Resúmenes
Este artículo busca analizar que el contexto político interno de Venezuela es tensionado por ideologías que en el fin del siglo XX eran consideradas superadas y condenadas al desaparecimiento. Pero, en el caso de esta nación, su dinámica es movida por las discusiones ideológicas, señalando el socialismo y exhortando las figuras del pasado, tal cual Simón Bolívar. En este punto, la historia logra una importante función en el aparato de Estado, sobre todo cuando señala elementos del tiempo presente, con actores sociales del pasado que aún viven simbólicamente o que poseen algún descendiente en el escenario político, a ejemplo de Chávez y su bisabuelo. El gobierno venezolano logra una interpretación específica de la historia del mundo occidental, de América y de Venezuela, tornándola uno de los principales medios de propagación y mantenimiento del régimen. Esto porque la conocida tesis del Fin de la Historia y la muerte de las ideologías, propagada por Francis Fukuyama bajo las incertidumbres del colapso soviético, no se confirmó en muchas realidades. En esto sentido, la realidad venezolana logra un nivel de excepcionalidad, pues en las décadas de 1960 y 1970 el país tuvo totales condiciones de se presentar como un ejemplo - o el mejor alumno - de democracia, siendo considerada una excepción se comparado con sus vecinos antidemocráticos. Por fin, este artículo concluye que los factores económicos venezolanos no tienen relación con la “muerte” de las ideologías, probando justamente el contrario: cada vez más las ideologías apoyadas en el socialismo alcanzan valor electoral, mismo en un momento de crisis de los ideales neoliberales en Latinoamérica.
Fin de la Historia; Historia del Tiempo Presente; Hugo Chávez; Muerte de las Ideologías; Venezuela
This article aims to demonstrate that the internal political context of Venezuela is straight tensioned by ideologies which the end of XXth century was considered backward and it will disappear. However, in specific case of this country, its metabolism has around it ideological discussions, pointing out the socialism and exalting the past persons like Simon Bolivar. In this sense, the history has an important function into state apparatus, mainly when emphasizing present’s elements, involving social actors from the past whom are living like a symbolical elements or it has their descendents in political scenario, like Chavez and his great-grandfather. The Venezuelan’s government diffuses a specific interpretation about the history of occidental world, America and mainly of Venezuela, become it one of the most efficient tools to diffuse and sustain the Hugo Chavez regime. In this sense, the thesis which was known like End of World and Ideologies Death diffused by Francis Fukuyama in the moment of fall of Soviet Union did not see to more social realities. Thus, the Venezuelan reality achieved an exceptional level because in 1960s and 1970s the country had shown one of the best conditions to be a model - or the “best student” - of subject knew as ‘democracy’, being pointed like one of the exception among its antidemocratic neighborhood. Finally, this article concluded the Venezuelan economic factors do not have anything relation with ideologies “death”, proofing to be the otherwise: ideologies linked to socialist ideals are getting more and more efficient in electoral moments that the neoliberal thought were in a deep legitimating crises in Latin America.
End of History; Present Time History; Hugo Chavez; Ideologies Death; Venezuela
Anatólio Medeiros Arce1*
*Dirección para correspondencia:
Resumen
Este artículo busca analizar que el contexto político interno de Venezuela es tensionado por ideologías que en el fin del siglo XX eran consideradas superadas y condenadas al desaparecimiento. Pero, en el caso de esta nación, su dinámica es movida por las discusiones ideológicas, señalando el socialismo y exhortando las figuras del pasado, tal cual Simón Bolívar. En este punto, la historia logra una importante función en el aparato de Estado, sobre todo cuando señala elementos del tiempo presente, con actores sociales del pasado que aún viven simbólicamente o que poseen algún descendiente en el escenario político, a ejemplo de Chávez y su bisabuelo. El gobierno venezolano logra una interpretación específica de la historia del mundo occidental, de América y de Venezuela, tornándola uno de los principales medios de propagación y mantenimiento del régimen. Esto porque la conocida tesis del Fin de la Historia y la muerte de las ideologías, propagada por Francis Fukuyama bajo las incertidumbres del colapso soviético, no se confirmó en muchas realidades. En esto sentido, la realidad venezolana logra un nivel de excepcionalidad, pues en las décadas de 1960 y 1970 el país tuvo totales condiciones de representarse como un ejemplo – o el mejor alumno – de democracia, siendo considerada una excepción se comparado con sus vecinos antidemocráticos. Por fin, este artículo concluye que los factores económicos venezolanos no tienen relación con la “muerte” de las ideologías, probando justamente el contrario: cada vez más las ideologías apoyadas en el socialismo alcanzan valor electoral, mismo en un momento de crisis de los ideales neoliberales en Latinoamérica.
Palabras claves: Fin de la Historia; Historia del Tiempo Presente; Hugo Chávez; Muerte de las Ideologías; Venezuela
Abstract
This article aims to demonstrate that the internal political context of Venezuela is straight tensioned by ideologies which the end of XXth century was considered backward and it will disappear. However, in specific case of this country, its metabolism has around it ideological discussions, pointing out the socialism and exalting the past persons like Simon Bolivar. In this sense, the history has an important function into state apparatus, mainly when emphasizing present’s elements, involving social actors from the past whom are living like a symbolical elements or it has their descendents in political scenario, like Chavez and his great-grandfather. The Venezuelan’s government diffuses a specific interpretation about the history of occidental world, America and mainly of Venezuela, become it one of the most efficient tools to diffuse and sustain the Hugo Chavez regime. In this sense, the thesis which was known like End of World and Ideologies Death diffused by Francis Fukuyama in the moment of fall of Soviet Union did not see to more social realities. Thus, the Venezuelan reality achieved an exceptional level because in 1960s and 1970s the country had shown one of the best conditions to be a model – or the “best student” – of subject knew as ‘democracy’, being pointed like one of the exception among its antidemocratic neighborhood. Finally, this article concluded the Venezuelan economic factors do not have anything relation with ideologies “death”, proofing to be the otherwise: ideologies linked to socialist ideals are getting more and more efficient in electoral moments that the neoliberal thought were in a deep legitimating crises in Latin America.
