En su último libro, Yván Pozuelo Andrés, nos pone sobre la palestra una discusión historiográfica todavía pendiente en la comunidad académica dedicada a los estudios sobre la masonería: “un análisis general sobre la labor efectuada por lo que podría ser una “escuela”, un “movimiento” o una “academia” sobre historia de la masonería (pág. 10)”, en su caso, “en el seno de la historiografía española (pág. 11)”1. Propuesta nada despreciable y menos cuando se trata de quien para el autor de esta reseña es el principal nodo en el entramado de redes de investigadores profesionales y no profesionales dedicados al tema masónico entre los mundos italo-franco-ibero-caribeño-latinoamericano. Él, además de ser uno de los fundadores en 2008 y editor académico desde entonces de la ahora REHMLAC+, es miembro de la junta directiva del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME)2 y director de la “Colección Historiadores de la Masonería”3, sin duda, la más productiva a nivel global en los últimos años (2016-2023). En fin, el autor es una autoridad para proponer esta discusión4, pero dejemos las flores de lado, y analicemos su libro.
Pozuelo Andrés plantea discutir transversalmente dos cuestiones: (i) ¿Se puede considerar el CEHME una escuela historiográfica comparable con la francesa Annales? Y, (ii) ¿se puede pensar, definir o debatir -tomando en cuenta la relación entre holismo e historicidad- en o sobre una “holohistoria” como modelo de la historiografía española sobre la masonería?
Para dialogar sobre estas problemáticas, Pozuelo Andrés divide el libro en cinco capítulos. En el primero de ellos (págs. 13-28) ofrece un más que merecido y necesario homenaje al historiador José Antonio Ferrer Benimeli5, persona clave y vanguardista en el desarrollo de los estudios sobre la masonería en Europa y América, pero, ante todo, fundamental en la negociación de la apertura de archivos y fondos documentales masónicos al académico no masón en ambos lados del Atlántico. En el segundo capítulo, narra los hechos que llevaron a la organización y consolidación del CEHME (págs. 29-44), mientras, que, en el tercero describe el número y los temas de las tesis doctorales e iniciativas académicas editoriales sobre la masonería dados en España en los últimos cuarenta años (págs. 45-54). Los insumos de estos tres primeros capítulos le permiten al autor discutir sus dos principales planteamientos, por un lado, en el cuatro, si se puede considerar el CEHME una escuela historiográfica (págs. 55-86), y, por otro lado, en el quinto y último capítulo, la posibilidad de una holohistoria como modelo de la historiografía española sobre la masonería (págs. 87-96). Discutamos un poco sus dos propuestas.
Acerca del CEHME como una escuela historiográfica. La historia como disciplina ha experimentado un proceso de transformación hacia su profesionalización desde la primera mitad del siglo XX, relativamente acelerado si consideramos su longevidad. En dicho proceso, temas de estudio considerados propios del positivismo decimonónico y de la tradicional historia elitista y centrada en los hechos “sobresalientes” de individuos, se asoció el tema de la masonería, dejándosele de lado en la agenda académica. Tal vez la excepción la encontramos en la Francia de las décadas de 1960 y 1970, donde a partir de propuestas teórico-metodológicas como la prosopografía y las redes sociales o categorías de análisis como la sociabilidad, nuevas investigaciones lograron comprender e insertar los roles históricos de la masonería en la historia social. En fin, ha sido una tarea difícil rescatar del anonimato y de la marginalidad de la academia el objeto de estudio masónico, a pesar del número de publicaciones existentes, de tesis defendidas o de actividades académicas públicas que se realizan. Hoy en día debemos resaltar el estudio de la masonería como una posibilidad de investigación muy particular, ya que en las concepciones desde la historia social o los estudios culturales continúa invisibilizada en su rol de agencia o de sujeto social. Sin duda, falta un largo camino por recorrer, por eso se cuenta con revistas, colecciones de libros, diplomados y hasta maestrías especializadas, todo a la espera de la consideración de la masonería como un posible elemento más de estudio en las ciencias sociales, las humanidades, las artes o las letras. Entonces, ¿se puede hablar de una escuela historiográfica sobre la masonería?, y, en particular, ¿en una de carácter nacional como la española?
