombre concreto que nace, vive y muere'' (Marías, 1950 p. 64)(5). El pensamiento de Unamuno tiene un fuerte carácter antropológico porque coloca al ser humano en el centro de su reflexión filosófica.

Por categorías filosóficas antropológicas en el pensamiento de Unamuno, se entienden las acciones, hechos, situaciones, compor-tamientos y aspiraciones mediante los que el ser humano experi-menta, conoce, se expresa y siente tal y como es en su ser concre-to de carne y hueso. Las categorías definen la experiencia de ser humano, esta experiencia original de ser humano da inicio con el ansia o el deseo insaciable de más vida, llegando a tal punto de querer ser un dios, de gozar de inmortalidad, de no experimentar la muerte (Unamuno, 1999)(6).

En todo ser humano persiste el deseo de conocer todo su uni-verso. Pero en este afán de conocimiento se da cuenta de su finitud, de la imposibilidad de inmortalidad; esto trae como consecuencia la experiencia de un dolor profundo a veces indescriptible, que Unamuno designa con el nombre de tribulación (Marías, 1950)(5). El paso del ser humano por la tribulación o el paso por el dolor, de reconocer su ser mortal, se convierte en conciencia de su propia limitación. La congoja de vivir entre dos extremos que se suscitan en el mismo cuerpo: vivir con el deseo de ser inmortal y sobrevivir realmente como un ser finito (Unamuno, 1999)(6). En este contexto se puede decir que la conciencia y la muerte son las dos categorías antropológicas filosóficas presentes en el pensamiento de Unamu-no.

Método

La metodología utilizada en el presente escrito es de carácter cualitativo, basada en el análisis de documentos relacionados con el tema en cuestión (Hernández, 2001)(8), específicamente aquellos escritos de Unamuno que permiten inferir las categorías antro-pológicas filosóficas. La revisión de esta documentación implicó seleccionar, consultar y detectar (Hernández, Fernández y Batista, 2014)(9). Entre los muchos escritos de Unamuno se toman como base: El sentimiento trágico de la vida y de los pueblos (1913), considerada la obra que sintetiza el pensamiento de Unamuno (Flórez, 2014)(10) y donde el autor define el término conciencia. También se toman en cuenta Diario Íntimo (1897), Paz en la Guerra del año (1897),La tía Tula (1921), obras en las que se narra la experiencia de la muerte.

Una vez seleccionada la información se diseñó un esquema de trabajo o una lista ordenada de los puntos fundamentales (García, 2012)(11), se definió y explicó lo referente a las dos categorías antropo-lógicas filosóficas inferidas a partir del pensamiento de Unamuno a saber: conciencia y muerte.

Resultados

Conciencia

Zubizarreta (1960)(7) cita un texto de Unamuno denominado filosofía lógica en el cual este último define como conciencia''al conjunto de los hechos relacionados a las ideas y éstas relaciona-dos a los hechos, es decir al conjunto de todo lo conocido'' (p. 16). La conciencia es conceptualizada como el conocimiento que se adquiere junto con los otros. Para Unamuno (2018)(13) en su Diario Íntimo, la conciencia y todo lo que en ella se encierra es un gran misterio, lo que quiere decir que cuando algo existe es porque ya está presente en la conciencia (Johnson, 1970)(12).

Unamuno (1999)(6) en su obra Del Sentimiento Trágico de la Vida, define Conciencia como''conocimiento participado, es consenti-miento, y con-sentir y com-padecer'' (p. 166) y enfatiza el ser de la conciencia cuando se sufre, se compadece y se ama; expresiones que conllevan una carga de dolor considerado como el camino que sigue la conciencia. Por el dolor es''como los seres vivos llegamos a tener conciencia de sí'' (p. 167), lo que hace pensar que el cuerpo es el lugar donde ocurre la experiencia sensible de la conciencia:''la conciencia humana que es lo único que sentimos por dentro y en que el sentirse se identifica con el ser'' (Unamuno, 1999, p. 168)(6). Si se considera que la conciencia se expresa por medio del amor, el dolor, el sufrimiento y la compasión, la conciencia como categoría antropológica es agónica, esto es que el ser humano cae en la des-esperación de darse cuenta de su propia limitación. Tal limitación se hace realidad en la llegada inminente de la muerte, la cual no tiene una explicación racional, pero puede ser descrita por medio del lenguaje, de la palabra humana, que no solamente es sonido, sino sentido cargado de afectos y emociones.

