Open-access Obra poética

Poetry

Obra poética

Poetry

Juan Ramón  Osorio- Pérez2*

*Dirección para correspondencia:
El trompo. (Septiembre ,2013)

Los crueles insensibles lo ataron, envolviéndolo con una cuerda como camisa de fuerza para locos; lo maniataron como si tuviese algún delito.

Luego, lo lanzaron con furia contra el suelo, exigiéndole que bailara alegre y serenito.

¿Y quién va a poder bailar con gusto después de haber sido así torturado?

El pobre reo extenuado de sufrir aquel entuerto, giró sin querer alrededor de su eje imaginario; y con la punta de su alma bien clavada en el suelo, triste comenzó a dar vueltas y vueltas hasta que le dio el patatús y ¡pof! Cayó muerto.

¡Ay!

Inseparables. (Mayo, 2012)

-¿Y por qué me seguís tanto, te tengo algo, acaso? -le preguntó ella, un tanto irritada.

Y le respondió la vieja cadavérica:

-Sí, mi vida, sin vos yo no puedo existir.

Y de un zarpazo

¡Zas! se la llevó a la tumba.

Verde amarillo

Todo está verde amarillo flores en el sardinillo

Amazonia con sol de abril. Aquel ayotal florido un aguacate partido

¡Viva la bandera de Brasil

Cumbre sin hambre. (Septiembre, 2013)

Allá en el cucurucho del mundo, en un país con mucho frio, bastante arriba del Ecuador, sentados en unas poltronas sin hambre, ante soberbios manteles y luciendo vasos forrados repletos de agua mineral purificada; allí donde inocentes caviares fueron devorados en tremendo festín neocolonial por los rapaces de cuello blanco que muy preocupados y después de filosóficas discusiones, encandilados discursos y profundos análisis, llegaron a la sabia conclusión que aquí en los países periféricos, en estos arrabales del sur nos estamos muriendo de hambre.

Que el cuerno de África necesita ayuda

Que hay que pacificar Siria

Pero allí adentro nadie se acordó de decir

Lo que les dijeron desde afuera:

Que ellos son los culpables de todas las miserias que sufre África y los demás africanizados; que solamente necesitamos que ellos dejen de meter las narices, donde nadie los está llamando y seguro que en estos lugares la paz florecería…

Solamente exigimos es que ellos regresen toda las riquezas robadas a lo largo de la historia… y otro gallo nos cantaría.

Ah… y tampoco comprendieron las palabras de un tal Cameron, quien muy asustado les dijo que debían terminar la bendita cumbre porque se hartaban más que los chanchos.

También les dijo que si seguían allí, los costos en Lough Erne Resort se incrementarían y la pordiosera realeza de Windsor no está dispuesta a gastar una libra esterlina en un grupo de inservibles que discuten sin hambre un asunto de tanta hambruna, un tema que resulta insípido y desconocido para la Casa Blanca y para el palacio de Buckingham.

También se acordó por unanimidad global que buscarán un ONG para que realice una colecta mundial y así sufragar los altos costos y honorarios que genera la cumbre sin hambre.

Las esdrújulas. (Septiembre, 1999)

Coloquios de la clase dominante

Saludos para Enrique Langrán

EN mi tierra son un mal pandémico los energúmenos y tecnócratas.

Esdrújulamente hablando, son hipócritas, irónicos y anárquicos.

Dicen gobernar de forma democrática, pero son unos sátrapas y dinásticos.

Argumentan ser escépticos de la dialéctica, pues ellos son católicos, apostólicos y románicos.

Ven tétrico el trabajo agrícola, y para tener cuerpos óptimos y atléticos, hacen aeróbicos en el hipódromo.

Viajan a Bélgica o a los Ángeles, y al pobre minusválido y epiléptico no le dan ni un céntimo de córdoba para calmar su hambre epidémica.

