Open-access Nacimiento y desarrollo de la masonería uruguaya en el siglo XIX

Birth and Development of the Uruguayan Freemasonry in the Nineteenth Century

Resumen

Ante la ausencia de trabajos históricos sobre la masonería uruguaya, el presente artículo pretende analizar los orígenes y la institucionalización de la Orden en el siglo XIX. Para ello se revisan documentos procedentes de las primeras logias nacionales, artículos de prensa de la época y numerosos trabajos sobre la historia de la masonería en la región. El objetivo fundamental es rescatar el proceso de institucionalización que desarrolla la masonería en Uruguay tomando como referencia las siguientes preguntas: ¿Cómo se desarrolló este proceso? ¿Cuáles son las influencias de la masonería uruguaya? ¿Cómo era la relación entre las distintas logias?

Palabras clave: Masonería; Uruguay; institucionalización; logias nacionales; estatutos civiles

Abstract

In the absence of historical works on Uruguayan Freemasonry, this article aims to analyze the origins and institutionalization of the Order in the nineteenth century. To do this, documents from the first national lodges, newspaper articles of the time and numerous works on the history of Freemasonry in the region are reviewed. The main objective is to rescue the institutionalization process that developed Freemasonry in Uruguay by considering the following questions: How did this process take place? What were the primary influences on the development of Uruguayan Freemasonry? What was the relationship between the different lodges?

Keywords: Freemasonry; Uruguay; institutionalization; national lodges; civil statutes

Introducción

El presente trabajo tiene como objetivo ilustrar al lector sobre los orígenes de la masonería en la República Oriental del Uruguay e intentar responder también a cuestiones como ¿Cuántos años demoró el proceso de implantación de la Orden? ¿Era una masonería activa? ¿Qué vestigios quedan de aquellas primeras logias nacionales? Primeramente se analizará un breve resumen sobre las primeras experiencias de la Fraternidad en el Cono Sur del continente Americano, en Chile y Argentina. En el segundo tramo se presenta el caso uruguayo analizando el surgimiento de las primeras logias y los posteriores obstáculos que el desarrollo político de la nación va a colocar a la evolución de la masonería, como las guerras y los conflictos entre caudillos. Resulta interesante observar comparativamente la historia de los primeros pasos del Uruguay como país independiente y la historia de estas primeras logias.

En la tercera parte se estudia el renacimiento de la masonería, luego de un periodo de estancamiento, en la mitad del siglo XIX. Estos años van a ser muy fecundos para la instalación de nuevas logias y para la creación de la primera obediencia nacional. Las fuentes utilizadas son trabajos de investigadores nacionales y revisión de reglamentos internos, estatutos civiles de la masonería y artículos de prensa. El periodo de estancamiento mencionado se debe a la guerra civil que asoló el país desde 1839 hasta 1851, donde las principales logias como Asilo de la Virtud y Constante Amistad dejaron de funcionar. Con el fin del conflicto el país experimenta un gran desarrollo de la masonería. Se subraya la notoria importancia de figuras masónicas como Gabriel Pérez, quien fue uno de los responsables del reconocimiento de la obediencia nacional frente al Gran Oriente de Brasil, y la de Carlos de Castro, el arquitecto de los estatutos civiles de la orden y el principal demandante de su personería jurídica. Finalmente se brindan algunos datos sobre la construcción del edificio que albergaría a la institución, una obra que requirió numerosos sacrificios de todos los integrantes dado su alto costo.

El camino de la institucionalización de la masonería en Uruguay es largo, el presente artículo brinda un panorama histórico completo que abarca las primeras acciones masónicas y el desarrollo político del país.

Las primeras experiencias masónicas en la región

En el cono sur se pueden encontrar experiencias tempranas de la masonería. A partir de 1776, con la creación del virreinato del Rio de la Plata, todos los territorios de la cuenca del Plata formaban una sola unidad y a finales del siglo XVIII y principios del XIX se levantaron las primeras logias1, como la denominada San Juan de Jerusalén para esta parte de América en 1804 con carta patente de la Gran Logia de Maryland y la logia Independencia con carta de la Gran Logia General Escocesa de Francia2.

Nicolás Orlando analiza la historia de estas primeras logias que tuvieron un rol importante en el proceso de emancipación. La logia Independencia, que trabajaba en el rito moderno francés, fue el antecedente inmediato de la logia Lautaro, integrada por patriotas. Sin embargo, como podemos observar, las logias de estos años poseían una clara influencia masónica francesa y no inglesa como puede pensarse. La notable importancia de Independencia en la creación de la Junta se evidencia en su conformación, donde encontramos a varios de sus integrantes como Mariano Moreno, Juan José Paso, Manuel Belgrano, Juan José Castelli (venerable maestro de la logia), Domingo Matheu, Juan Larrea y Manuel Alberti3.

Dévrig Mollés afirma, para el caso argentino, que en los primeros años de vida independiente se desarrolla una fuerte filiación franco- argentina, producto de una creciente emigración4. Este factor se evidencia también en Uruguay con la fundación de la logia Les Enfant du Nouveau Monde, que en el año 1842 cambió su nombre por el de Les Amis de la Patrie, regularizada al año siguiente por el Gran Oriente de Francia. Esta logia francesa va a ser una de las pioneras en desarrollar trabajos masónicos regularizados en territorio nacional.

Años más tarde, como lo explica Ana María Larregle, va a ser Uruguay quien va a ayudar a la masonería argentina a institucionalizarse con la creación del Supremo Consejo:

Fue en 1858 cuando, sobre la base seis logias preexistentes entre cuyos miembros podemos contar cuatro presidentes de la Republica que se sucedieron entre 1853 y 1874), el Supremo Consejo y Gran oriente del Uruguay instalo un Supremo Consejo y Gran oriente de la Argentina5.

El caso chileno es especial y singular puesto que las circunstancias geográficas y las relaciones indirectas con el comercio atlántico llevaron a estos territorios a convertirse en un "enclave hermético y tradicional de la cultura colonial española"6. Aun así, el primer caso documentado de Hispanoamérica sobre masonería se da en Chile, el 13 de enero de 1756 cuando un hombre es acusado de ser francmasón ante el Tribunal de la Inquisición en Lima. La denuncia había sido elevada por Fray Joseph Villamartin, quien había recibido la información de un militar:

Estaba en una ocasión jugando cartas con otros y a una jugada que hizo le dije: Señor esa es jugada de Francmasón. Y respondió él: sí señor, y yo soy Francmasón (...) Si señor, y no tiene usted porque admirarse, porque los Francmasones no nos apartamos en cosa alguna de la ley de Cristo, y si algunos dicen lo contrario, es porque no saben los fundamentos de los Francmasones. Y he estado en dos inquisiciones: he sido examinado y he salido bien, porque no han hallado cosa alguna que se oponga a la fe y ley de Cristo (....) Nos distinguimos en que los Bienes sean comunes, esto es, que si alguno de esta compañía está en pobreza; los que están ricos, los deben socorrer y ayudar7.

