Resúmenes
Introducción: El abuso sexual en menores de edad es uno de los tipos de maltrato infantil con peores repercusiones en sus víctimas y que usualmente coexiste con otros tipos de violencia. Incluye tanto agravios que no involucran contacto físico como aquellos que sí lo hacen, lo que cubre una amplia gama de posibilidades. Objetivo: Debido a lo trascendental de esta problemática, se realizó está revisión bibliográfica con el fin de exponer la importancia del tema de abuso sexual en menores de edad, sus aspectos generales, consecuencias y medida preventivas. Síntesis de datos: El abuso sexual es frecuente. Las víctimas suelen ser mujeres a pesar de que existen ciertos factores de riesgo que predisponen a ciertos niños a ser agredidos, y sus abusadores por lo general son personas cercanas a ellos. Las consecuencias tanto a corto como largo plazo abarcan todos los aspectos del ser humano y la magnitud de su gravedad dependerá de diversos factores. Existen métodos de prevención primaria y secundaria, que van desde programas educativos y campañas publicitarias hasta medidas judiciales. Conclusiones: Es necesaria más información relativa al abuso sexual en menores y es imprescindible liberarse de los estereotipos en torno a esta problemática para detectar a tiempo posibles casos de abuso. Toda víctima deberá obtener una atención individualizada posterior al suceso, dirigida a atenuar las secuelas. El abordaje del abuso sexual se deberá hacer desde diversas perspectivas y todos estamos a cargo de su combate.
Abuso sexual; infancia; generalidades; consecuencias; prevención
Childhood sexual abuse is a type of child maltreatment with the worst consequences upon their victims and usually coexists with other types of violence. It includes actions which do not involve physical contact, as well as those that do, thus embracing a wide variety of possibilities. Objective: Due to the topic´s magnitude, this review was made in order to address the importance of childhood sexual abuse, its general facts, consequences and preventive measures. Data synthesis: Sexual abuse is frequent. Victims are usually women although there are some risk factors that predispose certain children to be victims themselves and offenders are generally related to the child. Short- and long-term consequences comprise every aspect of the human being and their magnitude depends on different factors. There are primary and secondary preventive measures that range from educational programmes and media campaigns to justice system strategies. Conclusions: More information about childhood sexual abuse is needed and it is indispensable to get rid of this subject´s stereotypes in order to detect suspected cases of abuse on time. Every victim must be assured an individualized attention after the abuse so as to ameliorate the consequences. Sexual abuse shall be approached from different perspectives and we are all in charge of fighting against it.
Sexual abuse; childhood; general facts; consequences; prevention
María José Acuña Navas*+
*Dirección para correspondencia:
Introducción: El abuso sexual en menores de edad es uno de los tipos de maltrato infantil con peores repercusiones en sus víctimas y que usualmente coexiste con otros tipos de violencia. Incluye tanto agravios que no involucran contacto físico como aquellos que sí lo hacen, lo que cubre una amplia gama de posibilidades.
Objetivo: Debido a lo trascendental de esta problemática, se realizó está revisión bibliográfica con el fin de exponer la importancia del tema de abuso sexual en menores de edad, sus aspectos generales, consecuencias y medida preventivas.
Síntesis de datos: El abuso sexual es frecuente. Las víctimas suelen ser mujeres a pesar de que existen ciertos factores de riesgo que predisponen a ciertos niños a ser agredidos, y sus abusadores por lo general son personas cercanas a ellos. Las consecuencias tanto a corto como largo plazo abarcan todos los aspectos del ser humano y la magnitud de su gravedad dependerá de diversos factores. Existen métodos de prevención primaria y secundaria, que van desde programas educativos y campañas publicitarias hasta medidas judiciales.
Conclusiones: Es necesaria más información relativa al abuso sexual en menores y es imprescindible liberarse de los estereotipos en torno a esta problemática para detectar a tiempo posibles casos de abuso. Toda víctima deberá obtener una atención individualizada posterior al suceso, dirigida a atenuar las secuelas. El abordaje del abuso sexual se deberá hacer desde diversas perspectivas y todos estamos a cargo de su combate.
