Resumen:
Este ensayo se propone plantear una aproximación al Modelo de Educación Holística (MEH) aplicado a la enseñanza de las artes, con el fin de lograr su incorporación formal en los modelos educativos desde una perspectiva cocurricular. Para lo anterior se realizó una investigación documental por medio de la selección, revisión y análisis de diversos autores sobre la concepción de la formación holística como eje del desarrollo del ser humano. Los resultados muestran que la visión integral de la persona y del mundo en el que ésta se desarrolla, orienta a las instituciones educativas en el diseño de un currículum holístico, con la incorporación de la enseñanza de las artes para que el estudiante identifique, analice, aborde, examine y viva con intensidad cada una de las relaciones existentes entre las esferas de la vida humana. Las conclusiones señalan que la educación que ha de ser impartida tiene que poseer una visión holística del estudiante para establecer una vinculación con otras esferas nunca o poco abordadas en los contextos de aprendizaje, y la formación artística tiene el potencial para desarrollar la dimensión sensible de la persona para recrear su interacción con el mundo en busca del bienestar de la humanidad.
Palabras clave: Estrategias de enseñanza; modelo de educación holística; educación artística; innovación educativa; desarrollo del curriculum; México.
Abstract:
This essay addresses an approach to the Holistic Educative Model (HEM) applied to the teaching of the arts in order to incorporate this model into the formal educative models from a co-curricular perspective. A documental research was developed in order to review, select and analyze diverse authors about holistic education as an axis of human being development. The results demonstrate that an integral view of the person and the world that surrounds them guides the educational institutions towards a holistic curriculum design where teaching of the arts allows the student to identify, analyze, approach, examine and live with intensity each of the experiences within the spheres of human life. The conclusions point out that education must have a holistic perspective of the student to establish a link with another spheres that have never been dealt with or not well tackled within the learning context. Artistic education has the potential to develop the sensitive dimension of people, in order to recreate their interaction in the world and seek the well-being of humankind.
Key words: teaching strategies; holistic educative model; artistic education; educative innovation; curricular development; Mexico.
1. Introducción
Hace más de una década (Casares, 2000) realizó la siguiente afirmación "La principal crisis que vive nuestra época es de valores, de orientación y de actitudes ante la vida, ante el ser humano, ante la sociedad como un todo, ante la civilización y la cultura". (2000, p.108)
A pesar del paso de los años, los hechos que definen la crisis mencionada por Casares, aún se reflejan en el sistema educativo mexicano, el cual no ha podido impulsar una mejora en el desarrollo de la sociedad a través de la educación, sino todo lo contrario; se observa una sociedad con comportamientos decadentes que parten de una falta de identidad como nación, impidiendo el progreso y fomentando el rezago en diversos ámbitos. Baste mencionar que "(...) en México hay 4 millones de niños de entre tres y 14 años de edad que debieran acudir a preescolar, primaria o secundaria, pero no asisten a ninguna escuela (...)" (Valadez Rodríguez, 2014, párr. 1). Lo anterior, denota un sistema educativo insuficiente, que no es capaz de dar la cobertura requerida por la población mexicana. Aunado a lo anterior, existe una carencia cualitativa que se evidencia en los resultados de la prueba PISA de 2012, que muestran que el "(...) 41 por ciento de los mexicanos de 15 años de edad que asisten a secundaria y bachillerato están reprobados en lectura; 55 por ciento en matemáticas y 47 por ciento en ciencias." (Valadez Rodríguez, 2014, párr. 2).
Es por lo anterior, que quienes estamos inmersos en la tarea formativa debemos realizar un profundo análisis sobre el desarrollo de los respectivos sistemas educativos, procurando enfatizar los esfuerzos realizados para profesionalizar la práctica de los docentes e impulsar la calidad de los planes de estudio; abandonar la gestión improvisada de las instituciones educativas y adoptar modelos de gestión de la calidad que consideren todas las variables y a todos los actores que se ven inmersos en estos procesos. Solamente así será posible garantizar las competencias requeridas en las personas en cuyas manos se encuentra el desarrollo de la sociedad.
Sin embargo, todo lo anterior no tendrá el efecto deseado si no se parte de una visión humanista en la concepción, diseño e instrumentación de proyectos que busquen una mejora sustancial en el tipo de formación que recibirán las nuevas generaciones para poder enfrentar los retos del nuevo milenio en materia de educación.
Por tal motivo, este artículo plantea una primera aproximación al Modelo de Educación Holística (MEH) aplicado a la enseñanza de las artes, a través de su incorporación formal en los modelos educativos desde una perspectiva cocurricular, a fin de complementar y consolidar la formación integral del ser humano.
2. Contexto
El rezago educativo en México ha propiciado una reflexión que ha devenido en el presente trabajo de investigación, el cual presenta un MEH, cuya definición; considera al ser humano como una entidad multidimensional y por ende, cada una de sus dimensiones deben ser cuidadas, guiadas a través de la educación, con miras a formar un ser humano pleno, desarrollado en sus diversas potenciales capacidades. "Hay que recordar las ruinas que las visiones simplificantes han producido, no solamente en el mundo intelectual, sino también en la vida. Suficientes sufrimientos aquejaron a millones de seres como resultado de los efectos del pensamiento parcial y unidimensional. (Morin, cit. en Briceño, Cañizales, Rivas, Lobo, Moreno, Velásquez y Ruzza, 2010, p. 74)
De acuerdo con (Casares, 2000, p.17) el sistema educativo ha dado por hecho que los alumnos y las alumnas, "ya tienen desarrolladas sus habilidades básicas, personales y sociales, así como sus actitudes vitales, el autoconcepto, la seguridad personal, la autoestima y el compromiso de superación continua". En este sentido, indicadores de evaluación educativa, tanto nacionales como internacionales, como la prueba Enlace, o la prueba PISA respectivamente, evidencian el reto que enfrenta México en tal sentido.