En el periodo precedente a la revolución independentista, Felipe del Solar Guajardo explica que no existía una masonería articulada sino la presencia de un ‘’club’’ en Concepción integrado por personas ilustradas que no tenían por objetivo el secreto. Al igual que va a ocurrir en Uruguay y en Argentina, Chile va a ser objeto de la instalación de logias de revolucionarios, denominadas logias Lautaro: "De este modo la logia Lautaro que existió en Chile, vendría a ser parte de un proceso de organización militar a escala regional, cuyo objetivo último era el derrocamiento del Virreinato del Peru"8. Entre el nacimiento de la masonería chilena y la uruguaya se puede entablar dos puntos en común: ambas comienzan a implantarse con firmeza a partir de la década de 1850 y reciben un influjo de la masonería francesa importante. En el país trasandino encontramos la logia “L’étoile du Pacifique” regularizada en 18509 y en Uruguay la logia Les Amis de la Patrie.

Por ende, podemos precisar que la masonería de carácter ‘’nacional’’ tardó mucho tiempo en establecerse en los países de la región, producto de las guerras civiles y los procesos de independencia. Si nos remitimos a las fechas, tanto el Gran Oriente de Uruguay, el Gran Oriente de Argetina y la Gran Logia de Chile nacen en la segunda mitad del siglo XIX.

El caso uruguayo

Centrándonos en la Banda Oriental, el profesor Mario Dotta explica que ya en tiempos de la colonia se puede vislumbrar la presencia de masones10. El caso que toma como referencia es el de José Joaquín de Viana, primer gobernador de Montevideo. Según el profesor existía una red de masones, entre los que se encontraban numerosos agentes de la Corona española, que arribaban a estas ‘’tierras sin ningún provecho’’11 con el objetivo de demarcar las posesiones frente a los portugueses, conforme el tratado de Madrid de 1750. Resulta interesante el enfrentamiento que existía entre Viana y Pedro Antonio de Cevallos dado la inclinación de este último hacia los jesuitas, lo que materializa un temprano conflicto entre Iglesia y Masonería en estas regiones12.

Aun así los jesuitas no fueron la única orden en tener una presencia activa en la Banda Oriental, también lo hicieron los integrantes de la Orden de los Franciscanos, a quienes Dotta define como seguidores de un ‘’influjo liberal’’13.Si observamos la obra del Fraile Pacifico Otero ‘’La orden Franciscana en el Uruguay: crónica del convento de San Bernardino de Montevideo’’ encontramos en su introducción las siguientes palabras:

Lo que actualmente se denomina República Oriental del Uruguay ha sido, en el sentido histórico como geográfico, una de las porciones de tierra sudamericana donde la acción evangélica de los hijos de San Francisco de Asís se hizo sentir con golpes fecundos para la civilización14.

Al igual que la vecina orilla, en la Banda Oriental también surgieron logias de patriotas, como la fundada por Carlos María de Alvear en Montevideo bajo el nombre de “Caballeros Racionales” en tiempos de la invasión portuguesa (1816). Además se erigiría la logia ‘’Caballeros Orientales’’ conformada por personalidades muy destacas de la época: Juan Zufriategui, Manuel Oribe (quien se convertiría en el segundo presidente constitucional del Uruguay), Santiago Vázquez, Ignacio Oribe, Carlos Alvear, Juan Francisco Giró, Manuel Vidal y otros más. Esta logia fue una de las importantes en lo que refiere al conjunto de logias patriotas de la región. Resulta imperativo definir qué es una sociedad secreta, una sociedad paramasonica y una sociedad patriota, puesto que en el marco temporal que analiza este artículo se encuentran las tres formas. Según Virginia Guedea una sociedad secreta es:

Una organización integrada por miembros cuidadosamente seleccionados, que posee una estructura jerárquica, que incluye rituales que comprometen a sus miembros, como la iniciación, así como juramentos de cumplir con los objetivos de la organización y de guardar el secreto de su existencia. Incluye gestos y símbolos que permiten a los asociados reconocerse entre sí y cuenta con la estructura organizativa necesaria para llevar a cabo distintas actividades, para funcionar de manera eficiente en la consecución de sus objetivos y actuar en el más absoluto secreto15.

Siguiendo con el análisis, Héctor Calderón define a las sociedades masónicas como:

Aquellas, secretas o discretas, reconocidas por alguna de las obediencias o potencias existentes en el momento, aunque no se incluye solo a las regulares, sino también a aquellas que respondieron a otros paradigmas de establecimiento. Se trata de fraternidades, es decir, de asociaciones de individuos que se dan tratamiento de hermanos y se procuran mutuo socorro. Son iniciáticas. Sus miembros realizan juramentos que les obligan. Poseen conocimientos esotéricos, en el sentido de que solo pueden ser conocidos por sus miembros, de acuerdo con la estructura jerárquica de los grados, que varían según el rito en el que se trabaje. Se reúnen n lugares denominados logias, nombre que también designa al grupo de masones debidamente organizados. Existen organismos o cuerpos superiores a los que se encuentran jurisdiccionados los grupos de logias. Tienen fines filosóficos y filantrópicos y, de acuerdo con las Constituciones de Anderson, no permiten las discusiones políticos ni religiosas al interior de los talleres16.

A través de los trabajos de Alberto Gil Morales y José Luis Comellas, María Eugenia Vázquez refiere a las sociedades patrióticas como:

Las reuniones de carácter político, derivadas de las tertulias ilustradas y de las Sociedades Económicas de Amigos del País, que actúan públicamente con un propósito propagandístico, por lo general con la intención de favorecer la movilización y la participación política17.

Dadas las características de estos grupos patrióticos, se puede incluir en ellos a las logias Lautaro de la región, dado que tenían como objetivo primordial la participación política.

Una vez concretada la invasión portuguesa, el territorio de la Banda Oriental pasó a formar parte de Brasil y comenzamos a encontrar las primeras manifestaciones masónicas, como por ejemplo, la Logia de los Diecinueve, encabezada por el Coronel Antonio Claudino Pimentel y de claro sesgo liberal18. Sin embargo, frente a esta logia se crearon otras que poseían una ideología monárquica y colaboraban con los invasores. La logia ‘’Los Aristócratas’’ pertenece a este segundo grupo, creada por Calos Federico Lecor, el gobernador portugués de Montevideo.

El investigador Alfonso Fernández Cabrelli destaca dos periodos en la historia de la masonería en Uruguay19. El primero transcurre desde el primer gobierno de Viana hasta 1818, momento en que se consolida la ocupación portuguesa. Esta primera etapa es poco fértil en lo que refiere a logias estrictamente masónicas, solo se observan sospechas de algunas personas que pudieran haber pertenecido a la Orden y algunos documentos que hacen alusión a la iniciación de Miguel Furriol, primer criollo ingresado a la masonería el 18 de julio de 1807, en la logia militar número 192 del 1° batallón del Regimiento Irlandés número 47 de Infantería, durante las invasiones inglesas20. En este punto la masonería uruguaya no estaba ni cerca de institucionalizarse en estos años, Furriol va a ingresar formalmente en el año 1866 en la Logia Unión y Beneficencia, alcanzando el grado 33 once años después.

