Open-access La política exterior de Corea del Sur para la reconstrucción de una identidad colectiva con Corea del Norte

South Korea´s foreign policy for the reconstruction of a collective identity with North Korea

Resumen

En los períodos presidenciales de Park Geun hye y Moon Jae in se implementó una política exterior que enfatizaba la construcción de una identidad colectiva para la pacificación de la península. El artículo busca responder, ¿cómo los líderes surcoreanos emplearon elementos identitarios, similares o diferentes, en el contexto de sus políticas exteriores para la pacificación de la península? Se recurrió a una metodología de investigación cualitativa mediante entrevistas, análisis de documentos y sitios web oficiales, los que se interpretaron con el método de análisis de contenido. Se afirma que la política exterior de Corea del Sur hacia Corea del Norte, durante estas administraciones, estuvo basada en una estructura ideacional que rescataba la construcción de una identidad colectiva coreana. Estos elementos identitarios, compartidos por los líderes surcoreanos, fueron los factores que favorecieron la interacción social para el fomento de la pacificación.

Palabras clave: Identidad; interacción social; política exterior; factores sociales; Corea del Sur

Abstract

During Park Geun hye and Moon Jae presidential terms, there was implemented a foreign policy that emphasized the construction of a collective identity for the pacification of the peninsula. The article seeks to answer how the South Korean leaders used identity elements, either similar or different, in the context of their foreign policies for the pacification of the peninsula. A qualitative research methodology was used through interviews, analysis of documents and official websites, these being interpreted by the content analysis method. It is stated that South Korea's foreign policy towards North Korea, during these administrations, was based on an ideational structure that rescued the construction of a Korean collective identity, being these identity elements (shared by South Korean leaders) the factors that favored social interaction for the promotion of pacification.

Keywords: Identity; social interaction; foreign policy; social factors; South Korea

Introducción

La península coreana históricamente fue una unidad política homogénea que se va fragmentando por fuerzas extraterritoriales. Por un lado, desde 1910 hasta 1940, el imperio japonés toma la península coreana, de esto surge un choque de identidades, pues Japón utiliza la violencia y lo simbólico para subyugar a la población coreana. Sin embargo, este acontecimiento histórico no fue un impedimento para que movimientos nacionales coreanos buscaran su independencia para rescatar su identidad colectiva frente a su opresora.

Por otro lado, cuando los aliados ganan a las potencias del eje durante la Segunda Guerra Mundial, la península coreana comienza a restablecer su unidad nacional alrededor de su identidad e imaginario territorial peninsular. Sin embargo, paradójicamente, se vuelve a dividir la península coreana por la lucha geopolítica entre Estados Unidos y la Unión Soviética que fueron aliados y luego enemigos. Por consiguiente, de este acontecimiento histórico, surgen dos Estados con ideologías opuestas, la República de Corea del Sur y la República popular de Corea del Norte sobre la base de una población étnicamente homogénea con familias que se separan.

En 1950 las dos Coreas van a la guerra. Los líderes Kim Il Sung y Syngman Rhee buscan la unificación a través de la fuerza y su ideología dominante, la cual se articula a los intereses de las dos grandes potencias. En 1953 se resuelve el conflicto por un armisticio y no un tratado de paz alrededor del paralelo 38; desde entonces, las dos Coreas continúan en estado de guerra.

Sin embargo, Corea del Sur, durante varias administraciones presidenciales que van desde la década de los 70 a los 90 ha manifestado, discursivamente, lo paradójico de la división de las dos Coreas. Ya para los períodos 2000, 2007, 2017 y 2018 se materializan en acciones concretas, en donde Corea del Sur construye políticas exteriores que buscan cambiar el estado de guerra con Corea del Norte hacia una península de paz y la reestructuración de una identidad colectiva.

Para abordar esta temática, la presente investigación cualitativa utiliza la teoría constructivista que toma los conceptos identidad colectiva e interacción social de Alexander Wendt para explicar la política exterior de Corea del Sur hacia Corea del Norte. El método es un estudio de caso histórico particular, el cual aborda un rastreo histórico, que enfatiza los dos últimos períodos presidenciales de Corea del Sur. La herramienta de análisis utilizada para la obtención de datos de varias fuentes, como documentos oficiales, sitios web de los ministerios de Corea del Sur, entrevistas a élites políticas, es el análisis de contenido cualitativo, técnica de análisis cuyo objetivo es describir o interpretar el significado del material analizado (Schreier, 2012). Por consiguiente, se pudieron determinar ideas, expresiones y, como tal, el sentido de sus acciones de política exterior, que apelan a una identidad colectiva para el cambio de las relaciones intercoreanas en busca de la pacificación de la península.

Este análisis sugiere que los dos líderes surcoreanos Park Geun hye y Moon Jae in han formulado políticas exteriores que responden a una estructura ideacional arraigada en una identidad colectiva, la cual contribuye a la construcción de la paz en la península coreana.

