Fue la culminación de todas las expectativas revolucionarias, librepensadoras, progresivas y proletarias del mundo occidental, parecía que México iba a lograr lo que ningún otro país había logrado; parecía que, una vez más, América iba a ser la tierra prometida dispuesta a no repetir los mismos errores ni a dejarse someter por las mismas fuerzas que llevaban sometiendo a la agotada Europa post 1848. Cuando Francisco I. Madero (1873 -1913) desde el exilio en San Antonio, Texas, el 20 de noviembre de 1910, llamó al pueblo mexicano para que tomara las armas contra Porfirio Díaz (1830-1915) a través de la distribución del Plan de San Luis Potosí y la publicación del mismo en la prensa mexicana. Las rebeliones se fueron expandiendo por todo México. A pesar de que su promesa se viera oscurecida por acontecimientos que acaecieron posteriormente, esa revolución en toda su fuerza, en pleno vigor y a pesar de su violencia prometía lo que toda izquierda anhelaba para sí, para su país para ese mundo que se podría crear con la educación, la tecnología y la ciencia sin confesiones religiosas que, en complicidad con el gobierno, reprimían ese desarrollo a la par defendía una política latifundista de caciques heredado de España. Un mundo en que se podría mejorar la sociedad en base a la razón y la modernidad. Esta promesa se veía reflejada en tres artículos del plan de San Luis Potosí eran el art. 3 la educación básica gratuita, el artículo 27 la nación es la propietaria original del subsuelo y el artículo 123 que reconoce el derecho al trabajo.
Otro aspecto que atañe la revolución mexicana y que será imitada posteriormente, fue el fomento de las artes visuales patrocinado por el gobierno revolucionario, subvencionando la estancia de los artistas e intelectuales de todo el mundo que se desplazaran allí. El arte mexicano se internacionalizó a la vez que la revolución recibió a artistas de todo el mundo. Puede que también fuese el origen del tópico tan visual, salvando las distancias geográficas y temporales, que muchos años después, condujo al Coronel Aureliano Buendía frente al pelotón de fusilamiento.
Era una revolución de la clase media junto con el campesinado de un México que disfrutaba de una expansión económica por nuevas inversiones extranjeras, por su comercio exterior e inversiones, su ferrocarril cubría todo el país mientras que la producción minera y las cosechas se exportaban. Los acontecimientos posteriores mostrarían que los problemas de diferencias de opinión de ambos bandos, de luchas entre facciones a favor de la revolución y los que estaban en contra, de una burguesía liberal y de un pueblo campesino que componían los ejércitos de ambos bandos, harían que esa revolución durara 5 años más. Uno de los acontecimientos decisivos en esa pugna revolucionaria por el poder fue la Toma de Zacatecas.
A lo largo del año 2014, al celebrarse el centenario de esta batalla, nuestro historiador el Dr. Flores Zavala, publicó semanalmente en el diario Imagen en Zacatecas1 investigaciones puntuales sobre las personas que vivieron en Zacatecas antes de la batalla.
En tanto que mexicano y en tanto que historiador, el trabajo del Dr. Flores Zavala no ha sido parco al enfrentarse a un periodo de tal envergadura dentro de la historia nacional y global que cambió las esferas del panorama político internacional del siglo XX; siendo la primera revolución de ese siglo y la primera revolución de esta índole que no fracasó, marcando así un hito de esperanza. Este es el marco histórico en el que decidió lidiar el doctor Flores Zavala, que ya tenía una trayectoria de historiador de la masonería; defendió su tesis Masonería y masones en México (1760-1936) este año en la Universidad Jaume I en Castellón de la Plana2, y de historiador local de Zacatecas. Profesor de la Universidad Autónoma de Zacatecas, autor de su tesis de Maestría “El grupo masón en la política zacatecana 1880-1914 Gran Logia del Estado de Zacatecas (2002)”, “Jesús González Ortega Instituto Zacatecano de Cultura (2013), así como coautor con Mariana Terán Fuentes, “Voces liberales sobre el Juarismo en Zacatecas (1872-1908)” Conacyt, entre otros versando sobre o bien sobre los liberales mexicanos o los masones u ambos. Contribuidor de esta revista, en una entrevista que concedió el Dr. Flores Zavala a la REHMLAC+ nos habla de los problemas de la historiografía: “El escollo principal es en las fuentes, fue y es el de las fuentes donde encuentra el mayor problema”3 porque o no existen o no están organizadas además de ser exiguas.
