“Semblanza de José Antonio Ayala Pérez”
José Ignacio Cruz Orozco
*Dirección para correspondencia:
La noche del pasado martes 6 de mayo falleció en su domicilio de la ciudad de Murcia el profesor José Antonio Ayala Pérez. Desde hacía años sufría una grave enfermedad que poco a poco fue mermando su cuerpo, que no su intelecto ni su ánimo. Catedrático jubilado de la Universidad de Murcia, se había licenciado en Filosofía y Letras, sección Historia, en esa misma institución en 1959. Y en ella alcanzó el grado de doctor en 1971 con la defensa de la tesis “Un político de la Restauración: Romero Robledo”. En ambos casos obtuvo la calificación de Sobresaliente Cum Laudem y fue Premio Extraordinario. Se dedicó a la enseñanza y fue profesor en diversos institutos de enseñanza secundaria y con posterioridad de la Universidad de Murcia. Pese a lo que pudiera parecer, sus horizontes académicos, profesionales, y personales fueron amplios. Un ejemplo bastante temprano lo encontramos cuando, joven licenciado, ocupó plaza de lector en centros de enseñanza media de Francia, Alemania e Inglaterra, a principios de la década de 1960, en una época en que los trabajos y las estancias en el extranjero resultaban excepcionales.
Culto, bien formado, con plena disposición para el trabajo intelectual y con sobrada capacidad para la investigación, en la década de 1980 se interesó por la historia de la masonería española. Fruto de sus tareas en ese ámbito fueron, entre otras significadas aportaciones, los libros: Masonería en la Región de Murcia (1986),-con una segunda edición corregida y aumentada editada en 2009- y La masonería en Albacete a finales del siglo XIX (1988). Dando muestra de esa amplitud de miras que ya se mencionó, fue de los primeros historiadores españoles que trabajó sobre la masonería de allende los mares. Se centró en el Caribe y tras una exhaustiva investigación, como era propio en él, publicó: La masonería de obediencia española en Puerto Rico en el siglo XIX (1991) y La masonería de obediencia española en Puerto Rico en el siglo XX (1993). Textos de referencia obligada y que merecieron una acogida excepcional por parte de la actual masonería puertorriqueña. Las propias autoridades masónicas de la isla las consideraron “por mucho, el mejor ensayo histórico que sobre la masonería isleña se ha publicado hasta la fecha” y eso “a pesar de confesar que no es masón”1. Cualquiera de los que nos dedicamos a la investigación sobre la masonería sabemos cuál complicado es conseguir tal reconocimiento. Dio otra muestra de su variedad de registros con la publicación, entre otras obras, de La sombra del triángulo: Biografía de Ángel Rizo, gran maestre del Grande Oriente Español (2002), en donde, a partir de sus amplios conocimientos, reconstruía con cierta libertad un retrato certero de la trayectoria de este interesante personaje.
Mención aparte merece su contribución a la creación del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) fundado en 1982, y a la consolidación de los estudios sobre la historia de la masonería. Durante toda su primera etapa fue su vicepresidente, colaborando estrechamente con el profesor José Antonio Ferrer Benimeli de la Universidad de Zaragoza, su presidente. Participó en reuniones y congresos, con ponencias, animando los debates y defendiendo enérgicamente las iniciativas del Centro y de sus responsables cuando hacía falta. Puedo reconstruir con todo detalle la tarde que increpó duramente, pero con certeza, enfrentándose con vehemencia -José Antonio Ayala era de una delgadez extrema- a un significado grupo de asistentes no miembros del CEHME durante la clausura del Symposia celebrado en Alicante en septiembre de 1989, los cuales habían llevado a cabo toda una serie de iniciativas bastante mal intencionadas y poco “fraternales” contra la reunión.
José Antonio Ayala fue una persona adornada con múltiples cualidades. Perspicaz e inteligente, pero sin caer en la pedantería. Generoso y conciliador. De firmes convicciones, aunque abierto. Irónico pero sin llegar a ser hiriente. Polemista legendario, sus comentarios solían situarse entre los más acertados y sagaces. Pese a lo que pudiera parecer por el tono y la firmeza con que los presentaba, sus planteamientos siempre eran constructivos, inclusivos diríamos ahora, aunque, eso sí, rigurosos. Y por encima de todo se distinguió por cultivar con intensidad la amistad, lo que no resulta habitual en el mundo actual, donde tanto se mide por el interés y el rendimiento a corto plazo.
Su muerte ha sido ampliamente sentida por compañeros, colegas y amigos. Aunque retirado desde hace años, atento y educado a la vieja usanza, mantuvo el contacto con los más cercanos pese a sus menguantes fuerzas, con una entereza y un sentido del humor admirables. Lúcido hasta el final, nos ha dejado una cuidada obra académica, que sin duda apreciarán, aprecian ya, especialistas e investigadores. Todos los que tuvieron la suerte de gozar de su amistad, cuando el trabajo o la evocación nos lleve a la memoria de José Antonio Ayala, le recordaremos con esa mirada y esa sonrisa algo burlonas, a la par que cariñosas, que tan bien le definían.
1. Luis Antonio Otero González, “José Antonio Ayala Pérez historiador de la masonería de obediencia española en Puerto Rico: Una síntesis biográfica”, en: Acacia. Órgano Oficial De La Gran Logia Soberana de Libres Y Aceptados Masones De Puerto Rico (julio, agosto, septiembre, 2010): 4-7.