El constructivismo y su crítica al realismo hacia un análisis alternativo para interpretar las relaciones intercoreanas

El realismo pone énfasis en los individuos, dado que explica los fenómenos internacionales y el comportamiento del Estado desde el conflicto (Feng & Ruizhuang, 2006). Por lo tanto, el realismo sugiere que los fenómenos internacionales se explican en función del actor, el poder, interés, en donde el Estado es unitario y racional, porque su acción política está basada en medios y fines.

En este sentido, se puede entender que el realismo ha construido y como tal ha formulado la política exterior de los Estados. Por lo tanto, para los Estados, con la finalidad de garantizar su interés soberano, no importan los medios y fines que se empleen en su política exterior. El realismo a través de sus elementos teóricos ha explicado las relaciones intercoreanas desde su división, que comenzó en 1950, en donde las dos Coreas, rivales por su sistema político debido a la influencia externa de las potencias Estados Unidos y la Unión Soviética, van a la guerra.

Por consiguiente, se configura en la península coreana una estructura ideacional del enemigo que enfatiza el conflicto, la incertidumbre y la amenaza a la seguridad de cada Estado. En este sentido, si bien se pueden explicar las relaciones intercoreanas desde una visión realista a raíz de estos antecedentes, esta no podría dar una respuesta analítica con respecto a las nuevas relaciones intercoreanas que se han ido acentuando en los períodos presidenciales de Park Geun hye y Moon Jae in, para quienes ha sido un imperativo transformar las relaciones de conflicto, después de 1953, con Corea del Norte, hacia una península de paz sin emplear el método de la fuerza. Por consiguiente, para estos líderes políticos, los factores como la historia, cultura, identidad e ideas son elementos que están presentes para el cambio de las relaciones intercoreanas.

Como señala Llenderrozas (2013, pp. 77-83, citando a Wendt):

La política internacional no se presenta como dada, sino que es conducida por las identidades y los intereses que son formulados y sostenidos por prácticas intersubjetivas (…) la realidad social se desarrolla en la interacción. De esta manera, el comportamiento se basa en los significados a través de los cuales los actores adquieren una identidad. La identidad está formada por factores intrínsecos y por factores extrínsecos, los primeros responden a propiedades subjetivas domésticas, los segundos, derivados de la interacción entre unidades ya constituidas.

Para Smith, de acuerdo con Flockhart (2012), las relaciones, ya sean conflictivas, competitivas o amigables, son siempre producto de interacciones sociales en lugar de solo capacidades materiales. La identidad es la comprensión del yo, su lugar en el mundo social y su relación con los demás seres, la comprensión de cada persona sobre sí misma depende siempre de otros sujetos para su constitución (Smith, Hadfield, & Dunne, 2012).

Para Zehfuss (2002) de acuerdo con Wendt, la identidad colectiva lleva la relación entre el ser y el otro ser a su conclusión lógica: su identificación. La identidad colectiva se refiere a la identificación positiva, de modo que el otro sujeto, cognitivamente, se convierte en una parte del yo y su bienestar es motivo de preocupación. Los actores que tienen una identidad colectiva definen su interés en un nivel más alto de agregación, basado en sentimientos de solidaridad, comunidad y lealtad (Zehfuss, 2002, pp. 12-15).

Estos enunciados son importantes para comprender la construcción de política exterior de Corea del Sur hacia Corea del Norte por los líderes surcoreanos Park Geun hye y Moon Moon Jae in, pues sus políticas externas tienen un sentido ideacional que se articula a factores que obedecen a una lógica identitaria arraigada en su historia compartida.

La historia coreana como elemento de identidad compartida

Para Sik (2010), la historia coreana es mucho más antigua que su división desde la invasión japonesa o post Segunda Guerra Mundial. La historia compartida de las dos Coreas surge desde su ubicación geográfica. La península coreana tiene una larga y compleja historia, que inicia por el Paleolítico hace 700 mil años, y atraviesa el Neolítico y la Edad de Bronce; el pueblo coreano fundo una nación en la península coreana y en Manchuria noroeste de China (Sik, 2010).

Desde el primer Estado coreano, el pueblo ha conservado su propia lengua y costumbres, manteniendo así su sentimiento de pertenencia étnica, a pesar de las numerosas invasiones a la península. El pueblo coreano proviene de las tribus de habla altaica, mongoloide y son llamadas tribu Dongyi; es diferente al pueblo chino, y vivían en la península coreana y Manchuria hace miles de años. Tiene sus raíces en los Yemek y los Han, unión étnica de la que surgió el pueblo coreano a fines del neolítico (Sik, 2010).