Es por lo tanto, que las instituciones educativas tienen la responsabilidad de diseñar, implementar y evaluar modelos educativos innovadores, que rompan con la ortodoxia y que planteen el desarrollo de una nueva forma de organización, para apoyar la formación holística de los alumnos y alumnas como eje del desarrollo del ser humano, a través del proceso educativo con una visión integral de la persona y del mundo en el que ésta se desarrolla.
En este contexto, la formación holística requiere de la integración de saberes: saber ser a partir del autoconocimiento, para proyectarlo en un saber conocer que motive el aprendizaje continuo con miras a ser reflejado en un saber hacer que impacte en el desarrollo del entorno inmediato, con resonancia en la sociedad y en la humanidad.
Este tipo de formación debe ser el objetivo del proceso educativo y por consiguiente, el principal motivador de los proyectos de las instituciones educativas. Según (Tobón, 2006, p.91) la visión de brindar una formación holística a través de la educación se fundamenta en los siguientes planteamientos:
1. El planteamiento de la UNESCO de formar personas con conocimientos teóricos, prácticos y valorativos-actitudinales en todos los niveles educativos.
2. El informe de Delors en el cual se introduce el ámbito de los saberes en la educación para trascender el aprendizaje de conocimientos: saber ser, saber conocer, saber hacer y saber convivir.
Bajo el contexto del marco del saber, se responsabiliza a las instituciones educativas de brindar una respuesta al ¿para qué? y ¿por qué educamos?. Los valores que requieren los alumnos para comprender, enfrentar, resolver e impulsar con éxito el mundo actual y del futuro; ¿qué conocimientos, habilidades, actitudes y valores requieren los alumnos para insertarse en el mundo laboral, enriquecerlo y transformarlo?; ¿cuáles son las debilidades que debemos superar como país mediante la educación?. Bajo el enfoque del MEH, centrado en una concepción multidimensional del ser humano, se debe orientar la educación hacia la búsqueda de la identidad personal para traducirla en acciones que promuevan el desarrollo y bienestar de la humanidad, para que los alumnos y alumnas encuentren su vocación, y descubran sus habilidades e intereses en un contexto poco alentador con problemáticas sociales y recursos limitados (Gluyas, 2010).
Es un hecho que el encontrar respuestas a estas preguntas va más allá de la teoría, del estudio y del análisis de los modelos educativos, de su implementación y evaluación de los resultados obtenidos en la formación de personas para impulsar el desarrollo de la sociedad.
Brindar respuestas a estas preguntas implica asumir y enfrentar el reto de lo que conlleva la formación de personas desde el andamiaje de los sistemas educativos; esto nos obliga a crear y proponer la implementación de modelos que contribuyan a la formación de personas íntegras, seres humanos comprometidos consigo mismos y con los otros, con una actitud positiva orientada al beneficio de la humanidad, tal y como lo plantea el MEH, utilizando como vehículo la enseñanza de las artes.
3. Definiciones
Nuestro punto de partida, es el holismo, que es la concepción filosófica de la cual nos asimos, para extrapolarla al ámbito educativo. "El holismo es una doctrina filosófica contemporánea que tiene su origen en los planteamientos del filósofo sudafricano Smuts (n.1926) (...)" (Briceño et al., 2010, p. 74). El porqué partimos del holismo obedece a la noción de totalidad, de integralidad que nos remite al ser humano como una entidad multidimensional, y cuya formación debe tener tal cariz y en virtud de la cual, las diversas dimensiones se vean beneficiadas de dicho proceso formativo. "Etimológicamente el holismo representa "la práctica del todo" o "de la integralidad", su raíz holos, procede del griego y significa "todo", "íntegro", "entero", "completo", y el sufijo ismo se emplea para designar una doctrina o práctica." (Briceño et al., 2010, p.74)
En tal sentido, "la holística es definida como un fenómeno psicológico y social, enraizado en las distintas disciplinas humanas y orientada hacia la búsqueda de una cosmovisión basada en preceptos comunes al género humano." (Briceño et al., 2010, p. 74) En otras palabras, la idea de fondo del holismo, es la de la comprensión de los fenómenos desde la multidimensionalidad, pues la realidad está compuesta de una diversidad de variables que interactúan entre sí, tejiendo una urdimbre compleja que posteriormente, el ser humano a partir de sus esfuerzos cognitivos, procura deshilar a fin de comprenderla.
Bajo la noción holística, concebimos al ser humano como una entidad multidimensional, y teniendo como precepto dicho antecedente, el MEH procura su cabal y pleno desarrollo de plenitud existencial, a través de una educación de naturaleza holística, es decir, integral y multidimensional.
La fundamentación del MEH que surge de esta investigación se inspira y se fundamenta en el trabajo Educación integral: una educación holística para el siglo XXI (2001), realizado por Yus; y de La Ética en la Universidad de Masías (1995).
Continuamente escuchamos que "el mundo necesita mejores seres humanos", sin embargo, ¿qué están haciendo las instituciones educativas para lograr la formación de mejores seres humanos, quienes sean el motor del cambio y el impulso para el bienestar social?
Ante este planteamiento cómo saber de qué manera nos humanizamos o deshumanizamos para formar mejores personas a través de la educación. Es fundamental detonar una reflexión sobre la labor formativa de las instituciones educativas en torno a las acciones y estrategias que éstas emprenden para dirigir su labor con una visión humanista, la cual sitúe en el centro del proceso la formación holística de las personas.
