Resumen
El objetivo de este artículo es presentar los resultados del valor económico del trabajo no remunerado para Costa Rica y mostrar su importancia para la economía del país. El cálculo se realiza a partir de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) y la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), ambas del 2017; posteriormente, se compara con el valor del Producto Interno Bruto de ese año. El trabajo no remunerado incluye: la producción de bienes y servicios para el autoconsumo de los hogares, el trabajo doméstico y el voluntario. Para la valoración se utilizó el método input en su variante híbrida, que consiste en homologar las diferentes labores del trabajo no remunerado investigadas en la ENUT 2017, con ocupaciones similares en el mercado (incluyendo servicio doméstico), a partir de la clasificación de ocupaciones para Costa Rica del 2011. Posteriormente, se calculó en la Encuesta Nacional de Hogares del 2017, el salario bruto por hora para cada ocupación. Se realizó un ejercicio metodológico y una estimación para todo el país, con base en la Encuesta de Uso del Tiempo para la Gran Área Metropolitana del 2011 y del Módulo de Uso del Tiempo del 2004. Con la Encuesta Nacional del 2017 se ajustó la metodología y se estimó que el trabajo no remunerado equivale a un 34.21 % del Producto Interno Bruto, en donde el trabajo doméstico equivale al 31.07 % y que las mujeres son las que aportan las tres cuartas partes de este valor.
Palabras clave: trabajo doméstico; trabajo no remunerado; valoración económica
Abstract
The objective of this study is to show the results and importance of the Costa Rican Unpaid Work economic value for the country's economy. The calculation is based on the National Survey of Time Use (ENUT) and the National Household Survey (ENAHO), both from 2017; subsequently, it is compared with the value of the Gross Domestic Product of that year. Unpaid work includes the production of goods and services for self-consumption in households, domestic work, and voluntary work. For the assessment, the Input Method was used in its hybrid variant, which consists of comparing the different tasks of unpaid work investigated in ENUT 2017, with similaroccupations in the market (including domestic service), taken from Costa Rica's 2011 Classification of Occupations manual. Subsequently, the gross hourly wage for each occupation was calculated using the 2017 National Household Survey. A methodological exercise and an estimate were made for the whole country, based on the 2011 Survey of T ime Use for the Greater Metropolitan Area, and the 2004 Time Use Module. Based on the 2017 national survey, the methodology was adjusted, and it was estimated that unpaid work is equivalent to 34,21% of the Gross Domestic Product, where domestic work is equivalent to 31,07%, and that women's contribution accounts for three quarters of this value.
Keywords: domestic work; unpaid work; economic valuation
Introducción
El sistema patriarcal ha invisibilizado el trabajo no remunerado (TNR) a lo largo del tiempo, incluso se definió como trabajo y actividades productivas solo a aquellas que se desarrollan dentro del mercado laboral y a la producción de bienes y servicios no remunerados realizadas dentro de los hogares, mientras que las actividades voluntarias para la comunidad no han sido consideras como trabajo, invisibilizando su aporte al desarrollo y al bienestar de las sociedades.
El trabajo no remunerado, particularmente el doméstico, ha sido delegado a las mujeres por su condición de género, lo que constituye un mandato social que ha sido difícil de cambiar, con el agravante de que es desvalorizado e invisibilizado. La ENUT (INEC, 2017b) mostró cómo son las mujeres las que asumen el TNR; ellas dedican alrededor de 36 horas, en comparación con 14 horas semanales de los hombres. Por nivel educativo, la brecha se mantiene, las mujeres con educación universitaria dedican 31 horas semanales y los hombres con ese mismo nivel educativo, solamente 15 horas (INEC, 2017b). La realización del TNR está marcado por la división sexual de trabajo y por los roles de género socialmente asignados a las mujeres, lo que ha ocasionado grandes desigualdades, ya que las mujeres presentan desventajas en todos los ámbitos con respecto a los hombres.