Keywords: End of History; Present Time History, Hugo Chavez; Ideologies Death; Venezuela
Introducción
Porque así son las revoluciones. Las revoluciones no se planifican, ellas tienen su propia ley histórica. Las revoluciones nacen como los volcanes porque se van madurando las condiciones de la historia hasta que revienta la revolución y son los hombres los que la toman o no la toman. Somos los hombres los que la interpretamos o no la interpretamos. Somos los hombres los que nos vamos nadando con la corriente de la revolución o los que ingenuamente pretendemos detener una revolución cuando se desata su propia fuerza histórica (Hugo Chávez en discurso en Capacho, estado Táchira, 23 de mayo de 1999).
Hugo Rafael Chávez Frías – Presidente de Venezuela – es conocido por su admiración por la historia y por algunos de sus personajes. Sin duda, en un momento de sinceridad en su pronunciamiento, el Presidente nos permite observar que la historia puede presentar característica tendenciosa, trabajar bajo intereses ya establecidos y, sobre todo, que los hombres pueden escoger lo que del pasado será recordado u olvidado en determinado momento del tiempo presente. Esto significa que los intereses del presente influencian en el olvido y en el recuerdo de la historia. Como él hay dicho, son los hombres que la interpretan o no la interpretan tal cual los intereses inmediatos. Esto porque hay la influencia del subjetivismo ya señalado como un por supuesto científico en las ciencias humanas que no se puede desconsiderarlo.Pierre Renouvin, un investigador de la historia de las relaciones internacionales, defendía la tesis de que las decisiones de los estadistas en política externa e interna ni siempre transcurren por la lógica pragmática. Para Renouvin (1967), los valores, las pasiones y las ideologías de los estadistas ypolicy makersson fundamentales en los rumbos de los Estados-nación. Esto significa que los sentimientos subjetivos también deberían ser considerados y no solamente el pragmatismo de los intereses económicos y políticos, combatiendo la ideia que las voluntades personales, las pasiones y las ideologías no influenciaran a lo largo de la historia.
En el caso de Chávez y Venezuela, la constante presencia de Simón Bolívar como principal figura ideológica de su régimen, se suma a la pretensión de legitimar sus acciones y en los cambios estructurales e institucionales empleados a lo largo de sus trece años de mandato, muchas veces embasándose en argumentos ideológicos que ya en décadas anteriores eran considerados como un análisis retardado, punto de vista anacrónico y suplantado. Por otro lado, percibió que una retórica fuertemente construida bajo parámetros ideológicos podría haber “muerto” para un grupo de intelectuales ypolicy makersestadunidenses. Sin embargo, no había “muerto” para la mayoría de los venezolanos, sobre todo aquellos pertenecientes a las capas más pobres, a los militares participantes de los movimientos bolivarianos, a un grupo de profesionales liberales y una capa considerable de intelectuales.
Marx (1977) observó en un de sus estudios1que los hombres hacen la propia historia, pero no la hacen exactamente como desean. Hay condicionantes específicos del momento que ‘fuerzan’ determinados acontecimientos y la permanencia de algunas situaciones o grupos políticos a actuaren hegemónicamente. En el caso de Venezuela, la ‘vida propia’ que la historia transcurre en algunos momentos puede ser reflexionada con más intensidad en períodos específicos, sobre todo cuando están precedidos de cambios estructurales considerados inevitables. Esto porque la Venezuela de las décadas de 1980 y 1990 presentó un contexto político interno receptivo al confronto político entre sectores sociales con intereses claramente distintos. Este escenario fue empeorado por la elección de Hugo Chávez y por una política de enfrentamiento – tanto en la política interna cuanto en la política externa – con las capas sociales descontentadas con el rumbo que él estaba conduciendo la nación petrolera.
Por lo tanto, el objetivo de este artículo es problematizar sobre la tesis del Fin de la Historia y la muerte de las ideologías propagada por Fukuyama (1988), mereciendo un análisis bajo el contexto venezolano que podría ser considerada una antítesis que fácilmente refutaría la tesis del politólogo norte-americano. Por eso, este artículo esta dividido en dos partes. La primera presenta una discusión relativamente epistemológica sobre la historia como un área de análisis e investigación científica, señalando el movimiento pos-1930 con laÉcole des Annalesy el desarrollo de una nueva concepción de historia conocida como Nueva Historia.
En este punto, adentrase en una discusión sobre la Historia del Tiempo Presente (HTP). La HTP está interrelacionada a un momento específico de la historia, que sería el final del siglo XX y comienzo del XXI, siendo pensada para problematizar sobre las cuestiones de este momento, de grande destrucción de los paradigmas y de las interpretaciones históricas. Este periodo es conocido por las profundas incertidumbres, cambios repentinos y una complejidad en las realidades sociales de los países, juntamente con los avances tecnológicos y la mundialización.