Se pasan el día leyendo encíclicas dictadas por el sumo pontífice pero le niegan por enésima vez los servicios médicos al palúdico pueblo.

Se compran sintéticas telas en las metrópolis de Norteamérica y lo hacen, hablando con léxico estúpido.

Son cinco los politiqueros, agnósticos del dolor popular.

También son imbéciles los aristócratas, que tiene a mi anémica Nicaragua como un analgésico o un somnífero que les da un sueño anglosajónico.

Son unos intrépidos holgazanes que en su inhóspita conciencia sólo caben los cómputos fétidos de su doble moral miasmática; en síntesis, son unos zánganos, unos grandísimos cuadrúpedos; excelentísimos inútiles, tan patéticos y diabólicos como la promesa electoral utópica anacrónica y demagógica.

El funeral. Agosto, 2009

Las personas que lloraban: la madre, el padre, la esposa, las hijas, hermanos y hermanas caminaban adelante, pegaditas al féretro. Detrás de estos, otros familiares y amigos iban callados, ni lloraban ni reían, solamente se dejaban llevar como empujados por la inercia de la muerte. Otros más atrás, platicaban animadamente, se carcajeaban, aprovechando la ocasión para saludarse y chismearse los últimos enredos del pueblo. Como a ciento cincuenta metros adelante del cortejo fúnebre, estaba Chico Chamba y su pandilla, bien sesereques de cususa y guarón, embadurnados de cemento hasta las orejas, y con ceremoniosa agilidad, preparaban la fosa donde descansaría el cuerpo inerte del afortunado. Yo quise asomarme para ver el paso del funeral, pero la caja estaba bien clavada y una mano huesuda y helada aplastó mi cabeza diciéndome: - ¡Calmate jodido, estate quieto, acostate no jodás, no mirás que estás muerto, pendejo…!

Surcos de mayo. Abril,  2010

Cada mayo por la mañana el campesino va como empujando su existencia y el arado penetrante con su punta de metal, y va remolcando sus pasos y pobrezas que cada vez se hacen más pesadas bajo el sol del mediodía tropical.

Y los bueyes nobles e inocentes, van halando el pértigo sin saber por qué.

Cada surco se convierte en una herida lacerante en la piel de mi tierra virgen servicial que deja escapar sus lágrimas, sus dolores y aromas de sangre nueva recuerdo del último temporal.

Cada tarde va el campesino cansado pero con el chuzo punzante en las nalgas del dócil animal
que, también estresado, ha dejado de protestar y ya ni se queja al sangrar.

Y al llegar al límite de la huerta

¡Vueltaa! ¡vueltaa! ¡Apartaa, Pintooo!.

¡Ja, bueycitoo! ¡Este hijueputa, hombreeé!

Mientras en la casa grande el señor de los tractores de un solo romplón, descuartizó la tierra, produjo, explotó,  envenenó, vendió, compitió,  no compartió, se hizo más rico. Latifundió.
Ahí va Tito Miseria, espalda rota,  riñones deshidratados,   enjaranado  con el banco,  botas de hule remendadas  y la casa y la vida, y su suerte  hipotecadas.

Ahí van el hombre, los bueyes, el arado y el chuzo cabalgando a tientas su futuro, lentamente a la saga,  con mecanismos obsoletos,  desde los tiempos coloniales sin opciones de competir con deseos de compartir aunque sean solo  las ganas de vivir.

Cíclicamente enredados en supervivencias, vuelta a vuelta, surco a surco, abriendo el útero de la tierra para depositar las semillas de Fe, donde germinen las esperanzas  verdes que les den a todos alientos de vidas,  mientras llega el mayo próximo con lluvias entusiastas y optimistas para volver a preñar a la madre tierra con los nuevos surcos de mayo.

Mestizo

Varios granitos de arroz asiático  se fusionaron con los americanos frijolitos autóctonos.

Todos presenciamos  el nacimiento  del prodigioso gallo pinto.

