El documental …y llegaron para quedarse... Breve historia de los afrodescendientes de Costa Rica (2012) es producto de la investigación y guión literario de la docente universitaria jubilada M. L. Mayra Herra. Este material tiene una duración de 25 minutos y fue producido en 2012 por la antigua Unidad de Producción Audiovisual de la Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica y en colaboración con el Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas (CIICLA), también de la Universidad de Costa Rica.
En palabras de Herra, este documental constituye una breve historia que “supone una procedencia y una continuidad; es decir, un trayecto” que tiene como fin servir de material didáctico a los(as) educadores(as), con la intención de enseñar acerca de las otras culturas con presencia en el territorio costarricense, además de la ya consabida cultura hegemónica, la cual se ha auto-imaginado como “blanca” y “vallecentralina”.
El documental nos introduce en la diáspora africana que, de acuerdo con Gabriel Izard Martínez, se refiere a los grupos étnicos que han sido desplazados de su lugar de origen a través de la migración, el exilio, entre otros temas, y se reubican en distintos territorios. Al respecto, el autor agrega:
Cuando se habla de diáspora africana o afroamericana se hace referencia a tres elementos fundamentales: el traslado forzoso de millones de africanos al Nuevo Mundo a consecuencia de la trata de esclavos; la conformación de culturas afroamericanas a partir de la reelaboración de las culturas africanas y su combinación con las culturas europeas e indígenas americanas, y la emergencia de identidades culturales basadas en el origen africano (Izard Martínez, 2005, pp. 91-92).
En efecto, los elementos mencionados por Izard, a su vez, pueden ser identificados en el documental reseñado. En primer lugar, la llegada de los africanos a la provincia de Costa Rica durante el período colonial, cuando el africano acompañó, paso a paso, a los españoles en los procesos mismos del sometimiento del indígena y del descubrimiento de los territorios y del asentamiento de las primeras poblaciones. De ahí que es innegable cómo desde sus inicios el africano está asociado a la historia de Costa Rica (Duncan, 1993, p. 201). En segundo lugar, a fines del siglo XIX otros afrodescendientes llegaron desde diversas islas del Caribe, se establecieron, reinventaron y particularizaron su identidad en Limón, donde se constituyó el espacio para que estos migrantes aseguraran su reproducción y pudieran satisfacer sus necesidades vitales, materiales y simbólicas (Izard Martínez, 2005, p. 90). En tercer lugar, el proceso de los retornos a África con antecedentes en la segunda mitad del siglo XVIII en Massachussets, pero que, tuvo su máximo apogeo en la década de 1920 de la mano de Marcus Garvey, fundador de la United Negro Improvement Association (UNIA) y la compañía marítima Black Star Line, con el proyecto de la emigración afroamericana hacia África, la tierra de origen (Izard, 2005, pp. 90, 95).
…y llegaron para quedarse… es, en definitiva, un reconocimiento a la importancia de la población de ascendencia africana en las raíces étnicas y en la conformación de la población costarricense, ya que cientos de hombres y mujeres, tanto personas adultas como menores fueron traídos a la provincia de Costa Rica en el transcurso de los siglos, tanto en el periodo colonial como en el contemporáneo.
Algunos de los principales aportes de este documental son los siguientes:
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Primero, no ubica a la población afrodescendiente solo en el Caribe sino también en regiones como Cartago, Bagaces, Esparza, Nicoya y Matina, es decir, en asentamientos de la época colonial.
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Segundo, el documental visibiliza los periodos en donde se movilizaron personas afrodescendientes a Costa Rica y explica cómo, únicamente en el periodo colonial, hubo llegadas en condición de esclavitud. Son tres las principales movilizaciones al actual territorio costarricense:
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Época colonial: población africana en condición de esclavitud y libertad, mulatos, afro-españoles.
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Siglos XVIII y XIX: pescadores de tortuga, de Bocas del Toro y de Nicaragua (creoles y miskitos), quienes primero se movieron por todo el Caribe y, posteriormente, se asentaron en el Caribe Sur, y en varios casos se mezclaron con la población indígena talamanqueña.