Siguiendo con la división de Fernández Cabrelli encontramos la segunda etapa que corre desde 1818 hasta el fin de la ocupación brasilera. En estos años ya existe evidencia de una masonería activa, caracterizada por ser logias elitistas y con fuertes tendencias ideológicas. Podemos destacar la logia de ‘’Los aristócratas’’ y la logia de ‘’los diecinueve’’, además de la organización paramasónica los Caballeros Orientales. Si bien es cierto que esta última estuvo integrada, en sus inicios, por siete masones exiliados, no deja de ser una logia Lautaro y no una logia estrictamente masónica, sus integrantes se encontraban opuestos al accionar de la logia Lautaro en Buenos Aires, motivo por el cual se estableció en Montevideo. Estaba integrada por Carlos de Alvear, Juan Larrea, Santiago Vázquez, Manuel Álvarez, Francisco Martínez Nieto, Juan Zufriategui y Ventura Vázquez21.

En el caso de las logias brasileras en territorio ocupado podemos encontrar dos tendencias, la primera de fuerte carácter conservador y monárquico encarnizada en la logia ‘’Los aristócratas’’ y la segunda de carácter liberal representada por la logia ‘’Los diecinueve’’. Por lo cual encontramos en un mismo plano temporal y geográfico una misma masonería enfrentada ideológicamente. Existe un testimonio del mismo Carlos de Alvear en una carta dirigida a Santiago Vázquez donde refiriéndose a la logia “Los aristócratas” sostiene que: “estos hombres tiene ahí una logia y que trabajan”22, aludiendo al trabajo masónico, lo que conlleva a afirmar que sí se trataba de una logia masónica. Antes de continuar debemos considerar las circunstancias políticas de ese entonces, ya que influye bastante en el desarrollo de la masonería regional. El territorio que hoy denominamos Uruguay se encontraba en poder de los portugueses, que lo habían invadido en 1816 al mando de Federico Lecor. Sin embargo, en la orilla opuesta del Rio de la Plata, es decir, en Buenos Aires se veía con malos ojos la inminente cercanía lusitana a sus territorios y costaba comprender la perdida de una provincia estratégicamente importante como era la Provincia Oriental; Carlos de Alvear era uno de los descontentos. Ahora cabe preguntarse ¿Por qué Lecor toleraba la logia Lautaro de Alvear en Montevideo? La respuesta es sencilla, ambos tenían un problema común: José Artigas, como lo afirma Dotta23. Sin lugar a dudas que este personaje, hoy considerado el Prócer de la nación, se encontraba enemistado tanto con Alvear, ya que representaba el espíritu unitario de Buenos Aires, y con Lecor, puesto que era un invasor. Finalmente los portugueses logran derrotarlo en la Batalla de Tacuarembó en 1820, obligando a Artigas a exiliarse en Paraguay.

Resumiendo la historia de las logias Lautaro se puede se pueden distinguir tres momentos: la primera Lautaro fundada en Buenos Aires en 1812, una segunda etapa que se da con su refundación en 1816 por José de San Martin y, por último, la tercera Lautaro fundada por Alvear en Montevideo24.

En 1825 se produce la conocida ‘’cruzada libertadora’’ un intento de algunos Orientales por recuperar la provincia en poder de los invasores. El 25 de agosto del mismo año se conforma un Congreso en la Florida donde se declaran tres leyes fundamentales, una de ellas consistía en formalizar la independencia con respecto al Brasil y otra obligaba a la incorporación de los territorios ocupados al conjunto de provincias que conformaban las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Finalmente, luego de algunos años, en 1828, tiene lugar la Convención Preliminar de paz por la cual se aborta tanto el plan porteño de incorporación como el brasilero de anexión, declarándose la independencia de Uruguay y en 1830 se jura la primera constitución.

De las logias que hemos nombrado y conciernen al periodo de la ocupación brasilera solo sobrevive la logia francesa Les Enfants du Nouveau Monde y comienza sus trabajos un nuevo taller que será muy importante en la concreción, 30 años más tarde, de la primera masonería institucionalizada del Uruguay, llamada Asilo de la Virtud creada entre los años 1828 y 182925 y constituida el 25 de noviembre de 1831. En lo que respecta a la logia francesa cambia su nombre en 1842 a Les Amis de la Patrie y luego de varios años trabajando de manera irregular, en 1843 consigue la carta patente del Gran Oriente de Francia. Su historia es imprescindible para entender el nacimiento de la masonería en Uruguay. En 1937 su Venerable Maestro Enrique Manager decidió poner ‘’en sueño’’ al taller siendo respaldado por unanimidad por todos sus integrantes26.

La logia Asilo de la Virtud, en cambio, continúa con sus trabajos en el presente. En 1831 se coloca bajo los auspicios del Gran Oriente de Pensilvania, cuya carta patente fue recibida en la reunión celebrada el 23 de marzo de 183227, su Venerable era, nada más ni nada menos, que Gabriel Pérez, futuro Cónsul General de la Republica Oriental del Uruguay en el imperio del Brasil en 1856. Según datos de la biografía publicada en la Gran Logia de la Masonería del Uruguay fue iniciado el 13 de julio de 1824 en la logia Hijos del Secreto, de la cual cuento con escaza información, salvo el hecho de que en un documento de la misma todos los firmantes poseen el grado 18, Rosa Cruz, lo que lleva a pensar en un origen bastante anterior a la creación de la Republica28

Por estos años también se crea una nueva logia llamada Constante Amistad que obtuvo su regularización de la Gran Logia de Filadelfia. Sin embargo, tanto Asilo de la Virtud como Constante Amistad decidieron, por razones de lejanía con sus obediencias madre, pasar a depender del Gran Oriente de Brasil, hecho que tendrá relevancia en los años posteriores. La conformación de esta segunda logia amplía los horizontes masónicos nacionales.

En el año 1834 se crea un tribunal del Grado 3129 integrado, entre otros, por el ya mencionado Gabriel Pérez y Manuel Oribe, quien se convertiría al año siguiente Presidente de la Republica. Sin dudas que la creación de este tribunal fue uno de los últimos grandes actos masónicos antes de que el país entrara en la guerra civil de 1839. Por entonces la figura del presidente recaía en Fructuoso Rivera, un antiguo combatiente de Artigas y colaborador de las fuerzas invasoras brasileras, que en una situación difícil comandaba los destinos de la nación naciente. Sin embargo, por razones políticas, una vez asumido Oribe, Rivera comienza un levantamiento con el objetivo de derrocar a su gobierno. Ambas fuerzas se encuentran en la Batalla de Carpintería en 1836, donde nacen las divisas que dan forma a los actuales partidos políticos tradicionales uruguayos, que finaliza con la derrota de Rivera. Aun así, su persistencia se mantiene intacta y logra derrocar al gobierno constitucional de Oribe. De esta forma se llega al estallido de la llamada Guerra Grande entre blancos (partidarios de Oribe) y colorados (partidarios de Rivera) que va a tener como componente característico de la lucha una fuerte intervención extranjera por parte de Brasil, Argentina, Francia, entre otros. Un dato curioso es que Giussepe Garibaldi luchó en esta guerra a favor del gobierno de Montevideo e integró la logia francesa Les Amis de la Patrie30