Por lo anterior, para Unamuno, la conciencia se hace, se construye por medio de la palabra. En el escrito Dostoyeusqui, sobre la lengua, Unamuno (1958)(14) señala que la enseñanza de la palabra y la educación del lenguaje de un pueblo es necesaria para el desarrollo de la conciencia de las personas. El autor con sus propias palabras explica que en

la escuela primaria lo que hay que enseñar es ante todo a leer, a escribir y a contar, y lo demás de añadidura. O me-jor lo demás se aprende leyendo y oyendo leer. Un buen maestro es ante todo un buen lector. Leer es esforzarse en adquirir conciencia de lo que se dice. Unamuno (1958,p.1156)(14)

Unamuno (1958,p.1156)

La lengua que conlleva el aprendizaje y la articulación de las palabras es, según Unamuno (1958)(15),''el modo de expresarse, y ex-presarse es conocerse, y conocerse es amarse. Los que no se com-prenden entre sí no se conocen, y por tanto no se aman'' (p. 887).1

La muerte

En cuanto a la muerte como categoría antropológica filosófica, en Paz en la guerra (1969), la muerte es presentada como un hecho que ni siquiera es tema del pensamiento, especialmente cuando la persona tiene buena salud:''Iban por fin a entrar en fuego, y en todo pensaba Ignacio menos en morir. ¿Morir? Sentíase fuerte, y tenía que vencer y vivir. La muerte seguía apareciéndole idea abstracta; la plenitud de la salud le impedía comprenderla'' (Una-muno, p. 136). Se expone aquí el desinterés de pensar en la muer-te debido a que no se padece ninguna enfermedad, situación que permite a los seres humanos reflexionar sobre la vida y prepararse para la llegada de la muerte, sin saber el tiempo y lugar en que ocurrirá.

Posteriormente, la muerte es calificada como una palabra que no es grata para el ser humano, pero que es un hecho evidente, captado incluso, por sentidos.''El ha muerto, la fatídica palabra, se posó en el corazón de todos, e hizo silencio. Habríase oído en-tonces el aleteo de la muerte'' (p. 181). En esta misma obra el autor expone que la muerte de una persona cercana, con quien se ha tendido la experiencia de compartir la vida, es un momento de encuentro mediado por el silencio que permite reflexionar y anti-cipar la llega de la propia muerte con actitud de indiferencia, como queriendo rechazar ese momento. Cuando se observa la muerte de un semejante, se experimenta la invasión de esta en los que aún viven:

Al mediodía llegó don Miguel, que se quedó mirando un rato a la muerta, y se enjugó unas lágrimas, sintiendo luego escalofríos al pensar en su última hora. Retirado a un rin-cón, sacó del bolsillo su baraja, y se puso a sacar un solitario espiando a su sobrina, y pensando en lo solo que quedaría al morirse. (Unamuno, 1923, p, 203)

(Unamuno, 1923, p, 203)

En esta misma obra citada, Paz en la Guerra,Unamuno (1969)(16) describe el momento de la muerte dejando evidencia el objeto de su antropología filosófica al demostrar que, ante la muerte, el ser humano tiene un encuentro con la inmortalidad y la mortalidad en lo que no queda más que llegar a la quietud y esperar en silencio:

...al empezar las exhortaciones el agonizante, inmóvil y si-lencioso, comenzó a sentir, con escalofríos, una inmensa tristeza de no haber vivido, y un tardío arrepentimiento de aquel miedo a la felicidad que le había hecho perderla. Querría volver a la vida pasada, sintiéndose solo en medio de un mar. Y todo esto lo imaginaba sereno, en confusa vi-sión, sin poder domeñar la modorra que le ganaba poco a poco. Por fin se rindió en un sopor, entrando algún tiempo después en reposada agonía, (p. 233)(16)

Unamuno (1969,p. 233)

Continuando con la descripción de la experiencia, más que la definición conceptual, Unamuno (1969)(16), en Paz en la Guerra, na-rra una muerte catastrófica porque se trata de un joven lleno de vida:

A la caída de la tarde asomándose Ignacio a la salida de la trinchera, por pura curiosidad, sintió una punzada debajo del Corazón de Jesús bordado por su madre le echo mano, ofuscósele la vista, y cayó. Sentíase desfallecer por momen-tos, que se le iba la cabeza, liquidándosele la visión de las cosas presentes, y luego una inmersión en un gran sueño.