Objective: Due to the topic´s magnitude, this review was made in order to address the importance of childhood sexual abuse, its general facts, consequences and preventive measures. Data synthesis: Sexual abuse is frequent. Victims are usually women although there are some risk factors that predispose certain children to be victims themselves and offenders are generally related to the child. Short- and long-term consequences comprise every aspect of the human being and their magnitude depends on different factors. There are primary and secondary preventive measures that range from educational programmes and media campaigns to justice system strategies.
Conclusions: More information about childhood sexual abuse is needed and it is indispensable to get rid of this subject´s stereotypes in order to detect suspected cases of abuse on time. Every victim must be assured an individualized attention after the abuse so as to ameliorate the consequences. Sexual abuse shall be approached from different perspectives and we are all in charge of fighting against it.
1, es uno de los tipos de maltrato infantil cuya investigación inició hace apenas tres décadas atrás2,3. A pesar de esto, el hecho de que la violencia sexual se haya convertido en un problema de carácter mundial, que se trate de una transgresión a los derechos humanos fundamentales4,5 y que es la forma de maltrato más traumática en los niños con repercusiones a corto y largo plazo tanto para la víctima, su familia y la sociedad6, se ha llegado a posicionar como uno de los principales problemas de salud pública. Es pues un tema que le concierne no sólo a todo el personal de salud, sino también a maestros, policía, trabajadores en el ámbito penal y todo aquel que tenga contacto con los menores de edad de alguna u otra manera.
La violencia no consiste únicamente en daño físico, psicológico o emocional, sino que incluye también la violencia sexual7, de la que se hablará en este artículo y cuya definición es toda aquella conducta que amenace o violente el derecho de cada persona a decidir y ejercer de manera voluntaria todo lo que respecte a su sexualidad4. Propiamente hablando de maltrato infantil, el abuso sexual conforma uno de sus principales
subtipos, junto con el abuso físico y emocional, la exposición a violencia intrafamiliar y la negligencia8. Se debe aclarar desde un inicio que estos subtipos de maltrato no son excluyentes entre sí, por lo que el abuso sexual en menores se acompaña con mucha frecuencia de otros tipos de violencia7,9; aspecto que se retomará más adelante en este escrito.
Las definiciones de abuso sexual abundan en la literatura, encontrándose desde algunas muy escuetas hasta otras más amplias. Se puede decir entonces que el abuso sexual en menores de edad comprende toda la amplia gama de crímenes, interacciones y ofensas sexuales que implique a menores de 18 años como víctimas2,10,11y a adultos como abusadores; o bien a dos menores de edad con una diferencia de 5 años12
entre sí. Éste incluye desde agravios sin contacto físico como el exhibicionismo, la producción de pornografía infantil, el voyerismo y la exposición del niño a la pornografía; hasta aquellos casos en los que media contacto físico, ya sea tocamientos inapropiados (de partes genitales o sexuales) por parte del abusador o la víctima, el jugueteo sexual o la violación2,6,9,10,13-15.
6,10,14. Se trata de una relación de abuso, es decir que existe un desequilibrio de poder16; el agresor se encuentra en una posición superior de control sobre la víctima12, lo que le brinda a esta última una condición desventajosa. Todo lo anteriormente expuesto, el hecho de que se trate de una problemática que no se ha esclarecido por completo, la falta del reporte de la totalidad de casos de abuso sexual en menores13 y la ausencia de medidas preventivas claras cuya eficacia haya sido comprobada por medio de estudios, impulsó la redacción de dicho artículo. Se estableció entonces como objetivo general el exponer la importancia del tema de abuso sexual en menores de edad, sus aspectos generales, consecuencias y medida preventivas. Y a su vez se propuso tres objetivos específicos: primero el repasar los aspectos claves y más generales en torno al abuso sexual en menores; segundo, revisar las consecuencias, tanto a corto como a largo plazo, observadas en los menores de edad víctimas de abuso sexual; y tercero, estudiar las medidas preventivas contra el abuso sexual en menores de edad propuestas en la literatura disponible.
