Open-access Hugo Herrera. (2023). El Último romántico. El Pensamiento de Mario Góngora. Santiago: Editorial Crítica

El presente libro del destacado filósofo chileno Hugo Herrera reivindica en su totalidad la destacada trayectoria intelectual del ilustre historiador Mario Góngora (1915-1985). Cabe resaltar que esta obra se caracteriza por su carácter reivindicativo, ya que Herrera busca demostrar una tradición ideológica a la cual también se adscribe Góngora, que denominamos como nacionalismo “integral”. Dicha tradición se preocupa de manera primordial por la integración de los habitantes y la institucionalidad política, por encima de cualquier proyecto político particular. Luego del año 1973, la derecha chilena vivió un proceso significativo de hibridación, en el cual las tradiciones ideológicas previas pasaron a ser residuales frente al progresivo avance del pensamiento económico proveniente de la reconocida Escuela de Chicago estadounidense (Bustamante Olguín, 2022). En otros libros, Herrera, como un “caminante solitario” (2023, p. 16), busca resaltar las tradiciones ideológicas que la derecha política ha abandonado o renegado (2022; 2014). El “fundamentalismo económico” deja a la derecha política, económica, comunicacional y militar sin argumentos sofisticados para enfrentar los actuales contextos políticos. Al menos esa es la tesis planteada por Herrera en su obra titulada La Derecha en la crisis del Bicentenario (2014).

En su prólogo a El Último romántico. El Pensamiento de Mario Góngora, Herrera expresa críticas hacia lo que denomina como la “modernidad actual” en la fase posneoliberal del capitalismo dependiente de un país periférico como Chile. En este sentido, Herrera cuestiona cómo los nuevos dispositivos poseen la capacidad de aprisionarnos, aun cuando nos dan una apariencia de libertad y alguna forma de realidad (2023, p. 15).

Posteriormente, Herrera hace referencia con nostalgia a un Chile “perdido”, que carece de una cultura creativa, crítica y nacional. Esta reflexión denota una intención romántica y pesimista respecto al Chile del siglo XXI.

En la introducción del capítulo primero, plantea que:

Hubo un tiempo en el que por las calles de Santiago caminaban jóvenes intentando, decididamente, llevar a las cabezas y a la palabra todo cuánto ocurría en su entorno: la historia, la política y el paisaje, el amor, el terror, la soledad, la muerte, la misma existencia (Herrera, 2023, p. 33).

Compartimos con el autor esa nostalgia por una época en la que la profundidad del conocimiento y el interés por temas relevantes como la Historia de Chile o la Filosofía eran más comunes. Actualmente, es sorprendente constatar que muchos jóvenes carecen de un conocimiento profundo sobre estos temas y tampoco muestran un gran interés por establecer grupos de discusión para analizar diversos aspectos de la realidad social.

Es preocupante observar que hay un número considerable de estudiantes universitarios que tienen un mayor conocimiento de la historia global que de nuestra propia historia nacional. Ante esta situación, surge una pregunta relevante: si no cuentan con los antecedentes históricos necesarios para liderar un proyecto nacional, ¿cómo podrían surgir actores políticos relevantes en el futuro?

Esta reflexión plantea desafíos importantes en cuanto a la formación académica y ciudadana de las nuevas generaciones, así como también invita a repensar cómo se aborda la enseñanza de estos contenidos en nuestro sistema educativo. Es crucial promover una comprensión profunda y crítica de nuestra historia y cultura para forjar líderes políticos capaces de impulsar proyectos nacionales sólidos en el futuro.

Góngora es la personificación de un país, sobre todo en su juventud, donde existía reflexión nacional, como la generación del 38 (Herrera, 2023, p. 38). A nuestro juicio, este aspecto es axial en la elaboración del libro, porque el enfoque político/filosófico de Herrera es nacionalista (Bustamante Olguín, 2022) integral por su interés en perseguir una causa en común que una al país en torno a valores nacionales por encima del mercado. Cómo unir aún más a la nación no es actualmente una preocupación importante. La política se reduce a una simple batalla fratricida entre los partidos políticos, en la que cada lado hace afirmaciones sobre qué partido se desempeña peor cuando está en el poder.