Mercancía y religión

Colón iba a las Indias Orientales a traer mercadería, pero por desgracia para nosotros, chocó con nuestras tierras.  Para entretenerse, se  dedicó a saquear, matar, robar; ah… y a “cristianizarnos”. Que desgracia la nuestra, por  el simple gusto de los europeos de comer condimentado, nos impusieron religiones, idiomas, mercados, guerras y trescientos años de maldiciones, saqueos  y etcéteras.

Alma de perro. (Noviembre 2010)

ENTRE el silbido de los agrestes pinares, vagabundeaba mi alma con azarosa preocupación.

Le atormentaba el estrés del ser humano, no tenía rumbo fijo, ni caminos  trazados, solamente albergaba una ilusión y una misión: encontrar a su alma gemela que le acompañara y le trajera la paz, el aliento y el sosiego tan soñados.

Después de caminar meditabunda por los cerros, tiritando por el frío que se colaba entre sus huesos, se encontró con un pájaro quejumbroso con un aire de espíritu, como llegado del más allá;  daba saltitos inocentes queriéndole acompañar

Era tímido, pero no tonto, era inofensivo, Cuclillo corredor.

Era pacifico, callado y misterioso. Era libre.

Le miró con la  parsimonia de un alma solitaria  y con una calma audible en el eco de los ocotes Geococcyxvelox y contento

¡Como quería que fuera su alma gemela!  

¡Qué envidia sintió mi alma aquel día!

Era la mítica alma de perro, más feliz que la mía.

El padre mono. (Enero,  2000)

Padre mono que estás en la selva

Dignificado sea tu nombre

Venga a nosotros tu rama

Hágase tu voluntad en la tierra como en tu árbol

Danos hoy nuestro banano de cada día

No perdones nuestras estupideces

Como también nosotros
 
No perdonamos a los que nos explotan

Y líbranos del ser humano. Amén.

Sin Status quo. (Julio, 2008)

(Cuento)

Cuando iba a nacer Isabel de la Cruz, todavía no existía el ultrasonido, su madre, la señora Isabel, con la gran panza, se puso a tejer ropita rosada, pañales rosados y compró una muñequita también rosadita. El padre, Don José de la Cruz, por su lado, se ufanaba con alardes del hijo varón que vendría.¡Será macho como su padre!–decía–, sobándole la gran panza a su mujer. Encargó un caballito de juguete, unos carritos, compró una pistolita y hasta le mandó a hacer un trajecito de vaquero.

El tres de mayo vino la criatura al mundo. Para regocijo y júbilo del padre, nació varoncito. La madre no se lamentó de que no haya venido mujercita, solamente dijo: le pondremos Isabel de la Cruz, pues es un nombre que también le queda bonito a los varones. El padre no estaba muy conforme, pero por ser devoto de la Santa Cruz, aceptó.

El niño fue creciendo más cercano a su padre que a su madre. Llevaba una vida rutinaria; de sus estudios a la finca, donde ayudaba a su padre juntando o arreando el ganado, siempre montando a caballo. Así llegó a la adolescencia sin mayores alteraciones en su vida. Sin embargo, durante las tardes el muchacho escuchaba los reproches que mutuamente se hacían sus dos progenitores. Ella, reclamaba porque no le había salido mujercita, -los yernos son más llevados que las nueras –decía-, y el padre reclamaba porque el bendito chavalo a pesar de andar de arriba abajo con él arreando el ganado, no quería vestirse de vaquero, tampoco le comentaba nada sobre los primeros amores que debía tener con algunas de las jovencitas del lugar como era natural en los jóvenes de su edad.

Un día, al cumplir los dieciocho años, Isabel de la Cruz decidió darle el gusto a los dos, o no darle gusto a ninguno. Decidió darse gusto a sí mismo; se vistió de vaquero como su padre lo había deseado y se largó con Manolo Camacho, el yerno que un día su madre soñó tener, o sea, el muchacho aquel que a él lo traía loco de amor.

