Resumen
Este artículo realiza un primer acercamiento al uso actual de listo como marcador discursivo en la conversación coloquial de los hablantes de Medellín. En primer lugar, se estudia el proceso de gramaticalización que ha afectado a este adjetivo; luego, se tendrá en cuenta la posición de esta unidad para describir los contextos de aparición y las diferentes funciones pragmático-discursivas presentes en el discurso dialogal y en el monologado, así como el modo en que contribuye al intercambio verbal en la comunicación. Para este estudio se ha partido de un corpus de catorce grabaciones de habla espontánea, de las entrevistas semidirigidas del PRESEEA-Medellín y, complementariamente, de ejemplos provenientes de otras fuentes orales o escritas. En las conclusiones se resaltan las tres funciones de listo extraídas de la muestra analizada: deóntica, que expresa el acuerdo entre los interlocutores, de apéndice comprobativo o de corroboración, metadiscursiva conversacional u organizadora del discurso.
Palabras clave: análisis pragmático; conversación coloquial; español de Medellín; marcador conversacional
Abstract
This article analyzes LISTO, as a colloquial conversational particle used by speakers in Medellín, Colombia. Firstly, it studies how the grammaticalization of this adjective has been changing it. Then, it focuses on this unit position in order to describe how it shows in different contexts and the different discursive pragmatic functions of it in dialogues and monologues as a way to contribute to the communication exchange. This study is based on fourteen spontaneous conversations recordings, PRESEEA´s oral interviews recorded in Medellín and as a complement, other examples taken from oral and written texts. The conclusions stand out from corpora three discursive functions of LISTO: deontic which reflects the agreement between speakers, supplement validation or checking and metadiscursive conversational or discourse arrange.
Key Words: pragmatic analysis; colloquial conversation; Spanish of Medellín; conversation particle
1. Introducción
Los marcadores discursivos, cuyas publicaciones en lengua española han sido muy abundantes durante los últimos años (Briz Gómez, 1998), algunas de ellas realizadas por Martín Zorraquino y Portolés (1999), Fuentes Rodríguez (2000), Portolés (2001), Cortés Rodríguez y Camacho Adarve (2005), entre otros, son ampliamente utilizados por los hablantes, tanto en la oralidad como en la escritura, debido a su gran utilidad no solo para lograr la cohesión y la coherencia en el texto, sino también para inferir la intención comunicativa del hablante por parte del oyente. Como plantean Martín Zorraquino y Portolés (1999), “[los marcadores] poseen un cometido en el discurso: el de guiar de acuerdo con sus propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación” (p. 4057). Es decir que el hablante-oyente puede extraer sus propias deducciones o conclusiones a partir de cada uno de los componentes del acto comunicativo, como lo son el hablante, oyente y contexto lingüístico, al usar estas partículas. En cuanto a los rasgos que distinguen los marcadores discursivos de otras categorías, Borreguero (2015) anota los siguientes: a) estos han experimentado una reducción fónica respecto de la categoría gramatical de origen; b) presentan una drástica reducción de la flexión morfológica; c) no forman parte de la estructura proposicional, por lo que no comprometen la inteligibilidad del enunciado, y d) han sufrido un proceso parcial de desemantización, que ha llevado a perder parte de su significado conceptual. La falta de alguna de estas características -continúa la autora- implicaría que pasen a ser parte de los marcadores no prototípicos o periféricos, sin embargo, siguen siendo marcadores (p. 155).
Dicho esto, en Colombia son varios los estudios que se han publicado sobre la función interaccional y la polifuncionalidad semántica de los marcadores discursivos -algunos de ellos analizados en comunidades de habla específicas-, como los de Rodríguez Cadena (1999), Travis (2005), Uribe Mallarino (2007), Vásquez Cantillo (2009), Grajales Alzate (2011), Rincón (2013), Hernández (2016) y García Zapata (2016). Por otra parte, en América Latina, siguiendo los enfoques dialectal y sociolingüístico, se han publicado importantes trabajos, entre los que pueden mencionarse: Toniolo y Zurita (2014) en Argentina; Rojas (2012), San Martín (2004-2005, 2011 y 2015), Panussis y San Martín (2017) en Chile; Vigueras Ávila (2014) y Aldana Peñaloza y Reig Alamillo (2016) en México; Acquarone y Gil (2012) en Uruguay; y Bentivoglio, Guirado, y Malaver (2014) en Venezuela.
En este trabajo la propuesta es presentar, desde el punto de vista pragmático-discursivo, una primera aproximación acerca de las funciones más frecuentes de listo como marcador discursivo, en la variante regional del habla coloquial de Medellín. Para ello, hemos analizado su presencia en corpus de lengua hablada y de lengua escrita, de los cuales se seleccionaron 158 ejemplos característicos del habla de la capital antioqueña. Hasta el momento, con base en la investigación previa, no se conocen estudios que hayan desarrollado algún aspecto de su funcionamiento en el discurso; esto quizás se deba a su carácter relativamente reciente, pues, aunque no se conocen datos exactos acerca de la conversión del adjetivo listo-a como marcador, sí se ha observado su aparición en la década de los ochenta en la literatura antioqueña con la obra Ganzúa de Luis Fernando Macías (1989) En la cual el autor recrea con lenguaje coloquial la vida de las pandillas de barrio, como se muestra en (1), donde Ganzúa, el protagonista de la novela, invita a su compañero Petróleo para que se fumen otro cigarrillo de marihuana. Este acepta de inmediato la propuesta haciendo uso del marcador Listo:
Miraron hacia un lado y vieron pasar a los casuales transeúntes. Miraron hacia otro lado y la transparencia rica del aire a esa hora no fue motivo de preocupación para ellos. Sin que lo notaran, las sombras de la noche fueron cayendo hasta envolverlo todo.
El único motivo de conversación retornaba después de un largo lapso:
-Armemos el otro.
- Listo hermano. (Macías, 1989, p. 23).
Así pues, el presente artículo consta de cuatro partes. En esta introducción se presenta la delimitación del tema, así como los objetivos y la justificación. La segunda parte contiene las consideraciones teóricas y la metodología que hace referencia al corpus seleccionado para este estudio. La tercera, expone el análisis con base en los textos seleccionados del marcador y sus funciones pragmático-discursivas. Finalmente, las conclusiones registran los principales hallazgos extraídos de los ejemplos analizados.
2. Consideraciones teóricas previas
Como listo, en su función de marcador, se usa principalmente en un entorno interactivo, se procede a clasificarlo dentro de la propuesta de los llamados marcadores conversacionales; luego, el estudio se enfocará en el concepto de modalidad deóntica y su relación con la cortesía verbal, para entender una de sus principales funciones en la conversación coloquial.
2.1. Marcadores conversacionales
Una de las clasificaciones sobre los marcadores discursivos que ha tenido una amplia difusión en la lengua española es la de Martín Zorraquino y Portolés (1999), fundamentalmente porque establece la correspondencia entre los significados semánticos de las categorías de donde provienen y los nuevos significados pragmáticos que adquieren en el discurso. Para estos autores, los marcadores conversacionales, de uso frecuente en el diálogo, son clasificados según las funciones que realizan en cuatro grupos, a saber: los de modalidad epistémica, relacionados con el grado de conocimiento, certeza o no que tienen los hablantes con respecto a los enunciados que emiten (claro, desde luego); de modalidad deóntica, vinculados con el carácter volitivo que manifiestan los hablantes para expresar la conformidad o el acuerdo ante un ofrecimiento o una propuesta de acción (bueno, bien); los enfocadores de alteridad, que sitúan al hablante con respecto a su interlocutor (mira, oye), y dentro de estos, los apéndices comprobativos (¿entiendes?, ¿no?); y los metadiscursivos conversacionales, utilizados para organizar la información o mantener el turno en la conversación (bueno, este) (Martín Zorraquino y Portolés, 1999, p. 4143-4172). Dentro de estos cuatro grupos, se ha ubicado a listo con su función más importante en el grupo de los marcadores de modalidad deóntica, en cuanto refleja las actitudes del hablante relacionadas con la expresión de la voluntad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, como se ha señalado en otras ocasiones, los marcadores discursivos son polifuncionales. Así, listo, además de indicar la modalidad deóntica como su función predominante, también puede expresar la interrelación con el interlocutor (enfocador de la alteridad), y aspectos organizativos del discurso (metadiscursivo conversacional). Las tres funciones aparecen estrechamente vinculadas, como se evidencia más adelante.