Por lo tanto, el libro El Último Romántico… debe enmarcarse en este contexto y en un intento insuperable de Hugo Herrera por reexaminar autores de tradiciones ideológicas de derecha (Alenda, 2020), con un soporte conceptual más amplio que el economicismo chicago gremialista. Por tal razón, Herrera señala en el prefacio:

Mario Góngora del Campo es uno de los pensadores chilenos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX. Su obra se extiende a la historia, al derecho, a la teoría política, a la crítica cultural, a la estética y a la filosofía (2023, p. 33).

Por su parte, el libro de Hugo Herrera pretende detallar el pensamiento de Mario Góngora, teniendo en cuenta los ámbitos teórico-jurídico, teórico-político, de crítica cultural y filosófica. El autor argumenta que el trabajo de Góngora abarca todas estas áreas mediante una reflexión existencial de estudios históricos, políticos y jurídicos, y la aplicación consistente de las corrientes filosóficas fundamentales, incluido el romanticismo, la fenomenología existencial, la hermenéutica y el historicismo (2023, p. 27).

En el primer capítulo, Herrera intenta mostrar que el pensamiento de Góngora se basa en tres variantes. La primera, la contemplación intensa, que conduce a la experiencia extática, de carácter estético y religioso. Es una perspectiva que permite entender su significado práctico en su contexto. En el texto Bases Espirituales del Orden Nuevo, publicado en la revista Lircay (1934-1940) de la Juventud Conservadora, Góngora presenta un pensamiento político que, relacionado con su vida espiritual, revela la tensión entre su mundo interior y el exterior. Este texto se inspiró en un discurso que pronunció en una concentración en 1937. Al recopilar estos datos, Herrera critica la política actual, afirmando que:

Es difícil reconstruir, en la época de las tecnologías y de una política mediatizada y fragmentada, estreñida de sus alcances, carente de contextos usuales de roce y participación en persona, la intensificación específica de la experiencia que cabía esperar de una concentración del tiempo de una política densa y de cuerpo presente (2023, p. 46).

Esta idea ha sido impulsada desde 2014 por Hugo Herrera, especialmente para la derecha política. Tras la decepción experimentada en su travesía por la Juventud Conservadora y el abandono del comunismo, Góngora decide cambiar su vida hacia la contemplación académica.

La segunda variante en Góngora, según Herrera, es la investigación histórica erudita a través de estudios históricos y ensayos, pero considerada como una fuente accesible, más que como una sucesión de hechos o confrontaciones totales. La Escuela de los Annales francesa tuvo una clara influencia en Mario Góngora durante la década de 1950. Por eso, Herrera se interesa en lo que denomina historia telúrica (2023, p. 62), es decir, las interrelaciones entre el orden social y la conformación de la tierra en un sentido jurídico y geográfico, así como las tierras y sus características inciden en la conformación y en el desarrollo del orden social (2023, p. 63). Desde nuestro punto de vista, esto es interesante debido a que uno de los factores que permitió el desarrollo del sentimiento nacionalista en Chile fue la perseverancia del pueblo ante las adversidades naturales (Hutchinson et al., 2014, p. 12) 1. Por eso, el tema de la historia telúrica en Góngora es un aspecto del interés de Hugo Herrera, porque las particularidades del territorio propensa a los desastres naturales han sido históricamente un elemento de cohesión de la comunidad nacional. En definitiva, hay una inquietud política de Hugo Herrera, sobre todo porque “Chilean nationalism has historically been fractured by conflicts over the distribution of the wealth generated by the commodities extracted from nature” (Hutchinson et al., 2014, p. 12) 2.

A partir del párrafo anterior, Herrera critica en las siguientes páginas que el momento actual coincide con este Chile dividido:

Una metrópoli gigantesca, congestionada, ruidosa, contaminada, de pocas áreas verdes, de veredas angostas, una ciudad altamente segregada, insegura en partes importantes, donde las personas habitan viviendas cada vez más pequeñas, puede volverse el ámbito en el cual se incoe un malestar profundo y finalmente explosivo (2023, p. 68).