La segunda parte trae una discusión sobre la situación interna de Venezuela, sus problemáticas de un régimen que defiende el antiimperialismo, la nacionalización de sectores de la economía y el socialismo del siglo XXI. Para muchos autores, todos estos por supuestos son considerados actitudes de quien está en el contramano de la historia. El gobierno Chávez, por lo tanto, es considerado como una antítesis de lo que fue difundido por los ideólogos del Fin de la Historia y la muerte de las ideologías, pues argumentos ideológicos son los más eficaces en lograr éxitos electorales en aquél país.
El Tiempo Presente y el fin de la Historia: la “muerte” de lo que no murio
En algunos momentos históricos se suceden cambios estructurales tan profundos que no influencian solo en la manera de las sociedades se organizaren y manejaren sus instituciones. Algunos eventos, a ejemplos de la Revolución Francesa, la Primera y Segunda Guerra Mundial, el nazismo, el fascismo, el comunismo y la Guerra Fría; influencian en el modo de vivir de los humanos tras aquél momento. Estos acontecimientos también contribuirán en las transformaciones de los puntos de vista y en la construcción de las estructuras de pensamiento. Es decir, fueran tan profundas en nuestra sociedad que contribuirán para cambiar la forma de pensar la ciencia, la religión, de interpretar la historia y el mundo que vivíamos y en lo que pasamos a vivir. En algunos casos los cambios no son sólo aquellos visibles de inmediato, pues muchas de estas transformaciones van vagarosamente se construyendo a lo largo de los años.
Para la historia, las décadas de 1920 y 1930 tuvieran grande influencia en las transformaciones paradigmáticas ocurridas en aquella época, junto a sus desdoblamientos en el plan económico, político, social y estructural. El comienzo de un diálogo más proficuo con otros ramos del conocimiento que estaban se emergiendo (sociología, antropología, lingüística y otros) contribuirán para que la historia – mientras ciencia y disciplina – incrementase nuevas formas de hacer investigación y lograr fuentes historiográficas que la transformaría por décadas y le dictaría los rumbos en los próximos años. La institucionalización de la Revue des Annales por Marc Bloch, Lucien Febvre y otros, significó una división entre dos maneras de hacer y pensar historia.
Para Bloch (2001) una de las preocupaciones centrales era la función del conocimiento ante la sociedad y del historiador en ella. Por eso, afirmaba que la historia sería una ciencia de los hombres en el tiempo. Tras eso, pasó a admitir mayor variedad de fuentes como históricas, que innegablemente es la materia prima en la construcción de un conocimiento verdaderamente histórico. Así, tanto la manera como se vislumbra la función del conocimiento histórico cuanto la manera como se escribe la historia sufrió transformaciones consideradas radicales en la época. Los desdoblamientos de este periodo facilitan una reflexión aún más profundizada sobre la historia. Culminaría, por lo tanto, al punto de ocuparse de cuestiones también consideradas recientes en periodos posteriores, que sería lo que muchos historiadores llamarían de Historia del Tiempo Presente (HTP). Para Hobsbawm (1995), toda y cualquier historia es del tiempo presente, pues la interpretación o el punto de vista que se constituye la escrita sobre determinado periodo histórico sufre las influencias del tiempo que el historiador está viviendo.
Pero, en los días de hoy, tratar de tales cuestiones no es un trabajo tranquilo. Estas han origen en el siglo XIX, cuando se instituyó “oficialmente” la historia como ciencia, representada por la formación de cátedras específicas en universidades europeas. Para eso, muchos historiadores con la intensión de “legitimar” la historia, se ocupaban de momentos considerados lejos, a ejemplo de la Edad Media y la formación del Estado-nación absolutista francés. Pero ni siempre fue pensada de esta manera. En la antigüedad clásica los relatos considerados históricos eran hechos del presente, en su mayoría narraciones de batallas épicas y contadas narrativamente, a ejemplo de Heródoto al narrar las batallas griegas y sobre todo Tucídides en su narrativa sobre la Guerra del Peloponeso.
Pero la relación ente la historia y el presente se tornaron una problemática más compleja. Aún bajo el punto de vista de Hobsbawm (1995), en la época que nació este historiador la perspectiva por la cual le hace el análisis de determinado hecho histórico y la forma como el mismo escapa de las concepciones compartidas por la mayoría de las personas sobre determinado evento, contribuyen en el resultado final de la producción historiográfica: el texto. Esto porque cada historiador presenta vida propia y un sitio particular donde visualiza el mundo (HOBSBAWM, 1995, p.104-105). Además, en el tiempo presente muchas veces el historiador es obligado a escribir sobre hechos que él vivió y sintió, siendo tanto observador cuanto parte del proceso histórico, lo que dificulta el alejamiento necesario en la construcción de un conocimiento científico.
De acuerdo con Ferreira (2000) el contexto específico del siglo XX facilitó la reflexión cada vez más rápida, con drásticas rupturas y profundos cambios en el contexto mundial. Si caso pensarnos el mundo bajo el punto de vista de la nueva configuración pos-Primera y Segunda Guerra, tras la experiencia comunista en la Unión Soviética hasta llegarnos a la configuración actual del sistema capitalista, iremos mirar un escenario que impulsó cada vez más el estudio de una historia considerada del tiempo presente. Sin embargo, esto no significó que la misma no tenga encontrado dificultades en se consolidar mientras un ramo de análisis e investigación histórica. Al contrario, encontró mucha resistencia entre los académicos, lo que dificultó su “legitimación” como un objeto de la historia. Pues, “[…] la historia del tiempo presente encontró dificultades para legitimarse por no haber una definición más específica de su objeto, de sus metodologías y de los límites de su investigación” (FERREIRA, 2000, p.9).