Para el análisis de las funciones de listo se toma como base los planteamientos del Grupo Val. Es. Co.2 (2014), el cual considera que el discurso se organiza y desarrolla a través de dos niveles fundamentales: primero, el nivel dialógico, que opera con marcas que señalan el acuerdo o el desacuerdo con lo dicho, este es segmentado en dos unidades el intercambio y el diálogo; segundo, el nivel monológico, en el cual el subacto, el acto y la intervención conectan los enunciados entre sí; y, en tercer lugar, el orden social externo, en el que se observa la influencia de los participantes, la alternancia de turnos y el turno.
2.2. Marcadores de modalidad deóntica
Al adentrarse en el concepto de modalidad deóntica es importante observar primero qué se entiende por modalidad. Debido a su complejidad y a la disparidad de criterios, se ha partido de una definición amplia, como la de Bybee y Fleischman (1995), citados por Martí Sánchez (2008, p. 70), para quienes la modalidad
Cubre un amplio espectro de valores semánticos: yusivos, desiderativos, intensivos, hipotéticos, potencial, obligatorio, dubitativo, exhortativo, exclamativo, etc. ─cuyo común denominador es la adición de un contenido suplementario o superpuesto sobre el valor semántico más neutral de la proposición de un enunciado, es decir, sobre lo factual y declarativo (p. 2).
Otaola Olano (1988), por su parte, la define como “la actitud del sujeto hablante ante el oyente y/o ante el contenido de la predicación emitida por él en el enunciado” (p. 99). Esta actitud del hablante es siempre subjetiva al igual que la actitud subjetiva del oyente en la interpretación del mensaje. Tradicionalmente, en la modalidad se ha distinguido el dictum o contenido proposicional que lo constituye y el modus, relacionado con el punto de vista del hablante en referencia con ese contenido (NGLE, 2009, p. 3114).
Asimismo, la tradición europea distingue entre varios tipos de modalidades que se detallan a continuación. La modalidad de la enunciación, o actitud que mantiene el hablante con respecto al oyente, en ella se implica una relación interpersonal propia de la interacción verbal y, por tanto, determina la forma lingüística del enunciado: declarativa, interrogativa, imperativa (Otaola Olano, 1988, p. 101). Luego está la modalidad del enunciado, según la autora, en ella se manifiesta la actitud del hablante ante el mensaje, es decir, muestra la manera en la que el hablante realiza su enunciado. En esta modalidad se engloban las modalidades lógicas “en que el sujeto presenta el predicado de la oración como verdadero, contingente (necesario) o probable (posible), es decir, en el marco de lo real, de lo eventual o de lo irreal”, en tanto que las modalidades apreciativas o subjetivas manifiestan los juicios de valor del hablante, así como los sentimientos y emociones (p. 103).
Dentro de las modalidades lógicas mencionadas, se han destacado sobre todo dos por su importancia para el análisis lingüístico del español, estas son la modalidad epistémica, que se vincula con el ámbito de la posibilidad de que un enunciado sea cierto, es decir, expresa certidumbre y el grado de compromiso del hablante con lo que dice. Y la modalidad deóntica -procedente del griego deon ‘necesidad’-, que se va a tener en cuenta en el presente estudio, se refiere a la actitud subjetiva del hablante que se relaciona con la necesidad y la posibilidad respecto de lo que dice (Lyons, p. 754). En la necesidad, el hablante, investido de una determinada autoridad basada en un código de conducta, establece la obligatoriedad de un hecho como única opción, en tanto que, en la posibilidad, concede permiso al interlocutor, con libertad de cumplir o no lo permitido por el hablante (Grande Alija, 1996, p. 623).
Por lo tanto, los marcadores de modalidad deóntica, como señalan Martín Zorraquino y Portolés (1999), reflejan actitudes del hablante relacionadas con la expresión de la voluntad o de los afectos y “afectan a enunciados directivos, que implican una propuesta, un ofrecimiento, una evaluación, etc., que el hablante valora, aceptándola o rechazándola” (p. 4162). Los autores reconocen como marcadores deónticos del español a bueno, bien y vale. En el caso de listo, que emerge frecuentemente en la conversación coloquial del habla medellinense, se ha observado que tiene un componente similar al de estos marcadores, ello se estudiará más adelante en el presente artículo.
2.3. Modalidad deóntica y cortesía verbal
Desde Brown y Levinson (1987), la cortesía se ha considerado como una teoría universal en la que existen unos principios corteses reguladores de las relaciones sociales, y cuya finalidad última sería evitar el conflicto interpersonal que puede surgir en todo intercambio verbal. Para analizar este fenómeno, parten del concepto de imagen pública con sus dos vertientes: a) positiva o deseo del hablante de ser apreciado por los demás; y b) negativa o deseo de mantener su independencia y no aceptar imposiciones de los demás. Por lo tanto, la imagen positiva se protege a través de la cortesía positiva que mitiga su amenaza; y la imagen negativa con la cortesía negativa, que busca preservarla de los actos verbales que la amenazan (Brown y Levinson, 1987, p. 101-129).
Por otra parte, Martín Zorraquino y Portolés (1999) consideran a bueno, bien, vale, de acuerdo, como indicadores de modalidad deóntica estrechamente relacionados con las estrategias de cortesía verbal, ya que al indicar el acuerdo con el interlocutor “refuerzan la imagen positiva del que habla (son indicadores de la ‘cortesía positiva’) y protegen, al mismo tiempo, la imagen negativa del oyente” (p. 4161-4170). Con base en lo expuesto, en este estudio de listo se busca mostrar que entre sus funciones desempeña la de ser un indicador de la cortesía verbal.
3. Corpus
El estudio se fundamenta en el análisis de las ocurrencias de listo que aparecen en 14 grabaciones magnetofónicas realizadas entre 2014 y 2016, correspondientes a conversaciones espontáneas entre hombres y mujeres oriundos de la ciudad de Medellín, de distintas edades y de los estratos socioeconómicos 2, 3 y 4, con escolaridad primaria, secundaria o superior.3 La edad de los 48 informantes, ya sean masculinos o femeninos -en términos generales- oscila entre los cinco y los setenta años. Estas grabaciones, en promedio treinta minutos de conversación, con un total aproximado de ocho horas, se efectuaron en reuniones de amigos y familiares, sin que los participantes tuvieran conocimiento de la presencia de la grabadora, con el fin de mantener la espontaneidad de este tipo de interacción. Sin embargo, una vez terminada la grabación, se les informó del hecho y se les pidió autorización para su utilización en el presente trabajo.
También se revisaron las 117 entrevistas semidirigidas del PRESEEA-Medellín (González Rátiva, 2008), de las cuales 78 contenían una o más realizaciones del marcador objeto de este estudio. De modo complementario, debido al número relativamente bajo de los ejemplos de las grabaciones (17), se incluyen textos del español hablado ubicados en periódicos digitales o impresos de la ciudad de Medellín, así como ejemplos, recopilados por los autores de este artículo (marcados como AA), de hablantes con los que han tenido oportunidad de establecer conversaciones reales. No se tuvieron en cuenta las variables sociolingüísticas de edad, sexo, educación o estrato socioeconómico, por el carácter descriptivo del trabajo, el cual pretende fundamentalmente caracterizar los valores pragmático-discursivos de listo dentro de la variedad dialectal de los hablantes oriundos de la ciudad de Medellín.