Durante la Edad de Bronce, surgió Gojoseon como primer Estado del pueblo coreano, este se convirtió en una potencia que se extendía desde el sudoeste de Manchuria hasta el norte de la península coreana. Posteriormente, se van a consolidar tres reinos Goguryeo, Baekje y Silla, los cuales son descritos como Estados antiguos, cuyo poder político lo detentaba la autoridad real, que era absoluta. Es importante señalar que el pueblo coreano se siente orgulloso del reino de Goguryeo, porque este logró derrotar las ambiciones imperialistas de China a cargo del emperador Sui y Tang (Sik, 2010). Por consiguiente, este hecho marca su sentido nacional de protección y defensa al territorio, cultura, identidad, lengua y sistema político frente a su opresor.

Otro elemento histórico de unidad nacional que rescata una identidad coreana en cuanto nación es su sentimiento antijaponés, debido a la colonización de la península de 1910 a 1945. A pesar de la violencia física y simbólica de su opresor en toda la península, durante este tiempo se organizaron grupos sociales que buscaron su independencia. Como señala Sik (2010), el pueblo coreano anunció la declaración de independencia en Tokio el 8 de febrero y, el 1 de marzo de 1919, el movimiento independentista se extendía hasta Manchuria, Sibería y Hawai (Sik, 2010). Esta lucha claramente refleja que la identidad coreana fue un pilar que motivó a los movimientos independentistas para recuperar el poder sobre su territorio y la su cultura frente a la opresora.

Sin embargo, Japón no abandona la península por los movimientos independentistas, pero sí por la pérdida frente a los aliados en la Segunda Guerra Mundial. En este momento histórico parecería que la identidad coreana se restablecería, pero los aliados y luego enemigos Estados Unidos y la Unión Soviética dividirán la península coreana sobre la base de su influencia geopolítica.

Por consiguiente, esto conllevó a que en la península coreana se creen dos Estados con ideologías diferentes: la República de Corea del Sur y la República Popular Democrática de Corea del Norte. Posteriormente, se produjo la guerra intercoreana que va desde 1950 a 1953, la cual se explica por el sentido de unificar, nuevamente, sus raíces socioculturales por medio de la violencia, mediante la nueva ideología política dominante que se articulaba a los intereses de las potencias.

Después, de la guerra intercoreana se firma el acuerdo de Armisticio en 1953 y, desde entonces, las dos Coreas continúan en estado de guerra por la construcción imaginada del enemigo, resultado de la influencia de las potencias, al sur con Estados Unidos y al Norte por la Unión Soviética. Sin embargo, para la década de los 70, el presidente Park Chung Hee da los primeros pasos para tener un acercamiento con Corea del Norte. Durante su discurso por el aniversario veinticinco de la liberación coreana de la colonia japonesa, establece, por primera vez, la voluntad de buscar una coexistencia pacífica con Corea del Norte, que reemplace la confrontación militar por la cooperación (Middlenton, 1997).

Este acontecimiento se puede corroborar con la “North-South Joint Communique”, establecida el 4 de julio de 1972, en donde se evidencia que existe un discurso o elementos ideacionales que interpelan una unidad política, en tanto nación (United Nations, 1972). Es decir, apela al sentido de pertenencia a una comunidad a través de factores identitarios como la lengua, la cultura, el territorio y la historia. Por lo tanto, se apoya en el imaginario social del líder que descansa en un sentimiento colectivo de construir una identidad colectiva a través de la reunificación de la nación coreana.

En el 2000, el presidente de Corea del Sur Kim Dae Jung introduce la política del sol, con la finalidad de buscar la reconciliación y la cooperación con Corea del Norte. Esta política exterior se estructuró sobre dos componentes claves: la separación de la política de lo económico y la reciprocidad. Luego están tres principios: la no tolerancia a provocaciones, la no absorción por la fuerza, la cooperación. Por último, plantea cinco actividades macro, las cuales buscan facilitar el dialogo, expandir relaciones económicas, fomentar reuniones e intercambios entre las familias separadas, asistencia humanitaria y fomentar la cooperación internacional (Levin & Han, 2002).

Por lo tanto, esta política buscó desarticular la lógica del enemigo, creada por la influencia de las potencias post Segunda Guerra Mundial, a través de acciones que rescatan elementos identitarios y el incremento de su interacción social para el cambio de sus relaciones a través de la cooperación, asistencia humanitaria, reunión de familias separadas y diálogo entre autoridades.

Este acontecimiento se corrobora con “La declaración conjunta intercoreana del 15 de junio del 2000” (The Korean Culture and Infformation Service, 2000), en donde, plantean elementos ideacionales que rescatan una identidad colectiva hacia la unificación, por medio de la cooperación económica y cultural, el apoyo a la reunión de familias separadas, el diálogo entre autoridades de alto nivel, para así construir una península de paz y la reconstrucción de una identidad compartida en la península.