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Finales del Siglo XIX e inicios del XX: la llegada de alredor de 20 000 migrantes de las islas del Caribe, principalmente de Jamaica, para trabajar en los distintos proyectos de infraestructura del Caribe centroamericano.
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Con respecto a este último periodo, es importante comprender que existió un gran Caribe interconectado intrarregionalmente, tanto entre las diferentes islas del Caribe Occidental (Cuba, Haíti, República Dominicana, Jamaica) y el Oriental (Barbados, Trinidad y Tobago, Martinica, Guadalupe) como también desde el norte con Estados Unidos, el Caribe centroamericano hasta el colombiano y venezolano. En la región del Gran Caribe, el principal motor de este mundo móvil de personas, ideas, productos y tecnologías fue el trabajo, pero también las familias, porque fueron ellas quienes se encargaron de correr la voz de las diferentes oportunidades. Del mismo modo, es importante resaltar que esta población migrante, como bien lo refleja el documental, llegó para trabajar en la construcción del ferrocarril y en las plantaciones bananeras, pero también en el mundo urbano que ofrecía la ciudad de Limón (Putnam, 2011).
Tercero, se resalta Limón (siglo XX) como una ciudad cosmopolita, conectada con los grandes puertos de la época y por donde ingresaban al país las modas, los productos, las noticias e incluso la música, muchos de estos desde Jamaica. Jamaica, una isla del Caribe Occidental que pertenecía a un mundo angloparlante con el estilo e influencia de toda colonia británica, adonde la tecnología del ferrocarril llegó poco después que a Inglaterra y antes que a Estados Unidos; el primero fuera de Europa (Biblioteca Digital Mundial, s. f.). Esto le permitió comunicación con la mayor parte de su territorio, por lo que, para 1850, la isla contaba con diferentes servicios de salud, seguridad, telégrafos, entre otros, en todas las regiones y no solo en la capital (Alpízar, 2017). Por eso a Limón migraron, del mundo urbano jamaiquino, personas con destrezas más allá de las agrícolas y se asientan en Limón: panaderos, joyeros, carpinteros, maquinistas, sastres, maestros, comerciantes, entre otros. El nivel de educación en Limón era mayor que el del Valle Central en 1927 (Putnam, 2012; Molina y Palmer, 2003).
Asimismo, la cultura impresa era cuantiosa, con una producción y circulación de periódicos en español e inglés provenientes de Jamaica, Inglaterra, Estados Unidos y Costa Rica. Las escuelas de inglés en Limón contaban con profesores de Jamaica y materiales británicos e ingleses con los mismos textos usados para nivelar a los estudiantes extranjeros en Inglaterra, estudiantes que se preparaban en el exterior por medio de las redes de las iglesias, pero también de familiares. Niños(as) que leían a Shakespeare en los ratos libres y trabajaban como mandaderos para los doctores y sastres del barrio (Alpízar, 2017). Igualmente, el mundo organizacional y de luchas llega a Limón, un ejemplo de esto son las logias, pero también el Universal Negro Improvement Asociation (UNIA), con Garvey, una muestra más de que todo el Caribe, desde New Orleans, Estados Unidos, estaba conectado (Fernández, 2013).
Un cuarto punto por resaltar en este trabajo documental de Mayra Herra es la situación jurídica de los afro-costarricenses posterior a la constitución de 1949, pues, antes de 1950, las personas hijas de extranjeros que nacían en Costa Rica eran consideradas extranjeras. De esta forma, los jamaiquinos al ser hijos de jamaiquinos, a pesar de nacer en Costa Rica, no contaban con la ciudadanía costarricense. Estas personas estuvieron en un limbo jurídico hasta que se pudieron naturalizar como costarricenses (Senior, 2011).