En el caso del CEHME no cabe duda su ardua labor realizada en sus 40 años de vida, ya que bajo el liderazgo de Ferrer Benimeli le ha tocado combatir por la historia ante la gigantesca producción literaria de mitos apologéticos o detractores sobre la masonería. Los vicios y la censura del franquismo le llevaron a dejar en segundo plano los debates historiográficos en boga o moda, lo importante era sumergirse en los archivos e identificar la información suficiente y necesaria para comprender e interpretar la masonería y sus relaciones o las de sus miembros con las distintas esferas de la sociedad. El dato por el dato, sin tiempo para el debate historiográfico, las propuestas teórico-metodológicas o la manufacturación de categorías de análisis. Ahora bien, las décadas de 1970, 1980 e incluso 1990, pudieron tener sus contextos particulares, pero no así el siglo XXI, este era, es y será la oportunidad para pensar epistemológica, teórica y metodológicamente el fenómeno masónico6. Pero para el CEHME no ha llegado el momento y por eso han surgido esfuerzos paralelos, si bien, insertos en el mismo entramado de redes en que se encuentra, pero con propuestas diferentes y refrescantes -y no en labor conjunta como indica el autor (págs. 37-39)-, los casos de los simposios americanos7, el Seminario Permanente Internacional de Historia de las Masonerías8, la Cátedra Internacional Historia de la Masonería Latinoamérica y Caribe José Antonio Ferrer Benimeli de la Universidad Autónoma de Zacatecas, y por supuesto, la Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña plus de la Universidad de Costa Rica. Esta última, además de insertarse en el debate, ha buscado promover una renovación en las líneas de investigación, una ruptura con el nacionalismo metodológico y una lectura en términos globales del objeto de estudio masónico.
No obstante, en Hacia una mirada holística de la historia. El ejemplo de la historiografía masónica española (1972-2022), con el claro y válido objetivo de visibilizar la labor del CEHME, en un ejercicio, claramente difícil y riesgoso, el autor “piensa en voz alta” la posibilidad de concebir el CEHME como una escuela historiográfica (págs. 55-86). ¿Pero cómo hacerlo sin tener una propuesta epistémica, teórica y metodológica particular? Efectivamente ello lleva al libro a convertirse por momentos en una apología con matices románticos sobre el CEHME. ¿Es necesario ello? Considero que no. El CEHME ya de por sí ha dado un gran aporte a la historiografía no solamente visibilizando un tema de investigación satanizado durante décadas, sino, también, creando un banco de datos de ochenta mil fichas sobre miembros de la masonería española entre los siglos XIX y XX u ofreciendo el espacio para que todo investigador, sin importar su nivel de experiencia -desde estudiantes de licenciatura (mi caso en 2009) hasta catedráticos consagrados-, pueda presentar los resultados de su trabajo, siendo todos tratados por igual, independientemente de su origen nacional, formación o cargo universitario. Que el CEHME no sea una escuela historiográfica o tenga muchos retos para serlo y mejorar su compresión del fenómeno masónico como organización, ni le hace menos o más de los esfuerzos realizados desde las academias anglosajonas, francófonas o latinoamericanas.
Pozuelo Andrés insiste en que quienes se han dedicado “a investigar la historia de la masonería española en los últimos cincuenta años propugnaron la apertura de la investigación al nivel solicitado por los ideólogos de la corriente de los Annales en Francia (pág. 9)”9. Si bien, las propuestas básicas de los Annales en términos de multidisciplinariedad en el uso de las metodologías de las ciencias sociales, a partir de una perspectiva de análisis desde las estructuras económica, social y mental, renovaron la historiografía española en las décadas de 1960 y 1970; este no fue el caso para el estudio sobre la masonería, como se puede observar en lo publicado por las actas del CEHME10, cuyos trabajos continuaron en línea con la decimonónica historia política, biográfica y narrativa enmarcada en las virtudes y los vicios del nacionalismo metodológico -aunque el autor considera lo contrario (págs. 19 y 30-33). El dato por el dato, esta era la necesidad inminente tras una dictadura que, en palabras del autor, “criminalizó y aniquiló en España los masones y las masonas (pág. 10)”.