Una de las causas de esta problemática está en la distinción entre el pasado y el presente que tiene explicación en la noción de tiempo presentado por determinado grupo cultural o hasta mismo por cada historiador. Esto sería una variedad complicada de imponerse límites muy inflexibles. Para Le Goff (1990), es un problema de operación histórica que muchas veces estos “recortes” de tiempo son definidos bajo parámetros ideológicos. “Pre-siéntense todas la operaciones, conscientes o no conscientes, que esta definición del recorte pasado/presente supone, a nivel colectivo. Reencontramos recortes ideológicos de este tipo en la mayoría de los pueblos y de las naciones” (LE GOFF, 1990, p.203).
Hasta mismo para decretar un probable fin de la historia, la inspiración teórico-metodológica transcurre bajo parámetros ideológicos. Estos fenómenos ocurren cuando una ideología supuestamente “vence” la otra probando serla mejor, más eficaz de que otra y ciertamente va sobrevivir en una fase perpetua en la humanidad.
Esto sería el ejemplo de teóricos como Fukuyama (1989). A pesar de no haber “inventado” la idea del fin de la historia, se destacó como el principal responsable por difundirla, junto a la democracia y el capitalismo del Estados Unidos como la fase final de desarrollo de la sociedad humana, ideal a ser buscado por otros países “retardados” y que los mismos irían no solo demorar a alcanzar los niveles de los Estados Unidos como también jamás podrían lograrlos.
Además, él señala haber una “adoración” por la parte de otras naciones ante los norteamericanos, intentando imitar su cultura, su modo de vivir y hasta mismo estudiando en universidades de los Estados Unidos, con grande número de estudiantes extranjeros. Esto fue una realidad hasta mismo a los países socialistas, a ejemplo de China cuyo la élite constantemente enviaba sus hijos para estudiar en América. Tratase de una eficaz manera de “poder blando”, tal cual hay dicho Joseph Nye, un conocidopolicy makerestadunidense. De acuerdo con Nye (2002), los Estados Unidos deberían dejar de priorizar la estrategia belicistas de invasión armada y difundir la hegemonía de los Estados Unidos de una manera blanda, considerada por él más eficaz y menos degradante a la imagen del gobierno norteamericano. Es decir, imponer delicadamente a los otros países su cultura, modo de vivir, películas, periódicos y revistas, propagado por el famoso nombre deAmerican way of life. La intensión sería imponer la hegemonía estadunidense mediante la admiración, adoración y pasión por los Estados Unidos.
Pero, Fukuyama (1988) no se demuestra tan complaciente y es cético en lo que refiere a los pueblos no Americanos. Para él hubo un gran equívoco en los análisis económicos, siendo que una visión racionalista conduce a conclusiones distorsionadas que no miran la influencia de la consciencia y de la cultura. Esto también puede ser mirado en los países socialistas que presionaran la entonces Unión Soviética – antes mismo de su derrocamiento definitivo – a admitir la posibilidad de existir otras formas de socialismo, tal cual la china y la yugoslava. Además, Fukuyama (1988) señala que el liberalismo hay enfrentado y vencido sus adversarios a lo largo de las décadas. Primero derrotó el fascismo y el nazismo en la Segunda Guerra Mundial y recientemente había vencido el comunismo tras el colapso de la Unión Soviética. Con los cambios ocurridos en el escenario internacional en las dos ultimas décadas del siglo XX, sería solamente una cuestión de tiempo que todas aquellas ‘alternativas al capitalismo’, consideradas arcaicas en su punto de vista, fuesen superadas.Sin embargo, el mismo no cree que esto podría significar una “paz perpetua” en el escenario internacional – en el sentido difundido por Kant (1998) – y tampoco que la estructura económica internacional dejaría de ser asimétrica.
En líneas generales, la Historia del Tiempo Presente está marcada por incertidumbres y cambios cada vez más drásticos. Llevando en consideración estos parámetros, los análisis de Fukuyama (1988) están en la ‘contra-mano’ de la historia, pues señala la supremacía final de un modelo cultural, económico y político en relación a toda humanidad. Un modelo que está siendo cada vez más cuestionado. En este ejemplo, podemos encontrar realidades distintas y situaciones en que las ideologías aún no están completamente muertas o superadas, menos aún las conocidas como socialistas. En el caso del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, esto sería bastante perceptible, el tema de la próxima parte.
El fin de las ideologías: el ejemplo Chávez en la “contra-mano” de la Historia
Para Fukuyama (1988) el fin de las ideologías llevaría la historia a una etapa final de desarrollo representado por la configuración de los países desarrollados, occidentales y democráticos – es decir, EEUU. El rápido derrocamiento de la Unión Soviética (la patria mundial del proletariado) llevaría el mundo a una trayectoria de fin de las ideologías, afirmando que concepciones con estas características estaban condenadas al fracaso y que serían cada vez menos aceptas por la sociedad civil de las naciones occidentales. Sin embargo, el ejemplo de Venezuela y su propia trayectoria histórica reciente prueban exactamente el contrario. En el fin del siglo XX y comienzo del XXI toma posesión en la Presidencia de la República, Hugo Rafael Chávez Frías. Declaradamente, socialista, militar bolivariano y teniente-coronel paracaidista, Chávez en su pasado acumulaba experiencias en grupos armados y en el intento de golpe de Estado, desplegado en 1992 contra el entonces Presidente Carlos Andrés Pérez, electo constitucionalmente en 1988. Por desplegar un golpe contra la institucionalidad y por el malogro en el derrocamiento de Andrés Pérez, Chávez es condenado a dos años de prisión y despedido del Ejército. Pero, el interesante a observar es que durante décadas, Venezuela fue considerada un ejemplo y/o un oasis democrático en la región latino-americana en relación a sus vecinos, con gobiernos dictatoriales, representado por la conocida imagen de militares sesudos, con gafas de sol y leyendo discursos incisivos.