La Tabla 1 es una propuesta a partir de la postura de (Masías, 1995), en él se exponen elementos clave a considerar por parte de los gestores educativos, para brindar respuesta a la siguiente pregunta, a través del diseño de modelos educativos que incorporen la enseñanza de las artes como eje de la formación holística: ¿En qué aspectos se percibe que nos deshumanizamos (percepción negativa del alumno) o humanizamos (percepción positiva del alumno)?
Los siguientes elementos formativos son considerados detonadores del diseño del proceso de enseñanza aprendizaje del MEH: La búsqueda del sentido del alumno a través del aprendizaje; la convivencia requerida para socializar el aprendizaje, construirlo y aplicarlo en vinculación con otros; la cultura de la que emanan las diversas manifestaciones del hombre y la mujer en un ambiente de aprendizaje dentro de un contexto global; y, la situación política y económica como variables detonadoras de la aplicación de aprendizaje para promover el cambio y el desarrollo de la humanidad.
Los elementos formativos anteriormente propuestos en la Tabla 1, han de ser la materia prima que nutra el currículo holístico a través de la enseñanza de las artes, pues dichos elementos, son primordiales en la integración de una visión de la realidad que aspire a ser lo más fiel a ésta. La búsqueda de sentido, la convivencia, la cultura y la situación social, política y económica como ideales de posibilidad y realidad aspirable han de ser concebidos con antelación a fin de poner en marcha las acciones necesarias para hacer de tales elementos formativos la columna vertebral del MEH.
La búsqueda de sentido ha de ser construida simultáneamente entre el sujeto concreto y bajo la guía de la organización educativa, configurando de tal manera, un proyecto en lo individual con miras a una participación del sujeto en lo general.
Vivir es convivir, y para convivir, es menester respetar y aceptar la diferencia y la diversidad. La convivencia es la trascendencia de la esfera del yo, de modo que no es otra cosa que los otros y el yo. La organización educativa debe ser el ámbito por antonomasia para enseñar al sujeto el respeto y la aceptación de los otros, en primera instancia y de aquellos que no son como nosotros.
La cultura es el ámbito en el que el ser humano se gesta como tal, por lo que desde ella es que nos desprendemos de la condición animal, con miras a edificar un proyecto en común, que es la vida en sociedad. En tal sentido, la cultura es "(...) concebida como un medio posibilitador de un proyecto de vida que incorpora un proyecto de sociedad y, naturalmente, un proyecto de cultura." (Romeo, 2001, p.120)
La situación social, política y económica, casos concretos de la diversidad de esferas culturales, representan el contexto en el que se desenvuelven los individuos, y sobre los cuales estos deben generar consciencia a partir de la educación proveída por la institución educativa. Dicha consciencia habrá de ser el motor impulsor de cambio debido a que las mencionadas situaciones son siempre perfectibles, es decir, guardan implícitamente la posibilidad de siempre ir a mejor a partir de las acciones de los sujetos que las conforman.
En síntesis, "(...) existen posibilidades específicas para un mejoramiento de la vida humana y formas y medios específicos para realizar esas posibilidades." (Marcuse, 2001, p.21) Y el enfoque de la educación holística planteado en el MEH, representa un salvoconducto para materializar la concepción multidimensional del ser humano y con ello, mejorar la vida en sociedad.
El MEH expone la necesidad de que las instituciones educativas asuman el compromiso de trascender de la enseñanza de conocimientos a la formación del carácter de las personas a través de la enseñanza de las artes, con la finalidad de forjar una identidad que refuerce el sentido de la vida y el impacto positivo que la convivencia humana debe brindarle. La consideración del sujeto como un ente cognoscente, como un ente sensible, como un ente social y como un ente cultural debe arrojar un modelo educativo ad hoc a tales características. Es así que los quehaceres del modelo de educación holística "(...) se vinculan a estrategias de aprendizaje centradas en la persona que funciona como educando, bajo el predicamento de desarrollar en él procesos cognitivos, precisados en capacidades, destrezas y habilidades, y procesos socioafectivos y culturales, sobre la base de valores y de actitudes." (Romeo, 2001, p. 119)
Con miras a plantear a modo de síntesis los puntos anteriormente señalados y antes de explicitar el planteamiento del MEH, nos asimos a la propuesta de (Yus, 2001), quien menciona que la educación holística establece las siguientes conexiones en todas las esferas de la vida:
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Relaciones entre pensamiento lineal e intuición: metáfora, visualización.
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Relaciones entre mente y cuerpo: danza, ejercicios de concentración y relajación.
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Relaciones entre dominios de conocimiento: el lenguaje global.
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Relaciones entre el yo y la comunidad: destrezas interpersonales, destrezas de servicio comunitario y destrezas de acción social.
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Relaciones entre el yo y el yo: intereses universales de los seres humanos.
El MEH, fundamentado en el planteamiento de (Masías, 1995) y sus nociones constitutivas sobre la humanización, y por otra parte, en las conexiones entre las esferas vitales planteadas por Yus, propone el diseño de un currículum holístico, con la incorporación de la enseñanza de las artes, como eje de los Modelos Educativos de las instituciones para que el estudiante, visto como ser humano, identifique, analice, aborde, examine y viva con intensidad cada una de las relaciones existentes entre las esferas de la vida humana. Este proceso le permitirá adquirir conciencia de ellas y establecer una vinculación con otras esferas nunca o poco abordadas en su contexto de aprendizaje.
El MEH considera la vinculación de diversos contextos formativos (formación académica y formación cocurricular) que le brindan a los alumnos experiencias de aprendizaje a través del arte y a través de la vivencia del conocimiento bajo un enfoque integral, dejando a un lado el acto de ser receptáculos de información sin un sentido crítico y consciente del impacto de su aplicación para el bien de la humanidad. Bajo este enfoque la enseñanza de las artes pasa de ser un complemento a integrarse en la unidad del proceso de la formación holística de la persona.