No obstante, tres años después se enfrenta de nuevo al problema de forma sistemática cada semana hasta que se convirtiera en un libro. Un acto valiente en un mundo en que el libro es considerado redundante, pesado y tosco, nos topamos con placer con un libro de historia distinto. Antes de la batalla, en que nos ofrece una descripción de la actividad de los masones zacatecanos antes, mucho antes de la contienda y de la contienda misma. Este trabajo es original no solamente en su temática ya que los masones que nos ocupan van hasta los EE.UU. y el autor ha sabido representarles en 3D haciendo la vez de cámara de cine acercándonos y alejándonos de los personajes en sus quehaceres en la ciudad. La batalla esperada, contrariamente a Godot, sí que ocurre y con dolorosas consecuencias ya que siempre los vencedores tanto como los perdedores tienen pérdidas humanas.
Desde la perspectiva del historiador siempre destinado a lidiar con fragmentos, este libro nos presenta varios ejemplos a seguir en varios niveles: el lenguaje, la presencia del autor y la incorporación constantes de elementos tanto humanos como tecnológicos para ayudar al lector a ubicarse a la vez que el historiador usa el detalle para reavivar con un toque de la vida cotidiana que se pueda compartir con el lector. A veces un mismo personaje nos es presentado varias veces bajo la perspectiva que ha elegido el autor para ese texto y momento. Lo suele hacer con personajes conocidos como Madero o Ceniceros para mostrar el cambio. La presentación del personaje va cambiando a medida que el lector, el autor y sus protagonistas se van aproximando a la batalla.
Usa sus fuentes de periódico para marcar/enfatizar la lejanía de los políticos lejanos de Zacatecas mientras que los cercanos se convierten en sus personajes insertados como tales en la narrativa.
La brevedad de cada capítulo que ha sido otro acierto se debe en principio a que este libro fue publicado por el diario Imagen de Zacatecas dentro del marco del Aniversario de la Revolución Mexicana. Cada capítulo es una escena en que el autor nos acerca al fragmento, un momento detallado, o es el resumen de esos variables, ampliado en su detalle y solamente mencionado como recordatorio.
Flores Zavala apuesta por el conocimiento que tenga el lector de las variables y así, con el título contextualiza el acontecimiento que forma parte de la Revolución Mexicana para ir a centrar al lector lo más detalladamente posible de los personajes y lugares que conforman el Zacatecas de antes de la batalla, pero no nos dejemos engañar por los recursos literarios que usa el historiador. Sin embargo, este trabajo está ordenado cronológicamente, y cuando la fecha no está presente es porque el capítulo o es un texto que podríamos llamar de ambiente o porque el autor optó por jugar con el tiempo y retroceder aún más en el tiempo que el año estipulado por la variable de la batalla.
El trabajo de este historiador es la repuesta a la pregunta de ¿Quiénes estaban en Zacatecas antes de la batalla? ¿Cómo eran los protagonistas, los futuros participantes y los componentes de la sociedad zacatecana antes del triunfo de la revolución? La problemática planteada es quienes fueron partícipes en la Toma de Zacatecas, porqué y cómo lo hicieron a partir de fuentes contemporáneas a los acontecimientos que documentan la vida cotidiana de estos personajes. La originalidad de este trabajo radica en que los variables que rodean la batalla son tratados como elementos conocidos por el lector, como si los variables fuesen detalles: “No ganó. José López Portillo y Rojas (sí, el abuelo del expresidente de la república) fue el triunfador en tales comicios (pág. 201)” o “ Los pueblos son atacados por grupos contra revolucionarios que reconocen como líder al general Pascual Orozco (1882, Santa Isabel, Chihuahua (pág. 219)”.