Pensando bajo el punto de vista de Fukuyama (1988), Venezuela sería una nación que teóricamente presentaría las mejores condiciones de estar apta a convivir en el mundo en que los valores y las instituciones norte-americanas se superpusiesen al mundo socialista. Esto porque durante la década de 1970 esta nación presentaba una economía relativamente fuerte – aunque dependiente – que sería capaz de sobrevivir y hasta cierto punto distribuir renta mediante un débil sistema clientelista de partilla de las rentas petrolíferas. Otro hecho es que Venezuela tenía un sistema político considerado estable, envuelto a un sistema bipartidista que persistía en tentar imitar el de los Estados Unidos. Todo esto contexto hizo con que – a excepción de algunas capas sociales no impactantes – ideias concatenadas al socialismo soviético, o hasta mismo al marxismo-leninismo no fuesen tan populares en aquel país. Bajo esta lógica y analizando bajo en punto de vista señalado por Fukuyama (1988), Venezuela tendría todas las condiciones de lograr la “fase final” de la historia más pronto que sus vecinos, que aún se obstaculizaban en un crecimiento económico con fuerte endeudamiento y gobiernos autoritarios.
Sin embargo, la situación política, económica, social y estructural de Venezuela en las dos últimas décadas del siglo XX y el comienzo del siglo XXI se asemejan con la antítesis de aquel defendido por Fukuyama (1988). Es hecho señalar que el contexto pensado por este autor tiene como inspiración los Estados Unidos. Pero, Venezuela durante décadas fue una nación que se sentía mucho bien al imitar los norteamericanos. Con todo, este escenario comienza a cambiar en la década de 1980, cuando las naciones latinoamericanas no escaparon de los impactos económicos del contexto de crisis. Algunas de estas naciones, incluso Venezuela, pasaran casi las dos décadas en recesión económica. La propagada muerte de las ideologías no se confirmó en la realidad política de Venezuela y tampoco la muerte de las ideologías consideradas socialistas.
Cuando Hugo Chávez llega a la Presidencia en 1998, las principales causas apuntadas por los observadores sería que su éxito electoral estaba justamente en el discurso incisivo y crítico a la realidad económica venezolana. Su bolivarianismo, formado en el Ejército, llevó la figura de Bolívar al centro de las discusiones políticas. Esto hecho señalaba cambio en vista de los políticos tradicionales venezolanos y de la élite derrotada por él en 1998. Durante años, Bolívar fue dejado a parte o hasta mismo olvidado en algunos sectores de la élite. La Venezuela democrática en los tiempos de Punto Fijo miraba Bolívar a su tiempo. El Libertador no era considerado una figura democrática, pero más un caudillo autoritario que vivió en el siglo XIX, por eso ellos preferían mantenerlo en el pasado. Sin embargo, Chávez pregonaba justamente el contrario y logró éxito electoral a lo largo de los años en Venezuela, teniendo Bolívar como su grande “paladín electoral” simbólico. No obstante, el éxito de Chávez tras el uso de Bolívar no fuera sólo en el sentido electoral. El desarrollo social logrado tras las misiones sociales financiadas con el dinero del petróleo y el apoyo cubano con el envío de profesionales de la salud, hizo con que la población asociase los programas sociales planificados en la administración Chávez con la figura simbólica de Bolívar. Consecuentemente, generó logros electorales a Chávez y su grupo político.
Por lo tanto, en discurso ante estudiantes brasileños en 2005 en la ocasión del Foro Social Mundial de Porto Alegre en Brasil, Chávez hizo un “gran viaje” por la historia bajo su punto de vista y por los hechos de sus héroes. Además de Bolívar, dejo claro que su ideología y que la revolución desplegada por él y su grupo en Anatólio Medeiros Arce. Historia e ideología bajo Hugo Chávez. 149 Venezuela también presenta Che Guevara, Augusto Sandino, Bernardo O’Higgins, Ezequiel Zamora y otros. También se percibe que Chávez comprendía el pensamiento de Bolívar como antiimperialista y contra la influencia del Estados Unidos en América Latina, tal cual su gobierno.
Simón Bolívar fue si no el primero uno de los primeros antiimperialistas de esta tierra, Simón Bolívar llegó a prever la amenaza imperialista de Norteamérica. […] Porque si nosotros no hacemos lo que tenemos que hacer, si nosotros no hacernos […] si no hubiera fuerza, conciencia y organización y fuerza necesaria en el Sur para resistir los embates del neoimperialismo la doctrina Bush se impusiera en el mundo, pues el mundo iría directo a la destrucción […] (DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DEL FORO SOCIAL MUNDIAL “EL SUR, NORTE DE NUESTROS PUEBLOS”. Gimnasio Gigantinho, Río Grande do Sur, Porto Alegre, Brasil. 30 de enero de 2005, p.83-85).
