El 8 de noviembre del 2016, Donald J. Trump es electo Presidente de los Estados Unidos de América (EEUU). Este evento impactó al mundo. Positivo para algunos, nefasto para otros, e inexplicable para una gran mayoría, Trump fue electo electo como presidente de la principal potencia mundial, sin contar con experiencia política previa, y basando su campaña en un discurso populista, en el cual atacaba tanto a las minorías étnicas y religiosas, como al “establishment” político estadounidense.
A partir de su elección, mucho se ha escrito y dicho para tratar de comprender la elección de Trump, así como las implicaciones de su conducta, estilo y posturas ideológicas en el manejo de los asuntos de gobierno; y posiblemente mucho se escribirá aún en relación a su figura y su impacto en la política estadounidense. Uno de los aspectos que ha generado preocupación entre analistas, grupos políticos y ciudadanos, son ciertas conductas y manifestaciones de Trump, que parecen que lo posicionan con propensión hacia el autoritarismo. Debido a esto, el politólogo estadounidense Brian Klaas analiza los primeros cien días de la administración Trump, preguntándose si los EEUU estará a las puertas de un régimen autoritario (Klaas 2017).
Ya en otra obra Klaas había analizado las acciones que diversas potencias occidentales, especialmente los EEUU, que han contribuido al surgimiento y consolidación de gobiernos autoritarios y dictatoriales en Europa del Este, Asia y África (Klaas 2016). Por lo tanto, a partir de los hallazgos y experiencias adquiridas en el desarrollo de dicha investigación, el autor trata de determinar si el gobierno de Donald Trump podría convertirse en un régimen autoritario. Así, es necesario hacer la aclaración que el libro “The Despost`s Apprentice. Donald Trump`s Attack on Democracy”, no es fruto de una investigación empírica, sino que se trata más bien de un ensayo de reflexión, en el cual se trata de vislumbrar pistas y elementos que ayuden a comprender la trayectoria del gobierno de Trump, y su impacto para la democracia estadounidense.
Inicialmente, Klaas establece que no puede considerarse a Trump un déspota o dictador, y que se encuentra a gran distancia de otros gobernantes autoritarios. Sin embargo, con gran preocupación establece que empieza a tener algunos comportamientos que parecen apuntar a que se dirige a dicha dirección. Dado esto, es que establece que Trump parece ser un “aprendiz de déspota”, lo que parece hacer una relación con el “reality show” El Aprendiz (The Apprentice), con el cual Trump ayudó a construir y posicionar su imagen como hombre de negocios exitoso.
A partir de ahí, el autor establece que tanto en la campaña electoral como en sus primeros meses de gobierno, Trump adopta acciones muy cercanas a las que podrían surgir en regímenes autoritarios. Primero, los intentos de Trump de “controlar la verdad”, para esto enumera una serie de casos en los que Trump y su administración niegan de forma sistemática y reiterada, acciones que este ha realizado y de las cuáles hay evidencia. Klaas establece que estas “mentiras”, o negación de la verdad, son realizadas con los propósitos de impulsar su agenda política y satisfacer su ego. Ambos propósitos son dañinos para un régimen democrático, pero sobre todo el segundo es una señal de la construcción de un régimen personalista, algo común en los regímenes autoritarios.
Segundo, ha realizado declaraciones en los que muestra su intención de utilizar el sistema de justicia para “castigar” a sus adversarios políticos; esto cunado en diversos debates y plazas públicas manifestó que mandaría a la cárcel a Hillary Clinton (“Lock her up”), en caso de llegar a la Presidencia de la República. Asimismo, hay reportes de intentos de su parte de obstruir la justicia, al tratar de intervenir o detener la investigación que el FBI realiza por una posible colusión entre su campaña y el gobierno ruso. Como Klaas muestra, el utilizar los juzgados como armas políticas, y evitar la existencia de un poder judicial independiente, son elementos comunes en los gobiernos autoritarios.
Tercero, Trump estableció una “Comisión para asegurar la integridad del voto”, con dos propósitos: 1) investigar un supuesto fraude electoral ocurrido en las elecciones del 2016, en donde dice que millones de inmigrantes votaron de manera ilegal, a pesar de no existir evidencia alguna y 2) proponer reformas al sistema electoral estadounidense para evitar que estos supuestos fraudes se repitan. Sin embargo, la razón de ser de la comisión es impulsar reformas para que ciertos sectores de las y los estadounidenses tengan dificultades para ejercer su derecho al sufragio; especialmente las minorías étnicas y los grupos marginados, los cuales no suelen votar por los republicanos. Los gobiernos autoritarios suelen recurrir a elecciones para obtener “legitimidad”; sin embargo, estas se encuentran dispuestas de tal forma que se garantice que ganaran. Esta es una lección que parece busca seguir el gobierno de Trump.