*Correspondencia a: Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Profesor Titular del Departamento de Educación Comparada e Historia de la Educación de la Universitat de València, España. Correo electrónico: jose.i.cruz@uv.es
José Ignacio Cruz Orozco
*Dirección para correspondencia:
La noche del pasado martes 6 de mayo falleció en su domicilio de la ciudad de Murcia el profesor José Antonio Ayala Pérez. Desde hacía años sufría una grave enfermedad que poco a poco fue mermando su cuerpo, que no su intelecto ni su ánimo. Catedrático jubilado de la Universidad de Murcia, se había licenciado en Filosofía y Letras, sección Historia, en esa misma institución en 1959. Y en ella alcanzó el grado de doctor en 1971 con la defensa de la tesis “Un político de la Restauración: Romero Robledo”. En ambos casos obtuvo la calificación de Sobresaliente Cum Laudem y fue Premio Extraordinario. Se dedicó a la enseñanza y fue profesor en diversos institutos de enseñanza secundaria y con posterioridad de la Universidad de Murcia. Pese a lo que pudiera parecer, sus horizontes académicos, profesionales, y personales fueron amplios. Un ejemplo bastante temprano lo encontramos cuando, joven licenciado, ocupó plaza de lector en centros de enseñanza media de Francia, Alemania e Inglaterra, a principios de la década de 1960, en una época en que los trabajos y las estancias en el extranjero resultaban excepcionales.
Culto, bien formado, con plena disposición para el trabajo intelectual y con sobrada capacidad para la investigación, en la década de 1980 se interesó por la historia de la masonería española. Fruto de sus tareas en ese ámbito fueron, entre otras significadas aportaciones, los libros: Masonería en la Región de Murcia (1986),-con una segunda edición corregida y aumentada editada en 2009- y La masonería en Albacete a finales del siglo XIX (1988). Dando muestra de esa amplitud de miras que ya se mencionó, fue de los primeros historiadores españoles que trabajó sobre la masonería de allende los mares. Se centró en el Caribe y tras una exhaustiva investigación, como era propio en él, publicó: La masonería de obediencia española en Puerto Rico en el siglo XIX (1991) y La masonería de obediencia española en Puerto Rico en el siglo XX (1993). Textos de referencia obligada y que merecieron una acogida excepcional por parte de la actual masonería puertorriqueña. Las propias autoridades masónicas de la isla las consideraron “por mucho, el mejor ensayo histórico que sobre la masonería isleña se ha publicado hasta la fecha” y eso “a pesar de confesar que no es masón”1. Cualquiera de los que nos dedicamos a la investigación sobre la masonería sabemos cuál complicado es conseguir tal reconocimiento. Dio otra muestra de su variedad de registros con la publicación, entre otras obras, de La sombra del triángulo: Biografía de Ángel Rizo, gran maestre del Grande Oriente Español (2002), en donde, a partir de sus amplios conocimientos, reconstruía con cierta libertad un retrato certero de la trayectoria de este interesante personaje.
Mención aparte merece su contribución a la creación del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) fundado en 1982, y a la consolidación de los estudios sobre la historia de la masonería. Durante toda su primera etapa fue su vicepresidente, colaborando estrechamente con el profesor José Antonio Ferrer Benimeli de la Universidad de Zaragoza, su presidente. Participó en reuniones y congresos, con ponencias, animando los debates y defendiendo enérgicamente las iniciativas del Centro y de sus responsables cuando hacía falta. Puedo reconstruir con todo detalle la tarde que increpó duramente, pero con certeza, enfrentándose con vehemencia -José Antonio Ayala era de una delgadez extrema- a un significado grupo de asistentes no miembros del CEHME durante la clausura del Symposia celebrado en Alicante en septiembre de 1989, los cuales habían llevado a cabo toda una serie de iniciativas bastante mal intencionadas y poco “fraternales” contra la reunión.
José Antonio Ayala fue una persona adornada con múltiples cualidades. Perspicaz e inteligente, pero sin caer en la pedantería. Generoso y conciliador. De firmes convicciones, aunque abierto. Irónico pero sin llegar a ser hiriente. Polemista legendario, sus comentarios solían situarse entre los más acertados y sagaces. Pese a lo que pudiera parecer por el tono y la firmeza con que los presentaba, sus planteamientos siempre eran constructivos, inclusivos diríamos ahora, aunque, eso sí, rigurosos. Y por encima de todo se distinguió por cultivar con intensidad la amistad, lo que no resulta habitual en el mundo actual, donde tanto se mide por el interés y el rendimiento a corto plazo.
Su muerte ha sido ampliamente sentida por compañeros, colegas y amigos. Aunque retirado desde hace años, atento y educado a la vieja usanza, mantuvo el contacto con los más cercanos pese a sus menguantes fuerzas, con una entereza y un sentido del humor admirables. Lúcido hasta el final, nos ha dejado una cuidada obra académica, que sin duda apreciarán, aprecian ya, especialistas e investigadores. Todos los que tuvieron la suerte de gozar de su amistad, cuando el trabajo o la evocación nos lleve a la memoria de José Antonio Ayala, le recordaremos con esa mirada y esa sonrisa algo burlonas, a la par que cariñosas, que tan bien le definían.
1. Luis Antonio Otero González, “José Antonio Ayala Pérez historiador de la masonería de obediencia española en Puerto Rico: Una síntesis biográfica”, en: Acacia. Órgano Oficial De La Gran Logia Soberana de Libres Y Aceptados Masones De Puerto Rico (julio, agosto, septiembre, 2010): 4-7.
*Correspondencia a: Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Profesor Titular del Departamento de Educación Comparada e Historia de la Educación de la Universitat de València, España. Correo electrónico: jose.i.cruz@uv.es
Referencias bibliográficas
Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
29 Set 2014 -
Fecha del número
Nov 2014