4. Metodología
En total, se contabilizaron 158 textos en los que aparecía la expresión listo, distribuidos en el corpus de la siguiente manera: 17, de las grabaciones de audio; 78, de las entrevistas semidirigidas del PRESEEA; 11, de periódicos digitales o impresos; y 52, del registro personal de los autores. Las grabaciones, al igual que los registros de los autores, fueron transcritos literalmente, siguiendo las indicaciones -símbolos- del sistema propuesto por Briz Gómez y el Grupo Val. Es. Co. (1998), en tanto que en las entrevistas del PRESEEA se transcribieron ortográficamente. Los datos obtenidos del material recopilado se sistematizaron en fichas con el contexto necesario para su análisis.
El primer paso fue el de identificar la partícula listo con función de marcador del discurso. Una vez realizada esta identificación se llevó a cabo el análisis cualitativo, con el fin de conocer las funciones pragmático-discursivas del marcador objeto de estudio y las características formales que presenta en la conversación; y, como complemento, un análisis cuantitativo, con el objeto de conocer la frecuencia de los valores y variantes en los distintos contextos analizados. Luego de este proceso, se seleccionaron los veintiséis ejemplos presentes en el artículo que mejor representaban las funciones detectadas en el material documentado.
Los cuadros que se presentan a continuación (Tabla 1 y Tabla 2) resumen los datos extraídos del material documental, en relación con el número de informantes y el número de ocurrencias del marcador listo.
5. Listo como marcador discursivo
El adjetivo listo ha desarrollado funciones distintas a las que se estipulan en la categoría gramatical en cuestión, como ya evidencian Castañeda Naranjo y Henao Salazar (2006) en el Diccionario de parlache, que presenta la siguiente definición: “Listo: Sí. Expresión que se utiliza para afirmar, para asentir. Listo, yo voy a ir. ─dijo Mechas” (p. 122). También el Diccionario Didáctico Escolar Secundaria (2009), en lema aparte, lo define así: “listo interj. coloq. Expresión que se usa para indicar conformidad o asentimiento: ¿Quieres ir a cine esta noche? ¡Listo!” (p. 771).
Sin embargo, este empleo con los significados de afirmación, conformidad o asentimiento, no lo se han encontrado en otros diccionarios del español hablado en Colombia, como los de Alario Di Filippo (1983); Haensch y Werner (1993). Asimismo, el Diccionario de colombianismos en su reciente edición (2019) no incluye esta partícula como entrada en la microestructura. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) (Real Academia Española, 2014), por su parte, define este adjetivo con las siguientes acepciones:
Listo, ta. Adj. 1. Diligente, pronto, expedito. // 2. Apercibido, preparado, dispuesto para hacer algo. // 3. Sagaz, avisado. U.t.c.s. // 4. Coloq. Que presume de saber o estar enterado de todo. // 5. despect. Coloq. Hábil para sacar beneficio o ventaja de cualquier situación (p. 1349).
Los planteamientos anteriormente expuestos, entonces, son aplicados a los ejemplos de listo recogidos, con el fin de determinar sus usos. De ahí que, en su función de marcador discursivo, si se toman en cuenta los valores cuantitativos del material documentado, listo presenta un alto índice de aparición (que será presentado en las tablas posteriores), por lo que sería posible afirmar que se está ante un marcador de alta frecuencia en el discurso coloquial de gran parte de los hablantes asentados en la ciudad de Medellín. El proceso de gramaticalización que lo diferencia de listo con comportamiento de adjetivo, se puede observar en el siguiente ejemplo:
Contexto: L y S son dos meseras que trabajan en un bar que está a punto de cerrar, pues van a ser las dos de la madrugada. El hablante A es el jefe o administrador del centro nocturno:
A: ¿qué perfume estás usando, L?
L: no sé cómo se llama / jefe /// me lo regaló la señora B
S: listo / jefe /// dejé los baños listos /// mañana
arreglamos la cocina ¿sí? / es que ya va a llover
A: S / ¿usted también necesita para el taxi?
S: sí / jefe /// las dos vamos para la misma parte /// una fiesta privada.
En el primer caso, listo tiene un valor semántico de mayor alcance en el discurso, ya que, con un valor conclusivo, S informa al hablante A acerca de una actividad que acaba de realizar. Además, aparece fijado en género masculino y número singular como iniciador de intervención, seguido del vocativo jefe, con el que constituye un acto de habla independiente y desligado de la estructura oracional, pues aparece entre pausas.4
En el segundo caso, es posible la combinación de listo como adjetivo modificador de baños, su complemento predicativo, con el que concuerda en género y número. Conserva, además, el significado léxico dado por el DRAE (segunda acepción), o sea que es una unidad léxica, una forma libre. Por otra parte, en el primer uso de listo se muestra un proceso de gramaticalización,5 lo cual le da un carácter de marcador discursivo, en tanto que presenta invariabilidad de género y número, y no desempeña función sintáctica en el marco oracional, sino que pasa a tener un ámbito de influencia extra oracional. De ahí que no aparezca combinado con sus elementos habituales (sustantivo y verbo copulativo) y adquiere un significado procedimental6 diferente de su significado léxico o conceptual, denominado tradicionalmente proceso de desemantización (Martín Zorraquino y Portolés, 1999, p. 4059 y ss.). Sin embargo, estos dos significados pueden coexistir, pues como plantea Murillo Ornat (2010), “En definitiva, los marcadores discursivos en muchos casos poseen tanto significado procedimental como significado conceptual-composicional, y los dos tipos de significado influyen en sus valores y en sus usos de diversas formas” (p. 270). La pérdida de estas propiedades lleva a que listo sufra un proceso de recategorización de adjetivo a partícula discursiva con otras funciones que van más allá de la oración.
6. Valores fundamentales de listo
De las 158 ocurrencias que han sido seleccionadas, 78 corresponden a entrevistas semidirigidas del PRESEEA-MEDELLÍN y las 80 restantes, incluidas las que aparecen en los periódicos digitales, pertenecen a conversaciones coloquiales de hablantes de la ciudad de Medellín. En función del análisis, se toma como base la definición de intervención del Grupo Val. Es. Co. (2014) como “la unidad monológica máxima estructural, generalmente asociada al cambio de emisor, que se caracteriza por ser o por provocar una reacción, prototípicamente, lingüística” (p. 19). Por ello, estas ocurrencias se han distribuido de la siguiente manera en la Tabla 3, a partir de la posición del marcador en el enunciado:
6.1. Función deóntica
Es posible derivar la función deótica de listo de la segunda acepción que trae el DRAE (Real Academia Española, 2014), a saber “apercibido, preparado, dispuesto para hacer algo” (p. 1349), por cuanto, en el uso dialógico como iniciador de respuesta, puede significar estoy preparado, estoy dispuesto, de acuerdo. Así, en los siguientes apartados, se analizan los valores de listo en estrecha relación con las posiciones iniciales de intervención y de acto que este marcador ocupa en el enunciado, en consonancia con lo planteado por Briz Gómez y Pons Bordería (2010), según lo cual “el valor del marcador discursivo, su función, se vincula a una cierta posición en un tipo de unidad determinado” (p. 328).
Como tal, Listo aparece generalmente en posición inicial de intervención, formando un grupo entonativo independiente en la conversación coloquial. En específico, con función deóntica (79 ocurrencias) se presenta en interacciones dialógicas como respuesta reactiva por parte del interlocutor, para aceptar plenamente enunciados directivos del hablante, los cuales implican una propuesta, una invitación o una orden, de donde deriva su modalidad deóntica.
Para Porroche Ballesteros (2011), los marcadores que indican modalidad deóntica (bueno, bien, vale, de acuerdo…) y los de modalidad epistémica (claro, desde luego, en efecto, por supuesto…) son los que más claramente representan el acuerdo (p. 164). Ahora, la forma decidida como el hablante acepta el acuerdo con el marcador listo implica un acercamiento socioafectivo hacia el interlocutor. En tal caso, este valor deóntico de listo es similar al de bueno, ya que, como Martín Zorraquino y Portolés (1999) sostienen “en esta función, bueno puede aportar ciertos matices de cooperación con el interlocutor (derivados de su valor modal deóntico […] e introducir indicios de cortesía positiva (derivados de su papel enfocativo de alteridad […]” (p. 4193). Para evidenciar lo expuesto, véanse los siguientes ejemplos:
(3) Contexto: Joven universitaria se encuentra dialogando en la cocina con su mamá, mientras esta lava la ropa (Grab. 4, comunicación personal, 2016):
M: no se le olvide traerme la ropa que se quitó ayer
N: listo// ¿qué me estaba diciendo usted?