17. Datos de prevalencia varían mucho en la literatura, y pueden ir desde bajos hasta realmente alarmantes. Se estima que 1 de cada 12 niños han experimentado algún tipo de abuso sexual18 o bien que cada año 1% de los niños serán víctimas de abuso sexual14. En general se ha observado que aproximadamente el 7-36% de las mujeres y el 3-29% de los hombres han sido víctimas de alguna forma de abuso sexual durante su infancia13,18,19.
18; mientras que otro estudio también realizado en dicho país mostró cifras de 2,5% y 13,5% respectivamente20. En China por ejemplo, Luo y colegas reportaron una prevalencia de 4,2% antes de los 14 años de edad (5,1% en hombres y 3,3% en mujeres)15. Un estudio acerca de maltrato infantil en Argentina documentó que de 197 niños atendidos en una consulta, 128 (65%) fueron víctimas de maltrato infantil, y de ellos, un 30% fue por abuso sexual16. Por otra parte, en Granada, España, de 2159 estudiantes universitarios el 12,5% reportaron haber experimentado algún tipo de abuso sexual antes de los 18 años (13,2% de mujeres y 8,4% de hombres)12.
6,7,9,11,13,17,21, por lo que los datos de prevalencia obtenidos no reflejan por completo la realidad. Existen datos que postulan que sólo el 6% de los casos de abuso sexual son reportados a las autoridades22. Ahora bien, las razones por las cuales se da esta subestimación pueden tener diversos principios. La estigmatización del evento en sí20; la falta de interrogación por parte de personal médico, autoridades policiales o judiciales; la ausencia de confianza en dichas personas23o miedo de su posible reacción5,22; difícil acceso a servicios de salud o justicia y falta de redes de apoyo social24; dificultad para detectar médicamente los casos de abuso sexual en ausencia de signos físicos3; aspectos culturales, sociales o familiares que dificulten el reconocimiento del abuso o que consideren normal/usual este tipo de agresión5,15; sentimientos de la víctima derivados de la experiencia como miedo, resignación, vergüenza, culpa o baja autoestima5,24; cercanía con el abusador1; o bien temor al agresor y a las consecuencias de la denuncia22,24 son apenas algunas de las posibles razones.
25, al igual que el abuso entre pares y el cometido por la pareja sentimental; contrario a lo que sucede con los casos más severos o cuando el perpetrador es un adulto no conocido7,22. Además, el sexo masculino, los menores de 6 años, los niños y adolescentes hispánicos y los de estado socioeconómico más alto son menos propensos a reportar los casos de abuso sexual22. El estudio de Finkelhor y colegas determinó que las autoridades que con mayor frecuencia conocen acerca de los incidentes sexuales son las escolares, seguidas por las policiales y en última instancia las médicas22.
2,4,5,12,16,26 a excepción de lo observado en China y en el Sur de Asia, lo que se puede explicar por aspectos culturales y tradicionales.1,15El que las mujeres estén más sujetas a ser víctimas de violencia sexual, responde al hecho de que el abuso se instaura en situaciones de desigualdad y se puede considerar el pertenecer al género femenino lastimosamente como tal7. El abuso sexual en las niñas ocurre antes de los 12 años, mientras que en los niños entre los 12 y 13 años según Luo y colegas15, el dato en la población femenina es respaldado por el estudio de Ramos-Lira et al5. En el estudio argentino antes mencionado se distribuyeron los casos de abuso sexual reportados, según la edad; es así como 3% fue en niños de 0-2 años, 15% de 3-6 años, 31% de 7-9 años, 20,5% de 10-12 años, 20,5% de 13-15 años y 7% de 16-18 años16. Se observa entonces que el abuso sexual se da con mayor frecuencia en niños de preescolar y escuela y con menor frecuencia en la adolescencia; lo que es respaldado en otros artículos6,12. Sin embargo, otros mencionan que durante la adolescencia el abuso sexual también es frecuente2,4.