Es por causa de la guerra y las consecuentes convulsiones internas, que la logia Asilo de la Virtud tuvo que abatir columnas en el año 1837. Según un documento semioficial de la Orden se asegura que desde 1836 ‘’se comenzó a resquebrajar la vida institucional de la Republica y para que la Fraternidad no se viera afectada por los acontecimientos los componentes de ambas Logias entornaron sus puertas’’31 aludiendo también a la logia Constante Amistad. Otra logia que evidencia una actividad fecunda a través de uno de sus integrantes, Francisco Magariños, es la denominada logia Tolerancia. La importancia de esta logia consiste en que algunos de sus integrantes van a solicitar:

Carta constitucional a efectos de poder recurrir al Gran Consejo de América pidiendo nuestra carta constitucional y que al mismo tiempo nos autorice para constituirnos en Logia Gubernativa hasta formar un Oriente independiente de cualquier otro’’32 Naturalmente que la angustia de no poseer una masonería institucional nacional está presente en los integrantes de las primeras logias. La consecuencia de estos deseos es la autorización por parte del Supremo Consejo de Brasil de crear en territorio nacional el ya mencionado Tribunal del grado 31. Desafortunadamente la concreción de un Oriente independiente tendrá que esperar 20 años por las causas bélicas antes expuestas.

El renacimiento masónico de la mitad del siglo XIX

En la obra de Arturo Ardao titulada Racionalismo y liberalismo en el Uruguay se dan algunos datos importantes sobre la presencia de la Orden en distintos lugares del país. Al terminar la Guerra Grande en 1851 y luego de que los talleres Asilo de la Virtud y Constante Amistad ‘’abatieran’’ sus columnas, se ´produce un renacimiento (usando la máxima expresión del termino) de la masonería en el Uruguay. A partir de esta nueva década tiene lugar una división significativa de la masonería en dos corrientes. Por un lado, la siempre presente logia francesa Les Amis de la Patrie dependiente del Gran Oriente de Francia y por otro lado un conjunto de logias nacionales que guardan cierta vinculación con las logias anteriores al estallido de la Guerra en 1839, éstas dependían del Gran oriente del Brasil33. Para Ardao la misión y el carácter de la logia francesa en el territorio nacional está claro, basado principalmente en la recepción de una cada vez más creciente corriente inmigratoria francesa. Sin embargo, la dependencia de las logias nacionales con Brasil puede tener otra razón de ser, más allá de la cercanía geográfica, relacionada con una ‘’semilla’’ masónica impuesta por la relación diplomática brasileña durante la guerra, que supuso la vanguardia de la ‘’poderosa masonería imperial’’ al servicio de la casa de los Braganza34.

En el año 1854 se funda la logia Misterio y honor (2 de diciembre)35, aunque unos años antes en 1848 en la ciudad fronteriza de Yaguaron se creó la logia Luz Transatlántica con carta patente del Gran Oriente de Brasil36 y se menciona una nueva logia llamada ‘’Amigos de la Perseverancia’’. También funcionaba una logia capitular, integrada por masones de grados superiores al simbolismo, llamada Luz Oriental. El mismo año de fundación de Misterio y Honor se funda la logia Virtud y Secreto, donde se encontraba el grado 33 Jaime Vinent. Simultáneamente se funda otro taller más en el departamento de Cerro Largo, a 350 kilómetros de Montevideo aproximadamente, denominado Hesperia. Un año despues tiene lugar el nacimiento de la logia Sol Oriental en la capital uruguaya, cuyo fundador fue el coronel brasileño Pedro Abad Oro. A propósito de la instalación de esta logia, el diario de la época El Nacional publicó un artículo con fecha 4 de julio donde se ponía de manifiesto los festejos ocurridos por la fiesta de San Juan el 24 de junio de 1856. También se menciona una inscripción que relucía en el interior del edificio: "La Logia Sol Oriental desea estabilidad, fuerzas, poder, al Gran Oriente del Brasil"37 . Como se esperaba, tal escrito provocó algunas críticas de los habitantes de la ciudad, por ejemplo, en la publicación de un artículo firmado por ‘’un enemigo de las logias’’38 en el diario La Nación donde se enfatiza la opinión negativa que la Iglesia Católica tiene de las sociedad secretas y en particular de la Masonería. El trabajo de Arturo Ardao menciona además una publicación periodística de la Logia Les Amis de la Patrie con fecha 25 de julio de 1856 en El Comercio del Plata, donde se da un suceso que, a mi parecer, es de gran significación. En él, la logia francesa tiene como destinatario al Vicario Apostólico Benito Lamas y escribe explicando la legitimidad de la francmasonería y los aspectos en común que tiene con la religión católica afirmando que en la Orden se pueden encontrar ‘’varios príncipes de la Iglesia que podríamos nombrar’’39. Entre los puntos en común que poseen ambas instituciones se encuentran la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. Para Ardao este fue el primer choque entre masones e Iglesia católica.

Volviendo a la organización de las primeras logias en la década de 1850, son las logias Amigos de la Perseverancia, Luz Oriental, Virtud y Secreto, Hesperia, Misterio y Honor y Sol Oriental las que juntas van a organizar el primer Gran Oriente nacional llamado Gran oriente de Montevideo, de efímera existencia. Su creación no fue recibida con júbilo por la logia Les Amis de la Patrie que decidió informar inmediatamente al Gran oriente de Francia. Referido a esto, Fernández Cabrelli en el tomo 2 de la revista Hoy es Historia de 1984 cita un extracto de una obra atribuida a Adolfo Vaillant:

El 22 de enero de 1855, la real logia Les Amis de la Patrie recibía una plancha oficial del Hermano José Gereda, el que usando el título de Soberano Gran Inspector General Gran Comendador del Supremo Consejo del Gran Oriente de Montevideo, anunciaba la fundación de una Gran Potencia Nacional Masonica en el Uruguay. Declaró adoptar el rito Escoces e instaló inmediatamente oficiales en el grado 33 de este rito40.

Naturalmente que la logia francesa no quiso reconocer este nuevo Gran oriente y decidió informar a su obediencia madre. Consecuencia de esto es que el Gran Oriente del Brasil tampoco reconocería la recién nacida obediencia, circunstancia que no favoreció a las logias que lo componían.

Esta es la historia del efímero Gran oriente de Montevideo y de la actitud y la voluntad de un grupo de logias uruguayas de querer adoptar una legitimidad masónica nacional que hasta ese momento no existía en el país, puesto que la logia francesa solo estaba apostada en Montevideo. El futuro descontento que van a tener los integrantes de las logias nacionales con la logia de Vaillant, produciendo una nueva división entre ambas corrientes. Aun así, una vez instalada la obediencia nacional, ambas potencias van a poseer un contacto importante.