Por lo tanto, esta cumbre reflejó la voluntad política para promover el intercambio y la cooperación, porque es coherente con la identidad socio histórica compartida de las dos Coreas. Y se expresa en alusiones como las señaladas por Kim Dae jung: “podemos poner fin a la división y la hostilidad de los últimos 55 años y lograr la reconciliación, la cooperación y la unificación” (The Korean Culture and Information Service, 2000).

En el 2007, el presidente surcoreano Roh Moo Hyun le da continuidad a la política del sol, bajo ciertos lineamientos que responden a su objetivo de política exterior como la unificación coreana, por medio del diálogo, la cooperación, la inclusión a Corea del Norte sobre la base de relaciones regionales como globales, y la construcción de una península de paz a través de una institucionalización gradual (Ministry of Unification, 2006). El Ministerio de la Unificación juega un rol relevante, dado que promueve la asistencia humanitaria, y alienta proyectos ambientales y agropecuarios, en función de no ver a Norcorea como nación enemiga sino como su hermana. Para Choi Jincheol (2009), cónsul y consejero de la República Popular de Corea del Sur en el Ecuador, “el ministerio de la unificación busca la paz no por la fuerza, ayuda con donaciones por ejemplo con él envió de arroz, pues sabemos que nuestros hermanos norcoreanos sufren por falta de alimentos”. Como señala Wendt, “la identidad del alter es un reflejo de las practicas del ego, cambia esas prácticas y el ego comienza a cambiar la concepción de su mismo alter” (Zehfuss, 2002, p. 46).

La segunda cumbre intercoreana celebrada del 2 al 4 de octubre del 2007 refleja una identidad compartida para el cambio de las relaciones sociales intercoreanas, las cuales se apoyan en elementos ideacionales intersubjetivos (The National Commitee of North Korea, 2007). En este sentido, las dos Coreas aceptan que son un mismo pueblo coreano; cuando se hace alusión a la unificación, reconocen los esfuerzos por anteriores administraciones para buscar paz en la península, como la declaración conjunta del 15 de junio de 2000. Además, saben que al ser parte de una sola península, es importante, la cooperación sociocultural, la cooperación humanitaria para el envió de productos o la unión de las familias separadas. Por lo tanto, son acciones que descansan en ideas que reflejan un sentido social que busca deconstruir el imaginario del enemigo.

Por consiguiente, estas cumbres intercoreanas fueron espacios para repensar las relaciones coreanas a través de una identidad compartida, porque los líderes coreanos hacen alusiones a un pasado y futuro común en la península. Esto se corrobora, como la señala Kim Dae jung, en textos tales como: “nosotros los coreanos mantenemos una inmediata vecindad, usamos el mismo lenguaje, compartimos una cultura común y sobre todo somos las mismas personas” (Sang-Jin, 2018), y para Roh Moo Hyun, “un régimen de paz debe ser primero institucionalizado en la península coreana, es desafortunado que la península continúe con el legado de la guerra fría del siglo XX” (Ministry of Unification, 2005, p. 18).

Además, estas cumbres intercoreanas establecieron principios para la interacción social de las dos coreas. Para Zehfuss (2002, de acuerdo con Wendt), la política internacional no se presenta como dada, sino que es conducida por los hechos, las identidades y los intereses formulados y sostenidos por prácticas intersubjetivas; por lo tanto, la realidad social se desarrolla en la interacción (Zehfuss, 2002). Es decir, para lograr el cambio de interacción social del conflicto coreano por el de cooperación, es importante que las dos Coreas apelen a factores de identidad, que luego, a través de principios acordados entre las partes, se pueda dinamizar la cooperación y la confianza. Por consiguiente, estas políticas exteriores apuntaron a deconstruir, gradualmente, el imaginario del enemigo del siglo XX por el de una identidad compartida en el siglo XXI.

La influencia de Estados Unidos en la península coreana

Desde la caída del imperio japonés por los aliados en la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos influyó militar y políticamente en la parte sur de la península coreana, para la construcción de un Estado satélite. En este sentido, surge la República de Corea del Sur como actor estratégico de los intereses estadounidenses en la región asiática con respecto a la defensa del sistema liberal y el acceso al territorio surcoreano para el despliegue bélico de esta potencia en caso de amenaza a los intereses americanos por China, Rusia o Corea del Norte.

Esta dinámica ha provocado que en las relaciones intercoreanas, en ciertos momentos, el conflicto escale, dado que Corea del Norte representa una amenaza para Estados Unidos, tanto en el plano ideológico como material. En este sentido, la ideología socialista-Juche y los ensayos balísticos realizados por Corea del Norte han hecho que Estados Unidos despliegue, ante posibles ataques por Corea del Norte en Corea del Sur, el componente militar y los sistemas de defensa antibalísticos e implemente ejercicios conjuntos. Estos acontecimientos llevan a una situación dialéctica que marca el ritmo de las relaciones intercoreanas al interior de la península entre conflicto y cooperación entre los dos Estados.