En su función de historiador local reduce los acontecimientos a anécdota: “Por, cierto, en esta misma fecha, mientras se firma el pago de un zacate, la División del Norte, comandada por Francisco Villa, ocupa la ciudad de Torreón. El contingente revolucionario lo hace después de más de una semana de cruentas batallas (pág. 387)” a medida que se va acercando a la batalla aumenta la intensidad y la inclusión de los héroes en la narración. Los que al principio fueron mencionados ahora son actores presentados como tales, sin referencias, ni recordatorios de quienes eran. A medida que se va acercando la batalla el narrador deja su amable contemplación de sociabilidad para convertirse en historiador:
En abril de tal año ocurrió un incremento de casos con viruela en la capital de la república y en algunos estados. Entonces se debió establecer un plan de acción para combatir la epidemia. El Consejo de Sanidad de la Ciudad de México publicó las instrucciones generales para evitar dicho mal, planeadas para todo o el país (…) (pág. 397)”.
Este ejemplo nos lleva también al sutil anacronismo ya que el historiador consigue compaginar fuentes clásicas en un contexto de principio de siglo XX con información que interesa a la sociedad contemporánea sin que haya ningún conflicto entre una lectura de unas fuentes clásicas y una lectura moderna en que se le da importancia a temas que los historiadores clásicos no incluían en sus trabajos. Esos temas son la importancia de la tecnología, la visibilidad de las mujeres, la construcción de la nación, los asuntos pertenecientes a la historia de las ciencias, entre otras. Es una lectura nueva de fuentes antiguas, de unas fuentes bastante precisas que son la prensa coetánea a los hechos, los registros del estado; propiedades, negocios y nombramientos, la explicación del cambio. Es en este aspecto en que Flores Zavala resuelve el problema de muchos historiadores ante sus fuentes ¿Qué hacemos con los huecos? ¿Cómo presentamos está información y por qué? ¿Cómo reescribimos esta información? ¿Qué dato va a ser relevante o novel? ¿En dónde se ve el cambio?
Marco Zavala usa su voz de narrador para amenizar la lectura, no es un narrador omnipresente, es un narrador cálido y culto que se dirige a un lector que es su par.
El historiador establece el eje central México y la revolución mexicana, ese eje ya está en la cultura de su país. Después en el titulo establece el contexto espacial Zacatecas, el acontecimiento, la Toma/Batalla y el tiempo “antes”, así dispone de un marco referencial acotado pero vertiginoso en cuanto su envergadura temporal e histórico. Si a esto le añadimos la dimensión masónica, es solamente mencionada en este trabajo, son unas referencias de masonería discretas. Sin embargo, paradójicamente dentro de ese amplísimo entorno, juega con los detalles ínfimos que le pueden proporcionar las fuentes; sabe cómo y cando entrar en el detalle que le ayude a describir los personajes y lugares que conforman Zacatecas de antes de la Batalla. Los protagonistas, como ya hemos establecidos, discretamente mencionado como masones, nos son descritos en un contexto cotidiano que detalla los actos documentados y sus palabras presentados también dentro de una cotidianidad a su vez también, muy investigado. Los protagonistas de la batalla y los personajes nos son presentados de forma paulatina de tal forma que la originalidad de este trabajo radica en que los variables que lo rodea son conocidos por el lector, el historiador así se permite revelar los detalles de su entorno.
La hipótesis del libro, cuenta Marco Zavala en una entrevista concedida, por tanto,
la propuesta de este libro es que Zacatecas tiene un rostro que no es el de la Revolución nacional, encajonado en grupos populares, sino en sectores no tan populares, sino una clase media que no tiene la maquinaria de la División del Norte o la División del Sur, cuyas reivindicaciones agrarias son diferentes4.
Si lo que quería del Dr. Flores Zavala era mostrar una sociedad burguesa y liberal lo hizo con las fuentes adecuadas,
¿Quién si no iban a leer, conformar, crear y protagonizar toda esa información hallada en la prensa, los censos, y demás publicaciones y registros de la época si no fuesen los propios burgueses liberales? Zavala inmersa al lector en un mundo refinado y lógico. Emplea sus fuentes para seguir itinerarios de los individuos, aparentemente desordenados a igual que itinerarios de lugares. Cohesiona su narrativa mediante reiteraciones reconocidos por el autor, “Más de una vez lo hemos leído” (pág. 237) y expresiones repetidas adrede: “Viva Madero” que desempeña la función de coro griego. Se recrea con el “por cierto”, expresión que le acerca al lector mientras que se permite aparentemente alejarse del tema de manera artificialmente espontaneo. Este reportero usa la escritura como mecanismo para desempolvar la información, a abrillantándola y dándole vida a través de la narración. El reportero de la historia contextualiza las circunstancias de los que iban a participar directa o indirectamente en la batalla.