Erupción en León. ( Octubre, 2010 )

A: Félix Rubén García Sarmiento.

En Metapa brotó una piedra angular. Era una de esas rocas ígneas volcánicas, la que se resbaló por la meseta de Estrada, atravesó la llanura Nagrandana y, atraída por la sangre de los maribios y del guerrero Adiact, se perennizó en la caliente León colonial. Como elementos alocados, saltaron los piroclastos, emitiendo gases magmáticos, que al estar reprimidos en el centro de la tierra, buscaron la salida desesperadamente, como un preso que busca su ansiada libertad, provocando la explosión de millares de fragmentos que se diseminaron por todo el terruño nacional para convertirse en propagadores de nuestra propia identidad.

A partir de tal acontecimiento, y aunque parezca algo fortuito, más bien fue un acontecimiento providencial. Pareciera que antes de ese evento, el verso, la literatura, la poesía, la prosa, el canto, la lírica y el beso eran carcomidos por el escorbuto o carbuncos medievales de la exclusión social y cultural. Era como una peste bien pegada o un castigo endémico provocado por el atropello del blanco dominante, que por más de cuatrocientos años sumergió, mató, ridiculizó y desapareció lo más significativo de nuestra identidad: las lenguas autóctonas y sus formas de vida amantes de la naturaleza. ¿Cuánto más nos hubiera enseñado el gran filósofo Nicarao, los poetas Maribios o los Dirianes artesanos? ¿Cuántas historias fantásticas hubiéramos conocido de los navegantes chorotegas enamorados de la tierra y las estrellas?

Tuvo que ser en León de Nicaragua donde, a partir de la decadencia de la lengua dominante e impositiva, un poeta de provincia y calores tropicales, se alza y restaura el viejo verso de Castilla, enmohecido por la “hidalga” arrogancia del blanco, y lo catapulta hacia la grandeza, provocando el escozor en el ego vitalicio de quienes creían ostentar la supremacía de la literatura.

Antes de Darío nos tenían apelmazados, nos habían mandado al ostracismo literario de una existencia nula. Antes de Darío, da la impresión que no pensábamos; nos tenían aplastados, vilipendiados, humillados, ignorados. Así podemos entender que el demonio colonial, perdón, el dominio colonial, no sólo fue en lo político, económico, militar y religioso, sino también y sobre todo, en lo cultural.

Pero aun así, al finalizar el siglo diecinueve, hechos añicos, acudimos al encuentro con nosotros mismos. Asistimos al entierro de lo que quedaba de nuestras regias palabras náhuatl. Sólo pudimos salvar aquellos sustantivos de frutas, comidas, bebidas y las toponimias más frecuentes, que dicho sea de paso, encierran en si tanta sabiduría, pero por lo demás, muy poco se pudo hacer, y no nos quedó más que buscar nuestra esencia y la identidad en el mismo lenguaje ibérico. Fue Darío ese quijote chorotega que como un dios del fuego hizo explotar el magma poético apresado en el corazón, cerebro y alma del ser nicaragüense.

Darío fue como un sismo o una erupción en León que hizo vibrar a toda América. El poeta de la pluma de oro que con su canto Azul de vida y esperanzas, hizo que este triangulito de lagos, volcanes y terremotos fuera incluido por vez primera en el mapamundi. Darío es el faro luminoso que hizo que el mundo se diera cuenta que existíamos. Es después de ese volcán nuestro, llamado Darío que muchos rompieron el cascarón medieval y los prejuicios de inferioridad. Así, saltaron miles de piroclastos, como charneles, todavía calientitos de nuestro modernismo, vanguardias y nicaraguanismos.