M: que los morenos que viven aquí arriba / que se tomaron el domingo las bretañas las pagaron siempre
N: ¿sí? / y ¿por qué se demoraron tanto?
M: ¡ah, yo no sé! / como que ellos son todos relajados
N: Jmm
En el anterior diálogo, con listo en posición inicial, la joven acepta la propuesta de su madre de traer la ropa para que la lave. En estos casos, este marcador, como enunciado independiente, indica aceptación de una propuesta en la que ambos hablantes quedan implicados. Porroche Ballesteros (2011) explica esta aceptación del acuerdo entre los interlocutores con el par adyacente propuesta/aceptación, en el que se diferencia un acto de habla iniciativo (sugerencia, petición, orden, indicación, etc.) y uno reactivo, en el que se expresa la aceptación de una propuesta de acción (p. 160).
También se observó que listo desempeña además una función metadiscursiva reformuladora, pues la hablante N da por terminado el tema y retoma un tópico anterior que venía tratando con M. (Briz Gómez, 1998, p. 214).7 Por otro lado, a veces la sugerencia o petición del hablante es indirecta:
(4) Contexto: Dos amigos hablan por teléfono (AA):
A: hola / ¿te acordás de la amiga que te comenté?
B: síí
A: pues imaginate que me aceptó la salida a comer / pero no tengo un peso / parce
B: listo/ hermano/ yo le hago el giro por un centro autorizado
A: gracias parcero
Entonces, en (4), A no explicita el acto directo de solicitarle a B un préstamo de dinero, sin embargo, B lo interpreta así, de ahí que su respuesta sea proceder a hacerlo efectivo, es decir, hay un acuerdo tácito con lo expresado implícitamente por el interlocutor. Los vocativos parce8 y hermano, propios del uso coloquial e indicadores de confianza y amistad, realzan los sentimientos de solidaridad existentes entre los dos amigos (cortesía positiva).
Por otro lado, cuando se utiliza la variante fraseológica de carácter lúdico listo Calixto, el interlocutor expresa el acuerdo con más fuerza y entusiasmo. Es un juego de palabras que incluye el nombre de pila Calixto después del marcador, con el fin de lograr la rima producida por lenición consonántica, en la que el elemento oclusivo /’Kaliksto/ se suaviza en posición inacentuada y pasa a simple -s-, para hacer la consonancia con listo (Quesada, 1999, p. 173).
(5) Contexto: En una conversación telefónica A y B, compañeros de estudio, acuerdan una cita en la universidad (Grab. 2, comunicación personal, 2016):
B: ¡alóo!
A: hola B / voy a la U. mañana de 10:00 a 12:00 // ¿vos vas?
B: sí / yo también tengo que ir en la mañana
A: ¡ah / qué bien! // podemos entonces tomar tinto9 o almorzar o las dos
B: ¡listo! / ya hay parche
A: je je / sí // nos vemos entonces en el 12
B: listo Calixto
A: bueno / chao
Por lo tanto, en (5), B utiliza listo con entonación enfática para aceptar gustosamente la propuesta de A de tomar tinto y almorzar juntos; luego, con listo Calixto, como marcador autónomo que constituye un acto de comunicación, igualmente ratifica su complacencia por la cita que acaba de concertar con su compañero. En ambos casos, A refuerza su imagen positiva en cuanto realiza una estrategia de cooperación positiva con el interlocutor B (Martín Zorraquino y Portolés, 1999, p. 4162). También debe destacarse que listo indica un acuerdo decidido, valor probablemente derivado del significado léxico del adjetivo.10
Igualmente, listo puede aparecer como respuesta, seguido del conector pero, que indica la interpretación contraargumentativa en la que se atenúa el acuerdo, sin llegar a la desaprobación.
(6) Contexto: pareja de novios hablan por teléfono (Grab. 3, comunicación personal, 2016):
A: no grites, que te oigo perfectamente / aunque allá suena un ruido bárbaro // ¿entonces cómo nos vemos?
B: dime tú / que tienes tantos afanes
A: ¿antecitos de las siete en la iglesia de Buenos Aires?
B: listo / pero cumplido
Así, en el intercambio del ejemplo (6), B acepta de manera parcial la propuesta de A de encontrarse después de la jornada laboral, ya que introduce con pero la condición de que debe ir cumplido a la cita.
Sin embargo, a veces pero en el uso monológico aparece antepuesto a listo, ocupando una posición media.
(7) Contexto: E pregunta a I acerca de sus impresiones sobre el alcalde de Medellín:
E: ¿qué cree usted que el alcalde puede o debe hacer para mejorar la ciudad?
I: ¡ay!, sabés qué, que yo nunca he pensado en eso, pues yo como de ponerme ponerme pues en la posición de un político, hacer, deshacer de pronto sí, me gustaría, me encantaría que EPM como es de Medellín, de acá de Colombia, eh yo sé que es una empresa única en ese aspecto, pero sí me gustaría pues que como nosotros hacemos la energía, nosotros tenemos el agua, nosotros tenemos todo ese tipo de cosas que son reservas naturales, no, como es de nosotros, el agua es de nosotros, no tiene por qué cobrarla, pero listo, de pronto que tengan como una reducción de, de costos, porque, demasiado altos, son demasiado altos (PRESEEA- MEDELLÍN. Entrevista Semidirigida. ISM1).
Entonces, en (7), el informante I expone primero sus reclamos, pues no es partidario de que EPM cobre el agua a los usuarios, pero luego atenúa su afirmación con una contraargumentación introducida por pero, seguido de listo, con el que admitiría la posibilidad de una rebaja en el pago del servicio.
(8) Contexto: A y B son compañeros de estudio de la misma institución. A trata de convencer a B para que asista a una fiesta que va a organizar (Grab. 5, comunicación personal, 2016):
A: te cuento que mañana tenemos una fiesta aquí en la urbanización
B: ¡aah síí?
A: sí / vení que va a estar muy buena / y además va a haber papayera11
B: ¡aah qué bueno! / pero yo como vivo de lejos / y con quién me vengo en la noche /// pero / listo listo hágale que yo voy
De igual forma en el ejemplo (8) el hablante B primero expresa sus quejas a A, con lo que da a entender que no va a ir a la fiesta; sin embargo, lo que pretende es atenuar su cambio de postura que inicia con pero y reafirma con listo, intensificado por repetición, la aceptación entusiasta a la propuesta del interlocutor. Para Escandell Vidal (1991), las repeticiones constituyen un procedimiento intensificador, ya que la reduplicación del significante conlleva también la reduplicación del significado (p. 84). En este ejemplo como en el anterior (7), se observa que en estos casos el hablante busca sensibilizar al interlocutor con la exposición de motivos que dificultan la aceptación de la propuesta, para luego finalmente aceptarla.
Por otro lado, listo también puede ir acompañado de otros marcadores deónticos, como bueno o dale, que refuerzan su valor modal, es decir, realzan la actitud del hablante en el enunciado, como en los siguientes ejemplos:
(9) Contexto: M, dueña de un Spa, trata de convencer a su amiga B, para que con su esposo pasen juntas el fin de semana (Grab. 21, comunicación personal, 2016):
M: se pueden ir los dos
B: ¡ay qué rico! / de pronto sí
M: bueno / vea / yo voy a hablar con M I pa que le saquemos un costo y ya la llamo / ahorita la llamo
B: ¡bueno / listo!
M: a ver si nos animamos B / y nos vamos juntas / así sea que me paguen la semana
entrante
B: ¡sí sí sí! / hágale hágale pues
En el diálogo de (9), bueno, como iniciador de respuesta, indica la aceptación del ofrecimiento de M a B, que adquiere una mayor fuerza ilocutiva, seguido del marcador listo como intensificador del acuerdo entre las interlocutoras (cortesía positiva).