La Figura 1 refleja la intersección entre la formación académica y la formación cocurricular en los modelos educativos para consolidar la formación holística del ser humano.
El MEH se encuentra integrado por una serie de etapas, mismas que plantearemos y procuraremos clarificar en las siguientes líneas para dejar entrever el esquema de vinculación de áreas formativas sobre las cuales se apoyará el MEH.
La primera parte que se integra a la vinculación es la formación académica, es decir, la formación del alumno dentro del aula que se enfoca específicamente a la trasmisión y aplicación del conocimiento, la segunda parte incorpora la formación cocurricular a través de la enseñanza de las artes, para abordar las dimensiones que conforman al estudiante considerándolo como un ser holístico. Debido a esto la integración de las actividades cocurriculares es fundamental como complemento de la formación académica de los alumnos. De lo anterior se desprende la necesidad de intersección entre las actividades dentro del aula (académicas) y las actividades fuera del aula (cocurriculares). Esto marca el espacio ideal en el que los alumnos deben llevar a cabo su formación dentro de la institución educativa.
Consecuentemente, quienes facilitan el proceso de formación de los alumnos deben contemplar dos elementos fundamentales (valores y actitudes), para que los alumnos lleguen a ser personas íntegras y no sólo profesionales de su disciplina con alcances en el plano individual, alejados del sentido humano de la vida.
Tradicionalmente el alumno ha tomado únicamente la trayectoria que se enfoca en la formación académica, egresando así, con un cúmulo de conocimientos científicos que se han limitado a lo aprendido en el aula. Mas es momento de que la institución educativa esté consciente de que no sólo se deben transmitir y aplicar conocimientos, sino que es fundamental el fomento de valores y actitudes que no se pueden transmitir de manera efectiva si el alumno únicamente transita por la trayectoria académica. Por ello es fundamental el papel de la institución como guía en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Los valores se viven, las actitudes se reflejan en cada actuar de las personas, por esta razón los alumnos tienen que experimentarlo, y difícilmente esto será posible si no se enriquece la educación que se brinda dentro del aula con experiencias de aprendizaje que fomenten y promuevan su práctica. De modo que el modelo de educación ideal propuesto es aquel en el que la formación académica se ve complementada con la formación cocurricular, y en el caso del MEH esta formación se enfoca en la enseñanza de las artes, integrando un esquema de vinculación formativa con un enfoque holístico.
El esquema de Vinculación Formativa considera elementos que se identifican en los siguientes procesos interrelacionados del aprendizaje (Ortega, 2008, p.412).
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La formación integral del alumno que le lleva al pleno desarrollo personal.
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Su capacidad para integrar adecuadamente dentro de una estructura mental todos sus conocimientos tanto de su propia carrera como los adecuados para una visión adecuada de la realidad global.
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La predisposición básica de la cualidad de la inteligencia a preguntarse por la realidad de las cosas y a buscar la verdad de las mismas, a fin de mejorar y hacer avanzar tanto la ciencia como la técnica.
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Su preparación para la inserción en el mundo laboral junto a la inquietud necesaria por mejorar el mundo que le rodea, ayudando a la sociedad a través de su puesto de trabajo.
En su carácter holístico el MEH integra los procesos mencionados por Ortega y que se encuentran relacionados al aprendizaje, a través de la formación cocurricular, para proveer el complemento necesario que permite el trazado de una educación integral, de manera que como resultado de ella, el educando, se espera, desarrolle sus dimensiones para alcanzar la plenitud existencial, en tanto que sujeto concreto, en tanto que ente social y en tanto que elemento de la humanidad que convive en un entorno ecosistemático.
La Figura 2 sintetiza el MEH, en el que se puede identificar que a partir de la enseñanza de las artes, como formación cocurricular, se pretende desarrollar las ocho inteligencias, de modo que el educando aprenda a ser persona en primera instancia, secundado de un aprender a convivir y por último, que desarrolle la consciencia ecológica, pues conseguidos los puntos anteriores, estará en condiciones de aprehender el conocimiento y hacer el adecuado uso de éste, respetándose a sí, a los otros, y al medio ambiente.
El enfoque holístico del MEH incorpora la enseñanza de las artes para enriquecer las experiencias de aprendizaje curricular con un esquema de vinculación formativa (curricular-cocurricular) con la finalidad de consolidar la formación que reciben los alumnos, desarrollando habilidades, actitudes y valores que harán posible su crecimiento como seres humanos.
Siguiendo la secuencia anterior es pertinente tomar en cuenta las consideraciones sobre la enseñanza artística para su aplicación en el MEH.
Las artes siempre han estado ligadas e, incluso, impulsadas por el contexto y el clima social en el que se manifiestan, al grado de posicionarse como iconos que han marcado las diversas etapas de la historia de la humanidad, con un desarrollo que transita desde manifestaciones naturalmente reflejadas por el ser humano, hacia esquemas metodológicos que academizan el proceso de enseñanza-aprendizaje, entendido conceptualmente como Enseñanza Artística.
La validez de las diversas corrientes y manifestaciones artísticas es otorgada por el contexto y los actores que intervienen y son cómplices del acto creador, al punto de que no ha existido alguna que predomine en todo momento y para todas las personas. Sin embargo la mayoría de este tipo de manifestaciones han pasado a formar parte de las prácticas comunes de la enseñanza artística.
La enseñanza de las artes se ha visto inmersa en movimientos que han surgido en diferentes épocas de la historia, basadas en corrientes de la educación, en un afán por buscar el sentido de la enseñanza, de la práctica y de aprecio del arte como necesidad inherente al ser humano (Figura 3).