Por eso, para muchos analistas estadunidenses, él podría ser considerado un radical y “peligroso”. Además, Chávez presentaba pontos de vista propios (y polémicos) de la realidad política venezolana y sobre todo de la historia de Venezuela. La narrativa sobre los eventos ocurridos en los siglos XIX y XX son narrados por el Presidente mediante una lógica propia, tornándola una de las principales justificativas de las transformaciones institucionales desplegadas durante su mandato, tiendo como principal de ellas la promulgación de la nueva Constitución en diciembre de 1999. Además, la narrativa y la interpretación de la historia por Hugo Chávez presenta una característica mucho firme en la Historia del Tiempo Presente: que sería transcurrir la narrativa histórica bajo el punto de vista personal al asociar los eventos históricos con hechos vividos por él mismo durante su vida. En muchos momentos esto es perceptible, sobre todo en períodos de la vida en la cual considera importante en su formación, a ejemplo del nacimiento, la adhesión en la Academia Militar y el ingreso en el cuerpo de oficiales. Así, el mismo narra.
[…] yo nascí en 1954, en el año 1971 era el ex presidente Rafael Caldera, Presidente de la República, cuando ingresé a la Academia Militar de Venezuela; cuatro años después, era el ex presidente Carlos Andrés Pérez, Presidente de Venezuela y de sus manos, con estas mismas manos recibí el 5 de julio de 1975, el sable de mando de Subteniente del Ejército. Ya comenzaba algo a oler mal en Venezuela, comenzó la crisis ética […] Aquella crisis moral de los años 70 [1970], fue la gran crisis y esta es la más profunda que todavía tenemos, ese es el cáncer más terrible que todavía tenemos allí presente en todo el cuerpo de la República (DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DE LA TOMA DE POSESIÓN. Palacio Federal de Miraflores, Caracas. 2 de febrero de 1999, p.7-8).
Cuando Chávez se tornó Presidente de Venezuela tenía la plena consciencia de que despertaba desconfianza de diversos sectores de la sociedad venezolana y sobre todo de la opinión pública mundial, alimentada de informaciones por los conglomerados de comunicaciones de los Estados Unidos. Para eso, necesitaba de un nivel mínimo de legitimación para realizar los cambios estructurales e institucionales que deseaba. En líneas generales, estaba precisando lograr apoyo político en un contexto efímero, catastrófico y de compromisos no duraderos2. En aquél momento la historia le fue un aliado importante, puesto que la imagen del ex teniente-coronel estaba negativamente construida por causa del levante militar comandado por él en febrero de 1992, a pesar del ex Presidente Carlos Andrés Pérez estuviese gobernando bajo fuerte turbulencias sociales que contribuyeron para derrocarlo en 1993. Pero, la gran reinterpretación que Chávez deseaba sería decir que aquél evento había sido legítimo por representar una supuesta voluntad popular. Llegó hasta mismo a apelar a números y demás estadísticas afirmando que la mayoría de los venezolanos habían aprobado el levante militar bolivariano.
Señores del mundo, señores del continente, los militares venezolanos de 92 [1992] hicimos una rebelión que fue legitimada, sin duda alguna, no hoy porque yo soy Presidente ahora de Venezuela, sino que al día siguiente de la rebelión, mucho más del porcentaje que me trajo aquí de apoyo popular apoyó aquella rebelión militar. Esa es la verdad. No queremos más rebeliones, ya se los dije a mis hermanos de armas. […] que nunca ocurra, más que nunca más ocurra un 27 de febrero; que nunca más los pueblos sean expropiados de su derecho a la vida, porque si eso sigue ocurriendo nadie puede garantizar que otro día, mañana o pasado, pueda ocurrir otro acontecimiento indeseado, como los acontecimientos de 1989 y de 1992 (DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DE LA TOMA DE POSESIÓN. Palacio Federal de Miraflores, Caracas. 2 de febrero de 1999, p.9).
Bajo este punto de vista, se percibe que el contexto político venezolano cría oportunidad para tornase un escenario de fuerte confrontación y polarización, en el sentido de radicalización tanto de los discursos cuanto de las acciones. Para Vizentini (2004) esto se traduce en el desastre que fueran las políticas neoliberales empleadas durante las décadas de 1980 y 1990, elaboradas como la solución a la crisis fiscal de los países tras años de crecimiento en la década de 1970. El malogro de la política neoliberal fue aún más desastroso a los países considerados periféricos, caso de las naciones de Latinoamérica. Para este autor,
[…] las consecuencias sociales desastrosas de las políticas neoliberales producirán […] graves amenazas a democracia liberal en los países del Primero Mundo, con un peligroso avanzo de la extrema-derecha en Europa. Paralelamente ocurrirán serias crisis de gobernabilidad en el Tercer Mundo, pero también la afirmación de amplios movimientos de masa contra los órganos financieros internacionales, como el FMI [Fundo Monetario Internacional] y el Banco Mundial (VIZENTINI, 2004, p.5).
Tras las cuestiones señaladas por Vizentini (2004) queda perceptible que las consecuencias a las economías de los países que adoptaron políticas neoliberales fueran desastrosas tanto a las naciones centrales cuanto a las periféricas. Sin embargo, las reacciones entre ambos fueran distintas. Mientras las naciones Anatólio Medeiros Arce. Historia e ideología bajo Hugo Chávez. 151 europeas y los Estados Unidos reaccionaron dando oportunidad a gobiernos de la extrema-derecha, con discursos reaccionarios y propuestas malas a los inmigrantes, los países periféricos – en su mayoría – ha elegido gobiernos más comprometidos con ideales de la izquierda, en algunos casos hasta mismo considerados de extremaizquierda como Hugo Chávez.