Cuarto, a pesar de haber reiterado constantemente durante el periodo de transición que no lo haría, Trump nombró a su hija Ivanka Trump, y al esposo de esta, Jared kushner, como asesores de alto nivel de la Casa Blanca. Si bien han existido otros casos de nepotismo en puestos de alto nivel en la historia del gobierno estadounidense, este caso tiene implicaciones diferentes. Tanto Ivanka Trump como Jared Kushner, son empresarios con negocios millonarios, y no parece que hayan tomado medidas para alejarse de sus negocios, con el propósito de evitar posibles conflictos de intereses. Al contrario, han tomado acciones para sacar provecho de sus cargos para sus negocios. Asimismo, Donald Trump no ha tomado medidas efectivas para alejarse de la administración de sus propios negocios, creando una gran sombra de incertidumbre sobre como esto puede afectar el funcionamiento del gobierno estadounidense.
La falta de distanciamiento de Trump de sus negocios privados hace que este sea susceptible a utilizar el poder de su cargo para beneficio propios. Por ejemplo, Klaas cuestiona si la política internacional de los EEUU estará motivada por los intereses del país, o bien, buscará asegurar los beneficios e interés que tienen los negocios de Trump en el extranjero. Además, esta situación puede degenerar en una Cleptocracia, un gobierno en la cual las autoridades toman decisiones y promueven políticas para asegurar su propio enriquecimiento.
Un quinto punto señalado en la obra, son los intentos de Trump de dividir a la población sobre asuntos supuestamente controversiales, lo cual es utilizado tanto como una estrategia de distracción, como para deslegitimar cualquier oposición a su gobierno. Este sería el caso de la actitud tomada por Trump ante la protestas realizadas por jugadores afrodescientes de la NFL:
By focusing public attention on the kneeling protest, Trump accomplished three common despots` goals in one fell swoop. First, he further divided the population over the issue, making ti easier for people to turn each other than unify against him. Second, he conflated dissent with a lack of patriotism in the minds of his supporters -criticizing government failures was akin to disrespecting the flag, an by extension, the nation. Third, he distracted the public from his own failures, both short-therm and ongoing (Klaas 2017, 141).
Por último, Klaas reflexiona sobre las consecuencias a futuro que podría tener el gobierno de Donald Trump para la democracia estadounidense. Así, plantea cuatro posibles escenarios para las elecciones del 2020: 1) Que haya un debilitamiento del sistema democrático estadounidense, lo cual no necesariamente implica la instauración de un régimen autoritario, pero que podría servir de precedente para ello; 2) Que aparezca un Trump 2.0, un líder autoritario pero carismático, con buen manejo del escenario político y los asuntos de gobierno; lo cual le ayude a ser electo y, una vez en el poder, pueda instalar un gobierno autoritario, incluso con el apoyo de sectores políticos y ciudadanos; 3) Que Donald Trump deje de ser un “aprendiz” y pueda instaurar un “autoritarismo americano”, basado en el personalismo, en la concentración de poderes y en el nepotismo; y 4) Que el gobierno de Trump sirva como una “vacuna”, que sus acciones sean un llamado de atención para que la clase política y la ciudadanía promueva acciones para fortalecer la democracia y, evitar futuras amenazas como las actuales.
Como mencioné anteriormente, el libro de Klaas es más un ensayo de reflexión que el fruto de una investigación empírica; sin embargo, esto no necesariamente le quita méritos. Su libro aporta elementos interesantes para tratar de explicar una coyuntura política que aún se encuentra en curso, y que genera incertidumbre y dudas al mundo académico y político. Si bien apoya su análisis en experiencias y resultados de investigaciones académicas, su lenguaje es sencillo y agradable de leer, por lo que puede llegar a un público amplio y trascender los círculos académicos a los que este tipo de obras tienden a estar confinadas.
Sin embargo, la mayoría de su análisis y conclusiones puede considerarse como hipótesis; por lo que sólo el tiempo y la realización de otro tipo de trabajo con un enfoque de investigación más sistemática, podrán comprobar si su apreciación de Donald Trump como “aprendiz de déspota” es correcta
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Publicación en esta colección
Jul-Dec 2018