Para Han Sungjoo (1980), Estados Unidos ha ejercido una influencia considerable sobre las políticas nacionales y extranjeras de Corea del Sur, como lo demuestra en el apoyo al presidente Syngman Rhee en 1960, en el establecimiento de un gobierno civil en 1963 y el envío de tropas de combate coreanas a Vietnam en 1965. Para Estados Unidos, Corea del Sur es un área estratégica en su postura militar en Asia y el Pacifico, también continúa siendo un mercado valioso para los bienes comerciales, las exportaciones de armas y la inversión (Sungjoo, 1980).

De esta manera, Corea del Sur se ve envuelta en dilemas de seguridad que involucran la coordinación de acciones políticas con Estados Unidos con Corea del Norte. A pesar de los momentos de tensión con Corea del Norte, Corea del Sur ha buscado desprenderse del uso de la fuerza como método para la construcción de una identidad colectiva que conlleve a la pacificación de la península coreana, esto en los períodos 2000, 2007 y 2018.

La construcción de la política exterior de Park Geun hee hacia Corea del Norte

En el período presidencial de la expresidenta Park Geun hee 2013-2017, se construye una política exterior conocida como “proceso de fomento de la confianza” (Trust-Building Process, en inglés). Esta política buscó, como primer objetivo, un desarrollo intercoreano; segundo, fomentó la confianza entre las dos Coreas para establecer la paz en la península y, tercero, estableció una base para la unificación. Descansó en cuatro iniciativas: la normalización de vínculos intercoreanos a través de la confianza; una paz sostenible en la península; la creación de infraestructura para la unificación, y la unificación pacífica y la paz en el noreste de Asia (Ministry Unification, 2013) (Figura 1).

Figura 1
Política exterior del proceso de fomento de la confianza

De esta manera, la presidenta Park Geun hee preparó el camino para que la población surcoreana reconstruya su conciencia identitaria. En este sentido, ella fomenta la construcción de un programa educativo hacia escuelas, colegios, universidades, funcionariado público y civil para la unificación. Para la presidenta Park, “estos programas educativos estaban destinados a facilitar el establecimiento de una base para la unificación pacífica, al aumentar el interés de la gente hacia la unificación para mejorar la determinación y la disposición de la gente” (Ministry Unification, 2013). En el 2013, el gobierno imprimió 100 000 copias referentes a la unificación con Corea del Norte y las distribuyo principalmente en instituciones educativas (Ministry Unification, 2013).

Esto se puede corroborar con el documento “White Paper on Korean Unification 2013”; con la utilización de materiales como videos, libros y publicaciones respondieron al objetivo 3 de la política exterior de la presidenta Park, quien afirmaba que se debe establecer una base hacia la unificación, a través del desarrollo sostenible de las relaciones intercoreanas. En este sentido, el sentimiento de unificación se fue construyendo a través de programas educativos (Ministry Unification, 2013). Se estima que en el año 2000 participaron 365 125 personas, en 2007 fueron 34 045, en 2008 se contaron 32 039 y en 2013 se contabilizaron 185 194 (White paper on Korean Unification, 2013).

Por consiguiente, es un imperativo, como señala Park, “restaurar la homogeneidad de las dos Coreas y fortalecer el sistema para la unificación realizando esfuerzos para mejorar la calidad de vida de las personas de Corea del Norte” (Ministry Unification, 2013). Para Wendt, la identidad colectiva es la identificación de elementos del ser compartido por el otro grupo o individuo. Esta identificación de formar parte de un ser nosotros es una identidad que da, a los actores, un interés en preservar su cultura (Zehfuss, 2002).

En el 2013, el gobierno de Corea del Sur aprobó 197 encuentros intercoreanos en deporte, religión, educación, academia, cultura, arte; un 34 % más que en el 2012 (Ministry Unification, 2013). Como se evidencia en el documento “White Paper on Korean Unification 2013”, miembros del equipo deportivo de Corea del Norte participaron en la copa EAFF del Este del 2013, celebrada en Hwaseong; además, se implementó el proyecto de ley revisado a través de una junta mixta entre personal de Corea del Norte y Corea del Sur para la elaboración de un diccionario conjunto que recuperara la tradición lingüística a largo plazo: se inició en el 2014 y se extendió hasta el 2019 (Ministry Unification, 2013).

En este período presidencial no se celebra una cumbre intercoreana como en el 2000 y 2007; no obstante, es importante comprender que se mantiene una voluntad política para inducir cambios en el comportamiento norcoreano a través de la construcción de una identidad colectiva.