(10) Contexto: L se comunica por teléfono con M, para informarle que ella y sus amigos no van a llegar a la hora convenida (Grab. 1, comunicación personal, 2016):
L: ¡eeh hola! ¿con M? /// hola M / mirá / hablás con L /// ¿bien y tú? /// M / mira / es que vamos como tardecito / ¿será que ustedes pueden salir un poquito más tarde? /// (risas) ¿sí? /// ¡listo! ¡dale pues!
Con modalidad de la enunciación exclamativa, ¡listo!, seguido del marcador dale12 y el intensificador pues13, la hablante L reafirma el acuerdo ante la respuesta recibida de parte de su amiga, quien no tiene inconveniente por causa del retraso. En ambos casos, la intensificación de bueno, dale y pues afecta la actitud del hablante, es decir, se refiere al modus, en cuanto se utilizan procedimientos que imprimen mayor fuerza al acto ilocutivo (Briz Gómez, 1998, p. 128). En este Listo desempeña también una función metadiscursiva, pues inicia el cierre del diálogo.
(11) Contexto: Un transeúnte pasa por un lugar en donde un vendedor ofrece, en soportes pequeños, diversos tipos de mensajes (AA):
A: perdón // ¿cuánto vale ese aviso?
B: solo doce mil pesitos / patrón
A: le doy diez mil por él
B: listo / hágale pues
En el anterior ejemplo, listo, expresa la aceptación plena del vendedor, que a su vez utiliza los marcadores hágale y el intensificador pues, para reforzar el acuerdo e incitar al hablante a iniciar la compra. Hágale se ha convertido en un marcador discursivo de uso frecuente en el español de Medellín, cuyo valor fundamental es el deseo del hablante de incidir sobre el comportamiento del interlocutor (García Zapata, 2016).
En el corpus analizado también aparece en 10 ocasiones el uso de listo, antecedido del marcador discursivo ah con un valor enfático.
(12) Contexto: Una vendedora de productos naturales conversa sobre su experiencia con uno de estos productos ante posibles clientes (Grab. 14, comunicación personal, 2016):
J: si alguno de ustedes compra un producto y no está satisfecho con el resultado de lo que usted pensó o de lo que se habló / se le devuelve / aunque esté empezando / se le devuelve por otro producto / eso también es muy rico porque hay veces que uno no sabe qué alergia va a sufrir / usted dice ah listo deme tal cosa / se pone a aplicar y de pronto al segundo día / usted se da cuenta que tuvo como una alergia / empezó a estornudar / cualquier cosa que no es común.
En (12), como puede apreciarse, listo, precedido de ah que enfatiza el acuerdo decidido, se utiliza en la apertura del estilo directo, a través del cual J introduce el habla de uno de los personajes, que manifiesta el acuerdo con lo expresado por la vendedora. Para Edeso Natalías (2007), ah, como marcador discursivo, puede desempeñar varios usos: 1) organiza el discurso y mantiene la continuidad entre sus diferentes partes; 2) introduce ocurrencias repentinas; 3) implica al oyente en la gravedad o seriedad de una situación (p. 502-505). Este uso de ah con el marcador listo es frecuente en la respuesta reactiva, generalmente para enfatizar el acuerdo.
También listo puede aparecer en el discurso indirecto, cuando el propio hablante con un verbo de habla (pensar) y un que anunciativo reformula su discurso.14
(13) Contexto: El entrevistador E habla del clima de Medellín con el entrevistado I:
E: ¿a usted le parece que está haciendo mucho calor?
I: pues en este momento sí está haciendo calor, pero mirá por ejemplo, todos estos días ha estado lloviendo por todas partes, mirá la semana pasada que hubo esos aguaceros por allá en Bogotá, acá en Medellín pues también un montón de gente damnificada con todos esos aguaceros, mucho frío, a mí me da mucho pesar es cuando llueve así tan duro de, pues yo me pongo a pensar que listo yo me acosté en mi casa tranquilo y, pero tanta gente que de pronto con todos esos aguaceros no tienen donde dormir o la casita se los lleva pero, pues yo no sé este clima es muy extraño (PRESEEA-MEDELLÍN. Entrevista Semidirigida. MEDE_HO3_6).
Es importante, en este punto, ocuparse de los actos. Ellos son la unidad más pequeña que posee función ilocutiva, puesto que es “la mínima unidad de acción e intención, que posee las propiedades de aislabilidad e identificabilidad en un contexto dado” (Grupo Val. Es. Co., 2014, p. 39). En posición inicial de acto (dos ejemplos de cuatro documentados), listo, con una función expresiva, manifiesta el enfado del hablante con lo dicho por el interlocutor.
(14) Contexto: La dura respuesta que el alcalde de Medellín dio en los medios de comunicación, ante las declaraciones del gobernador de Antioquia por los problemas de Hidroituango (Restrepo, El Colombiano, 31 de mayo de 2018):
Estábamos a un mes de que se comenzara el llenado del embalse y no iba a caber la gente para cortar la cinta y ahora que hay un inconveniente ¿todos se bajan del barco? Listo// que se bajen/ aquí nos quedamos los poquitos dirigentes que sí creemos en EPM.
En (14), en el nivel monológico, el alcalde, con el marcador listo, responde con tono irónico al gobernador. Obsérvese que el rasgo suprasegmental es fundamental para señalar el sentido contrario o de no conformidad con las palabras del mandatario, según las cuales la empresa no está informando bien sobre lo que pasa en la presa.
De acuerdo con lo anteriormente expuesto, listo, como marcador de modalidad deóntica, con unidad entonativa completa, suele emplearse generalmente en el diálogo en posición inicial de intervenciones reactivas, para indicar aceptación o acuerdo decidido (cortesía positiva), a veces combinado con otros marcadores de modalidad deóntica u otros elementos como vocativos para enfatizarlo. También puede aparecer en una intervención como acto autónomo independiente. Cuando se presenta con modalidad exclamativa, con elevación del tono de voz, puede indicar acuerdo entusiasta o enojo con lo expresado por el interlocutor. En la Tabla 4 puede verse la función deóntica encontrada:
6.2. Apéndice comprobativo
Otra función de listo en la conversación coloquial de los medellinenses es la de “apéndice comprobativo”, expresión acuñada por Ortega Olivares (1985) para referirse a aquellas partículas que van adheridas al final de un enunciado, con el fin de verificar la comprensión y atención de los interlocutores.
En el material consultado, 9 apariciones del total de 158 corresponden a ¿listo?, con modalidad de la enunciación interrogativa y contorno melódico propio ascendente. Esta forma la ha sido clasificada en el subgrupo apéndices comprobativos, que, según Martín Zorraquino y Portolés (1999), forma parte de los enfocadores de alteridad. De acuerdo con los autores, estos marcadores, que van pospuestos al enunciado, tienen como función primordial comprobar si el interlocutor acepta o no lo expresado por el hablante (p. 4148).
Por lo tanto, la función fático-apelativa de ¿listo?, en la que el hablante implica al interlocutor en la conversación, no difumina, sin embargo, su valor deóntico, puesto que el hablante busca llegar a un acuerdo con este. A continuación, se expone el comportamiento de este marcador en posición final de intervención y de acto:
En posición final de intervención (3 ocurrencias de las 9 documentadas), el marcador ¿listo? es claramente apelativo, busca que el oyente manifieste su conformidad o corrobore lo dicho por el hablante.
(15) Contexto: A, el hijo de M, habla con H, la hermana de esta (Grab. 1, comunicación personal, 2016):
A: ¿no vamos a ir ya?
H: ¡ay sí! / y a llevar este niño a chiquifútbol entoes le voy a poner las medias
A: ¿qué niño? / no me diga así
M: (risas)
H: y ahorita bajo por usted ¿listo?