7,10,17. Además se reconocen algunos factores de riesgo indirectos (porque actúan por medio del cuidador del niño) por ejemplo: presencia de hombre ajeno a la familia en la casa, dificultad del encargado para congeniar con el niño, incomprensión del encargado al niño, ausencia de armonía marital, métodos disciplinarios fuertes y físicos, aislamiento social de la familia, encargado farmacodependiente o alcohólico, estatus socioeconómico bajo, habitar barrios en condiciones de pobreza, pertenecer a familias numerosas o desempleo2,7,8.
2. Se pueden observar ciertas tendencias y establecer algunas asociaciones, pero lo cierto es que así como la identidad de la víctima puede ser cualquiera, la del abusador también.
1,4,5 Un estudio argentino estimó que el 77% de los abusadores convivían con la víctima16. En el estudio llevado a cabo por Ramos-Lira y colegas, observaron que del total de mujeres víctimas de tocamientos sexuales, el 60% ocurrieron antes de los 12 años y los abusadores fueron conocidos no familiares en el 41% de las ocasiones, familiares el 39% y desconocidos en el 20% de los casos5.
4, lo que recalca nuevamente la cercanía de la víctima con el abusador. El último dato concuerda con otra cifra, que establece que tan sólo en el 10%12,16 ó 14%2 de los casos el agresor es completamente ajeno a la víctima.
12 y tan sólo una minoría son mujeres2,14; pero también es posible que los abusos perpetuados por mujeres estén infrarreportados12. Luo et al en su estudio reportaron que cuando la víctima era mujer, los abusadores eran en su mayoría hombres y cuando la víctima era niño apenas un tercio eran del sexo masculino15. La edad del abusador va a variar según cada caso; sin embargo, se puede decir que hasta un 44,2% pueden ser menores de 18 años; cuando las víctimas son de menor edad, se cree que los abusadores suelen ser con mayor frecuencia otros niños o adolescentes12. Se cree que pueden existir dos picos de edades en los abusadores, el primero durante la adolescencia, que concuerda con un aumento en las conductas delictivas; y el segundo alrededor de los 30 años, cuando el contacto con menores de edad suele ser más frecuente2.
4 y casi nunca es atrapado, detenido y juzgado2,16. El perpetrador utiliza diversas estrategias para llevar a cabo el abuso sexual, dentro de estas se destacan el convencer a la víctima con engaños, sobornos, decirle que es parte de un juego, utilizar el afecto como herramienta, hacer uso de la fuerza o la seducción12. Además de estas tácticas, pone en práctica otras para en ocasiones asegurar el silencio del menor, como por ejemplo el simple hecho de pedirlo sin amenazas o decirle que es un “secreto especial”12.
En cuanto a la naturaleza del abuso sexual y su duración, estas pueden variar según cada caso. Es así por ejemplo que en un estudio llevado a cabo por Daigneault et al en niñas víctimas de abuso sexual entre 11 y 17 años, determinaron que en el 100% de los casos existió contacto físico, penetración en el 72% y uso de la fuerza en el 28% de las ocasiones y que en promedio el abuso duró 1,6 años19. Se cree que la forma más frecuente de abuso son los tocamientos inapropiados12. Cortés y colegas determinaron en su estudio que del total de casos de abuso sexual en menores de edad, 62,8% consistieron en tocamientos inapropiados, 24,5% fueron violación y en 12,6% de los episodios no medió el contacto físico12. Finalmente, otro estudio realizado por Al-Mahroos y Al-Amer, describe igualmente que la forma de abuso sexual más común son los tocamientos genitales y el jugueteo (62,5% de los casos), le sigue la sodomía con 39%, la penetración vaginal en 22%, la exposición a pornografía en 10% y el contacto oral genital en 9%6.