Esta fue una época compleja: la movilidad existente a inicios de siglo estaba cambiando, las fronteras cerraban cada vez más sus puertas a los afrodescendientes, y se creaban legislaciones que impedían el ingreso y el libre tránsito de un país a otro. Cada vez más se rechazaba a las personas por su fenotipo y características culturales (Putnam, 2012). En 1955 se firmó la llamada Ley Curling, producto de la lucha del diputado Alexander Curling Delisser3 por los derechos de las personas extranjeras. Esta ley permitió no solo a los afrocaribeños sino a todos los descendientes de extranjeros que nacieron en el país acceder a la ciudadanía costarricense, por lo que, según Senior, es a partir de 1960 cuando la mayoría se naturalizó como costarricense, pues antes eran pocas las posibilidades de obtener la nacionalidad (Senior, 2011).
Por último, el documental cuestiona: ¿qué pasó en Limón?, ¿cuáles fueron las consecuencias que trajo consigo “el integrarse” al Estado costarricense? Y, ¿cuánto ha aportado Limón y la cultura afrocaribeña a este país? Por ejemplo, a partir de este documental nos cuestionamos si, ¿es la obra literaria, de Eulalia Bernard, Delia Mc Donald, Shirley Campbell y Quince Duncan, quien acaba de cumplir tan solo 50 años de creaciones literarias y luchas por los derechos humanos, insignificante? Interrogantes que este documental genera y que sin duda invita a profundizar en el quehacer y aporte de los afrodescendientes al país, en todas y cada una de sus dimensiones.
El trabajo de Mayra Herra nos permite reflexionar acerca de las herencias de los afrodescendientes en Costa Rica a lo largo del tiempo, tanto en la época colonial como en la contemporánea, por medio de una maravillosa síntesis enriquecedora del acervo documental sobre la historia de los afrodescendientes que …y llegaron para quedarse.
Referencias
- Alpízar, Leidy. (2017). Rompiendo el Mito: Inserción Social de los Jamaiquinos en El Cantón Central de San José, entre 1904 y 1950 (Tesis de maestría en Historia), Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica.
- Biblioteca Digital Mundial. (s. f.). Mapa de ferrocarriles de Jamaica Recuperado de https://www.wdl.org/es/item/11325/
- Curling, Maud. (2005). Alex Delisser Curling, padre de la igualdad jurídica San José: Editorama S. A.
- Duncan, Quince. (1993). Presencia y aportes de la africanía en Costa Rica. En Luz M. Martínez M. (Coord.). Presencia africana en Centroamérica (pp. 199-215). México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
- Fernández Montes de Oca, José Andrés. (2013). La organización social afrocaribeña en el Atlántico costarricense durante la década de 1910. Revista Conexiones, 5(2), 36-43.
- Herra, Mayra (investigación y guión literario). (2012). …y llegaron para quedarse… Breve historia de los afrodescendientes de Costa Rica [documental]. Costa Rica: Unidad de Producción Audiovisual de la Vicerrectoría de Acción Social, Universidad de Costa Rica.
- Izard Martínez, Gabriel. (2005). Herencia, territorio e identidad en la diáspora africana: hacia una etnografía del retorno, Estudios de Asia y África, 40(126), 89-115.
- Molina Jiménez, Iván y Steven Palmer. (2003). Educando a Costa Rica. Alfabetización popular, formacióndocente y género (1880-1950) San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia.
- Putnam, Lara. (2011). ¿Qué tan ajenos, y qué tan extranjeros?: los antillanos británicos en América Central, 1870-1940. En Rina Cáceres (Ed.), Del olvido a la memoria, fascículo 5: nuestra herencia afrocaribeña (pp. 22-36). San José: Ediciones gráficas.
- Putnam, Lara. (2012). Foráneos al fin: la saga multigeneracional de los antillanos británicos en América Central, 1870-1940. En Lowell Gudmundson y Justin Wolfe (Eds.), La negritud en Centroamérica, entre raza y raíces (pp. 367-403). San José: EUNED.
- Senior, Diana. (2011). Ciudadanía afrocostarricense. El Gran escenario comprendido entre 1927 y 1963 San José: EUNED-EUCR.
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Primer diputado afrodescendiente en Costa Rica, nació en 1908 en San José y obtuvo su ciudadanía hasta la década de los treintas (Curling, 2005).
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Publicación en esta colección
Ene 2019