Ante la ausencia de reconocimiento por parte del Gran oriente de Brasil, se funda un nuevo poder masónico nacional en 1855 bajo el nombre de Gran Oriente de Uruguay y tiene lugar el renacimiento de las abatidas logias Asilo de la Virtud y Constante Amistad. Como recordarán Asilo de la Virtud se crea entre los años 1828 y 1829 por lo que para los miembros de este Gran Oriente es considerada la primera logia del país y le conceden el título de ‘’Muy Respetable Logia Madre Asilo de la Virtud’’.

El 24 de junio de 1855 se instala el Supremo Consejo de los Muy Poderosos Soberanos del Grado 33, hecho significativo porque es el primer y único órgano que regula este rito en todos los rincones de Uruguay. Al otro año se aprueba el Reglamento de la Gran Logia Central del Rito Escoces Antiguo y Aceptado para el territorio del Uruguay41. Finalmente se celebra la ‘’tenida suprema’’ donde se declara formalmente la concreción del Gran oriente del Uruguay el 17 de septiembre de 1856, luego de que el Gran Oriente de Brasil regularizara sus trabajos el 17 de julio del presente año. Un elemento a destacar es que el Supremo Consejo del Uruguay había expedido una carta patente a la logia ‘’Unión del Plata’’ el 1° de abril marcando el inicio de lo que será en un futuro el Supremo Consejo y Gran oriente de la República Argentina42.

Uno de los artífices del reconocimiento a la obediencia uruguaya ante la obediencia brasileña fue Gabriel Pérez, que 1856 ya se encontraba como Cónsul General de la Republica en el Imperio del Brasil. En un documento emitido por su persona desde Rio de Janeiro en 1856 saluda a todos los masones uruguayos y les felicita por el logro obtenido:

Feliz es la nueva que os debemos anunciar en la presente ocasión, y preñada de grandes resultados; puesto que añade una página más a la Santa Historia de la Masonería de la Republica del Uruguay. Esta nueva ventura es que el Muy Poderoso Supremo Consejo del Grado 33 y último del Rito Escoces Antiguo y Aceptado de la Republica, acaba de ser reconocido por el Muy Poderoso Supremo Consejo del seno del Gran oriente del Brasil43.

Además, Pérez anuncia que los trabajos masónicos ocurridos antes de la creación del Gran Oriente de Uruguay también han sido regularizados:

Allegase á este dichoso resultado, otro hecho de grande trasendencia, y es que el Muy Poderoso Supremo Consejo del Gran Oriente de la Republica, y todos sus trabajos desde 1830, hasta la fecha han sido reconocidos por el Muy Poderoso Supremo Consejo del Gran Oriente del Brasil, á la sola presentación de las Cartas Patentes, de la Logia Asilo de la Virtud, la del Supremo Gran Tribunal del Grado 31 y las del Supremo Consejo Establesido, Constituido y Reconocido el memorable dia 24 de junio de 1855: lo que prueba altamente la valía de sus actos44.

Las circunstancia históricas del año 1857 van a propiciar que la masonería nacional diera un salto muy grande en su expansión por todo el territorio uruguayo y también va a intensificar su labor social con la fundación de la Sociedad Filantrópica. En este año se produce una gran epidemia de fiebre amarilla en Montevideo, sucumbiendo cientos de personas, entre las cuales se cuentan muchos masones. La influencia que va a tener la Orden en la ayuda a todos los damnificados se va a producir a través de dicha Sociedad.

Los desafortunados sucesos unen a la logia Les Amis de la Patrie y a las logias nacionales nucleadas en el Gran oriente del Uruguay. En un documento de una sesión fúnebre ocurrida el 22 de abril de 1857 en un ‘’paraje muy a cubierto’’45 presenciamos la asistencia de Juan Buggeln, Soberano Gran inspector General del Grado 33 y miembro del Supremo Consejo y Gran Oriente, los miembros de las logias Les Amis de la Patrie, Asilo de la Virtud, Constante Amistad, Perseverancia, Decretos de la Providencia, Sol Oriental, Esperanza, Caridad y Unión y Beneficencia. Como podemos observar la logia Les Amis de la Patrie se une a los actos de duelo por los hermanos caídos de todas las logias, y no solo eso, sino que su ilustre miembro Adolfo Vaillant ocupó en esta instancia el cargo de Orador. Los trabajos se ‘’abrieron’’ en el rito Escoces Antiguo y Aceptado y no en Rito Francés. Se recuerda que el principal y exclusivo objetivo de la sesión es el de "celebrar honores fúnebres en conmemoración de los HH fallecidos víctimas de la epidemia que había oprimido este Oriente"46.

Respecto a los hermanos fallecidos se brinda la siguiente lista con su correspondiente logia:

De la logia Asilo de la Virtud: Eduardo Eacken, grado 33, Miguel Vilardebo grado 18 y Egerton Cleeve grado 12. De la logia Les Amis de la Patrie: Pedro Aubriot grado 3, Antonio Paullier grado 3, Guillot grado 3, Alejandro Vaillant grado 3 y Francisco Croco grado 3. De la logia Sol Oriental: Pedro Ramos, Celedonio Esnao y Angel Ralf. De la logia Fe: Milburn y J. B. Bonaud. De la logia Esperanza: Jorje Langdon y el Dr. Riemarkiewich. Ademas los hermanos Teodoro Vilardebó y Miguel Pujol.

En el discurso que Adolfo Vaillant dirigió en aquella reunión evocó a todos y cada uno de los diecisiete masones fallecidos con palabras muy elocuentes. Voy a tomar solamente la mención a Teodoro Miguel Vilardebó:

El hermano Miguel Vilardebó ha dejado en la Sociedad y en el comercio de Montevideo un vacío que difícilmente se llenará; esta pérdida tan sensible ha conmovido los corazones en todos los ángulos de la Republica. Comerciante de los más distinguidos de esta plaza, antiguo Prior del Tribunal Consular, ecselente padre de familia, amigo, oficioso masón lleno de abnegación, el hermano Miguel Vilardebó poseía todas las cualidades del hombre de bien y del verdadero masón su nombre, tan querido entre nosotros, se hubiera hecho tan celebre en la masonería (naciente todavía) de este país, como se ha ilustrado en el comercio, si el hermano que lo llevaba hubiera vivido. Hombre útil, laborioso, justo, simpático, el hermano Miguel Vilardebó, miembro de la Respetable Logia Asilo de la Virtud, vivirá en la memoria de sus hermanos, como un modelo digno de estímulo y de imitación47.

Vaillant menciona un aspecto crucial en este recordatorio y es que consciente de que la masonería uruguaya está recién recorriendo los caminos de la institucionalización y sus logias todavía están “naciendo”.