(Efland, 2002) plantea que este tipo de movimientos de educación artística son continuos y que no concluyen a pesar del paso de la época en la que éstos surgen, pero sí adquieren formas distintas y por lo tanto las propuestas de enseñanza y su impacto en el aprendizaje de las artes son evidentes en el desarrollo de las sociedades, independientemente del país y del contexto en el que se presentan.
(Giráldez, 2007, p. 46) considera que parte de las limitaciones en la evolución de la educación artística proviene de los mitos y creencias sobre la enseñanza de las artes, mismas que han marginado la educación artística en el ámbito escolar. Dentro de tales creencias, o prejuicios, podemos mencionar los siguientes:
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La creencia de que la expresión artística no requiere de aprendizaje, puesto que se trata de una actividad que depende de dones innatos o heredados.
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La idea de que las habilidades artísticas son totalmente diferentes de las requeridas para el cálculo, la lectura o la escritura, puesto que el arte es predominio de lo afectivo o de lo subjetivo, pero no del intelecto.
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La identificación popular y errónea de las artes con la creatividad y de la ciencia con la resolución de problemas.
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El acento puesto en el valor instrumental o subsidiario de la educación artística entendida como un mero recurso para el desarrollo de capacidades generales.
La presencia de las artes en la escuela es imprescindible.
Estas perspectivas limitantes no pueden y no deben mermar la creación de alternativas como el MEH, el cual considera que las artes pueden impulsar el desarrollo de una sociedad creativa y crítica, con una visión humanista que permita abordar las dimensiones del ser humano en su totalidad.
La educación artística cada vez adquiere más peso en las políticas educativas y culturales de las naciones, al grado de plantearse como una meta el derecho de todas las personas a participar plenamente en la vida cultural y artística, para hacer de ella una parte importante y obligatoria del programa educativo de cualquier país (Giráldez, 2007, p.55)
Además de la incorporación formal a los programas educativos, la tendencia actual de la educación artística se orienta hacia la sistematización de la metodología de la enseñanza y la didáctica derivada de los aspectos propios de la disciplina con énfasis en el orden y la estructura del proceso de enseñanza-aprendizaje.
A lo largo del siglo XX e inicio del nuevo milenio, el debate en el campo de la educación artística se ha planteado en términos de aquellos que se concentran en la metodología de enseñanza de los contenidos y aquellos que ven el arte como una expresión personal, natural, sin necesidad de encajonamientos pedagógicos.
Este debate no debe limitar la infinita gama de posibilidades que ofrecen las artes para enriquecer la formación holística de las personas. Sin embargo, es fundamental encontrar un equilibrio que permita alejar la enseñanza de las artes de un proceso improvisado, sin caer en un grado de rigidez que impida la exploración de nuevas alternativas de desarrollo humano a través del aprendizaje de las artes.
Según (Efland, 2002, p.19) las artes poseen la virtud de la implicación afectiva y el aprendizaje participativo, significan el triunfo de la vida de los sentimientos y la imaginación. La virtud de la ciencia, en cambio, consiste en el distanciamiento objetivo y la precisión, supone el triunfo del pensamiento racional, mientras que las humanidades poseen la virtud del interés por la acción moral.
La educación artística requiere de sus propios métodos de enseñanza y aprendizaje, esenciales para formalizar su integración en los modelos educativos que consideran la enseñanza de las artes como un medio para enriquecer la formación holística de los estudiantes.
En este sentido, la enseñanza de las artes como uno de los elementos del MEH para el desarrollo de competencias para la vida requiere sistematizar el proceso de enseñanza-aprendizaje para otorgarle el soporte de una disciplina académica, que le brinde formalidad a dicho proceso.
Las soluciones hasta ahora propuestas por las instituciones educativas, proponen que la formación académica se nutra con un esquema transversal de aprendizajes que de manera natural no se pueden incluir en los contenidos de los planes de estudio.
Es necesario observar el campo específico del arte como un aspecto de la educación integral del individuo. ¿Qué lugar ocupa la educación artística en la labor de formar a una persona plenamente desarrollada? La educación artística debería funcionar como uno de los ejes del aprendizaje cuya misión fuera dotar a la mente del joven de las habilidades básicas para afrontar con éxito todas las ramas del currículo.
Considerar la educación artística como un eje transversal del currículo formal, sin lugar a dudas puede enriquecer los objetivos de aprendizaje planteados en los planes de estudio. No obstante, en México, como en otros países, la aplicación de este eje ha sido limitada, entre otras cosas, porque no se han definido programas artísticos sistematizados y evaluables del desarrollo de las competencias de los alumnos a lo largo del proceso formativo, aunado a una falta de profesionalización de la práctica de los docentes de la educación artística. Punto que resulta ser el eje neurálgico de nuestra investigación a desarrollar más delante.
(Zabala y Arnau, 2007, p.76) plantean que quien pretenda el desarrollo de competencias para dar respuesta a los problemas que va a plantear el siglo XXI debe proyectar de forma rigurosa la manera de organizar el desarrollo curricular.
El hecho de no contar con una sistematización en el diseño e impartición de la enseñanza artística, aunado al exceso de contenidos académicos y a un claustro de académicos especialistas que creen profundamente que su modelo de enseñanza no sólo es importante, sino que es lo que domina y se debe enseñar, no ha facilitado el planteamiento de integrar la educación artística a la currícula formal, para trascender los límites de una propuesta transversal.
A partir de esta necesidad se convierte en un gran reto la sistematización de la enseñanza de las artes para facilitar su conjugación con la preparación académica, con la finalidad de formar mejores seres humanos desde una visión holística y no solamente ejecutores del conocimiento.