Después de Darío aparecieron varios “locos” enredados en la cordura de maravillosas rimas, métricas y prosas, así como sacros y profanos poemas. Son los mismos poetas aborígenes y mestizos enamorados de la patria pequeña, soñándola y haciéndola grande, y que cuando pierden la razón creen estar cuerdos, para encontrarla racional y espiritualmente mente sólo cuando están locamente perdidos en los laberintos y vericuetos del amor.

Geografía de América. (Septiembre, 1998)

ESTABA Don Santiago de Chile con su Lima bien Paraguay cuando pasó Doña Argentina a la cual le Diriamba ahí no más:

- Caracas Doña Sonora

¡Que Costa Rica yo siento cuando pongo mi Puntarenas en su Hermosillo Culiacán!

Vámonos al Montevideo y Haití le Quito el Ecuador dejándole en Pampas el Uruguay y cuando Estelí bien California len Choluteca mi Colombia y le cruzo su Estrecho de Magallanes con mi Península de Yucatán o le paso el Cañón del Colorado por su Canal de Panamá.

- ¡Sancti Spíritu me proteja!

Usted me Araguaya una Matanza; de Veracruz que es un Toronto con su Pichincha bien Paraná.

Me da Cocibolca en el Ometepe, hasta me Totumbla las Patagonias y me pongo toda Coahuila cuando voy a la Camagüey y Yoro al sentir sus Tapachula en mis Chichigalpa, y que sus Huehuete me hagan el Jalisco en el Monterrey.

Usted si que es un Gran Chaco, porque después de Miami las Tampas de mi Florida,
con su Yukón, me hace el Hawaii por Detroit del Michigan, y sin importarle el Machupichu
que yo Ande en el Titicaca, me Poneloya bien Telpaneca su Popoyuapa en mi Pochomil.

Yo casi me Orinoco en la Camapú cuando me Inca el Mississippi o cuando usted con sus Managua me Amazona todo el Perú.

- Nejapa mi Mar de Plata, yo Sololá Quiché, Chimaltenango en Suchitoto.

- Usted Diriá Solentiname la puntita de mi Cosigüina y me ha Sao Paulo todo el Brasil.

Casi me Matagalpa de un Xolotlán con su Cochabamba en mi Chiriquí y atravesando por mis Honduras me dejó Chonco el Momotombo del Chimborazo que recibí.

Buenos Aires me hizo volar con la Paz de sus Bolivia Jamaica vuelvo a perderme este viaje por su Copán.

Los Candidiácidos Lesmaniánicos. (Diciembre, 2006)

(Cuento)

“Son como la lepra de montaña o como los hongos y las niguas que chancomen las pezuñas de la patria, por eso la pobre chacueca y enclenque, nunca puede caminar”.

Juan Ramón Osorio Pérez

SE acercaba la fecha del día “D.” Todos los partidos quemaban sus últimos cartuchos en propaganda, demagogia, chismes, cinismo, falsedades, populismo, verborrea y un montón de dislates inimaginables.

Todos le pedían al pueblo su voto y a Dios una manito de punche para que les ayudara a obtener la victoria y así poder construir un país “mejor”, lleno de “democracia”, paz, bienestar, neoliberalismo, pan, trabajo, civismo, reconciliación, concursos de belleza, maquilas, amnistía y prosperidad económica y clerical.
 
Todos trataron de acercarse alColochón por pura pedidera. Uno le pidió a través de “Zanjuda”, perdón, quise decir, San Judas; otro le pidió a San Goloteo y a nuestra señora del buen rostro; un tercero le pidió a todos los santos para ver con cual la pegaba, y un cuarto le pidió al Tío Sam que le hiciera el favorcito de inventarse cualquier atentadito, aunque fuera la voladura de unas torrecita, no importaba sino eran no fueran gemelas, lo importante es que sirvieran para seguir metiéndole el mono a la gente con loscuentos chinos del milenio, de su luchacontra el terrorismo.

Por fin llegó el día tan esperado, todos le encendieron velas a nuestra señora de los desamparados para que intercediera por ellos ante Dios.