No hay dudas de la relación entre las dos corrientes masónicas en estos años. Dos días después de haberse celebrado la tenida fúnebre que hago mención, se celebra un banquete donde también se encuentran integrantes de ambas instituciones y tiene lugar la presencia de altos dignatarios de países extranjeros. El objeto de este festejo es el cese de la epidemia "que tanto ha flagelado este Oriente"48. Asisten al mismo los miembros del Supremo Consejo del Grado 33, el hermano Snow Pendleton de Inglaterra, el hermano Antonio José Alves Pinto de la logia Unión del Plata, de Argentina y Juan Pernin de la logia Glemente Amistad del valle de Paris. Luego se notifica la asistencia de ciento treinta y seis masones de las logias Les Amis de la Patrie, Asilo de la Virtud, Constante Amistad, Perseverancia, Decretos de la Providencia, Sol Oriental, Fe, Esperanza, Caridad, Unión y Beneficencia. El primer brindis fue dedicado de la siguiente manera:

Bebamos Hermanos míos, a la salud de S. E. el Sr. D. Gabriel Antonio Pereira, Presidente de la República Oriental del Uruguay y a la de su familia; agregando a esta salud la de los Soberanos de las demás Naciones del Mundo, haciendo votos por la prosperidad de la Patria49.

Como el lector se dará cuenta ya existe un gran abanico de logias en el territorio nacional, lo que permite dar un impulso mayor a la actividad masónica. La creación del Gran Oriente del Uruguay significó el nacimiento de la masonería uruguaya como institución, ya que por primera vez las logias nacionales se encontraban agrupadas en un órgano regularmente constituido, en este caso por el Gran Oriente del Brasil. Sin embargo, tendrán que transcurrir unos cuantos años más para que la Republica le conceda su personería jurídica, algo que los masones uruguayos deseaban desde hace mucho tiempo. El arquitecto del reconocimiento de la institución ante los ojos del Poder Ejecutivo fue el hermano Carlos de Castro, quien en 1882 logró tal cometido. Precisamente el estudio de los estatutos civiles de 1882 es imprescindible para comprender el desarrollo de la Orden obtenido después de 26 años de su fundación50. El capítulo uno comienza diciendo:

La Masonería Nacional, conservando su denominación de Grande Oriente y Supremo Consejo del Uruguay, bajo la cual se halla desde largos años regularmente constituida y reconocida por todas las asociaciones regulares de la Masonería Universal, ha aprobado los siguientes Estatutos civiles para su régimen y gobierno, y con el objeto de adquirir su personería civil, como persona jurídica capaz de derechos y obligaciones, con arreglo a las disposiciones del artículo 21 del Código Civil Oriental51.

Lo notable de este apartado es que la institución se presenta como nacional y bajo una regularidad constituida y reconocida, lo que da la pauta de que el proceso de unificación institucional ya está cumplido. No cabe duda que a partir de 1882 podemos hablar de masonería uruguaya.

En los siguientes capítulos se esgrime el principio, la base y el objeto de la institución. El primero es la creencia en Dios, el segundo, la libertad civil y de conciencia y el tercero, el conocimiento y la propagación de la verdad en todas sus formas. En el capítulo IX se muestra el patrimonio que por ese entonces contaba, conformado por las cotizaciones de sus miembros y los créditos que constan en los libros contables, las suscripciones y donaciones que se destinen a la caridad, un cuarto de manzana en la calle Soriano y esquina Cuareim, 11.500 pesos de títulos de deuda pública, 200 pesos adicionales y 4284 especiales que son administrados por la comisión filantrópica. En lo que respecta a los inmuebles y bienes de cualquier clase que se encuentren en el interior del país también forman parte de la administración central y en caso de que dicha logia deje de funcionar, inmediatamente sus pertenencias pasan a depósito.

La administración de la obediencia está a cargo de un Presidente que tiene como denominación la de Gran Maestre, sus competencias son la de administrar todos los bienes raíces, muebles y capitales, preside las asambleas y tiene plena autoridad y representación ante los talleres de todo el país. A su vez, es asistido por un pequeño consejo compuesto por un secretario, un fiscal y un tesorero. Para ser presidente de la institución es requerido: tener treinta y tres años cumplidos, que hayan trascurrido cinco años desde su admisión, ser ciudadano del país y tener una conducta ejemplar. A su vez se cuenta con una comisión filantrópica, que al año 1882, tenía a su cargo, nada más ni nada menos, que la Dirección de la Escuela de instrucción Primaria y superior52.

Finalmente el 11 de mayo de ese mismo año se expide la resolución:

Ministerio de Gobierno. Téngase por Resolución del gobierno la precedente vista. En su virtud y con la salvedad que indica el Sr. Fiscal, apruébense los Estatutos presentados y reconócele a la Institución Masónica del Uruguay, como persona jurídica, capaz de derechos y obligaciones y con carácter puramente civil. Hagase saber a quién corresponde a sus efectos y archivese. SANTOS’’53

A su vez el Gran Maestre Carlos de Castro ordena, mediante una resolución con fecha 16 de mayo, la circulación del decreto por todos los talleres y oficinas de la obediencia.

Cabe destacar que el desarrollo de la masonería entre los años 1850 y 1880 aproximadamente, no se corresponde con la situación política que atraviesa el país. Luego del fin de la guerra en 1851 siguieron unos pocos años de estabilidad, principalmente durante el gobierno de Bernardo Berro. Sin embargo, en 1863 el caudillo del Partido Colorado Venancio Flores emprende un levantamiento contra el gobierno de Montevideo. Una vez destituido Berro, Uruguay se embarca en una de las empresas más sangrientas de la historia de la región, la Guerra de la Triple Alianza, donde nuestro país mandó un contingente de hombres a luchar contra el presidente paraguayo Francisco Solano López.

Unos años después de la finalización del conflicto en 1870 y con Bernardo Berro y Venancio Flores asesinados. Uruguay entraba en un proceso político de militarización que duraría hasta 1886. Los gobiernos que corresponden a dicho periodo son el de Lorenzo Latorre y Máximo Santos, donde el exilio y las limitaciones de libertades individuales eran moneda corriente. Realmente resulta sorprendente como la institución masónica pudo haber desarrollado un crecimiento exponencial en estos años de mucha turbulencia política.

El mismo año en que se aprueba el Estatuto civil de la Orden se realiza una ley interna para la construcción del Palacio masónico, denominada “Ley y presupuesto para la construcción del Palacio Masónico”54. El análisis de este documento conlleva una sobrada importancia desde el punto de vista financiero, dado que podemos advertir con gran detalle, los enormes costos que demandó para las arcas de la institución. En total se requirieron de aproximadamente 90.000 pesos y para conseguir dicha cifra se emitieron 1150 obligaciones hipotecarias. A medida que el dinero se acumulaba era depositado en el Banco de Londres y Rio de la Plata.

Para la construcción del piso bajo se utilizaron cimientos de piedra dura con una mezcla gruesa de cal y tres cuarto de arena gruesa dulce. El piso era de piedra gruesa de Hamburgo y recubierto con mármol blanco de Cárrara. A su vez, se encarga a los carpinteros que realicen trabajos en seis salones, donde tres se van a dedicar para ‘’Pasos perdidos’’ y los restantes para tres logias. Las ventanas que decoraban el exterior de la fachada son de cedro de primera calidad y las puertas de madera de pino. Además se colocaron tres arañas de iluminación, una en el vestíbulo, otra en secretaria y en biblioteca. La última disposición que figura en la presente ley es el establecimiento de dos grandes estufas de mármol que fueron colocadas en la Gran Secretaría y en la sala de las Grandes Comisiones. El total de los gastos asciende a 91.410 pesos55.