Han sido muchas las luchas de los movimientos de mujeres para lograr la reivindicación del trabajo doméstico no remunerado, como trabajo indispensable para la reproducción de la vida humana, por lo cual han ejercido presión en el nivel internacional ante distintas instancias. Por ejemplo, en la cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing, en 1995, se planteó la necesidad de la visibilización del trabajo no remunerado para incluirlo en las políticas públicas y ya en la 19a Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo de la (OIT, 2013, p. 69), se definió trabajo como “todas las actividades realizadas por personas de cualquier sexo y edad con el fin de producir bienes o prestar servicios para el consumo de terceros o el autoconsumo”. Con esta definición, se amplía el concepto de trabajo tradicionalmente asimilado al mercado laboral, y se legitima al trabajo no remunerado.
Lo anterior constituye un gran avance, pero el cambio cultural es lento; por ejemplo, el aumento en la participación de las mujeres en el mercado laboral no ha venido acompañado de una mayor participación de los hombres en el trabajo doméstico no remunerado, pues, como afirma Lamas (2018), para el logro de la igualdad es imprescindible que los hombres se incorporen al trabajo doméstico no remunerado para disminuir las implicaciones de las mujeres, en tanto deben de conciliar ambos trabajos, generando dobles y triples jornadas laborales. Según la ENUT (INEC, 2017b), las mujeres con ambos trabajos tienen una carga global de trabajo (suma del trabajo remunerado y el no remunerado) de 7 horas mayor que la de los hombres. Además, la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo ha sido vía el desempleo, el subempleo y en ocupaciones de baja remuneración, situación que es acompañada por las brechas salariales respecto de los hombres (Morales & Segura, 2018; Bustelo et al., 2019).
A pesar de este reconocimiento como trabajo, los quehaceres del hogar continúan siendo excluidos de la frontera de la producción del Sistema de Cuentas Nacionales y, por lo tanto, del cálculo del Producto Interno Bruto (PIB), aunque sí están dentro de la frontera general de la producción, con lo cual es posible calcular la Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico no Remunerado.
En 2015, se aprobó la Ley 9325 “Contabilización del aporte del trabajo doméstico no remunerado en Costa Rica”, que estableció que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) debe de calcular la Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico no Remunerado. En diciembre del 2019, se publicó el documento con los resultados; el cálculo realizado por el BCCR es que el trabajo doméstico no remunerado representa el 25.3 % del PIB (BCCR, 2019).
La economía feminista ha planteado que el trabajo no remunerado es uno de los pilares fundamentales para el bienestar de las personas en cualquier sociedad.
Los bienes y servicios producidos desde el ámbito doméstico, por una parte, incrementan la renta nacional, cuestión que la economía nunca ha considerado en el Producto Interior Bruto (…) el trabajo realizado desde los hogares proporciona aspectos emocionales, de socialización, de cuidado en la salud, en la vejez, etc., muchos de ellos imposibles de ser adquiridos en el mercado. (Carrasco, 2013, p. 44)
La consideración de trabajo a este tipo de actividades es fácilmente comprensible si se piensa como productiva cualquier actividad que se puede delegar a una tercera persona, sin importar si es remunerada o no, e independiente del lugar donde se realiza o si se gusta o no de hacerlo.
Ya la economista Margareit Reid en 1934, en su libro Economics of Household Production, había señalado su preocupación por la exclusión de la producción doméstica de la contabilidad nacional y diseñó un método para su valoración. Reid es pionera porque amplió y redefinió el concepto de trabajo al considerarlo como toda actividad que se puede delegar a una tercera persona, sea este con o sin remuneración (Benería, 1999), con el cual toda tarea doméstica cumple con esta definición.
Bajo este concepto las diferentes tareas domésticas que se realizan en los hogares no son actividades de consumo sino productivas, por ejemplo, la transformación de materias primas dentro de los hogares para obtener la alimentación es una actividad productiva, “no tiene el mismo valor un pollo crudo que uno cocinado en el hogar, listo para comer” (Pedrero, 2014, p. 54). Dentro de los hogares también se realizan servicios para satisfacer las necesidades de sus integrantes: preparación de alimentos, lavado de la ropa, apoyos en tareas escolares, apoyo emocional, entre otras (Pedrero, 2018), todas ellas, actividades que se pueden delegar a una tercera persona y; por lo tanto, son trabajo.
