Ramírez Edgar Roy. Por la mirada del espantapájaros pasa el mundo..
2018. San José: Editorial Antanaclasis Poética S.A. 82 versos. 134pp.. 978-9930-9596-3-3
Discusión
Pues uno como lector y también escritor de poesía no logra llegar a entender cabalmente los duros y placenteros recorridos dinámicos del sentido, aquellos que adquiere la palabra en su inacabable e insoportable fluido y que su resultado es la producción de un texto, que en suma es laberinto obsequioso de perplejidades inteligentes. De esta forma, la vida discurre en las letras entre asombros desde lo bajo y que conducen a otras lomas altas, a callejuelas con luto y con luz dorada, a diversos acontecimientos que nos eligieron como a los dioses y héroes mitológicos de la Grecia clásica; memorias y remembranzas que alternan con el simple deseo en el escritor por explicarlo todo, diciendo-haciendo desde los intrincados efluvios de las insoportables palabras libres.
En este sentido amplio de este panorama, la trayectoria espacio temporal de la palabra ajena y propia de Roy es la resultante no de un ejercicio solo estilístico tan propio de las palabras hermosas pero vacías, que colman de aureolas las librerías entre los títulos de muchos libros que se brindan como otro de los espectáculos massmedia de nuestro tiempo prolijo en exhibiciones, muchas de ellas, obscenas, pues se trata de la palabra enajenada que haciendo el servicio a cualquier poder de latón simple, o a las consabidas verdades que se enarbolan como banderas inamovibles, eternas y monolíticas, incuestionable, razonan despiadadas competencias evidenciando nada más que lo sepulto podrido, los intereses de un pequeño mundo empequeñecido ciertamente por grupos también minusválidos en la visión que deslinda hoy los senderos de la extinción de la especie más torpe que habita un planeta intenso, heredero por lo contrario según los versos, del amor en todas sus diversas conjugaciones posibles e imposibles.
Esto quiere decir que la mirada del espantapájaros(figura literaria difícil de descifrar) observa; ve, ha visto y sigue mirando en el proceso del lector atrapado no sé por qué fórmula mágica entre sus lianas, desde la simplicidad de un muñeco hecho con materiales que quizá se arrinconaron desechados en algún lóbrego lugar ausentes de importancia; el sujeto consciencia que fue elevado para estar muy por lo alto observando infinitos cultivos más distantes que el límite del mar; el espantapájaros se eleva humilde y simple, solo con el poder de su débil utilidad observa, con cierto rigor amable, a las necesitadas aves que solo estiman, como es normal en todo tiempo y lugar, llenar el vientre rapaz, de hecho pródigas e indiferentes entre sí y algo más con las otras aves que habitan para su desgracia un mundo que creen les pertenece.
Hago estos señalamientos porque una reseña es otra actividad distinta a la que sí le corresponderán a los estudios literarios y académicos actuales. Entonces, tengo en cuenta evidenciar la búsqueda de Roy por materializar en su palabra a todas luces y sombras, las inteligencias que marcan sus versos, las pautas de su voz, para devolvernos (o revolvernos) con agudas articulaciones, enriquecidas de imágenes paulatinas, con prístinos hechos y que pujan por mantenerse vivos en la memoria de gente eso sí sensible, es decir, la de aquellos que han logrado obtener sabiamente la visión del espanta pájaros, motivo por el cual no se pueden acomodar como simples y fríos espectadores de los horrores, ni validar, las atrocidades que desdicen de nuestra condición humana y que claman para que se haga justicia; algo como apelar al raciocinio emocional para que nunca más repitamos los antiguos y cansinos rituales del vacío que hieren lo más humano de lo humano, por ejemplo como son hoy las creencias e ideologías político-religiosas, los enclaves económicos en expansión salvaje, ambos dispuestos a destruir lo mucho o poco que nos queda para elevar la frente a las futuras generaciones, si es que las encontraremos en pocos años adelante.
Queda también señalar la recurrencia obsesiva al diálogo interno que hace el poeta con sus recuerdos sociales de edades, de lugares y tiempos presentes, de las inequívocas sentencias esquivas del ayer que marcan los acontecimientos donde pretendidamente a todo ser humano se le extiende la concesión de la mano calurosa, llena con sus caricias y por lo cual, para nuestra salvación e inseparable condena, nos convertimos en torpes y abnegados, en estúpidos y voraces desmedidos e incautos en la búsqueda y quizá en la espera de lo grande del amor. Así nos llega, en las palabras y observaciones de este libro, la recurrencia de otro poeta latinoamericano también comedido y sonoro como es Roy: Cesar Vallejo, en particular con sus poemas del libro Los heraldos negros; allí denuncia a quienes hacen de ese color noble, el ideologema de lo implacable para un servicio a todo lo oscuro en el ser humano en lo social y en lo político; así por igual es el espantapájaros con su alta labor visionaria, sencilla y también austera; acción que aleja del cultivo a las aves negras y rapaces, obsesivas y desleales con sus semejantes, luchando en las viejas y nuevas contiendas con su fin absoluto y que sí les justifica los medios, la explotación carente de la mínima senso-razón de que el otro, nosotros y los otros, somos… solo si se quiere, lo único materialmente sagrado.
Un culto religioso no es más que un rito vacío si no expresa derecho elemental a ser pleno, a vivir, a obtener la lúdica celebración que se faculta en la aceptación y a la mano calurosa de la especie desprovista de travestismos hipócritas y engañosos, a los cálculos malsanos propicios para el paladar insaciable de los glotones de la sangre ajena. Entonces, parece ser que la realidad necesita y urge de las enseñas de otros poetas anteriores a Roy y quizá con él susciten un nuevo mundo con lo humano a flor de piel en la palabra sorpresiva.
Tagore, Francisco de Asís, Cavafis, Teresa de la Parra, Jorge Debravo solo para citar algunos que pueden tocar la melodía por la humanidad en tiempos y lugares distintos, que evocan que la religión sea lo que en todo principio ha sido: la pasión por el otro y la certeza de que la vida del ser, sean las condiciones reales de estar y de permitirnos realizar en el tiempo propicio para los cantos, el amor, la bebida, el saludable que se comparte; el que comamos juntos mendrugos de pan como un himno a la vida propia, a la del otro y la otra, a la del universo.
Fechas de Publicación
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Fecha del número
Jan-Jun 2020