M: ¡ah listo! / ahorita nos vamos / chao pues
H: chao
En este ejemplo, ¿listo?, en posición final de intervención, tiene un valor pragmático de petición de acuerdo atenuado por la implicación del interlocutor, pues H, la hermana de M, le solicita la confirmación de su propuesta de bajar por ella. El ascenso tonal en esta posición puede ser interpretado por el oyente como que el hablante cede su turno, por lo que puede iniciar inmediatamente su intervención, como realmente ocurre. Con esta actitud, el hablante busca ofrecerle al interlocutor la oportunidad de expresar su opinión, para que manifieste su asentimiento o confirmación de lo dicho. M, por su parte, utiliza listo antecedido de la interjección ah, con lo que da a entender que la información recibida de H ha sido de su plena satisfacción. Ahora, en el nivel monológico, ¿listo?, se presenta como un subacto adyacente interpersonal, dado que vincula la relación entre emisor y receptor. En esa línea, para el Grupo Val. Es. Co. (2014):
Los marcadores discursivos funcionan como subactos adyacentes, constituidos por elementos extraproposicionales que no afectan la forma lógica del enunciado, pero se integran como elementos constitutivos del mismo. Pueden ser textuales, que organizan y distribuyen el flujo del habla; interpersonales, implicados en la interacción entre hablante y oyente; y modalizadores, cuando intensifican o atenúan el subacto sustantivo al que adhieren (p. 62, énfasis añadido).
Además, en la posición final de acto, en interior de intervención (6 apariciones de 9 documentadas), ¿listo? presenta un valor fático de mantenimiento del contacto (Briz Gómez y Pons Bordería, 2010, p. 341), en que el hablante reafirma o llama la atención sobre lo afirmado anteriormente:
(16) Contexto: E, entrevistador, pregunta la opinión de I, informante, sobre diversos temas:
E: ¿apoyar más el agro?
I: sí, es que el agro está muy descuidado y, y es la despensa de todas las ciudades
E: muy bien, hemos hablado un poquito de Medellín, un poquito del barrio, vamos hablar de su familia, y de las personas que están cerca de usted, ¿listo?, cuénteme, ¿es usted casado o soltero?
I: soy separado, y vivo en unión libre (PRESEEA-MEDELLÍN. Entrevista semidirigida. MEDE_H32_1)
Este uso se localiza en el ejemplo anterior, donde el entrevistador (E) le anuncia un nuevo tema al informante (I). En esta posición, E no pide una respuesta, por tanto, no cede el turno ni solicita la colaboración de I, como sí ocurre en final de intervención, sino que refuerza lo dicho. En la función de apéndice comprobativo es donde más se observa un menor grado de desemantización de listo, ya que hay una clara relación entre el significado léxico de la base adjetival de la que proviene y el valor pragmático-discursivo como marcador.
En síntesis, ¿listo? como apéndice comprobativo, situado normalmente en posición final, tiene el valor de pedir la confirmación al oyente de algo que el hablante considera de interés para él. Puede aparecer en posición final de intervención, para buscar el acuerdo con el oyente, o en posición final de acto con función fática de llamar la atención. La Tabla 5 sintetiza los hallazgos en este sentido:
6.3. Valores metadiscursivos conversacionales
Los marcadores metadiscursivos conversacionales, como apuntan Martín Zorraquino y Portolés (1999), forman parte de los procedimientos que utilizan los interlocutores para construir la conversación. Estos marcadores sirven para indicar la recepción del mensaje en intervenciones reactivas, la apertura o el cierre de una intervención (ruptura discursiva), el cambio de tema y la acumulación o el procesamiento de la información (p. 4191).
Desde otra perspectiva, Briz Gómez (1998) propone dos tipos de conectores: argumentativos y conectores metadiscursivos. Estos últimos a su vez los divide en metadiscursivos de control del mensaje y metadiscursivos de control del contacto. En el primero incluye las marcas de cierre, las cuales pueden indicar el cierre o conclusión de la conversación o el cierre conclusivo de un complejo argumentativo anterior (p. 206-224).
Entonces, valiéndose de la clasificación anterior, en el material documentado se han encontrado 68 casos en los que listo cumple funciones metadiscursivas conversacionales. En los siguientes apartados el análisis se centra en los papeles de recepción del mensaje, así como las marcas de cierre y progresión que aparecen en los textos del corpus.
Así, mediante el marcador listo en intervención reactiva (Briz Gómez y Pons Bordería, 2010) con tonema de suspensión, el oyente puede indicar textualmente la recepción del mensaje del hablante y su apoyo a lo expresado por este, seguido de un nuevo asunto, como suele ocurrir en las entrevistas. A continuación, se apunta a la manera como la recepción del mensaje se expresa en la posición inicial y final de intervención.
Con el marcador en posición inicial de intervención (5 ocurrencias), el oyente capta las palabras del hablante y reacciona ante ellas:
(17) Contexto: E le pregunta a I su opinión del lugar donde vive:
E: claro bueno y ¿cómo está esto por aquí en términos generales? El barrio pues El Poblado el un poco del colegio
I: pues yo creo que está bien que le han metido mu mucha plata mire a Las Palmas para subir lo ahí uno yo antes llegaba a mi casa en en Laureles a las cuatro y media ya ahora llega a las tres y media eso que uno baja en bombas, e hasta hasta esta San Diego con estas palmas
E: mhm
I: pues me parece que han metido mucha plata muy pues bacano eso
E: listo e ¿conoce a sus vecinos?
I: sí algunos
E: algunos y ¿cómo la va con ellos? (PRESEEA - MEDELLÍN. Entrevista Semidirigida JBH5).
En la entrevista del ejemplo (17), I contesta la pregunta de E, acerca de cómo está El Poblado. Este, a su vez, acusa la recepción de la respuesta, es decir, se da por enterado de esta, e inmediatamente hace una nueva pregunta. Es importante resaltar que implícitamente puede inferirse la idea de conformidad o aceptación del oyente, aunque sin el compromiso del acuerdo en que quedan implicados ambos hablantes.
Por otro lado, en posición final de intervención autorreactiva (2 casos), el hablante puede expresar conformidad o asentimiento a lo dicho por él mismo, además de que cierra el tema tratado, como en el ejemplo (18).
(18) Contexto: Palabras del ciclista colombiano Rigoberto Urán al darse cuenta del subcampeonato obtenido en la vuelta a Italia de 2017 (Medellín, lunes 24 de julio de 2017, p. 26. Q’hubo): «cuando terminé segundo dije: “Bueno, me ganó este güevón, listo”».
En el ámbito de las funciones metadiscursivas conversacionales es donde se observa el mayor grado de gramaticalización de listo, pues se desdibuja aún más el valor léxico del que procede. En los datos recogidos se contabilizaron 24 ocurrencias con listo como marcador de cierre de lo anteriormente dicho por el hablante, como se muestra en los siguientes casos, teniendo en cuenta la posición inicial de intervención e inicial de acto, así como final de intervención y final de acto. Primero, en posición inicial de intervención (2 apariciones), listo anuncia la terminación de un acto o proceso que se acaba de realizar en un contexto determinado:
(19) Contexto: Médico atiende a joven que se hirió el brazo accidentalmente (A) y ha perdido mucha sangre por causa de la herida con un cuchillo que se ha incrustado en el brazo izquierdo:
A: no es nada grave // te vamos a coser y vas a estar bien
B: gracias doctor
A: te vamos a poner la vacuna del tétano y te puedes ir // en la puerta de enseguida te atiende la enfermera
C: listo // ya te puedes ir // en la ventanilla te cobran
B: gracias niña15
En (19), B fue atendido por un médico, quien, después de coser la herida, lo remite a la enfermera, para que le inyecte la vacuna contra el tétano, y esta, con listo, le expresa que ya ha terminado y puede dirigirse a pagar.
Luego, con el valor de cierre temático (2 ocurrencias), listo puede aparecer en posición inicial de acto.
(20) Contexto: Adolescente dialoga con sus hermanas de 6 y 8 años en la sala de su casa (Grab. 10, comunicación personal, 2016
C: cante una del Nacional / pues usted se sabe las del Nacional / cante una de Nacional // usted A.
H: yo no me las sé
C: usted sí se las sabe
H: antes / antes
C: pero arrecuérdese // listo V. / hágale pues / se acuerda cuando / ¿cuándo yo llego usted qué hace? / cuando yo llego ¿qué me canta?