De hecho, Pozuelo Andrés termina estando de acuerdo con la postura de quien reseña su libro cuando asevera que en el CEHME el “debate en el sentido de dar por terminadas etapas evolutivas historiográficas y dar paso a otras nuevas marcadas con rupturas filosófico- conceptuales como suele ser frecuente en otras historiografías, principalmente la francesa, no hubo (pág. 55)”. Y, cuando agrega que “nadie contempló el debate historiográfico con un descubrimiento o una propuesta teórico-metodológica que marcara claramente un antes y un después (pág. 58)”. Empero, este debate historiográfico, sí lo lleva a cabo el autor (págs. 68-86), cuando evalúa las relaciones de la masonería con la política, el liberalismo, la modernidad, la esclavitud o la concepción de la orden como un laboratorio de ideas. Este es probablemente el principal aporte del libro para el desarrollo del estudio académico sobre la masonería. Tal vez solo le queda sopesar un poco si se trata, en el caso del CEHME, de una “historiografía masónica española” o de una “historiografía española sobre la masonería”, ya que los utiliza de manera indistinta, cuando claramente tienen diferentes connotaciones.
Entonces, ¿se puede considerar el CEHME una escuela historiográfica? Respondo con las palabras del autor: “Quizás el CEHME no sea una escuela, un movimiento ni una academia stricto sensu y se tenga que cambiar la definición por la de una asamblea historiográfica dado el asiduo elevado número de participantes que logró mantener reunidos durante los últimos cuarenta años sin frustrar el carácter y la formación personal de sus participantes (pág. 75)”.
Y, acerca de la posibilidad de pensar en una “holohistoria” como modelo de la historiografía española sobre la masonería, Pozuelo Andrés es categórico en afirmar, que
No se trata aquí de conceptualizar sino de ver cómo cambió la historiografía española la historia de la masonería, vislumbrando tendencias metodológicas, en un movimiento ince- sante entre individualismo y colectividad, que puedan ayudar a otros campos históricos a desarrollar los rostros que logró retratar la historiografía masónica española (pág. 88).
El problema con la postura anterior es que el texto se diluye entre describir esfuerzos individuales y su vinculación con pretensiones e intenciones grupales. Además, al final la concepción holística de la producción literaria del CEHME termina siendo un ejercicio del autor y no parte de un proyecto colectivo. Aunado a esto, no define a que tipo de holismo se refiere. Veamos algunos problemas en ello. Si se considerara un holismo metodológico, no debemos olvidar que la prosopografía y el análisis de redes sociales sobre la masonería11, han identificado la versatilidad de los masones en su multiplicidad de espacios de sociabilidad e ideas, por lo que no se podría tratar a todos los masones como recíprocamente relacionados e interdependientes, de modo que el grupo muestre propiedades emergentes independientes, en lugar de cualidades que puedan descomponerse y atribuirse a los miembros individuales del grupo. Por ejemplo, si la masonería de determinada época se considerara políticamente reaccionaria, se invisibilizarían los individuos que carezcan de esos rasgos; o, ¿cómo se interpretaría una masonería de carácter anti-Iglesia católica cuando fue organizada por un sacerdote y sus tres primeras logias rindieron honor a las tres virtudes teologales como sucedió en la Costa Rica del último tercio del siglo XIX?