Cerráronse, por fin, sus sentidos al presente, se desplomó su memoria, se recogió su alma, y brotó en ella en visión es-pesada su niñez, en brevísimo espacio de tiempo. Tendido en el campo el cuerpo, pendiente al borde de la eternidad el alma, revivió sus días frescos, y en un instante preñado de años, desfiló, en orden inverso al de la realidad, el pa-norama de su vida. Vio a su madre que, a vuelta de él de una cachetina, le sentaba sobre sus rodillas, y le limpiaba el barro de la cara; asistió a sus días de escuela; vio a Rafaela a los ocho años, de corto y trenzas; revivió las noches con que ola a su padre los relatos de los siete años. (p. 256)

Unamuno (1969,p. 256)

Se identifica esta muerte catastrófica de una vida joven con el sentimiento de la pérdida o ausencia de vida:''Al recibir los padres de Ignacio la noticia de su muerte, desmayóse ella exclamando: ¡hijo mío!, y él murmurando con terrible serenidad ¡sea todo por Dios! fue a acostarse'' (Unamuno, 1969, p. 269)(16). Se siente la muerte ante la pérdida prematura de un ser querido, ya nada tiene sentido. Hay una mezcla se sentimientos entre la esperanza y la desesperación, la muerte parece ser vivida, aunque ella no haya llegado:

Estando solo consigo mismo el estupor le impedía ver la realidad; exclama:

He perdido a mi hijo, a mi único hijo— decíase, esforzán-dose por darse cuenta de aquella prueba, que tan natural le parecía. No lograba convertir el frío''¡he perdido a mi hijo!'', en el misterioso¡ mi hijo ha muerto!. Su hijo se había ido, naturalmente, como se fueron otros; no había vuelto aún, naturalmente también, pero podía volver un día u otro, y entre aquel recuerdo y esta esperanza, igualmente vivos, sólo meditaba como realidad presente una noticia, una mera, noticia, un dicho.

Ni el padre ni la madre, estaban convencidos del todo de la muerte del hijo; podía ser equivocación; y a diario le espe-raban al amanecer sin darse mutua cuenta de su esperanza, y a diario desesperaban de volver a verla. (p. 271)

(Unamuno, 1969, p. 271)

Se evidencia la angustia del dolor humano traducido en la des-esperación que produce la ausencia de un ser querido, desespera-ción que en sí mismase convierte en una enfermedad porque se experimenta el deseo de no querer vivir. No querer vivir es recha-zar la muerte, que es parte de la condición humana. En Paz en la Guerra, la muerte es el momento en el cual toda persona toma po-sición ante el absoluto como plenitud o como nada (París, 1968).

En la novela La Tía Tula, Unamuno (2016)(17) presenta la muerte como un hecho pavoroso y desolador;''aterrado y como contrito de una falta, aguardaba la noticia de la muerte de su mujer'' (p. 26). Ante la llegada de la muerte, no queda más que la espera de la confirmación de lo que ya se sabe: ya no habrá más vida. En esta misma novela, Unamuno (2018)(13) da a entender que la única respuesta ante el dilema de la muerte es rezar:

Arrodilláronse las dos hermanas al pie del lecho mortuorio de su tío y rezaron el mismo rosario que con él habían reza-do durante tantos años, con dos padrenuestros y avemarías por el eterno descanso de las almas de su madre y de la del que yacía allí muerto, a que añadieron otro padrenuestro y otra avemaría por el alma del recién bienaventurado. Y las lenguas de manso y dulce fuego de los dos cirios que ardían a un lado y otro del cadáver, haciendo brillar su frente, tan blanca como la cera de ellos, parecían, dualidad ante los diversos combates de la vida que surgen de la discusión ya que se trata de conversar con uno mismo que se hace públi-ca cuando se comparte con los demás. (p. 31)

Unamuno (2018,p. 31)

Estos pasajes de La Tía Tula (1921) exponen la agonía como el momento en que se toma conciencia de la propia muerte con acti-tud de esperanza, como virtud que permite que todo ser humano manifieste su ser trascendente. En Unamuno, la esperanza

es fuerza para vivir la vida, la espera humana. No se trata, por lo tanto, de una justificación ética del paso del hom-bre sobre la tierra, sino simplemente de la esperanza de que la muerte no sea la definitiva destrucción del cuerpo y del alma de cada cual.(Stenstrom, 2007, p. 44)(18)

(Stenstrom, 2007, p. 44)

Discusión

La conciencia es para Unamuno la categoría antropológica existencial que define al ser humano como el ser que existe y se expresa por medio de su lengua. Esta define su modo de ser par-ticular y pone el significado concreto de las palabras. Al respecto, Unamuno considera que es apremiante enseñar a leer y a escribir, dos actividades que llevan al ser humano a conocerse, que es lo mismo que amarse.''Leer es esforzarse en adquirir conciencia de lo que se dice'' (Unamuno, 1958, p. 1156)(14), es hacerse responsable de las palabras dichas.