La educación artística forma parte del currículo porque a través de ella se adquieren conocimientos y se desarrollan capacidades y actitudes específicas que no tienen un equivalente en ninguna otra área y que resultan indispensables para la formación integral de todo el alumnado (Giráldez, 2007, p.60)
El MEH diseñado a raíz de este trabajo de investigación, es una aproximación para impulsar la enseñanza de las artes como un elemento de formación cocurricular entendiendo a esta como el conjunto de elementos formativos que se integran al proceso de enseñanza aprendizaje concebido en la currícula formal, para orientar el alcance de la educación hacia las dimensiones inherentes a la persona, concebida como un ser humano en su totalidad y no solamente limitándolo, dentro de este proceso formativo, al rol de un educando como receptáculo de conocimiento.
La enseñanza de las artes en su rol como elemento formativo cocurricular implica el desarrollo de personas entusiastas capaces de contribuir en la mejora de su entorno inmediato y de la sociedad; tolerantes a la diversidad, capaces de convivir y de crear vínculos para el bien común; capaces de identificar, analizar, criticar, resolver y proponer con creatividad su cultura, para arraigarla y heredarla como un ícono de orgullosa identidad y que promuevan y actúen para la humanización del mundo y que colaboren en la construcción de una ética ciudadana. En síntesis, personas que sean competentes para la vida.
La integración del MEH parte de la premisa de que no estamos educando a las nuevas generaciones de jóvenes en la totalidad de su ser, en todas sus dimensiones considerando las potencialidades existentes para su desarrollo.
Es un hecho que desde su concepción, las instituciones educativas han otorgado gran relevancia a las áreas del saber, a la transmisión de conocimientos científicos considerados pilares fundamentales para la actuación de las personas en los diversos contextos sociales. Sin embargo, el desarrollo de conocimientos y habilidades instruccionales de diversas disciplinas están destinadas al ámbito profesional, dejando a un lado aspectos fundamentales de la persona como el autoconocimiento, el carácter, la identidad, las emociones, el desarrollo moral, la autoestima, las artes, el deporte, la salud y todas aquellas esferas que deben formar parte fundamental de la vida de cualquier ser humano.
Al respecto es imperante equilibrar los currículos que promueven las instituciones educativas, actualmente enfocados a la parte académica, para no sesgar la educación del individuo y visualizarlo en el proceso formativo en su totalidad, como el ser humano que es, vinculando la formación académica con la formación cocurricular. Es necesario diseñar espacios y experiencias de aprendizaje para los alumnos a través de problemáticas planteadas que les impliquen un reto hacia cada una de sus inteligencias, de modo que la búsqueda de las soluciones a dichos problemas permitan la vivencia de valores y actitudes positivas para impulsar la adquisición de conocimientos y el desarrollo de las habilidades requeridas para su aplicación como parte del proceso de una formación holística con impacto positivo en el desarrollo de la humanidad en un contexto global.
A partir de la vinculación formativa entre los programas curriculares y los programas cocurriculares, el MEH plantea el desarrollo de las inteligencias múltiples (Gardner, 1995) a través del arte para fortalecer las dimensiones, personal, interpersonal y ecológica como base de la estructura formativa del ser humano. El desarrollo de valores y actitudes que fungen como soporte para enriquecer las habilidades y los conocimientos, que desembocan en la consolidación de competencias para la vida con un énfasis específico primero en el ser, personas íntegras comprometidas consigo mismas y con los otros, para posteriormente trascender en el hacer, en acciones que promuevan el desarrollo y bienestar de la humanidad.
A partir de la interconexión de estos elementos se pretende visualizar la formación del alumno en su totalidad, abarcando todas las esferas que lo integran como ser humano.
Abordemos a continuación cada uno de los elementos considerados en la propuesta del MEH.
4. Desarrollo de las inteligencias múltiples a través del arte
El MEH plantea enriquecer la formación de las personas con el desarrollo de las inteligencias múltiples a través del arte, para ello es importante partir de uno de los principales referentes en torno a este tema, (Gardner, 1995), quien plantea que es trascendental reconocerlas en nuestro sistema mental y corporal para crear entornos inteligentes que promuevan el desarrollo humano.
Para comprender el porqué de la integración de las inteligencias múltiples como parte del MEH, se parte en primera instancia de los diversos planteamientos en torno al concepto tradicional de inteligencia: Bajo el enfoque de (Tobón, 2006, p.39), "la inteligencia se ha asumido como una estructura que tiende a permanecer inmodificable." (Gardner, 1995) en contraposición a este enfoque, lanza en 1983 su teoría de las inteligencias múltiples como una nueva perspectiva de conceptualización de la inteligencia. Esta propuesta plantea que el desenvolvimiento de una persona en la vida cotidiana tiene que ver con muchas capacidades que trascienden el enfoque de los factores lógico-matemáticos y de lectoescritura, lo que propicia que la inteligencia sea un elemento dinámico, y no estático.
Con base en esta premisa, (Gardner, 1995) muestra evidencia empírica y teórica para argumentar la existencia de por lo menos ocho tipos de inteligencia, no solo de un tipo de inteligencia, como se planteaba tradicionalmente: lógico-matemática, lingüística, musical, espacial, cinética-corporal, interpersonal, intrapersonal y naturista.
Los ocho tipos de inteligencia son independientes entre sí, sin embargo pueden interactuar de forma dinámica, considerando su interacción como la conexión que identifican los holistas, entre esferas de la vida humana al considerar que cada inteligencia se expresa y opera de acuerdo con sus propios procedimientos y bases biológicas.
(Gardner, 2001) resalta el carácter cultural de la inteligencia, es decir considera que no es pertinente evaluar la inteligencia de las personas con los mismos criterios o pruebas, ya que existen diferentes realidades. Por esta razón se requiere poner en práctica diversas habilidades para resolver problemas de acuerdo con el contexto.