20. En el estudio antes mencionado de Cortés et al, determinaron que en el 49,8% de los casos el abuso sexual fue un hecho aislado, en el 23,4% ocurrieron en varias ocasiones (y en el 71,4% de los niños se prolongó durante un año) y fueron abusos continuados en el 26,8% de las víctimas; de estas últimas 45,8% sucedían varias veces al año y 16,7% varias veces por semana12. Otros datos que difieren un poco son los obtenidos por Al-Mahroos y Al-Amer, donde reportan que el 31% de los casos fueron únicos y en el 41% se repitieron 3 o más veces6.
5,6,12, por lo general sitios supuestamente seguros para los niños y donde la víctima no está prevenida, espacios que el abusador domina; es decir que con menor frecuencia se lleva a cabo en lugares oscuros, extraños, solitarios o abandonados4. Lo anterior también responde al hecho de que la mayoría de los abusos sexuales son cometidos por personas cercanas al niño. Existen reportes que indican que en caso de ser el perpetrador un desconocido, la agresión sí se llevará a cabo en parques o calles en el 70% de los casos12. También puede depender del género de la víctima, ocurriendo el abuso sexual con mayor frecuencia dentro del hogar en las niñas y en lugares públicos en los niños12. En el estudio de Núñez y colegas, se determinó que los abusos sexuales cometidos contra menores de edad se llevaron a cabo dentro del hogar de la víctima en el 43,18% de las ocasiones, en segundo lugar con un 15,9% en casas de familiares o conocidos, y en otros sitios (guarderías por ejemplo) en 15,9% de los casos4.
3,6,12,15,27, desde aspectos genéticos hasta sociales, familiares y otras experiencias vividas posteriormente. Además, la víctima puede tener secuelas en una o varias áreas, o no presentar consecuencias del todo3,28. Incluso la edad del niño puede evidenciar diferencias en el predominio de un tipo de secuela16.
9,28-30. Los otros tipos de abusos podrían ser los principales encargados de los hallazgos observados en la víctima, venir a potenciar o complicar la sintomatología o simplemente modificarla, siendo difícil determinar con certeza cuáles secuelas derivan propiamente del abuso sexual.
3,28,31.
7. Existen diversas hipótesis en torno a los efectos sobre el eje antes mencionado y el sistema nervioso autónomo, se han observado hallazgos que señalan la hiperfunción de uno y la atenuación del otro, o viceversa, lo que podría explicar los diferentes matices de la psicopatología y la respuesta del individuo ante nuevas situaciones de estrés (independientemente de si están relacionadas con aspectos sexuales o no); lo cierto al fin y al cabo, es que existe algún tipo de desregulación que genera una respuesta asimétrica3,28.
3,28. Además se han observado alteraciones funcionales, como hiper o hipofunción y alteración en la irrigación de ciertas regiones en el cerebro en personas que han sido víctimas de violencia sexual durante su infancia3.
27. Seldes et al observaron que de 39 niños abusados sexualmente, 51% presentaron lesiones vaginales, 20,5% manifestaciones cutáneas, 7,6% lesiones anales, 7,6% osteoarticulares, 2,5% bucales y en un 10,8% no se encontraron lesiones aparentes16. Jones y Worthington observaron que del total de lesiones genitales y anales en mujeres menores de 21 años, sólo el 25% se debieron a abuso sexual21; por lo que se debe hacer un diagnóstico diferencial con variaciones anatómicas normales, accidentes de tránsito o empalamiento accidental producto de juegos o caídas21,32, u otras etiologías.
32. Las lesiones por penetración van desde laceraciones vaginales superficiales hasta profundas con riesgo de shock hipovolémico. Aunque la víctima haya experimentado penetración vaginal, puede que apenas un 16% de las mujeres presenten cambios en el himen6, por lo que la ausencia de hallazgos en dicha estructura no descarta abuso sexual.
26,33.
11.