H: sale el campión
C: eso / cántela cántela
En (20), C da por concluidas con listo, en posición inicial de acto, sus exhortaciones para que la hermana cante, y con el uso del nombre propio busca una cercanía con ella para incitarla enseguida con el marcador hágale pues (García Zapata, 2016) a que lo realice de una vez. En relación con lo anterior, Alonso (1968) considera que el nombre propio es una de las formas que más llama la atención del destinatario “para que el aludido se sienta más íntimamente reconocido y se sienta como un agraciado […]” (p. 415), postulado evidenciado en el ejemplo objeto de análisis.
Después, Listo como marcador de cierre de conversación en intervención reactiva aparece en el corpus en 16 ocasiones. Este cierre puede presentarse en contextos de despedida o para anunciar el fin de la conversación:
(21) Contexto: El entrevistador E le pregunta a I, el informante, sobre las experiencias de su vida personal:
E: y ¿a usted alguna vez le ha pasado algo así, por el estilo?
I: uno, así no, pero sí tengo, síí tengo comoo, el miedo, aa, comentar las cosas cuando ocurre algo bueno, por ese mismo hecho, de la envidia y todas esas cosas, es mejor como quee, trato de quedarme callado, a lo bueno que me pasa
E: ¿a usted de pronto le gustaría contarme algo curioso, extraño o chistoso que le haya pasado?
I: nno, no tengo como
E: aa bueno muchas gracias
I: listoo, señor Róbinson (PRESEEA-MEDELLÍN. Entrevista Semidirigida. GISH3)
En (21), el hablante I utiliza listo intensificado con alargamiento de la vocal (Briz Gómez, 1998, p. 124) de la sílaba final, para dar por terminada su intervención y la entrevista con el señor Róbinson.
De igual manera. en posición final de acto, listo (6 ejemplos), en el nivel monológico, cierra el tema que los hablantes venían tratando con anterioridad.
(22) Contexto: Dos estudiantes universitarios conversan sobre sus estudios mientras tratan de hacer una consulta en el computador de la biblioteca (Grab. 5, comunicación personal, 2016):
L: ahorita llego y me leo las cuarenta y siete del día // porque ni una más / ¡uuy! ¡tan maluco ese trabajo!
D: no / pero es que no / además así lee uno mejor / sabiendo que es aburrido / esos trabajos cuando son aburridos si uno los divide bien terminan siendo más productivos que los que a uno le gusta hacer
L: ¡sí o qué! &
D: & porque se organizó y sabe que todo lo que leyó lo leyó bien &
L: & sí / es verdad // sí/ listo /// ¡cuál es la palabra clave? // San Sebastián de Palmitas / San Sebastián / San Sebastián / dejémoslo así
D: yo creo que te va a salir España / un montón de cosas.
En este ejemplo (22), listo cierra el tema de los deberes académicos que L venía tratando con D y prosigue con su intervención, pero pasa a lo más importante que es la consulta que van a hacer en el computador de la biblioteca.
Por otra parte, listo también puede expresar la marca de progresión cuando el hablante da a entender que quiere proseguir con su discurso, marcar la continuidad de la conversación (Briz Gómez (1998, p. 213). En posición interior de acto, listo, en contexto monológico, presenta 10 ocurrencias en el material documentado, véase el siguiente ejemplo en esta posición:
(23) Contexto: I narra al entrevistador E su experiencia en una excursión:
I: yo estaba por allá solo y había una cascada pues entre dos túneles, lo más de hasta lo más de bonito, pero eso era muy solo, pues por ahí no había nadie; estaba parado yo en el en eel en la mitad de un túnel y no se ve nada, absolutamente nada, de por sí de día en el túnel no se ve nada y estaba de noche, yo parado esperando a un primo mío cuando, listo, unos pasos, había llovido entonces se escuchaban los pasos en los charcos… (PRESEEA-MEDELLÍN. Entrevista Semidirigida. G1SH2).
En la narración de (23), listo, como subacto adyacente textual (Grupo Val.Es.Co, 2014), no cierra el acto sino que tiene predominantemente la función metadiscursiva de progresión, ya que marca la continuación, hace avanzar el tema anterior introduciendo un nuevo aspecto, un giro inesperado en la historia que está contando. La Tabla 6 muestra las funciones metadiscursivas de listo. Cabe resaltar su uso al final de intervención y como marca de progresión al interior de acto:
Por otro lado, desde el punto de vista de su estructura, el marcador listo puede aparecer precedido de la conjunción copulativa y para formar la variante y listo, con función de cierre conclusivo intensificado (Montañez Mesas, 2015). El carácter fraseológico de esta variante se da por el alto grado de fijación de sus dos componentes, los cuales siempre aparecen unidos, sin que se incruste entre ellos ningún otro elemento. Igual que la forma simple listo con esta misma función, y listo se sitúa en posición final de la unidad donde se aloja. En los corpus analizados, esta variante aparece en 21 ocasiones, y solo se documentan dos posiciones discursivas posibles: final de acto en el interior de intervención (9 ocurrencias) y en posición final de intervención (12 apariciones). En la primera, y listo concluye un acto, aunque no de manera definitiva:
(24) Contexto: I habla con E acerca de los vecinos del barrio en que vive:
E: ¿conoce a sus vecinos?
I: sí
E: ¿y cómo la va con ellos?
I: superbién, superbién porque yo pues saludo y hablo con ellos, saludo y listo, no me mantengo así que metido en las casas de ellos, ni mirando que es lo que hacen, no, saludo “buenas cómo están” y para mi casa (PRESEEA-MEDELLÍN. Entrevista Semidirigida. MEDE_H11_4).
En (24), el entrevistado indica que el tratamiento con sus vecinos es únicamente de saludo, y concluye su afirmación con y listo; sin embargo, continúa precisando con los actos siguientes, que no le gusta estar en las casas de ellos ni vive pendiente de lo que hacen, para reafirmar que simplemente se limita a saludarlos.
En la segunda forma, el marcador y listo con valor conclusivo en posición final de intervención se utiliza para poner fin a una enumeración que no consta de más componentes:16
(25) Contexto: E le solicita a I que le cuente sobre cómo es su residencia:
E: ¿cómo es su casa?
I: a ver, la casa mía es una casa sencilla, como pobres tenemos las camas, un televisorcito de esos de perilla, no de esos modernos pues, pero sí, tenemos teléfono, tenemos lo, lo necesario, pues lo básico, no, una neverita ahí pequeñita, pues de esas antiguas, pero tengo
E: ¿físicamente cómo es? usted entra, a la dere...
I: sí ¡ah! no yo entro y tiene dos alcobitas, adentro, la salita, muy pequeña, y las dos alcobitas, el patiecito, y listo (PRESEEA-MEDELLÍN. Entrevista semidirigida. G1PH1).
Entonces, en (25), I ante la pregunta del entrevistador E, enumera los objetos que hay en su casa, los cuales considera básicos. A la pregunta de cómo es físicamente su casa, responde con otra enumeración sobre las partes que componen su residencia, la que cierra en forma concluyente con y listo.
Además, en otros casos, se da por cerrada una conversación que se supone polémica, o que no da opción a réplica o contraargumento posible.
(26) Contexto: A le comenta a su amiga B la negativa de ascenso que le acaba de dar el jefe (Grab 4, p. 3):
A: lo que pasa es que yo soy un pendejo por ir a pedir esas cosas.