Pasó la quebradera de jícara de elegir, luego a contar los votos, o sea, lo que en términos de bochinches electorales se le llama escrutar, aunque eso suene a vulgaridad, casi, pero no lo es, pues se refiere a escrutinio.

Como era de esperar, el que resultó ganador le dio gracias a Dios por haberle hecho el favor, y le juró hasta con los codos que no la volvería a encabar.

Uno de los perdedores le echó la culpa a Dios por no haber iluminado al Tío Sam para que se inventara una triquiñuela que les hiciera ganar; el otro perdedor le echó la culpa a Dios por no haberle hecho una cara más atractiva, porque pedirle cerebro era demasiado; y el último culpó a Dios por no permitirle enganchar al pueblo con el huyuyuy de la guerra.

Dios le dijo al primero: -Tenés la oportunidad de demostrar que podés gobernar. Si lo hacés bien, tendrás mi ayuda y el apoyo del pueblo, pero por favor hombre, procurá no encabarla y no te hagás el pendejo cuando te des cuenta que tus funcionarios se están cagando en lo chapodado.

A uno de los perdedores le dijo: -No jodás riquillo de mierda, fuiste incapaz de darle un vaso de leche ccon galletas a los niños en las escuelas y vas a ser capaz de gobernar un país. A continuación agregó: -“Sólo lamiéndole la nalga al Tío Sam no se gobierna un país”

Al otro le dijo: oye maje, hay que ser feo, pero con gracia y vos sos feo, incapaz, y sin gracia. Además, desgraciadamente vos sos un malagradecido desgraciado y gracias me doy a mí mismo que no ganaste ni en tu barrio.

Y al último le dijo: -Oye betarro, no insultés mi paciencia, yo no hago triquiñuelas con nadie. Son unos grandes cínicos -les dijo-, sólo cagadas hicieron y no quieren sentir el tufo.

Lo peor de este relajo es que son tan sinvergüenzas los pendejos, que al final, el pobre pueblo tiene que reembolsarles todo el dinero mal gastado en insulto, mentiras, coimas, comelonas, compra de voluntades, cuchubaleos, malacrianza, amenazas de muerte, impresión de violantes, perdón, de volantes y afiches que nadie lee, pero que le causan alergias y gonorreas al medio ambiente.

Y como si fuera poco, -dijo Dios, más enojado- hoy, después de todo los descarados me echan la culpa a mí. No me jodan, váyanse al diablo, tal vez ese maje los soporta.

De inmediato se escuchó un estruendo del más allá y una voz con gritos desesperados, era el diablo espantado que desde su hueco sulfuroso respondió muy asustado y con cara de pánico o de quien ha visto al mismísimo cachudo. –No, no, por favor no,¡ni quiera Dios¡a mí no me los mandés, no jodás; yo soy el vivo demonio, pero no soy incapaz ,ni feo, ni ladrón, ni corrupto, ni vende patria.

El perdón de El Cascajo. (Julio, 2013)

(Cuento)

Don Vespasiano se levantó temprano y de inmediato apuró a su mujer porque ambos debían ir a la misa que vendría a celebrar el sacerdote del poblado. Se vistió con su atuendo de montar, se colocó su pistolón 45 cubierta roja que le llegaba hasta la rodilla. Decía que el la usaba porque debía protegerse de los enemigos, los hijos de Lorgio Serrano. También con su pistola se protegía de los espíritus burlones y sobretodo de los vivos y vivianes que quisieran pasarse de listos en la comunidad deEl Cascajo. Aunque iba para la misa, Vespasiano Bustamante nunca iba sin su media de cususa o cualquier otro aguardiente dentro de su alforja, y así, cada media hora se lanzaba su traguito para estar a tono decía él.