El trabajo doméstico no remunerado es un trabajo de cuidados porque las personas necesitan de él en todas las etapas de la vida, en algunas más que en otras; por ejemplo, en la niñez, en la vejez, en períodos de enfermedad o en personas con alguna discapacidad que las haga totalmente dependientes. Desde este punto de vista, “si el trabajo de cuidados tiene como objetivo el cuidado de la vida en sus aspectos tanto físicos como emocionales, dicha actividad es la que debiera servir de referente y no la actividad desarrollada en el mercado” (Carrasco, 2013, p. 48).
El reconocimiento de la producción de bienes y servicios de los hogares, como actividades productivas, requirió de muchos años y de esfuerzos continuos de los movimientos de mujeres que fueron calando en los organismos nacionales e internacionales. Por ejemplo, y como se señaló antes, existe una posibilidad, dentro de la frontera general del Sistema de Cuentas Nacionales, de elaborar una Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado; ya algunos de los países de América Latina la han calculado y se ha estimado que equivale entre un 15 % y un 24 % del PIB (ver Tabla 1).
Para el caso de Costa Rica, la primera experiencia de valoración económica del trabajo no remunerado se efectuó a partir de la Encuesta Uso del Tiempo (2011), que se levantó para la Gran Área Metropolitana. Se hizo una estimación para todo el país, como ejercicio metodológico, a partir del módulo de uso del tiempo del año 2004. Esa aproximación metodológica dio una estimación para todo el país del 30 % del PIB. El 95 % de este valor lo representa el trabajo doméstico no remunerado. La distribución por sexo evidenció que tres cuartas partes de este valor lo generan las mujeres (Sandoval & González, 2015).
Metodología
Para la valoración económica del trabajo no remunerado, se han propuesto dos formas de hacerlo (Sandoval & González, 2015; Casero, & Angulo, 2008). El método de Output, que consiste en asignar un valor a la producción doméstica y el método de Input, en donde, las horas calculadas de trabajo no remunerado se multiplican por el valor promedio de ocupaciones similares en el mercado. Dentro de esta forma, se pueden distinguir dos variantes para realizar la valoración. En el primero de ellos, llamado el costo de oportunidad, se asigna un valor al trabajo no remunerado, según el nivel educativo de la persona que lo efectúa, se valora cada actividad con el salario real (o potencial) que la persona deja de percibir por realizar esa tarea doméstica; por ejemplo, una persona arquitecta que prepara su comida, se toma su salario como arquitecta en la preparación de los alimentos. En este método, se utilizan, generalmente, los ingresos percibidos por la población ocupada según nivel educativo y edad. Se ha cuestionado este método y su uso en países de América Latina, ya que no hay una relación directa entre el salario y el nivel educativo, y tampoco la oportunidad de trabajo es tan real en nuestros países (Gammage & Orozco, 2008; Peña & Uribe, 2013).
La otra variante es el costo de reemplazo, en donde se busca, en el mercado, una ocupación similar a la tarea doméstica y se asigna el valor de mercado de esa ocupación. En este método, se podría utilizar solo el salario de la servidora doméstica (se le ha denominado el método del generalista), suponiendo que esta ocupación engloba la mayoría de los quehaceres del hogar. Sin embargo, esto conllevaría a una subvaloración del trabajo doméstico no remunerado, ya que son bien conocidas las condiciones laborales marginales y de vulnerabilidad en las que se encuentran estas personas, en donde su salario es muy inferior, muchas veces, al mínimo establecido por ley (Sandoval & González, 2015).
La otra variante es el llamado método híbrido (también llamado el método del especialista), en el cual se comparan cada una de las actividades domésticas, con las diferentes ocupaciones similares en el mercado, incluyendo el servicio doméstico, por ejemplo, “dar o preparar medicamentos, terapias, curaciones y similares” a personas del hogar, se puede asimilar a la ocupación de “enfermería” y así utilizar el salario por hora de esta ocupación, o, para la actividad de “ayuda a tareas de estudiantes de secundaria”, se asigna el salario por hora de un profesor, o, en actividades de mantenimiento y construcción menores de la vivienda, se asimilan con ocupaciones como las de albañil, electricista, etc. (INEGI, 2017; Casero & Angulo, 2008; Sandoval & González, 2015). Este fue el método que se utilizó en la presente valoración.