11,33. En contraste con el artículo de Kohlberger, este documenta que los niños con ETS tenían en un 50,8% condiloma acuminado, 19% gonorrea, 17,5% otros tipos de uretritis, 6,3% herpes genital, 3,2 sífilis y 1,6% candidiasis; y entre las niñas, 47% condiloma acuminado, 14,4% vaginosis bacteriana, 11,4% candidiasis, 10,6% otros tipos de cervicitis, 5,6% herpes genital, 5,3% gonorrea, 3,8% tricomoniasis, 1,5% VIH y 0,8% sífilis33. De estos niños el 90,1% sólo tenían un agente caual, mientras que el 9,9% estaban coinfectados.
11,33. En todo caso, la presencia de una ETS en un menor de edad siempre debe obligar al médico a descartar abuso sexual o conductas sexuales riesgosas33.
7,13,19,25 y que perdurarán por largos periodos o de por vida. A continuación se exponen las secuelas a largo plazo.
4,5,7,12,13,15,17,19,20,24,27,29,34. En un estudio llevado a cabo por Zierler y colegas, obtuvieron que aquellos sobrevivientes de abuso sexual tenían una predisposición 4 veces mayor de laborar como trabajador del sexo en algún momento de su vida, en comparación con aquellos que no fueron abusados29.
7. También se documenta la asociación con entidades como síncope crónico, patología psicosomática, dolores crónicos, síndrome de hiperventilación crónico, trastorno convulsivo refractario, patología coronaria, neoplasias, obesidad, enfermedades reumatológicas, úlceras gástricas, patología pulmonar y neurológica12,13,17,27. La patología gastrointestinal funcional, la fibromialgia, el dolor pélvico crónico, convulsiones psicógenas y el dolor crónico no especificado son manifestaciones físicas de trastornos de somatización que con frecuencia presentan las víctimas de abuso sexual9,13,27.
7,15,17,24,34; lo que se atribuye a una disrupción en el proceso de maduración sexual34. Se debe tener presente que el observar conductas sexuales en los niños no siempre es indicativo de abuso sexual; si bien se deberá descartar siempre esta posibilidad, se debe tener en cuenta lo usual o normal de acuerdo a la edad del niño35.
12,15,17,27,34,36. Zierler et al reportaron que las víctimas de abuso sexual habían tenido relaciones sexuales con alguien desconocido 40% más frecuente que aquellas personas no abusadas; y que además tenían una tendencia 2 veces mayor para tener múltiples compañeros sexuales29.
12,17,27,30. Algunas de estas consecuencias podrían derivarse de ansiedad anticipatoria, expectativas negativas ante los encuentros sexuales o alteraciones en la percepción del sexo y de su propia sexualidad30.
29. En general, aquellas personas que fueron víctimas de abuso sexual están más predispuestas para adquirir algún tipo de enfermedad de transmisión sexual a lo largo de su vida, lo que va de la mano con conductas sexuales riesgosas36.
7,15. Las víctimas tienen mayor tendencia a presentar depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, suicidio e ideación suicida, baja autoestima, enuresis o encopresis, trastornos alimentarios, trastornos del sueño, labilidad emocional, agresividad, desregulación emocional, conducta antisocial en la adultez temprana, esquizofrenia, bipolaridad, trastornos somatomorfos, déficit de atención e hiperactividad y problemas de memoria; todos cambios que pueden ser explicados por las alteraciones neurobioquímicas antes mencionadas3,4,7,9,12,14,17,19,20,24,25,27,28. Sentimientos de culpa, estigmatización y la dificultad de confiar en otras personas también se derivan de una experiencia de abuso sexual, y esto a su vez puede generar psicopatología20,27.
7,12 Luo y colegas determinaron por ejemplo que aquellas mujeres que habían sufrido abuso sexual en su infancia, fueron golpeadas por su compañero sexual en algún momento de su vida, experimentaron algún tipo de acto sexual no deseado o fueron víctimas de hostigamiento sexual físico y verbal con mayor frecuencia15.