La situación de la masonería uruguaya a fines de 1870 era la siguiente: el número de logias que dependían del Gran oriente del Uruguay eran 14 distribuidas del siguiente modo: 8 en Montevideo, Sol Oriental, Caridad, Fe, Decretos de la Providencia, Constante Amistad, Concordia, Asilo de la Virtud y Unión y Beneficencia. Y 6 en el interior, Amigos de la Verdad (Florida), Igualdad (Minas), Hiram y Unión (Salto), San Juan de la Fe (Tacuarembó), Asilo de la Paz (Cerro Largo) y Cristóbal Colon (Paysandú). Luego había otras logias que dependían de otras potencias, la Logia Les Amis de la Patrie (Gran oriente de Francia, Acacia (Inglaterra) y las logias Figli dell Unitá Italiana, Giovanni Bruno, Liberi Pensatori, Garibaldi, Raggione y Verdad Masonica dependientes del Gran oriente de Florencia56.

La presencia de la masonería uruguaya crece década tras década como lo explica un artículo del 6 de diciembre de 1871 en el diario El siglo:

La Masoneria Oriental cuyo esplendor se aumenta diariamente y cuya influencia benéfica se ha extendido no solamente sobre nuestra sociedad, sino que se ha hecho sentir en todas partes tanto en América como en Europa, donde ha habido lagrimas que enjugar ó desgraciados que socorrer57.

Este artículo es interesante puesto que revela la llegada del masón Andrés Cassard al país con el objetivo de fundar una sociedad de beneficencia, dependiente de la masonería nacional, integrada únicamente por mujeres:

La llegada a Montevideo del ilustre hermano Andrés Cassard, después de un viaje alrededor del mundo, viene á proporcionar á esta culta sociedad la inexplicable satisfacción de que se alce en ella un nuevo templo á la Caridad, cuyas sagradas sacerdotisas son esos ángeles que nunca han sido indiferentes á las desgracias de sus semejantes y que sin saberlo, ni pensarlo tal vez, desde mucho tiempo atrás ponían en practica los altos principios y las virtudes que proclaman la institución de señoras bajo el distintivo de LA ESTRELLA DEL ORIENTE58.

La ceremonia tuvo lugar en el teatro Solís, fundado en 1856, y allí se congregaron masones y numerosas mujeres mayores de dieciséis años para recibir el distintivo que las ameritaba a formar parte de la organización.

Que el domingo, cuando el ilustre hermano Andrés Cassard instale la -Estrella del Oriente- en Montevideo, serán muchas las señoras que procurarán ornar su pecho con el distintivo de tan sagrada órden, así como todos los Masones de conciencia nos honrarémos de agregarlo á los que ya llevamos, por la gloria de compartir las generosas tareas de los ángeles de la Caridad59.

De todos los masones de la segunda mitad del siglo XIX, la figura de Carlos de Castro es, a mi juicio, fundamental, puesto que su accionar favoreció el reconocimiento jurídico de la masonería, además de ser Gran Maestre entre los años 1879 y 1889 y entre 1903 y 1906, por lo que a continuación esbozo algunos datos de su biografía.

Carlos de Castro nació el 21 de marzo de 1835, vivió y estudió en Italia durante dieciséis años, regresando al país en 1859 para incorporarse a la Universidad como catedrático de Derecho Constitucional y Administrativo. Ministro de Relaciones Exteriores en 1865, fue firmante del Tratado de la Triple Alianza, renunciando al cargo en 1866, poco después del inicio de la guerra del Paraguay. Asumió como senador en 1869 y fue diputado en 1873. Miembro del Superior Tribunal de Justicia y Ministro de Gobierno en 1881, integrando la misión diplomática que envió el presidente Máximo Santos para devolver al Paraguay los trofeos y banderas capturadas durante la guerra. Fue iniciado en la logia Caridad el 11 de diciembre de 1860 y se convirtió en Venerable Maestro de la misma en 1871. Soberano Gran Comendador y miembro activo del Supremo Consejo del Grado 33. En su homenaje, en 1917 fue fundada la Logia Carlos de Castro, hoy Derechos Humanos Nro. 8560.

Conclusión

A lo largo del artículo se pudo observar la ardua tarea que la masonería tuvo que enfrentar para poder institucionalizarse y permanecer vigente en el país. Respondiendo a las cuestiones planteadas al inicio del trabajo, la masonería tardó muchos años en implantarse de manera permanente y además fue un proceso no lineal, como lo muestra la historia de algunas logias, como Asilo de la Virtud, donde luego de nacer como taller masónico tuvieron que cerrar sus puertas por las circunstancias políticas y sociales del momento. Aun así, es un hecho que la masonería uruguaya contó desde un principio con una diversidad importante, es decir, encontramos una logia francesa, italiana, inglesa y todo un conjunto de logias nacionales. Del grupo extranjero la más importante fue Les Amis de la Patrie, como lo revela la activa participación de su reconocido integrante. Adolfo Vaillant, a través de sus relaciones con los miembros de las logias nacionales y sus artículos publicados en la prensa. Esta logia francesa, dependiente del Gran Oriente de Francia, fue la primera en realizar un trabajo masónico fecundo, seguida de Asilo de la Virtud. La aprobación de los estatutos generales por parte del presidente Máximo Santos en 1882 fue el final de un largo camino emprendido por un conjunto de logias pioneras que tenían el deseo de formar un Gran Oriente nacional. Algunas de estas logias originales desaparecieron, aunque aún se conservan Asilo de la Virtud, que es la logia madre, Constante Amistad, Decretos de la Providencia y Sol Oriental, entre otras.

Otro elemento a destacar es la presencia de la masonería en la prensa. Como pudimos ver, la institución no permaneció ajena al medio de comunicación, e incluso fue utilizado como propaganda para sus fines, recuérdese la nota publicada en El Siglo con motivo de la llegada de Andrés Cassárd.

También es notorio el aporte que dieron a la masonería personajes públicos como Gabriel Pérez y Carlos de Castro, lo que evidencia un acercamiento interesante de algunos integrantes de la cúpula política de la época a la Orden.

Sobre la participación de la masonería, afirmo que fue activa, principalmente en Montevideo. Basta recordar las penurias sufridas por la población uruguaya a raíz de la fiebre amarilla de la mitad del siglo XIX, donde la masonería, a través de la Sociedad Filantrópica tuvo una notoria participación en la tarea de ayudar a los afectados.

La masonería uruguaya nació con el país y perdura a nuestros días, mas allá de algunos ligeros cambios, por ejemplo, el Gran Oriente del Uruguay pasó a denominarse Gran Logia de la Masonería del Uruguay y algunas logias del siglo XIX cambiaron sus nombres.