La construcción de la política exterior de Moon Jae in

En el 2018, con la llega a la presidencia de Moon Jae in, luego de la destitución de la expresidenta Park por casos de corrupción, se construye una política exterior que busca dar continuidad al proceso de paz y de identidad colectiva en la península coreana por anteriores administraciones. En este sentido, la política exterior de Moon busca la coexistencia pacífica y la coprosperidad en la península. De esta manera, el presidente Moon Jae in presenta tres objetivos (Ministry of Unification, 2017): a) Dar solución al problema nuclear y el establecimiento de una paz permanente, es decir, sustituir el armisticio por un régimen de paz a través de la institucionalización de sus relaciones; b) el desarrollo sostenible de las relaciones intercoreanas, en donde se reconocen los acuerdos celebrados por administraciones anteriores para mejorar las relaciones intercoreanas, y c) la realización de una comunidad económica en la península coreana, sobre la base de la confianza y la reciprocidad. Por lo tanto, se construye un nuevo mapa económico para el desarrollo de Corea en tanto unidad.

Como señala el presidente Moon Jae in:

Nosotros no buscamos el derrumbe de Corea del Norte, no impulsamos ningún tipo de unificación por absorción. La unificación es un proceso en la que ambas partes coexisten y recuperan la comunidad nacional, la unificación llegara naturalmente a través del acuerdo mutuo de las dos Coreas, una vez que se asiente la paz. (Ministry of Unification, 2018)

Esta política exterior comienza a tener efectos en la interacción social con Corea del Norte, como se evidenció en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, en donde las dos Coreas organizan equipos deportivos que bajo una sola bandera participan en el desfile durante la ceremonia de los juegos de invierno. Después, el 27 de abril, se celebra la Tercera Cumbre Intercoreana en Panmunjeom. En este caso, los líderes de las dos Coreas se reúnen en la línea de demarcación militar y el presidente Kim Jong cruzó la línea para convertirse en el primer líder norcoreano que ha ingresado al sur desde su división (The Republic of Korea, 2017).

De esta manera, en esta Tercera Cumbre Intercoreana en Panmunjeom, las dos Coreas ideacional e intersubjetivamente se reconocen como una nación, es decir, aceptan el sentimiento de pertenencia a un territorio, historia, lengua e identidad compartida. Así, su interacción comienza a tener efectos tales como la creación de una oficina de enlace con residentes de ambas partes en Kaesong; los intercambios civiles; la desactivación de la tensión militar; el crear una zona de paz marítima; las reuniones entre autoridades militares, ministro de Defensa, y un canal de dialogo entre los presidentes (Ministry of Foreign Affairs Republic of Korea, 2018).

Para Zehfuss, de acuerdo con Wendt, la política internacional no se presenta como dada, sino que es conducida por los actores, con base en sus identidades, y los intereses formulados y sostenidos por prácticas intersubjetivas; por lo tanto, la realidad social se desarrolla en la interacción (Zehfuss, 2002). De esta forma, la cumbre intercoreana adquiere relevancia a través de esta estructura ideacional, la cual rescata la construcción de una identidad colectiva.

En cuanto a la política de educación implementada por el presidente Moon Jae in, que se expone en el documento “White Paper on Korean Unification 2019”, al igual que la de su antecesora, busca sentar las bases para la unificación en la población a través de la difusión de contenido educativo a las escuelas, colegios, universidades, para encaminar el proceso de unificación. Esta política educativa rescata la identidad, lengua, historia y cultura compartida. Esto se corrobora con los 15 puntos directivos para la unificación, en donde se menciona que Corea del Norte comparte una historia común, tradición, cultura y lengua con Corea del Sur (Ministry of Unification , 2019)

Es importante ver cómo el gobierno fomenta la idea de unificación a través de acciones como la capacitación, la enseñanza y la difusión de material educativo hacia la población surcoreana, por ejemplo, con el libro de texto Comprendiendo los asuntos de la unificación, dirigido especialmente a estudiantes de universidad, personas adultas o del magisterio, y cuyo contenido se refería a la perspectiva sobre los asuntos de la unificación: la historia, el progreso de las relaciones intercoreanas, y los esfuerzos y la preparación para la unificación (White Paper on Korean Unification, 2019).

Por consiguiente, el gobierno, a través de estos instrumentos educativos, como textos, programas, medios digitales, etc., promueve la construcción de una identidad hacia Corea del Norte.

Otro acontecimiento de identificación también se puede corroborar a través de la cooperación sociocultural que mantienen los dos Estados. Esto se evidencia en la participación intercoreana en la excavación de objetos del reinado de la dinastía de Goryo en Gaeseong, la cual “ha promovido preservar el patrimonio cultural conjunto nacional y restaurar la homogeneidad nacional entre Corea del Sur y Corea del Norte” (Ministry of Unification , 2019, p. 170). Ello demuestra cómo la historia compartida refleja un sentimiento que reconoce su herencia cultural durante el tiempo.