Finalmente, no puedo terminar esta reseña sin realizar una referencia a su epílogo (págs. 103- 108), sin duda, mi parte favorita del libro. En este, Pozuelo Andrés se pregunta: “¿Masonólogos y masonólogas? (pág. 103)”, mientras cuestiona, si existen “grecólogos, romanólogos o aztecólogos (pág. 104)”. Aquí no puedo hacer otra cosa más que reproducir el razocinio del autor, ya que más de acuerdo con él no puedo estar. Yván sostiene: “El término de “masonólogo” aparta al investigador de la academia para incluirlo como “masón” y no como “historiador”, no sólo borrando todo lo que la historiografía había avanzado sino devolviéndole a las estanterías de temas paranormales (pág. 104)”. Y, agrega, “El uso de esta palabra pudo ser un intento de revalorizar la figura del historiador de la masonería, en cambio, sirvió más bien para desprestigiarla como modo fácil de despojarle de su responsabilidad ante el rigor científico (pág. 105)”. El oficio de la persona investigadora es la historia social, los estudios culturales, se trata de un profesional de la academia formado en ciencias sociales, humanidades, letras o artes, que simplemente problematiza el a veces oculto objeto de estudio masónico, sin interés en iniciarse en una logia, en convertirse en el objeto de estudio mismo.
La invitación de Pozuelo Andrés a pensar los esfuerzos e intenciones desde los diferentes programas académicos dedicados al estudio crítico sobre los roles históricos de la masonería, podría marcar un precedente que precisamente encamine a ese salto de calidad que el autor de esta reseña considera necesario para vitalizar la actividad investigativa sobre el tema. Hacia una mirada holística de la historia. El ejemplo de la historiografía masónica española (1972-2022) es un primer paso hacia ello, ahora el balón está de nuestro lado.
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Acerca de la producción académica dedicada a la investigación sobre la masonería existen muchas reseñas de libros, relatorías de proyectos académicos, entrevistas sobre proyectos de doctorado y estados de la cuestión o revisiones integrativas y sistemáticas, pero no así, discusiones como las plateadas por Pozuelo Andrés. Sobre los documentos citados, basta con revisar cada uno de los números publicados en la REHMLAC+, véase su plataforma: http://rehmlac.ucr.ac.cr/
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Pozuelo Andrés cuenta con una importante producción historiográfica sobre la masonería como objeto de estudio, publicando casi cincuenta artículos en revistas indizadas o capítulos de libro especializados y libros de su autoría, edición o coordinación en editoriales académicas en España, Francia, México, Argentina o Costa Rica
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De hecho, el autor considera, que, si bien, la “apertura metodológica del CEHME se logra medir con los titulares de sus apartados en los simposios (pág. 60)”, finalmente, “se observa una distancia entre la intención del destino historiográfico concreto (título del apartado) y las paradas durante su trayecto (las comunicaciones) (pág. 62)”.
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Organizados por la Universidad de La Habana en 2007, 2008 y 2017, la Universidad Nacional Autónoma de México en 2010, la Universidad de California en Los Ángeles en 2011, la Universidad de Costa Rica en 2015, la Universidad Autónoma de Zacatecas en 2019 y próximamente en la Universidad Nacional de La Pampa en 2024. Sobre estas actividades se encuentran reseñas publicadas en la REHMLAC+
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Organizados por la Universidad de La Habana en 2007, 2008 y 2017, la Universidad Nacional Autónoma de México en 2010, la Universidad de California en Los Ángeles en 2011, la Universidad de Costa Rica en 2015, la Universidad Autónoma de Zacatecas en 2019 y próximamente en la Universidad Nacional de La Pampa en 2024. Sobre estas actividades se encuentran reseñas publicadas en la REHMLAC+
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Véanse los artículos y libros de fácil identificación en la red de Roger Burt, Eric Saunier, Pierre-Yves Beaurepaire, Céline Sala, Ricardo Martínez Esquivel o Felipe Santiago del Solar, por citar algunos de los autores que han aplicado esta propuesta teóri-ca-metodológica como parte de sus agendas académicas dedicadas al estudio de la masonería.
Fechas de Publicación
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Fecha del número
Jul-Dec 2023
Histórico
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Recibido
15 Mayo 2022 -
Acepto
04 Jun 2022