B: muy acelerado / pero eso está bien /// en este mundo hay que empujar
A: es que soy el único que / con quince días trabajando / va y pide que lo asciendan de puesto / por encima de todo el mundo
B: bueno / deje ya de repetirme eso pues / que me lo ha dicho como veinte veces
A: es que soy insoportable
B: pues se está poniendo / mijo
A: pues si estoy tan inmamable / dígame que me largue y listo el pollo
B: hágale mijo
En (26), A, ante la crítica que le hace B por su insistente repetición en decir que no debió solicitar ascenso con tan poco tiempo en el trabajo, decide cerrar la conversación en forma descortés al tratar de imponerle a B la respuesta. En este ejemplo, el hablante utiliza la variante fraseológica y listo el pollo, con el fin de dar una mayor fuerza a lo expresado. La Tabla 7 refleja el consolidado de las funciones de y listo como producto del análisis:
En líneas generales, el marcador listo con función metadiscursiva tiene un marcado carácter conclusivo (Montañez Mesas, 2015) y generalmente se utiliza en posición final. Así, en posición final de acto indica cierre temático o enumerativo, pero el hablante prosigue el discurso; en posición final de intervención, puede expresar cierre de conversación. También en interior de acto indica el procesamiento de la información. Por otra parte, y listo, en posición final de acto y de intervención presenta un cierre temático más rotundo, pero en final de intervención es más notoria la función intensificadora que refuerza lo dicho anteriormente, ya que se da por terminada la conversación. En el español general y punto es un marcador con usos similares a los de y listo, puesto que ambos indican cierre o fin de una enumeración, o de una información (Fuentes Rodríguez, 2009).
7. Conclusiones
El objetivo de este artículo ha sido el de ofrecer un primer acercamiento a las funciones pragmático-discursivas más frecuentes de listo y sus variantes, partiendo de una base documental compuesta de conversaciones espontáneas y entrevistas semidirigidas sobre el español coloquial de Medellín. Para el estudio se ha seguido la clasificación de los marcadores conversacionales propuesta por Martín Zorraquino y Portolés (1999), según la cual estos marcadores se usan sobre todo en el diálogo o conversación coloquial.
Como tal, Listo es el resultado de un proceso de gramaticalización, a partir de la forma adjetival homónima, que se ve afectada por cambios en su morfología, sintaxis y semántica, que lo llevan a adquirir una nueva función en el ámbito del discurso.
En relación con las funciones, se ha encontrado que su función predominante es la de ser marcador conversacional de modalidad deóntica (81 ocurrencias en el corpus, aproximadamente 51,02%), en posición inicial de intervenciones reactivas para expresar la aceptación o el acuerdo decidido, a menudo combinado con otros marcadores de esta modalidad, que lo refuerzan. En esta función, listo constituye una estrategia de cortesía positiva, en cuanto que el hablante aprueba los deseos y valores propuestos por el interlocutor. Por el contrario, como apéndice comprobativo (9 ocurrencias, 5.06% del total), se ubica preferentemente en posición final de la intervención, en la que aparece con valor apelativo de petición de confirmación, o en posición final de acto con valor fático para reafirmar lo dicho por el hablante. Por último, como metadiscursivo conversacional (68 ocurrencias, 43, 03% del total), indica varias operaciones constructivas en el discurso conversacional, tales como la recepción del mensaje, cierre de tema o de intervención, la continuidad temática. Presenta, pues, no solo un carácter polifuncional, sino una gran autonomía sintáctica, que le permite su aparición en cualquiera de las posiciones en el discurso.
Es así como las funciones básicas de listo están en la misma dirección de bueno (Bauhr, 1994), (Martín Zorraquino y Portolés, 1999), vale (Cestero Mancera y Moreno Fernández, 2008; Serrano Reyes, 2012), y, hágale (García Zapata, 2016). Sin embargo, en el material documentado se pudo observar otras funciones no tipificadas, como el uso conclusivo, ya sea en cierre temático o enumerativo; y, con la variante y listo, el cierre del discurso cuando el hablante considera que no necesita añadir nada más.
Finalmente, es importante resaltar el carácter naturalmente relativo de los resultados de esta indagación, ya que se limita a describir el uso de listo como marcador discursivo en una comunidad de habla específica, como es la ciudad de Medellín. Eso sí, se espera, con dicha propuesta, contribuir a dar alguna claridad sobre este marcador de amplio uso en el español medellinense, y que estas observaciones, en un análisis más amplio, sirvan de base para continuar profundizando en su estudio.
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1
Este artículo se enmarca en el proyecto de investigación “Listo, marcador conversacional en el español coloquial de Medellín (Colombia)”, inscrito en el Sistema Universitario de Investigaciones (SUI), de la Universidad de Antioquia. Los autores son miembros del Grupo de Estudios Lingüísticos Regionales (GELIR).
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2
Val. Es. Co., es un grupo de investigación de la Universidad de Valencia que ha profundizado en el estudio del español hablado, con numerosas publicaciones sobre la caracterización del registro coloquial, la estructura conversacional, el desarrollo y progresión del coloquio, la relación entre las formas lingüísticas y sus funciones pragmático-comunicativas, etc. (Briz Gómez y Grupo Val. Es. Co., 1998).
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3
Según Jang (2009, p. 9), “En la sociedad colombiana está oficialmente establecido el sistema de estratos socioeconómicos que se divide en seis grados: uno es el más bajo y seis es el más alto.”
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4
Para Briz Gómez (2011), esta función que tienen los marcadores de funcionar como actos o enunciados autónomos “solo puede entenderse por relación a unidades dialógicas, es decir, unida a intervenciones reactivas” (p. 82).
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5
La gramaticalización se ha definido como “un proceso mediante el cual una forma léxica o construcción, en contextos pragmáticos y morfosintácticos específicos, asume una función gramatical, o bien una entidad o construcción ya gramatical adquiere una función aún más gramatical” (Company Company, 2004, p. 29).
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6
El significado conceptual hace referencia a la información léxica sobre el contenido proposicional de los enunciados, en tanto que el significado procedimental es la información de cómo se procesa o interpreta ese significado conceptual (Murillo Ornat, 2010, p. 243).
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7
Listo, como muchos marcadores, puede desempeñar al mismo tiempo funciones diferentes, aunque generalmente haya predominio de una sobre otra, de ahí su polifuncionalidad (Cortés Rodríguez y Camacho Adarve, 2005, p. 156).
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8
Castañeda Naranjo y Henao Salazar (2006) traen en su diccionario el término parce como acortamiento de parcero para indicar forma de tratamiento amistoso (p. 153).
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9
Tomar tinto es una expresión de uso frecuente en Antioquia, para invitar a alguien a tomar algo, no necesariamente café, con la intención de conversar. Tinto, por su parte, es definido por el Diccionario de Colombianismos (2019) como: “Bebida caliente de café puro sin leche” (p. 438).
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10
Aunque este marcador puede intercambiarse en algunos contextos con bueno, para Martín Zorraquino y Portolés (1999), bueno refleja un tipo de acuerdo menos decidido, entusiasta o completo que bien. Manifiesta pues, un grado menor de convicción, por parte de quien habla (p. 4164). Con listo se expresa el acuerdo con más fuerza y plena voluntad del hablante.
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11
El Diccionario de Colombianismos (2019) define papayera como “banda de músicos que interpretan temas típicos de una región” (p. 351).
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12
Dale ha sido estudiado por Acquarone y Gil (2012) en el español de Uruguay como marcador de modalidad deóntica, con varios valores como aceptación, incitación del interlocutor a actuar, cierre del intercambio. Véase también Álvarez-Ejzenberg (2015).
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13
Grajales Alzate (2011, p. 42) ha observado el uso de pues como de altísima frecuencia en el habla espontánea de Medellín y le asigna como marcador discursivo la función de reforzador de acto ilocutivo en posición final de enunciado.
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14
Sobre el uso del discurso referido en el español hablado en Medellín, véase el estudio de Grajales Alzate (2017).
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15
Niña, según el Diccionario de colombianismos (2019), es una “forma de tratamiento para las mujeres que prestan un servicio al público. Niña, por favor nos puede traer dos vinos” (p. 327).
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16
Montañez Mesas (2015, p. 377) ha subdividido los marcadores de cierre enumerativo o argumentativo en dos grupos por su diferente funcionamiento discursivo: 1) los de falso cierre enumerativo: y tal, y eso, pues eso, pues nada; 2) los de cierre enumerativo: y ya está, y punto. La variante y listo pertenecería al segundo grupo, por cuanto cierra una enumeración que se considera completa, a diferencia de los marcadores del primer grupo, en que el cierre de la secuencia no es definitivo.
Fechas de Publicación
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Fecha del número
May-Aug 2021
Histórico
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Recibido
05 Mayo 2019 -
Acepto
31 Mar 2021