A su vez, (Ruiz, 2009, p.92) sostiene que el valor que se le otorga al concepto de inteligencia es cultural, puesto que considera el conjunto de atributos indispensables para la vida en comunidad, que no son necesariamente los mismos para todas las culturas. De ahí que Gardner señale que la inteligencia es la aptitud o destreza para solucionar problemas o diseñar productos que son valorados dentro de una o más culturas. Desde esta visión se plantea la existencia de los ocho tipos de inteligencia, determinadas y valoradas de acuerdo con el contexto en el que son aplicadas por las diversas culturas. La Tabla 2 muestra la definición de los tipos de inteligencia y nuestra propuesta sobre las posibles avenidas para su desarrollo a través del arte como elemento del MEH.
Las diversas áreas artísticas brindan un amplio abanico de posibilidades para enriquecer la formación de las personas con una práctica clara y dirigida de las múltiples disciplinas artísticas.
La construcción de las experiencias de aprendizaje que contribuyan al descubrimiento de los ocho tipos de inteligencias múltiples dentro del proceso formativo de las personas es un gran reto para mostrar evidencia científica de la contribución del arte al desarrollo de las inteligencias y al impacto que su práctica dirigida y sistematizada puede llegar a tener en la formación del tipo de personas que requiere la humanidad.
La integración de las inteligencias múltiples al MEH no pretende brindar una fórmula rígida sobre cómo desarrollar las inteligencias múltiples a través del arte, pero sí plantear la necesidad de explorar estas avenidas de desarrollo desde una concepción del proceso formativo que considere otras alternativas para enriquecer la educación que reciben las personas en las instituciones educativas, en este sentido los tipos de inteligencias planteados por (Gardner, 1995) brindan un suporte a la formación holística del ser humano en su incorporación como parte de la vivencia de las artes en el proceso formativo.
Entre los ocho tipos de inteligencia planteados por (Gardner, 1995), la intrapersonal e interpersonal se consideran claves para impulsar el escalón de aprendizaje que propone el MEH, ya que éste tiene un gran soporte en las dimensiones tanto personal (aprender a ser persona), como en la interpersonal (aprender a convivir). La inteligencia intrapersonal se orienta al autoconocimiento, es la entrada a la vida emocional a través de la identificación, reflexión, discriminación y evaluación de la infinita gama personal de sentimientos, para interpretar y autodirigir el comportamiento. La inteligencia interpersonal se construye a partir de la capacidad para establecer distinciones entre las personas, distinguir matices en sus estados de ánimo, motivaciones, e intenciones con la finalidad de promover conductas que favorezcan las relaciones, ya que permite comprender y trabajar con los demás; mientras que la inteligencia intrapersonal permite comprenderse y trabajar consigo mismo (Bisquerra, 2006).
A través de la instrumentación del MEH se busca abordar una educación emocional como parte de un proceso de aprendizaje continuo, que debe estar presente a lo largo de todo el currículum a través de la vinculación de la formación académica y cocurricular, considerando la incorporación de la vivencia de las artes dentro de este último, como un elemento clave para potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo.
En el proceso de aprendizaje propuesto a través del MEH, los conocimientos y las habilidades para aceptar, comprender y vivir las emociones permiten capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana, con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social. Este no es un proceso que consideren los modelos educativos como un elemento clave en el diseño de las experiencias de aprendizaje que deben vivir los alumnos. En este sentido el desarrollo de las inteligencias múltiples a través del arte, planteado en el MEH, persigue el desarrollo humano en la esfera personal y social, es decir, las competencias emocionales traducidas en la formación integral de los alumnos.
Nos encontramos en un momento histórico en el que se puede abordar con argumentos científicos el tema de las emociones y su impacto tanto en el desarrollo del individuo, como en el de las organizaciones al contemplar una visión humanista que promueva el aprendizaje intra e interpersonal en los diversos contextos de desarrollo de las persona.
El desarrollo de las inteligencias múltiples en la implementación del MEH ofrece un desafío a quienes consideran que el coeficiente intelectual es más que un factor genético que no puede ser modificado por el aprendizaje experiencial. Abre una ventana para demostrar no solamente que la inteligencia se aprende, sino también el impacto que la enseñanza de las artes puede tener en el desarrollo del aprendizaje bajo el paraguas de las ocho inteligencias propuestas por Gardner. El desarrollo de tales inteligencias es el soporte sobre el cual se habrán de fincar las dimensiones de aprendizaje que dan soporte al MEH, veamos pues, en qué consisten dichas dimensiones.
5. Dimensiones del Modelo de Educación Holística
El desarrollo de las Inteligencias Múltiples es el detonante de la escalera de aprendizaje propuesto en el MEH, en el cual se plantean tres dimensiones básicas:
Dimensión personal
Dimensión interpersonal
Dimensión ecológica
A continuación se plantea el abordaje de las dimensiones de aprendizaje del modelo fundamentadas en la postura de Educación Holística de (Yus, 2001), (Ver Tabla 3).
La dimensión personal se enfoca en aprender a ser persona a través de una conexión entre mente y cuerpo para activar los aspectos cognitivo, físico y espiritual como parte del proceso formativo para desarrollar al máximo el potencial humano. Aquello que nos diferencia y nos hace únicos sin abandonar los planteamientos sociales y la cooperación para el bien común. Se trata de aprender a ser persona para reaprender lo que significa saber reflexionar a partir del autoconocimiento y la autogestión.
La dimensión interpersonal plantea una educación cívica y social, que promueva la reflexión y la tolerancia sobre diversos planteamientos. Fomenta la educación en valores para aprender a convivir con la base del respeto y la conciencia ciudadana.