La lectura y la escritura son acciones que llenan de contenidos conceptuales a las personas, los cuales serán de gran utilidad para la comunicación con sus semejantes. Por esto, Unamuno (2018)(13) está convencido de que por medio de la ciencia y el arte todo ser humano puede sentir su conciencia y, de esta manera, el mismo cuerpo se convierte en evidencia de la propia limitación. Esto es causa de reconocerse como un ser con conciencia.

Que conciencia sea calificada como agónica quiere decir que darse cuenta de que la vida del ser humano es una constante lucha que se identifica con dudar, o la dualidad ante los diversos comba-tes de la vida que surgen de la discusión (Unamuno, 1986)(19), ya que se trata de una conversación con uno mismo que se hace pública cuando se comparte con los demás.

La conciencia se expone como sentimiento que se experimenta por todos los sentidos del cuerpo, como si se tratara de un objeto que se puede tocar, ver, oler, escuchar. Esta realidad de la concien-cia es patente cuando el ser humano pone el empeño en la volun-tad de no morir y de donde deriva lo verdaderamente humano; la muerte es el momento en el que más se siente, se sufre, se anhela y se compadece. La conciencia es lo más real de la vida de las per-sonas, el ser humano existe por lo que más experimenta. Esto es la misma muerte (Unamuno 1999)(6). Sentirse ser humano es más inmediato que el pensamiento y a esto Unamuno lo llama conciencia, por lo que el cuerpo de toda persona es el lugar específico de la conciencia.

Al igual que el término conciencia, la comprensión de la muerte no se realiza por medio de una explicación racional, que satisfaga el deseo de conocer que es esencial en la antropología. Unamuno (2018)(13) en su obra Diario Íntimo expone que el ser humano piensa en todo menos en la muerte y, para pensar en ella, es necesaria una vida serena, pues la muerte es un hecho humano que, mientras más se niegue, se está más cerca de ella. Ante esta situación, afir-ma que pensar en la muerte es causa de vivir de forma tranquila, puesto que

la muerte revela al bueno. Tal que siempre hizo al parecer el bien, o que por lo menos no hizo gran mal, tal que fue honrado muere desesperado y blasfemo y lleno de terror y de soberbia porque no fue bueno. Y tal otro que mal que no quiso, como dice el apóstol, éste muere confiado, arrepen-tido y sereno porque fue bueno.

(Unamuno, 2018, p. 55)

Pensar en la muerte como transformación de la vida permite que el ser humano se aleje de su vida egoísta de creerse un pe-queño Dios. Tanto en Paz en la Guerra como en La Tía Tula, la muerte es un hecho humano que reúne a las personas con sus se-mejantes, se impone el silencio más que las palabras que buscan una explicación exhaustiva. Es un momento de toma de decisiones para mejorar la calidad de vida. La muerte es, además, el tiempo de la contemplación de lo bueno porque la inmortalidad se observa y se siente como simplemente estar presente sin movimiento, tanto del cambio de lugar como el transcurrir del tiempo. En palabras de Unamuno (1999)(6), la muerte demuestra lo más esencial del ser humano: carne y hueso.

Independientemente de cualquiera de sus condiciones, todo ser humano se pregunta constantemente por el final de la vida y la llegada de la muerte. Sin pretender extenderse en la magna obra filosófico literaria de Unamuno, al definir la conciencia y la muerte como las dos categorías antropológicas filosóficas predo-minantes en el pensamiento de este autor, lo importante es tener presente que estas categorías son necesarias e indispensables para el abordaje de los problemas cotidianos. Es decir, la conciencia de ser mientras se vive y la conciencia de no ser ante la llegada de la muerte es el punto de partida para tomar posición acerca de cómo vivir, si en paz o desesperación, si con argumentos o sentimiento; teniendo presente que la vida humana se desarrolla en la contra-dicción, pero a fin de cuentas con el impulso para seguir adelante.