En el libro se describe una tercera variante en la reflexión de Góngora, basado principalmente en sus obras filosóficas y ensayísticas, nutrido por tradiciones europeas continentales como Spengler, Hölderlin, Schelling, Heidegger o Husserl, entre otros (2023, p. 78). En esta variante, Góngora mantiene una actitud crítica no solo hacia el campo epistemológico de la ciencia y la racionalidad (2023, p. 74), sino también por el lado práctico. Herrera afirma que Góngora rechaza entregarse a la mentalidad del mundo contemporáneo, a sus lógicas de cálculo, control y planificación.

El segundo capítulo se centra en el aspecto jurídico de Góngora, a través de un análisis sobre el Estado indiano y el Estado chileno durante sus dos siglos de existencia. Para Góngora, el derecho es de manera clara un orden concreto efectivamente realizado y una manera de pensar (2023, p. 83). Como forma de racionalidad, se caracteriza por poseer una consciencia adquirida de la tensión y la relación entre los polos normativo y de la situación, así como en cuanto a la exigencia que enfrentan los sujetos cuando deciden, dan sentido y consideran tanto el significado de las normas y de los conceptos generales, como el sentido de la situación. Al respecto, Herrera subraya:

Para que el historiador pueda adentrarse en el estudio sugerido por Góngora, de la vida concreta del Estado indiano, es menester que supere el prejuicio normativista y no se cierre a comprender al derecho del modo más amplio en el que está reparando Góngora, parecido a la manera en la que lo consideran Schmitt y la Escuela Histórica del Derecho (2023, p. 87).

El tercer capítulo se centra en la teoría política de Góngora. La política se entiende como una esfera orgánica en la que el individuo, la sociedad y el Estado están interconectados, inseparables entre sí y no absolutos. El individuo está integrado, mas no atomizado, al pueblo, la tribu, la nación (2023, p. 111). En la primera etapa, dado que la sociedad es humana y, por tanto, tiene capacidad de lenguaje, es un grupo que se ha formado en cierta medida. Aunque el Estado tiene como objetivo para Góngora un carácter institucional que se refleja en funciones, reglas y principios generales, solo en un momento de decadencia se desata de su existencia concreta como organización vital y efectivamente llevada a cabo. Aquí Herrera eleva la tesis de Góngora, según la cual el Estado chileno constituye gradualmente la nación (2023, pp. 125-126).

En el cuarto capítulo, Herrera presenta los estudios de crítica cultural de Góngora y las reflexiones que hizo sobre las llamadas “planificaciones globales”. Desde la década de 1960, dice, tres de estas planificaciones globales han sido determinantes para el derrotero chileno. Primero, un proyecto desarrollista de corte centrista durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva; después, un proyecto “marxista” de la Unidad Popular 3; y, por último, un modelo neoliberal durante la dictadura cívico militar. Para esta última planificación global, Góngora pone en duda la visión antiestatista de la derecha chicago gremialista, especialmente porque el Estado era un actor inquebrantable de la sociedad chilena y el verdadero formador de la nación.

Al leer a Góngora, Herrera critica la relación entre neoliberalismo y gremialismo, y al respecto deja claro que: “neoliberalismo y gremialismo no son aptos para entender propiamente al pueblo o la nación” (2023, p. 146). A modo de hipótesis, la motivación de Herrera al estudiar el trabajo de Góngora es criticar a la derecha chicago gremialista, que se ha apoderado del dominio en las familias de derecha en Chile en las últimas décadas (Bustamante Olguín, 2022), porque implementa un diseño social desatendiendo los contextos culturales concretos, como dice Góngora (2023, p. 148). En su Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, Góngora plantea la hipótesis de que un Estado débil tendría un grave impacto en los sentimientos cívicos de los ciudadanos y dañaría la legitimidad de las instituciones. Herrera señala que Góngora alertó acerca del estallido social de 2019 varios años antes de que sucediera.

En el quinto capítulo, Herrera explora los fundamentos filosóficos de la obra de Mario Góngora desde la perspectiva de cuatro tradiciones: el romanticismo, la fenomenología existencial, la hermenéutica y el historicismo. Es notable que Góngora supo articular una idea filosófica fundamental con su propio contexto, a partir de su propia experiencia, y trató de explicarla utilizando las cuatro tradiciones.