Lo más enriquecedor de este trabajo ha sido el tratamiento de las fuentes. Marco Zavala recurrió a las fuentes para informar al lector con una sencillez exquisita. Recurre al detalle encontrado en las fuentes para redondear al personaje o la escena. Además, disfraza las funciones del historiador con la narrativa. Aquí tenemos un ejemplo de descripción de la fuente:
En la primera página estaba la información política nacional, recibida vía telegráfica. En la segunda y tercera insertaban la editorial, la información local, textos literarios y una prolija gacetilla. Los avisos comerciales y judiciales estaban en la página cuatro (pág. 117).
Además, en un mismo capítulo describe los periódicos para después compáralos con la prensa actual p.188, que es también una manera de estudiar el cambio.
También de vez en cuando usa la narrativa para revelar lo que cuenta su fuente sobre los acontecimientos en este caso, internacionales en 1911: la muerte de Malher, el robo de la Gioconda y para concluir con el periplo cierra con esta frase: “Y destaquemos el cielo de Nueva York, Viena, París y Zacatecas (pág. 124)”.
Da vida a las personas que puebla sus fuentes con una información básica, entre paréntesis, básica, pero precisa y adecuada, miren este ejemplo: “(…) así como de la sublevación dirigida por Pascual Orozco (Santa Elena, Chihuahua, 1882; minero y general revolucionario) (pág. 181)”.
A menudo narra lo que cuentan sin confirmar si es verdad o no. Como reportero de la historia cuenta lo que sabe y el proceso de un acontecimiento si es oportuno o sea si es relevante y si dispone de la información necesaria. Tampoco es reacio a describir lugares y calles. Estudia las profesiones, recurre a los censos. De cierta forma pasa de lo trivial a lo esencial El capítulo que se cierra con “El menú fue preparado por…. (pág. 340)” es seguido por el capítulo intitulado “El financiamiento de la Guerra”.
Este uso de las fuentes, es original, ingenioso e interesante, además es la aplicación de posibles soluciones a los problemas que se nos planteó al estudiar la metodología historiográfica. El historiador ha recurrido de manera consciente, ya que no lo hace al final de su trabajo cuando hace una narración directa de la batalla, son sus efectos físicos y políticos lo que le conciernen.
Incluso su uso de la fotografía en el libro es variado, lo usa para ilustrar un ambiente (págs. 77, 103 y 203) para mostrar el retrato de un personaje del que se hablará (págs. 37, 71, 161 y 221) y otra vez se detiene a explicar los personajes de una fotografía de gran cariz histórico dentro de la tradición norteamericana de identificar los componentes de una imagen (págs. 209 y 311) Trabajo muy interesante, por cierto.
En cuanto a las categorías de análisis hallamos una gran variedad de antecedentes de cada uno de los participantes de la batalla a la vez de personajes que sirven para ilustrar e momento de cambios social que estaba viviendo Zacatecas y su nueva burguesía. Sobre todo, en las narrativas concernientes a 1911. El libro en sí es una explicación de lo que estaba aconteciendo antes de la batalla e incluso en la batalla. Va resolviendo su hipótesis a lo largo del texto. Describe, narra, comenta y aparentemente se niega a analizar explícitamente, mientras que resume y alude con la fineza de un cirujano.