Tomar posición ante la vida es resumida por Unamuno (1999)(6) en lo que puede considerarse lo fundamental de la antropología filosófica:

¿Por qué quiero saber de dónde vengo y adónde voy, de dónde viene y adónde va lo que me rodea, y qué significa todo esto? Porque no quiero morirme del todo, y quiero sa-ber si he de morirme o no definitivamente. Y si no muero, ¿qué será de mí?; y si muero, ya nada tiene sentido. (p. 74)

Unamuno (1999,p. 74)

Las respuestas que el mismo Unamuno (1999)(6) da a las pregun-tas anteriores, y que surgen a partir de saber lo que se es, tomar conciencia y de esperar el no ser, la muerte; son también situacio-nes en las que aparece lo más humano:

Y hay tres soluciones: a) o sé que me muero del todo, y en-tonces la desesperación irremediable, o b) sé que no muero del todo, y entonces la resignación, o c) no puedo saber ni una ni otra cosa, y entonces la resignación en la desespera-ción o ésta en aquélla, una resignación desesperada, o una desesperación resignada, y la lucha. (p.75)

Unamuno (1999,p.75)

La desesperación, la resignación y la lucha se demuestran como realidades humanas concretas en las que se puede sentir la con-ciencia y la muerte. Es el sentimiento trágico de la vida, el pro-blema esencial: la finitud del ser humano es la contradicción, lo paradójico, la constante lucha trágica, la ansiedad por no morir, contaria a la certeza de la muerte (Martínez, 2004)(20).

Conclusión

A pesar de que el pensamiento de Unamuno ha sido considerado como disperso (Marías, 1950)(5), el tema de la muerte se convirtió en el eje fundamental de toda su obra y, por lo tanto, una de sus categorías de análisis preferidas. En todas las direcciones exclamó que el problema esencial del ser humano es resolver el deseo de ser inmortal, teniendo conciencia de lo contrario: el de ser finito y, por lo tanto, mortal.

El ser mortal suscita en el ser humano el binomio conciencia–muerte, categorías antropológicas filosóficas de las que se ha re-flexionada en este estudio. Es la causa que impulsa a Unamuno (1999)(6) a desarrollar un pensamiento que mueve a la persona a retomar su vida aún en las situaciones más difíciles. No se quiere poner paz entre el corazón y la razón, entre lo irracional y lo ra-cional respectivamente. Su pensamiento provoca que, entre estos elementos de humanidad, exista una perenne pelea. Desde la toma de conciencia de la muerte se construye un sistema de pensamien-to que invita a todo ser humano a no caer en la desesperación y a considerar la muerte como el momento más humano de la vida. El paso de la vida a la muerte define, de una vez por todas, el sentido de la existencia, aquella existencia que se ha construido durante la vida. Por lo tanto, la muerte es un acto de síntesis de la propia conciencia de libertad y el ser humano se define a sí mismo de una vez por todas.

Que la conciencia y la muerte sean dos categorías de antropolo-gía filosóficas en el pensamiento de Unamuno significa que ambas definen al ser humano en concreto como expresiones intrínsecas, particulares y experienciales. En este sentido Unamuno, a partir de la conciencia y de la muerte, desarrolla una antropología cen-trada más en el ser humano particular que en lo humano, que es un término más general y abstracto.

El valor antropológico sobre cualquier otro tema, en el pensa-miento de Unamuno, plantea que lo trágico de no querer morirse sabiendo que se morirá es esencial en la vida del ser humano como fuente de donde brotan las explicaciones racionales con fuerte carga emocional y sentimental, es decir, explicaciones plenamente humanas, que Unamuno aborda en el desarrollo de los temas de la conciencia y de la muerte. Estas categorías antropológicas filosófi-cas exponen la condición humana del sentirse (conciencia) con no sentirse (muerte). En ellas se establece la dialéctica entre el ser y el no ser, que a su vez es causa de angustia, de tragedia existencial. Es la lucha cotidiana de donde brotan las mejores experiencias humanas.

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  • 1
    Esta afirmación fue dicha por Unamuno en la Conferencia pronunciada en el Teatro Lope De Vega, Valladolid, el 8 de mayo de 1915 y fue publicada en el Volumen VII de sus Obras Completas.

Fechas de Publicación

  • Fecha del número
    Jan-Jun 2023

Histórico

  • Recibido
    08 Jun 2023
  • Acepto
    28 Jun 2023
location_on
None Universidad de Costa Rica. , San José, San José/San José/San Pedro de Montes de Oca, CR, Apartado 2060, (506) 2690-0654, (506) 2666-1206 - E-mail: solano.edgar@gmail.com
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