La fórmula de cálculo es la siguiente:
VTNR = Valor económico del TNR CHi = Salario por hora de la actividad 𝑖 HTNRi, = Horas de TNR para la actividad 𝑖
Para el cálculo, se utilizó dos fuentes de información. La primera de ellas corresponde a la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (INEC, 2017b), que toma las horas semanales (exclusivas) invertidas en cada una de las actividades del TNR (99 actividades). Estas actividades se encuentran agrupadas en:
-
Producción de autoconsumo de los hogares (que se encuentra dentro de la frontera del Sistema de Cuentas Nacionales; es decir, se mide dentro del PIB)
-
Trabajo doméstico dentro de los hogares, con los siguientes componentes:
-
Preparación de los alimentos
-
Limpieza y mantenimiento de la vivienda
-
Construcción y reparaciones menores de la vivienda y el vehículo
-
Limpieza y cuidado de la ropa y el calzado
-
Cuido directo de personas integrantes del hogar:
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De niñas y niños menores de 12 años
-
De personas del hogar de 12 años y más, que no sean totalmente dependientes
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De personas totalmente dependientes
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Compras
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Gerencia y administración
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Trabajo doméstico como apoyo a otros hogares de manera voluntaria
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Trabajo voluntario
La segunda fuente de información corresponde a la Encuesta Nacional de Hogares ENAHO (INEC, 2017a), de la cual se tomaron los salarios brutos por hora para las ocupaciones equivalentes definidas para cada una de las labores incluidas en el trabajo no remunerado.
La Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) en el 2017 la ejecutó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), junto con el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) y el Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (IDESPO-UNA). La ENUT 2017 proporciona información acerca de la distribución y uso del tiempo de las personas de 12 años y más, de los hogares, para todas las actividades que cotidianamente se realizan, sean estas trabajo o no (Figura 1). El tamaño de la muestra final fue de 4560 viviendas y 11 400 personas, tiene una cobertura en el nivel nacional (INEC, 2017b).
El cuestionario sobre uso del tiempo se aplicó directamente a cada una de las personas del hogar y consistió en preguntar sobre una lista de actividades, que tuvo como base la Clasificación Mexicana de Actividades de Uso del Tiempo de que realizó en 2008 (INEGI, 2010). La lista de actividades fue exhaustiva, lo que permitió asociar la mayoría de las labores domésticas investigadas con una ocupación en particular.
La Encuesta Nacional de Hogares es una encuesta multipropósito anual ejecutada por el INEC, que, entre otros temas, estudia el mercado laboral. Tiene una muestra de 13 400 viviendas en el nivel nacional y para las variables de mercado laboral recoge información de las personas de 12 años y más, por medio de un informante clave del hogar (INEC, 2017a).
Para cada una de las 99 actividades investigadas en el cuestionario de uso del tiempo, se revisó la Clasificación de Ocupaciones de Costa Rica (COCR) (INEC, 2014) y se construyó una matriz de equivalencias. Se estudió la descripción general y las tareas realizadas para cada ocupación. La COCR, se encuentra dividida en 10 grandes grupos de ocupaciones, que, a su vez, se subdividen en subgrupos primarios, secundarios y subgrupos menores, el código final se compone de 4 dígitos. Por ejemplo, el grupo 5 se refiere a “Trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados”, dentro de este grupo se encuentra el subgrupo primario 53, “Trabajadores de los cuidados personales” y, dentro de este, el subgrupo secundario 531, “Cuidadores de niños u auxiliares de maestros”; finalmente, el grupo menor, 5311, “Cuidadores de niños”. Esta ocupación se asimiló a la tarea de “dar de comer o beber a niños o niñas menores de 12 años del hogar”. Una vez comparadas y analizadas las 99 actividades de la ENUT, se seleccionaron 58 ocupaciones (Figura 2).