Aquel día había llegado hasta allí elPadre Gumersindo Puroamorun hombre como de 6 pies de alto y unas 250 libras de peso. La gente se congregó para oír la misa celebrada por el presbítero. Como no había ermita en el lugar, la misa se realizó en la casa de don Abilio Piragua. Eran los tiempos en que los hombres del lugar caminaban armados hasta los dientes como si fueran a enfrentarse a las legiones del ejército persa dirigidas por Artajerjes. Pero, solamente era para enfrentarse entre ellos mismos.
 
-Y lo peor -decía doña Eulogia, mujer de Vespasiano-, es que lo hacen por cualquier rencilla u otra babosada sin sentido que hasta llegan a matarse por pura pendejada.

A pesar de tantas desavenencias, la llegada del Padre Chindo Puroamor, les había llevado aire de paz y de concordia. En cada reunión o celebración de la palabra de Dios, el padrecito hacía un llamado a deponer las armas, a perdonarse, a vivir en armonía. Lo bueno es que el mensaje estaba dando buenos resultados, ya eran varias las familias que por muchos años se odiaron a muerte, y ahora, con la jornada de perdón impulsada por el Padre Puroamor, los campesinos de El Cascajo hasta podían sonreírse entre sí y se respiraba un aire de convivencia en armonía.

Pues aquel domingo en El Cascajo, mientras se realizaba la misa en la casa de los Piragua, el Padre Puroamor, pidió a los presentes que si alguien sentía algún malestar contra otro de los allí presente, alguna discordia o el malentendido no aclarado, que favor pasara al frente y desde ahí limaran sus asperezas y se perdonaran. Realmente a pesar de que en otras ocasiones habían ocurrido varios actos de perdón, esta vez también lo hubo: los Masis se perdonaron con los Gradis; los Argueta pidieron perdón a la aparentemente irreconciliable familia Cardoza, entre otras aclaraciones de menor significado.

Al final de la perdonadera, Vespasiano Bustamante que estaba en medio de los congregados, medio picado, se puso de pie y le pidió al padre Gumersindo: “ Padre, por favor llámeme a Rosendo Serrano con quien hace unos años yo tuve unos problemitas, dígale que se acerque para que nos perdonemos”. El cura hizo el llamado al aludido, pero la gente le aclaró al sacerdote que Rosendo no estaba, que ya se había marchado. Solamente está Don Lorgio, el papa de Rosendo, le dijeron.

Entonces Vespasiano, con el rostro compungido, el barbiquejo del sombrero bien metido en el pescuezo, la mano puesta en la cacha de la pistola y poniendo cara de malo, le dijo: -pues que venga él, mejor para mí, que se acerque, a él también lo quiero tener frente a frente pa probarle lo que es un verdadero hombre, pues él fue el de la culpa de que su hijo Rosendo me jodiera de puro gusto a mi hijo Casimiro. Al otro lado del sacerdote estaba don Lorgio Serrano con cara de pocos amigos, también sacando su pistola y diciendo: -dale pues, arreglemos ya este maíz picado, pa luego es tarde, no jodás, yo no te tengo miedo.

Ambos se acercaban entre sí, amenazantes. Fue ante esto que el padre Gumersindo Puroamor, con su apariencia de gigantón, sacó a relucir su psicología y les dijo con su voz suave pero firme y convincente: - “Cuidado señores, cuidado se matan aquí, esto es un lugar sagrado, es cierto que es la casa de los Piragua, pero por ser en este momento donde se celebra la eucaristía, está consagrado al Señor y podrían salpicar o pringar de sangre a nuestro Dios y él se va a molestar mucho, y entonces el castigo para ustedes será, cocinarse en el perol más grande del infierno. Si se van a matar, háganlo en otro lugar y en una fecha que enseguida acordaremos. Diciendo esto, se fue acercando a Vespasiano, y éste mansamente le entregó la pistola, lo mismo hizo con Lorgio Serrano que tampoco se resistió.