Esto demuestra que el escenario de confronto y extremismo típico de los tiempos de la Guerra Fría tuvo una permanencia relativa en los países, que buscaban cada uno su modo de tentar “salvar” su economía de la bancarrota financiera. En este contexto, la sensación y los argumentos dicotómicos – puestos entre extremos como bien/malo, cierto/errado, amigo/enemigo – logra espacio a actuación, sino en la práctica al menos retóricamente. El ejemplo de Venezuela es notable en este sentido, sobre todo en las interpretaciones históricas presentes en discursos de Chávez. Para él, en la historia siempre hay una víctima y un villano, construyendo una ‘trama’ pedagógicamente descriptible que en su punto de vista intenta demostrar que son siempre los mismos sectores – en el pasado y en el presente – que frenan el desarrollo venezolano, roban sus riquezas y se alían con el peor tipo de gente para mantenerse en el poder, desde los tiempos de la independencia. En este sentido, enfatiza una característica que para él sería cíclica de la historia, que los conservadores siempre están listos a acobardarse. Ya los revolucionarios están siempre listos para lucharen como héroes, a ejemplo de Bolívar, descrito como personaje histórico bajo una ropaje de perfección y generosidad, que fue traicionado por sus “compañeros” en una actitud de ingenuidad y excesiva confianza.
¡Que cosas de la historia que se repiten! – entre los revolucionarios de la sociedad patriótica que clamaban por la independencia y los conservadores apoltronados que reconocían los derechos de Fernando VII; y Bolívar, que era uno de los líderes de la Sociedad Patriótica, dio aquel memorable discurso “piden calma, ¿Acaso 300 años de calma no bastan?, que hay que esperar a ver que decisión toma España, que nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos o los conserve, si nosotros estamos a ser libres”, hoy es el mismo dilema, estamos entre el mismo dilema (DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DE LA TOMA DE POSESIÓN. Palacio Federal de Miraflores, Caracas. 2 de febrero de 1999, p.14).
Interpretaciones con esta misma lógica también son perceptibles cuando se refiere a los otros momentos históricos más recientes, a ejemplo de la Revolución Liberal Restauradora comandada por Cipriano Castro tras años de Guerra Civil en el fin del siglo XIX. Castro gobernó Venezuela por casi diez años (1899-1908) bajo un régimen fuertemente autoritario y centralizador, que internacionalmente proyectó negativamente la nación, sofriendo intervenciones de Inglaterra y Holanda por el no pagamento de deudas con bancos de estas naciones. Sin embargo, Chávez relata aquella revolución como un triunfo de los campesinos y militares patriotas que luchaban contra una élite de conservadores, instituyendo un régimen que llevaría Venezuela al desarrollo económico3. Además, Chávez demuestra admiración por esto periodo porque tuvo uno de sus antepasados luchando con Cipriano Castro, el General Pedro Pérez Delgado, bisabuelo del Presidente, conocido por el nombre de Maisanta4.
Este general fue una figura controvertida hasta mismo entre los propios familiares de Hugo Chávez, siendo que algunos de ellos le describen como un caudillo asesino. Pero, el Presidente desacuerda de este punto de vista5. En la década de 1890, Maisanta mató el Coronel Pedro Perez Perez, que empreñó una de las primas de él y no había ‘respondido por la barriga’. Según Chávez, Maisanta había matado el coronel Pérez Pérez con un machete, le cortando la cabeza, para salvar la honra de su familia. A pesar de los puntos de vista, lo que realmente quedó probado es que Maisanta – al huir de los hombres del coronel que le buscaban por venganza – adentra en la guerrilla y se coloca a disposición de Cipriano Castro. Sin embargo, el Presidente pone en su bisabuelo una ropa de héroe y utiliza las añoranzas de su antepasado para difundir la imagen de que su familia siempre estuvo comprometida con el lado de los verdaderos “revolucionarios”, cargando hasta mismo un escapulario que perteneció al mismo. Él relata los hechos de su bisabuelo con pasión y entusiasmo para legitimar su tesis de que el “pueblo” se levanta a cada cien años, para luchar contra la opresión y la dominación de las capas históricamente dominantes, los responsables por las “desgracias” ocurridas, como el hambre, la miseria, las guerras y la traición a los principios bolivariano.
Hace 100 años también se estremeció Venezuela. Venezuela venía de ese siglo XIX que fue grande por una parte: la Independencia; pero también a fines del siglo pasado Venezuela se partió en pedazos. Llegamos a una situación de caos, de anarquía, donde cada región del país actuaba por sí sola. […] Venezuela, a fines del siglo pasado [XIX] estaba despedazada por la miseria, por las guerras civiles, por el hambre, por la traición al sueño bolivariano; por que Bolívar sí tenía clara la dirección en la que debería avanzar la Revolución de Independencia, pero no todos entendieron a Bolívar y muchos de sus compañeros de lucha lo traicionaron al final y lo expulsaron de aquí (DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DEL ACTO DE CONMEMORACIÓN DE LOS 100 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RESTAURADORA. Capacho, estado Táchira. 23 de mayo de 1999, p.192).
La historia relatada bajo el punto de vista de los discursos de Chávez se destaca como la principal herramienta para justificar la propia ideología, basada en principios que él llama de cristiano, humanista, socialista y bolivariano. Para el Presidente, un pueblo no puede desconocer la propia historia y tampoco olvidar sus orígenes. Cuando Chávez hace una verdadera “viajen” por la historia en sus discursos no mira sólo rememorar hechos que están en los confines de la memoria de las personas más viejas, pero desea que los más jóvenes estudien determinados momentos históricos, interpretándolos bajo un punto de vista favorable a su régimen. Esto porque la propia reinterpretación del movimiento militar de 1992 – hasta entonces representado como una tentativa de golpe – puede ganar otro significado dependiendo da manera como es trabajado en los más jóvenes. El pasado sería, por lo tanto, un instrumento que Chávez utiliza para incentivar los venezolanos a pensaren en el futuro, sobre todo con el objetivo de mantenerlo en la Presidencia.