Otro factor sociohistórico que evidencia el sentido de identidad compartida es la lengua Hangeul. El documento “White paper Korean unification 2019” evidencia que existe un comité intercoreano que se encarga de realizar la construcción de un diccionario. En una entrevista al cónsul y consejero de la República Popular de Corea del Sur, Choi Jincheol, plantea: “estamos trabajando en un diccionario coreano con el idioma de ambas Coreas para recuperar nuestra tradición lingüística” (Jincheol, Entrevista , 2019).

En este sentido, el hangeul es el idioma oficial de la península coreana. Se compone de 10 vocales y 14 consonantes. Su alfabeto fue creado por el rey Kin Sejong, quien buscó evitar la influencia China en la península. Esta lengua había estado siendo practicada por la elite coreana. El rey Kin Sejong tuvo que hacer frente a las trabas ideológicas de las elites gobernantes para que aceptaran el hangeul y se difundiera para homogeneizar al pueblo. Con el tiempo, el hangeul fue aceptado por todos los segmentos de la sociedad y se convirtió en elemento cultural, el cual ayuda a preservar su identidad (Connor, 2009).

Otro elemento identitario y cultural se expresa en el ámbito de la cooperación deportiva, como se mencionó anteriormente, los juegos de Pyeongchang coadyuvaron a la construcción de la confianza de las dos Coreas, así también con los juegos de Yakarta, en donde marcharon en los equipos de natación, pingpong, basquetbol, entre otros. Ya para junio del 2018, las dos Coreas acordaron la participación de equipos de basquetbol en Pyongyang, en conmemoración a la declaración conjunta del 4 de julio conocida como la “Joint communique”. Este evento estuvo acompañado por el ministro de la Unificación (Ministry of Unification , 2019).

En el documento “White Paper for Korean Unification 2019”, también se evidencia que se celebró un partido de fútbol en el estadio de Kim Il sung en Pyeogyang, en donde los equipos coreanos compitieron contra 6 equipos extranjeros. Esta celebración deportiva es importante, pues, como señala el cónsul y consejero de la República Popular de Corea del Sur en Ecuador, Choi Jincheol:

Estamos impulsando el deporte como el futbol, antes de la colonización japonesa, nosotros éramos un solo país unido en la capital Pyeonyang, Seul, en estas ciudades había una liga de futbol que era muy popular en aquel tiempo, ahora buscamos reiniciar esa liga histórica entre las dos Coreas. (Jincheol, Entrevista , 2019)

Finalmente, la política exterior de Corea del Sur, como se ha visto en este análisis, se ha ido construyendo en función de una estructura ideacional que evidencia una identidad colectiva, su sentido de pertenencia a un pasado común y a un proyecto futuro que apela a la unión nacional de las dos Coreas. Esta afirmación se corrobora en los documentos analizados “White Paper for Korean Unification”, entrevistas a élites políticas, páginas oficiales de Corea del Sur, en donde se puede interpretar la existencia de factores compartidos para la construcción de una península de paz y de una identidad colectiva. Por lo tanto, la política exterior surcoreana como caso de estudio en los dos períodos analizados no responde a una política exterior que apela al uso de la fuerza como método, sino de una reconstrucción identitaria como base para la integración nacional y la pacificación de la península.

Conclusiones

Frente a la pregunta: ¿cómo los líderes surcoreanos Park Geun hye y Moon Jae in han empleado elementos identitarios similares o diferentes en el contexto de sus políticas para la pacificación de la península?, la investigación plantea que ambos han empleado elementos similares en sus políticas exteriores. Estos son el legado de un proceso histórico en construcción de anteriores administraciones para la pacificación de la península y la construcción gradual de una identidad colectiva coreana. En este sentido, los dos líderes convergen en la implementación de elementos identitarios similares en el contexto de su política exterior para la pacificación de la península coreana.

Primero, la identidad colectiva se articula a la idea de unificación, porque se reconocen como un mismo pueblo que se divide por fuerzas extraterritoriales, como fue la invasión japonesa y la influencia política de Estados Unidos y de la Unión Soviética en la península coreana. Por consiguiente, se diseñan políticas exteriores surcoreanas que tratan de resolver el conflicto intercoreano con acciones que apelan a una península pacífica con una identidad colectiva. La construcción de la política exterior surcoreana, al buscar la construcción de una identidad en la península, reconoce su pasado histórico común en un territorio, lengua y cultura en toda la península, por lo que los dos líderes convergen en sus políticas y reconocen la importancia de construir un camino hacia la unificación, empezando por el fomento de la confianza desde la educación de su población.

Segundo, otro elemento similar entre los líderes surcoreanos es la cooperación con Corea del Norte, en cuanto intercambio sociocultural como el deporte, la recuperación del diccionario lingüístico, la cooperación humanitaria. Es decir, la cooperación sociocultural intercoreana como método incrementa su interacción social. De esta manera, aumenta el dialogo, su memoria histórica común y el sentimiento compartido hacia una península de paz.