Acto seguido, empuñando las dos pistolas el padre Gumersindo les dijo: -ahora se abrazan los dos, a mí no me van a estar haciendo mates y paquetes de brabucones, o se perdonan ya o se las van ver conmigo, déjense de malacrianzas y se piden perdón ahora mismo. La gente se quedó impávida, asustada, pero nadie dijo nada. Los dos señores sin desearlo, allí delante de todos, medio protestando, refunfuñando y mientras se proferían maldiciones reciprocas casi silenciosas, se abrazaron. Los presentes que no escuchaban lo que se decían aquellos dos, aplaudieron efusivamente por el perdón tan enternecedor que estaban presenciando.

Aparentando sinceridad mientras se abrasaban, ambos a una voz se dijeron al oído:

-Vamos a matarnos otro lado, donde nadie nos perturbe, hijueputa, mal nacido.

Patrimonio… ¿de quién? (Octubre 2010)

Estaban frescas las heridas causadas por los aperreamientos hechos por el decrépito y sanguinario Pedrarias Dávila en León de Nicaragua, y otra vez nosotros convertidos en indómitos tapaligües, intentando levantar la cabeza. Todavía con el olor a sangre en el atrio de la majestuosa catedral de León por tantos Sutiavas, Chorotegas, Maribios, Nagrandanos muertos, aplastados por las enormes columnas del dios blanco, levantadas durante su construcción.

¡Oh, Patrimonio Cultural!Sí, claro, estamos abogando porque nos declaren la “Real Basílica Catedral de la Bien Aventurada e Inmaculada Concepción de María” como patrimonio cultural de la nación. Ahora no sabemos si le damos ese pomposo nombre, porque fue hecho con el sudor de los aborígenes, o porque allí murieron azotados tantos de ellos o aplastados por las toneladas de desperdicios y mandados a botar como cualquier perro abandonado; o es que todavía nos queda mucha alienación e inercia del dominado y las ganas de cargar, con gusto, el yugo del blanco dominante en detrimento de nuestras más auténticas y genuinas raíces históricas.

Esos patrimonios de los cuales nos dicen que nos sintamos orgullosos, deberíamos sentirnos avergonzados, pues hoy en día siguen siendo regentados, administrados por los mismos señores de la espada y la cruz, con las mismas estructuras y prejuicios racistas de prepotentes funcionarios anti pueblo, vestidos con atuendos anacrónicos. Es la única institución que mantiene intactas sus jerarquías, dogmas y principios de aquellos que se valieron y manipularon la fe y el nombre de un dios para dominar y sojuzgar a nuestros pueblos y sus culturas. ¿En qué le beneficiará al hombre y a la mujer de la pata descalza el hecho que ese monumento sea declarado Patrimonio Cultural de la humanidad?. Porque tenemos entendido que un patrimonio es de toda la nación para beneficiar a todos y todas.

Notas y Citas

1. La Revista InterSedes comunica que en esta sección pueden ser publicadas obras artísticas de diversa índole. Por ello, ya se han publicado guiones de obras teatrales, pinturas, partituras musicales y poemas como en el presente número.

*Correspondencia: Juan Ramón  Osorio- Pérez: Nicaragüense. Profesor de Ciencias Sociales a nivel de Educación Secundaria. Email: jramonosorio@hotmail.com
2. Nicaragüense. Profesor de Ciencias Sociales a nivel de Educación Secundaria. Email: jramonosorio@hotmail.com 
Recibido: 21.01.14                                                              Aprobado: 01.03.14

Referencias bibliográficas

    Fechas de Publicación

    • Publicación en esta colección
      16 Jul 2014
    • Fecha del número
      Abr 2014

    Histórico

    • Recibido
      21 Ene 2014
    • Acepto
      01 Mar 2014
    Creative Common -
    location_on
    None Universidad de Costa Rica. , San José, San José/San José/San Pedro de Montes de Oca, CR, Apartado 2060, (506) 2690-0654, (506) 2666-1206 - E-mail: solano.edgar@gmail.com
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