7,10. Por ejemplo, se ha estimado que el 71% de perpetradores masculinos, fueron ellos mismos abusados de pequeños1. Por este motivo, es de vital importancia tratar las secuelas de los niños víctimas de abuso sexual y así contribuir con un tipo de prevención primaria del que poco se habla.
9.
5,15,20,25, tipos de abuso sexual más severos como la violación9,20,25, menor edad cuando se fue abusado y duración del abuso5,25, aspectos genéticos que hagan vulnerable a la víctima en situaciones de estrés9 y la coexistencia de otros tipos de violencia25,32.
18,19,25,32. Acá se introduce también el término de resiliencia, que es la flexibilidad en el manejo del afecto y la conducta en una situación determinada; es la capacidad para adaptarse a pesar de la adversidad y es lo que podría explicar el hecho de que no todos los niños tengan secuelas de la misma gravedad7,19. Medidas como la psicoterapia individual o grupal pueden beneficiar a las víctimas de abuso sexual al enseñarles a lidiar con el trauma y las secuelas que cada uno presente9,27, lo que atenuaría la gravedad de las consecuencias.
31.
2,17,31,37. Se cree que los niños más pequeños son incapaces de diferenciar el contacto sexual inapropiado de una relación de cariño4,25, por lo que estos programas funcionarían modificando dicha situación. También hacen evidente la problemática del abuso sexual y consisten en enseñarle a los niños sus derechos, cómo oponerse a esos contactos y cómo buscar ayuda; de esta manera también se estarían reportando más los casos de abuso sexual, aminorando la gravedad de las consecuencias, disminuyendo los sentimientos de culpa y vergüenza y mitigando la estigmatización2,31,37.
2,31,37. Algo que se les critica es que hay quienes creen que los conceptos impartidos son muy complicados para que niños tan pequeños los comprendan2,37.
2,37. También consideran que de ser cierto que los niños sí aplicaran las herramientas aprendidas, es improbable que sean capaces de evitar que el abuso se lleve a cabo37. Sin embargo, los conceptos parece que no son complicados, los niños de cualquier edad sí los llegan a integrar aunque no necesariamente sean capaces de implementarlos, y aún cuando sólo fueran comprendidos por un solo estudiante, ya sería beneficioso2,37.
37. Reportar los casos de abuso sexual puede ser incluso ventajoso para el niño en el sentido de que se le podría poner fin al abuso en sí, evitar que este sea de mayor duración o prevenir futuras agresiones37. También se ha descrito que estos programas favorecen la comunicación entre padres e hijos37, lo que puede ser un aspecto clave en la lucha contra el abuso sexual.
2,8,15,31
2. Una mayor severidad de las sentencias podría generar sobrepoblación de las cárceles y elevaría los costos2, por lo que lo mejor sería aumentar las medidas de detección y arresto y diferenciar más apropiadamente aquellos agresores de mayor riesgo de los de menor.
8. Cada uno tiene objetivos, duración y maneras de actuar que difieren un poco el uno del otro; pero en general son llevados a cabo por personal entrenado que visita a las familias, incluso desde el período prenatal, para brindar apoyo, información y educación, y así mejorar la salud y el cuido de los niños31.
2,37, que como vimos al inicio de este artículo, no suele ser siempre así.
2. La tasa es aún menor cuando los agresores son de la familia o jóvenes, y se cree que alcanza esos valores tan bajos por el nivel educativo y laboral que tienen los perpetradores, en comparación quizás con otro tipo de criminales2. En todo caso, igual se discutirán a continuación las distintas técnicas descritas.
2.
2.
2.
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*Egresada de la carrera de Medicina y Cirugía de la Universidad de Costa Rica
*Correspondencia a: María José Acuña Navas. Escazú, San José, Costa Rica. Correo electrónico: marijo13_an@hotmail.com
Recibido para publicación: 7 de febrerode 2014. Aceptado: 15 de febrero de 2014
Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
10 Nov 2015 -
Fecha del número
Mar 2014
Histórico
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Recibido
07 Feb 2014 -
Acepto
15 Feb 2014