Así, estas acciones de política exterior promovida por los líderes surcoreanos tienen sentido, porque se sostienen sobre ideas que rescatan una identidad, pues, al no ver a Corea del Norte como una nación diferente desde un punto socio histórico s,e diseñan políticas exteriores que apelan a factores socioculturales para construir la paz y un proceso de unificación en construcción durante el tiempo.

Tercero, es importante entender cómo las políticas exteriores de Park Geun hye y Moon Jae in mantienen un hilo conductor que no es ajeno a los procesos de política exterior por parte de otras administraciones gubernamentales, como las de Kim Dae Jung, Roh Moo hyun, quienes lograron, al igual que Moon Jae in, cumbres históricas con Corea del Norte para desactivar la tensión y para inducir cambios benignos en el comportamiento norcoreano.

Las cumbres intercoreanas fueron espacios para repensar nuevos procesos de interacción social sobre la base de un reconocimiento mutuo identitario. Adicionalmente, a la luz de las postcumbres, Moon Jae in dinamizó la cooperación que ya se venía dando por las anteriores administraciones, con respecto a la conexión de ferrocarriles, la normalización del complejo industrial Gaeseong, cooperación ambiental y cultural. Por consiguiente, la política exterior de Corea del Sur se ha construido en función de su identidad, la cual responde a factores sociohistóricos, los cuales se evidencian en acciones, expresiones escritas u orales que abordan elementos identitarios.

Finalmente, respondiendo al objetivo general, en cuanto a identificar factores de identidad colectiva en la península coreana, la investigación sugiere: Primero, existe una historia compartida con respecto a la identificación identitaria hacia una nación, la cual hace referencia a sentimientos nacionales en contra de potencias opresoras, como fue la invasión japonesa y la influencia externa de potencias como Estados Unidos y la Unión Soviética en la península coreana post Segunda Guerra Mundial.

En el caso de Estados Unidos se puede comprender que su influencia en la península coreana gira alrededor de temas de seguridad e intereses estratégicos de esta potencia, pues Corea del Sur es un Estado satélite, lo que ha conllevado a situaciones de conflicto intercoreano; pero, pese a este hecho, los líderes surcoreanos no están a favor del uso de la fuerza como método para solucionar el conflicto con Corea del Norte, como ya sucedió en la guerra intercoreana de 1950. Al contrario, los líderes surcoreanos como Park Geun hye y Moon Jae y anteriores administraciones entienden que el dialogo, los acercamientos socioculturales y la concientización al interior de la península promueven la construcción de una identidad compartida que favorece la paz en la península.

Segundo, la lengua hangeul es otro elemento de identidad, porque crea un sentimiento de identificación lingüístico; al hablarse un mismo idioma en la península, este instrumento facilita la interacción social entre los gobiernos coreanos y favorecería la movilidad e intercambio del pueblo coreano.

Tercero, el factor sociocultural, dado que existen prácticas comunes arraigadas en tradiciones en la sociedad coreana. De esta manera, se conmemoran eventos como el día de la independencia; se practican deportes como el taekwondo, el futbol, la danza; se hacen desfiles olímpicos bajo una sola bandera. Por consiguiente, son eventos que rescatan una memoria colectiva, es decir, elementos que mantienen viva una identidad.

Además, la reconstrucción de una identidad coreana es facilitada por el incremento de la interacción social. Es decir, mientras más contacto intercoreano, los líderes han podido repensar sus relaciones de conflicto y cambiarlas por las de paz e implementar acciones cooperativas. Por ejemplo, las cumbres coreanas reflejaron la concreción de acuerdos entre las partes para cooperar, en temas como la reunión de las familias separadas, la cooperación humanitaria y la cooperación económica.

En este sentido, Corea del Norte ha respondido a la acción de política exterior, pero se evidencia una mayor cooperación sociocultural con el presidente Moon Jae in que con la expresidenta Park Geun hye, quien incluso ha podido reunirse tres veces con su homólogo Kim jong un para inducir cambios en el comportamiento aislacionista y belicista de Corea del Norte.

Por consiguiente, la interacción social intercoreana en estos períodos se asienta sobre una identidad colectiva, la cual se interpreta a través de la política exterior de Corea del Sur hacia Corea del Norte. De esta manera, ha sido posible la construcción de procesos de cooperación socioculturales arraigados en su identidad, factor necesario para reconstruir la paz en la península.

Referencias

  • 1
    Fecha de recepción: 27 de noviembre de 2019
  • 2
    Aceptado: 05 de marzo de 2020
  • 3
    Publicado: 13 de mayo de 2020

Fechas de Publicación

  • Fecha del número
    Jan-Jun 2020
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