Anexo 1

Fuentes

Biblioteca Nacional, Sala Uruguay, sección masonería uruguaya.

Cassard, Andrés. “Orden de la Estrella del Oriente”. El Siglo, 6 de diciembre de 1871.

Documento de ceremonias masónicas del Gran Oriente del Uruguay (1857).

Estatutos Civiles de la Orden del Gran Oriente del Uruguay (1882).

Ferreira y Artigas, Fermín. “La estrella del Oriente”. El Siglo, 6 de diciembre de 1871. Ley y presupuesto para la construcción del Palacio Masónico (1882).

Bibliografía

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    » http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/rehmlac/article/view/6594/6285
  • 1
    Nicolas Breglia, “Revolución de Mayo y masonería”, en Nueva Historia de las redes masónicas atlánticas, coord. Dévrig Mollés (Buenos Aires: Editorial de la Universidad de La Plata, 2012), tomo I, 24.
  • 2
    Breglia, “Revolución de Mayo y masonería”, 24.
  • 3
    Breglia, “Revolución de Mayo y masonería”, 31.
  • 4
    Mollés, ‘’Nueva Historia de las redes masónicas atlánticas’’, en Nueva Historia de las redes masónicas atlánticas, tomo I, XVII.
  • 5
    Ana Maria Larregle, “Consideraciones sobre la masonería en la Argentina (1900-1920)”, en Masonería, política y sociedad, coord. José Antonio Ferrer Benimelli (Córdoba: CEHME, 1987), tomo II, 1113.
  • 6
    Felipe Santiago del Solar, “La francmasonería en Chile, de sus orígenes hasta su institucionalización", REHMLAC 2, no. 1 (mayo-noviembre 2010 [citado el 15 de septiembre de 2016]): disponible en http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/rehmlac/article/view/6607/6296
  • 7
    Del Solar, “La francmasonería en Chile”, 4.
  • 8
    Del Solar, “La francmasonería en Chile”, 8.
  • 9
    Del Solar, “La francmasonería en Chile”, 9.
  • 10
    Mario Dotta Ostría, “Tres ensayos sobre la masonería en el Uruguay 1770-1870”, en Nueva Historia de las redes masónicas atlánticas, tomo I, 35.
  • 11
    De esta forma denominaban los españoles de la época a los territorios del virreinato por su carencia de metales preciosos.
  • 12
    Dotta Ostría, “Tres ensayos sobre la masonería”, 37.
  • 13
    Dotta Ostría, “Tres ensayos sobre la masonería”, 38.
  • 14
    Pacífico Otero, La orden Franciscana en el Uruguay (Buenos Aires: Cabaut y Cia Editores, 1908).
  • 15
    María Eugenia Vázquez Semadeni, “La masonería en México, entre las sociedades secretas y patrióticas, 1813-1830”, REHMLAC 2, no. 2 (diciembre 2010- abril 2011[citado el 15 de septiembre de 2016]): disponible en http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/rehmlac/article/view/6594/6285
  • 16
    Vázquez Semadeni, “La masonería en México”, 21.
  • 17
    Vázquez Semadeni, “La masonería en México”, 22.
  • 18
    Dotta Ostría, “Tres ensayos sobre la masonería”, 44.
  • 19
    Alfonso Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo de la Masonería uruguaya”, Hoy es Historia X, no. 56 (1990): 20.
  • 20
    Biografia extraída de la páginaweb de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay.
  • 21
    Dotta Ostría, La masonería y el proceso histórico del Uruguay, s/d, 13.
  • 22
    Dotta Ostría, La masonería y el proceso histórico del Uruguay, 21.
  • 23
    Dotta Ostría, La masonería y el proceso histórico del Uruguay, 21.
  • 24
    Dotta Ostría, La masonería y el proceso histórico del Uruguay, 22
  • 25
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 21.
  • 26
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 21.
  • 27
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 21.
  • 28
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 23.
  • 29
    Dotta Ostría, “Tres ensayos sobre la masonería”, 46.
  • 30
    Dotta Ostría, “Tres ensayos sobre la masonería”, 73.
  • 31
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 22.
  • 32
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 23.
  • 33
    Arturo Ardao, Racionalismo y liberalismo en el Uruguay (Montevideo: Departamento de publicaciones Universidad de la Republica, 1962), 138.
  • 34
    Ardao, Racionalismo y liberalismo, 138.
  • 35
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 25.
  • 36
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 24.
  • 37
    Ardao, Racionalismo y liberalismo, 138.
  • 38
    Ardao, Racionalismo y liberalismo, 139.
  • 39
    Ardao, Racionalismo y liberalismo, 140.
  • 40
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 36-49.
  • 41
    Ardao, Racionalismo y liberalismo, 142
  • 42
    Dotta Ostría, “Tres ensayos sobre la masonería”, 51.
  • 43
    Carta de Gabriel Pérez al recién creado Gran Oriente de Uruguay del año 1856, depositada en la Sala Uruguay de la Biblioteca Nacional.
  • 44
    Carta de Gabriel Pérez, año 1856, 4.
  • 45
    Documento de ceremonias masónicas del año 1857, depositado en la Sala Uruguay de la Biblioteca Nacional, consultado el 22/08/2016.
  • 46
    Documento de ceremonias masónicas del año 1857 del Gran oriente del Uruguay, 5.
  • 47
    Documento de ceremonias masónicas del año 1857, 16.
  • 48
    Documento de ceremonias masónicas del año 1857, 30.
  • 49
    Documento de ceremonias masónicas del año 1857, 31.
  • 50
    Los Estatutos Civiles de la Orden del Gran Oriente del Uruguay de 1882 consta de 25 páginas y puede ser consultado en la sala Uruguay de la Biblioteca Nacional de Montevideo.
  • 51
    Estatutos civiles, capitulo I.
  • 52
    Estatutos Civiles, capitulo XII.
  • 53
    Estatutos Civiles, 23
  • 54
    El documento Ley y presupuesto para la construcción del Palacio Masonico de 1882 puede ser consultado en la Sala Uruguay de la Biblioteca Nacional de Montevideo.
  • 55
    Ley y presupuesto para la construcción del Palacio Masónico, 14.
  • 56
    Fernández Cabrelli, “Institucionalización y desarrollo”, 29.
  • 57
    Fermín Ferreira y Artigas, “La estrella del Oriente”, El Siglo (6 de diciembre de 1871), 1.
  • 58
    Ferreira y Artigas, “La estrella del Oriente”, 1.
  • 59
    Andrés Cassard, "Orden de la Estrella del Oriente", El Siglo (6 de diciembre de 1871), 1.
  • 60
    Biografía extraída del sitio web de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay: http://www.masoneriadeluruguay.org/

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    Jan-Apr 2017

Histórico

  • Recibido
    05 Ago 2016
  • Acepto
    23 Oct 2016
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None Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Universidad de Costa Rica, San josé, San Pedro, Montes de Oca , San José, San Pedro, Montes de Oca , CR, 2300 , 2511-5397 - E-mail: rehmlac@ucr.ac.cr
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