El Último romántico… es una buena fuente para un estudio de la vida intelectual y política del historiador Mario Góngora, quien fuera un pensador creativo y riguroso, y eso se refleja en El Último romántico… Además, este libro, junto con otros del autor, debería ser una referencia obligada para estudiar a la derecha chilena. Argumentamos que se trata de una relectura que busca una contraparte intelectual compleja y significativa dentro de las tradiciones de las derechas, en un intento de encontrar algunas de ellas para el debate político actual, particularmente en la derecha intelectual. Desde nuestro punto de vista, el interés de Herrera en este libro es encontrar elementos que de alguna manera puedan señalar a un otro actor de referencia de la derecha chilena diferente a Jaime Guzmán. El problema de la derecha chicago gremialista es que no pueden hacer política con un discurso abstracto dirigido a la despolitización. En el ethos de la derecha chicago gremialista se nota una pérdida de contenido sustantivo desde el 2014 en adelante (Herrera, 2014).

El libro busca así provocar una reflexión en la derecha chilena, que se ha orientado hacia el mercado internacional y ha dejado de lado la importancia y el significado de la comunidad nacional como algo existencial. En este sentido, se critica a una derecha que ha olvidado las ideas de pueblo y nación (2023, p. 113), subsumidas bajo las fórmulas matemáticas e ingenieriles provenientes de la corriente chicago gremialista, representada en los partidos Unión Democrática Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), así como en el empresariado orgánico.

Por último, la intención del filósofo Hugo Herrera al examinar la obra de Mario Góngora es simplemente plantear preguntas sobre lo que está ocurriendo en la actualidad con la derecha chilena. Su objetivo no es otro más que generar un espacio para el cuestionamiento y la reflexión acerca del rumbo ideológico y político de dicha corriente en el presente.

Referencias

  • Alenda, Stéphanie. (2020). Anatomía de la derecha chilena: Estado, mercado y valores en tiempos de cambio Fondo de Cultura Económica.
  • Bustamante Olguín, Fabián. (2022). La hibridación ideológico discursiva de la derecha chicago gremialista en Chile entre 1973 y 2020 (Tesis Doctoral en Sociología, Universidad Alberto Hurtado).
  • Hutchinson, Elizabeth; Klubock, Thomas Miller; Milanich, Nara B. y Winn, Peter (Eds.). (2014). The Chile Reader. History, Culture and Politics. Duke University Press.
  • Herrera, Hugo. (2014). La derecha en la crisis del bicentenario. Editorial UDP.
  • Herrera, Hugo. (2022). Pensadores peligrosos. La comprensión según Francisco Antonio Encina, Alberto Edwards y Mario Góngora. Editorial UDP.
  • Herrera, Hugo. (2023). El Último romántico. El Pensamiento de Mario Góngora Editorial Crítica.
  • 1
    Coincidimos con los historiadores estadounidenses cuando señalan: “Chileans’ perseverance in the face of natural adversity has been a defining feature of nationalist sentiment. For many Chileans the miraculous rescue of miners trapped underground for sixty-nine days after a terrible accident in 2010 symbolized both Chilean success in overcoming natural disasters and the strength of Chilean nationalism. The workers came out of their confinement hundreds of feet beneath the ground shouting 'Viva Chile mierda!”. “La perseverancia de los chilenos frente a la adversidad natural ha sido un rasgo definitorio del sentimiento nacionalista. Para muchos chilenos, el milagroso rescate de los mineros atrapados bajo tierra durante sesenta y nueve días después de un terrible accidente en 2010 simbolizó tanto el éxito chileno en la superación de los desastres naturales como la fortaleza del nacionalismo chileno. Los trabajadores salieron de su encierro a cientos de metros bajo tierra gritando 'Viva Chile mierda'” (Traducción propia).
  • 2
    El nacionalismo chileno ha estado históricamente fracturado por los conflictos por la distribución de la riqueza generada por las mercancías extraídas de la naturaleza (Traducción propia).
  • 3
    Creemos que el gobierno de la Unidad Popular es más una socialdemocracia radicalizada que un proyecto marxista, como enfatiza tanto Góngora como el propio Hugo Herrera.

Fechas de Publicación

  • Fecha del número
    Jul-Dec 2023
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