La dimensión ecológica propone aprender el carácter de la sustentabilidad a partir de las relaciones entre todos los elementos humanos. Desde un enfoque transdisciplinar trata los derechos de la persona y del planeta, con una conciencia ecológica que va más allá de la educación ambiental para poner de manifiesto las relaciones entre la humanidad y la Tierra.
Se puede centrar en dos aspectos: por una parte, el planeta proporciona el medio en el que la especie humana se desarrolla; y por otra parte, exige una profunda revisión de las formas en que tratamos al planeta y nos relacionamos con el resto de los seres vivos, incluidos los humanos. Dicho de otro modo, una vertiente científica y otra más importante todavía, de tipo social y ética (Mallart mencionado en Medina, 2009).
La dimensión ecológica aborda el concepto de ecoformación como vínculos interactivos con el entorno natural, social, personal y transpersonal para promover el desarrollo humano.
La sustentabilidad se concibe como un rasgo sustantivo de la ecoformación y aborda los conceptos relativos a eco, como ecopedagogía, ecodiseño, ecoevaluación, ecosistemas, con un carácter sistémico que permite comprender la ecoformación como redes y campos de aprendizaje bajo una dinámica transdisciplinaria.
La red de Ecología de Saberes es una ventana al futuro de la sociedad del conocimiento, de una nueva conciencia planetaria, de rescate de los valores humanos y medioambientales "Estos aspectos deben formar parte de la formación de ese ciudadano que queremos para nuestra sociedad." (De la Torre y Moraes, 2008, p. 69).
A partir de la integración de los componentes del MEH, se construyen los elementos que dan pie a un modelo educativo que visualiza la enseñanza de las artes como parte fundamental del proceso formativo del ser humano, independientemente del área de conocimiento en la que se esté preparando para ser actor de cambio en la sociedad.
La incorporación de la enseñanza de las artes como parte fundamental del MEH, conlleva asimilar la desvinculación que ha existido a lo largo del tiempo entre la educación tradicional con un enfoque orientado a la transferencia de conocimientos, y las diversas experiencias de aprendizaje bajo un enfoque extraacadémico, extracurricular o cocurricular, que de una u otra forma se han incorporado al proceso formativo en un intento por cubrir el vacío evidente de una formación que aborde al ser humano en todas sus dimensiones.
En este sentido se vuelve imperante la vinculación de diversos contextos formativos que le brinden a los alumnos experiencias de aprendizaje que sean significativas y que consoliden no solamente la adquisición y comprensión de conocimientos en una dimensión intelectual, sino una formación del carácter que les permita aplicar el conocimiento con un autoliderazgo responsable y consciente del contexto en el que se ejerce para el bienestar personal y común.
6. Gestión del Modelo de Educación Holística
La enseñanza de las artes como unidad del proceso de formación holística, requiere la profesionalización tanto de la gestión educativa como de los docentes. Al respecto el MEH propone una serie de acciones en pro de la humanización, el estímulo y aplicación de valores que posibiliten la convivencia humana, que impulsen el desarrollo de la sociedad y que eviten la fragmentación de las esferas de la vida humana. Esta no es tarea fácil y por tal motivo se requiere la profesionalización de quienes instrumentan este modelo, de quienes tienen en sus manos la didáctica de las artes y asumen el rol de facilitadores para acompañar a los alumnos en su proceso formativo.
La instrumentación del MEH conlleva la creación de un Modelo de Gestión de la Calidad de la Enseñanza Artística, a través del cual se certifiquen las competencias docentes requeridas para garantizar la calidad en su implementación y poderlo aplicar en las instituciones educativas con la sistematización y el cuidado metodológico requerido para lograr la formación integral de los alumnos.
La fase de formación docente para la enseñanza de las artes está contemplada como la siguiente etapa de nuestra investigación, debido a que consideramos que la contribución del MEH a la formación holística de las personas debe estar cimentada en docentes capacitados y cualificados para implementar, brindar seguimiento y evaluar los resultados obtenidos de la implementación de este modelo.
7. Conclusiones
Bajo nuestro punto de partida, esto es, que el ser humano es una entidad multidimensional, como consecuencia lógica, planteamos que la educación que ha de ser impartida tiene que poseer una visión holística del estudiante. La actualidad mundial requiere de cruces cognitivos, por lo que la formación de las personas debe elevar su potencial en todas sus dimensiones. Cruzar los contenidos académicos con los contenidos cocurriculares es una necesidad, una exigencia de nuestros tiempos. Si bien la formación académica desarrolla nuestra dimensión intelectual, la formación artística tiene el potencial para desarrollar nuestra dimensión sensible sobre la persona y su interacción con el mundo.
En la actualidad, en comparación con otras áreas como las ciencias o la lectoescritura, la enseñanza artística no ocupa un lugar preponderante dentro del currículo formal de los planes de estudio, por lo que la formación debe concebirse a partir de los retos que enfrentamos en la actualidad:
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La educación artística no puede continuar visualizándose como un accesorio o complemento de los modelos educativos.
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El alumno del siglo XXI debe desarrollar competencias para la vida, independientemente de aquellas que requiera para la carrera en la que finalmente elija desempeñarse en términos profesionales.
Es por lo anterior que el desarrollo de competencias para la vida en los estudiantes requiere no solamente de programas académicos con una visión holística de la persona, sino de un compromiso de las instituciones educativas por garantizar las competencias docentes que le brinden soporte a la calidad de la enseñanza y, por consiguiente, del aprendizaje.
En este sentido, el Modelo de Educación Holística es una aproximación que llena el vacío existente en cuanto a la visualización del ser humano en todas sus dimensiones a lo largo del proceso formativo.
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Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
Dic 2015
Histórico
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Recibido
14 Oct 2014 -
Revisado
17 Mar 2015 -
Acepto
06 Jul 2015