Atendiendo a lo que nos prevenía Julio Aróstegui en nuestra formación como historiadores nos prevenía: “(…) el tiempo de cambio de un estado social a otro no puede tampoco medirse en su globalidad cronologicamente”5. Ese es un problema que Flores Zavala resuelve controlando el teimpo de su narración, si le falta información o lo dice explicitamente en un ataque de honradez o deleita al lector con un detalle que se convierte en una anécdota curiosa o relevante que desempolva los acontecimientos. Su juego constante con el tiempo le permite crear ambientes, narrar acontecimientos, introducir personajes nuevos, recrear la novedad y mantener la intriga. Flores Zavala además consigue cumplir también con lo estipulado por Aróstegui cuando advierte: “El historiador debe explicar las situaciones históricas como si no conociera su futuro.es decir, no debe explicarlas sólo por el desenlace conocido de una situación como no debe hacerlo tampoco por las “intenciones” de los actores (pág. 230)”. Nuestro historiador no se adentra tanto en sus personajes dotándoles narraciones explicaciones o, justificaciones no documentadas. Es como si contemplara una escena que comparte con el lector. Su lectura recuerda al documental cinematográfico.
Creo que este libro aporta soluciones técnicas al historiador enfrentado con los fragmentos proporcionado por datos que pueden parecer irrelevantes y ser contextualizados de tal forma que ya no lo sean. El tono y la complicidad del narrador presente que hace que sea menos arrido sin llegar a ser una novela histórica. La brevedad de cada capítulo es otro acierto que se debe en principio a que este libro fue publicado por el diario Imagen de Zacatecas dentro del marco del Aniversario de la Revolución Mexicana. No obstante, esto coincide con las necesidades nuevas de los lectores de libros actuales; más de un bestseller actual ya cuenta con capítulos de dos o tres páginas cada uno.
La narrativa del autor ha sido excepcional, desde el ritmo de la escritura sin olvidarse de su sentido de humor y de amplitud temática en que la historia incluye los aspectos modernos de interés históricos ya mencionados incluyendo los internacionales.
Sin embargo, igual debió recurrir a otras fuentes como los mencionados corridos6, mencionados solamente una vez (pág. 96) o a otras fuentes de tradición oral, si las hubiera, como registros de fallecimientos y algunos datos más relacionados con el campesinado. Es un poco como usar solamente las fuentes que nos pueda aportar más datos a la hipótesis.
Sobre todo para la edición impresa nos hubiese sido de gran interés que las fuentes fuesen citadas de forma académica para servir de referencia a las generaciones futuras de historiadores. También eché en falta mapas o una guía de posibles trayectos de lectura estilo Rayuela.
Lo que está claro es que estamos ante un tratamiento de las fuentes ejemplar tanto en la variedad de tipos de fuentes, en cuanto al tratamiento de las mismas y en cuanto al estilo se refiere. Aquí se cumple la definición de Aróstegui: “Las fuentes de información sobre un determinado evento son finitas y podría darse el caso de que su consulta hubiese sido exhaustiva despues de culminar una investigacion correctamente realizada”7.
¿Nos ha convencido el Dr. Flores Zavala que la primera parte de la revolución en Zacatecas fue más burguesa que campesina? Como el mismo dijo en la introducción del libro: “Para responder intentamos tener en cuenta los eventos, evitar las explicaciones generales, reducir el bronce de los héroes y dimensionar los campos de acción de los sujetos de entonces. ¿Lo conseguimos? La respuesta la tiene el lector (pág. 11)”.
Bibliografía
- Aróstegui, Julio. La investigación histórica: teoría y método Madrid: Crítica, 1995.
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Imagen en Zacatecas, (Zacatecas: Grupo Editorial Zacatecas S.A., 1997-actualidad ( 2016 ) [citado el 5 de octubre de 2016]): disponible en http://www.imagenzac.com.mx/. Véase una muestra de uno de los artículos de Marco Antonio Flores Zavala , “Panfilo-Nantera”, Zacatecas en Imágenes, 9 de diciembre de 2013, citado el 8 de septiembre de 2016, http://www.imagenzac.com.mx/nota/panfilo-natera-20-30-06-fc
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4
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6
Ver el video de Culturamexicana, “La toma de Zacatecas - Revolución Mexicana”, en Youtube (2009 [citado el 28 de octubre de 2016]): disponible en https://www.youtube.com/watch?v=-8k9aaE1rI0
Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
Jan-Apr 2017
Histórico
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Recibido
15 Oct 2016 -
Acepto
20 Nov 2016