Con las ocupaciones seleccionadas, se obtuvo el salario promedio por hora para cada una ellas de la ENAHO (INEC, 2017a). Se compararon estos salarios con la Encuesta Continua de Empleo correspondiente al IV trimestre 2017 y la tabla de salarios mínimos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Para aquellas actividades con más de una ocupación asociada, se obtuvo el promedio simple, para obtener un único salario por hora para esa actividad.
Posteriormente, a partir de la ENUT (INEC, 2017a), se estimaron las horas semanales totales para las mujeres y para los hombres, invertidas en cada una de las 99 labores relacionadas al trabajo no remunerado investigadas en la encuesta. Las horas semanales de la ENUT por labor, se multiplicaron por el salario por hora de la ENAHO, para obtener la valoración económica semanal y, finalmente, los resultados se anualizaron, multiplicando por 52 semanas 1.
Ejemplos de actividades de la ENUT (INEC, 2017b ) y códigos equivalentes de la ENAHO (INEC, 2017a ).
Resultados y discusión
Los resultados de la valoración económica del trabajo no remunerado muestran que equivale a más de una tercera parte del PIB de Costa Rica, el 34.2 %, unos 11 293 232 millones de colones (Tabla 2 La metodología utilizada para la valoración fue la misma que utilizaron Sandoval y González en el 2015, cuando se realizó una valoración económica para la Gran Área Metropolitana de Costa Rica. Sin embargo, se efectuó una revisión conceptual y metodológica y se ajustaron algunas de las ocupaciones.
2). Dentro de los componentes del trabajo no remunerado: el doméstico para el propio hogar, el doméstico para otros hogares, el autoconsumo y el voluntario; es el trabajo doméstico para el propio hogar, es el que representa el mayor porcentaje, 91 % de este valor (Figura 3), cantidad que está muy por encima de lo que representan los otros sectores económicos: la manufactura equivale al 11.9 %, el comercio al 9.2 %, la agricultura al 4.9 % y la construcción el 4.1 % (Ministerio de Hacienda, 2018).
Estos resultados muestran la relevancia que tiene el trabajo no remunerado para el bienestar de la vida humana, ya que este trabajo garantiza la reproducción de la fuerza de trabajo y, sin embargo, ha sido invisibilizado por los sistemas económicos. Desde la economía feminista se plantea que
la lucha para que los trabajos no remunerados dejen de ser el colchón invisible -y, supuestamente, infinitamente elástico- de reajuste del sistema es una lucha crucial en lo macro: significa decir que el conflicto capital-vida no puede resolverse ocultándolo en los cuidados invisibilizados”. (Pérez, 2017, p. 42)
Al diferenciar por sexo el valor económico del trabajo doméstico no remunerado, las mujeres aportan el 72 % de este valor, 7 430 516 millones de colones. Lo anterior es reflejo de la división sexual del trabajo, que ha llevado a una arbitraria e injusta distribución de las responsabilidades de cuidado, que se relaciona con la naturalización de la capacidad de las mujeres para cuidar, “la división sexual del trabajo sólo se puede entender en toda su amplitud cuando se integran en el análisis elementos ligados a las funciones reproductivas y a las construcciones sociales que distinguen culturalmente a hombres y mujeres” (Pedrero, 2014, p. 63).
Costa Rica: Distribución porcentual del valor económico del trabajo no remunerado según compontes
El trabajo doméstico incluye una serie de actividades: la preparación de alimentos, limpieza de la vivienda, limpieza y mantenimiento de la ropa, reparaciones menores de la vivienda y el vehículo, compras, gerencia y organización y actividades de cuido directo de personas del hogar (salud, educación y formación, etc.). Si se analiza la distribución por sexo para cada una de ellas, resalta cómo, para la mayoría de estas actividades son las mujeres las que obtienen un porcentaje mayor al 70 % del valor (Tabla 3). Las actividades relacionadas con la limpieza y mantenimiento de la ropa y el calzado son las que tienen el mayor porcentaje, seguido de la preparación de alimentos y bebidas, y el cuido de personas totalmente dependientes. Las compras y gerencia del hogar presentan porcentajes más paritarios, mientras que las actividades de mantenimiento y reparaciones menores de la casa y el vehículo solo el 10 % del valor total está asociado con las mujeres. Este resultado es de esperar, ya que también dentro del trabajo no remunerado se presenta división sexual del trabajo.
El trabajo doméstico no remunerado es indispensable para el mantenimiento y bienestar de las personas y de las sociedades en general. Desde esta perspectiva es un trabajo de cuidados, ya que no solo incluye aspectos físicos sino también los emocionales y afectivos. El estudio y análisis del trabajo no remunerado se debe incorporar en el diseño de políticas públicas y en la vida cotidiana, porque sin él no se podrían cubrir necesidades esenciales, como el cuidado de niños, de ancianos, personas totalmente dependientes, de personas sobreocupadas en el mercado. Como lo señala Durán (2008):
Sin el trabajo no remunerado no se cubrirían las necesidades de alimentación, de limpieza, de transporte, de mantenimiento del utillaje y patrimonio inmobiliario, de gestión de los activos, de higiene y sanidad, de educación, de seguridad, de identidad. Sin el trabajo no remunerado las pensiones serían muy insuficientes, el sistema impositivo apenas cubriría las demandas sociales. Hay que hablar del trabajo no remunerado para planificar el futuro. El modelo actual de desarrollo no es sostenible porque se basa en la sobrecarga de las mujeres. (p. 8)
El trabajo no remunerado o trabajo de cuidados, ha sido invisibilizado y desvalorizado por las sociedades, ya que no se considera como parte consustancial del desarrollo de un país. El sistema se ha concentrado en la producción de bienes que se convierten en dinero y que se transan en el mercado, esto ha dejado en desventaja social y económica a las mujeres, que son las que realizan mayoritariamente este tipo de trabajo.
Los diferentes indicadores que se han calculado para mostrar desigualdades entre mujeres y hombres revelan que se está lejos de alcanzar la igualdad. El Índice Global de Brecha de Género, calculado para el año 2020, concluyó que, para cerrar la brecha de género se requerirá de alrededor de 100 años. Este índice toma en cuenta cuatro dimensiones: la económica, la política, la salud y la educación. De los 152 países incluidos en el informe del 2020, para el caso de Costa Rica, su posición, con respecto a años anteriores, ha mejorado. En el 2006, ocupaba la posición 30, con un índice de 0.694 y para el 2020 ocupaba la posición 13, con un índice de 0.782 (World Economic Forum, 2020).
Existe un avance en el nivel internacional al reconocer como trabajo no solo el que se realiza en el mercado, sino en todas las esferas de las sociedad, así lo reconoció la 19a Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (OIT), sin embargo, todavía falta mucho camino por recorrer, porque aún en las sociedades se presupone que dentro de las familias hay una persona (en la mayoría de las veces una mujer) que está para su cuidado y así se organizan, por ejemplo, los horarios educativos y los servicios públicos (OIT-PNUD, 2009).
El informe de Desarrollo Humano (2019) señala que hay señales preocupantes que apuntan a un aumento de la desigualdad, provocado por un retroceso en las normas sociales observado en la mitad de los países para los que se dispone de datos (…) esto se debe a la naturaleza cultural de dichas desigualdades, ya que están profundamente arraigadas en las normas sociales; los sesgos y la discriminación de género son endémicos a nuestras instituciones sociales (PNUD, 2019, p. 111).
Los resultados obtenidos con la valoración apuntan que es imprescindible incluir en el diseño de políticas públicas, al trabajo no remunerado, sobre todo al doméstico, si se quiere alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres en la sociedad costarricense.
Referencias
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La metodología utilizada para la valoración fue la misma que utilizaron Sandoval y González en el 2015, cuando se realizó una valoración económica para la Gran Área Metropolitana de Costa Rica. Sin embargo, se efectuó una revisión conceptual y metodológica y se ajustaron algunas de las ocupaciones.
Fechas de Publicación
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Fecha del número
Jul-Dec 2022
Histórico
-
Recibido
24 Nov 2021 -
Acepto
30 Nov 2022