Yo digo estas cosas – perdóneme – a ustedes los niños, los jóvenes; miren, no se dejen las historias por el camino, estudien la historia, no por estudiarlas, es como decía Arnold Toynbee, un gran historiador: “Pueblo que no conoce su historia no tiene futuro”. Es como un hombres desmemoriado […] Un pueblo debe conocer dónde viene, por qué tiene este barro; por qué este rostro, por qué este pelo, por qué esta pasión […] hay que conocerlo (DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DE LOS 100 PRIMEROS DÍAS DE GOBIERNO. Palacio de Miraflores, Caracas. 13 de mayo de 1999, p.117).
Sin embargo, por causa del apelo a las ideologías, al socialismo o también a héroes que hacen parte de un pasado considerado distante para algunas personas, Chávez es considerado por muchas capas sociales – de Venezuela y de otros países – una figura atrasada que camina en la contramano de la historia. De acuerdo al modelo propuesto bajo el punto de vista del “fin de la historia”, que tiene su principal exponente Fukuyama (1988) y su estudio sobre la muerte de las ideologías, Chávez estaría nadando contra la corriente histórica y argumentando de manera anacrónica. Pero, atrasados o no, la sociedad venezolana han demostrado receptiva a este tipo de discurso, logrando ganar las elecciones varias veces y votando favorables a casi todas las propuestas en diversos referéndums realizados por la Presidencia en estos más de trece años comandando Venezuela.
En pocas oportunidades Chávez refutó tales críticas internacionalmente. Quiso contra-atacar en discursos públicos, proferidos casi todos en Venezuela, que lo tornó conocido al redor del mundo por su retorica incisiva, critica a los Estados Unidos y considerada ‘radical’6. En 3 de mayo de 2010 Chávez concedió una entrevista a un periodista brasileño – Kennedy Alencar – en el Programa É Noticia de la Rede TV (una cadena de televisión brasileña). En aquella oportunidad, Alencar preguntó a Chávez sobre las estatizaciones en importantes sectores de la economía que el Presidente tenía implantado a lo largo de su período en la Presidencia. Tal cual se demuestra abajo:
KENNEDY ALENCAR: Yo deseo entrar en una discusión económica con el señor. El señor ha utilizado una retórica cada vez más marxista ortodoxa en el sentido de que está nacionalizando sectores de la economía. Ya nacionalizó ganaderías, telecomunicaciones, ahora hay señales de hacer una gran red de carnicerías y amenaza estatizar pensiones. Nosotros miramos Cuba, que es un país donde hay fuerte presencia del Estado en la economía y van permitir, por ejemplo, peluquería. ¿En la economía del siglo XXI hay sentido el camino de la nacionalización? ¿El señor no está en el contramano de la historia, Presidente?
HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS: No, yo creo que a favor de la historia. Lo que va en contra de la historia, no sólo de la historia pero de la, de la lógica humana, incluso delcristianismo […] es el capitalismo y el neoliberalismo […] la hegemonía de los sectorespudientes que explotan el pueblo y dominan un modelo económico. ¡Y condenar a la mayoría a la miseria y a la pobreza! Visan y generan riqueza para una minoría. Eso sí es contrario a la naturaleza humana, a la lógica, a la historia, a la matemática. Aristóteles ha probado matemáticamente hace siglo. Es una sociedad inviable. Nosotros creemos que el socialismo… No, nosotros no tenemos un pensamiento marxista ortodoxo, no. Nosotros estamos creando un modelo nuevo en función, bueno, de un nuevo siglo y de las nuevas realidades, no sólo de Venezuela sino del continente americano y del mundo. Por eso, hablamos del Socialismo del Siglo XXI, que no es exactamente el marxismo. No, no, tiene corrientes de pensamiento de Carlos Marx, de Federico Engels, pero, bueno de Simón Bolívar, de Simón Rodríguez de José Ignacio Abreu de Lima […] Estamos creando un modelo nuevo, pero muy flexible, no hay porque asustarse.
Hugo Chávez es, sin duda, una persona controvertida, con interpretaciones sobre la historia occidental, americana y venezolana que pueden ser cuestionadas. Pero también puede ser comprendido el porqué del punto de vista de Chávez se presentar con esta característica. Aunque Fukuyama (1988) hay señalado el fin de la historia y la supremacía del modelo estadunidense, pronto esta propuesta demostró sus errores y los límites más sensibles. Vizentini (2004) afirma que a pesar del modelo conocido como “democracia liberal” ser adoptado por la mayoría de los países, algunos embotellamientos en el sistema político de cada Estado-nación aún permanece casi insuperables, a ejemplo del la crecente descreencia de las poblaciones en sus instituciones y el gran índice de abstenciones electorales. Pero, “[…] es preciso considerar que no se trata del fin del mundo, pero de la crisis de un modelo que fue propuesto como el ‘fin de la historia’. Contra todas las previsiones, la Historia insiste en mantenerse viva y cada vez se muestra con más intensidad” (VIZENTINI, 2004, p.14). Chávez y su gobierno considerado socialista, que se mantiene bajo una interpretación propia de la historia de Venezuela narrada bajo el punto de vista de los héroes militares y campesinos, prueban que los hombres siempre hacen histórica, pero no de la manera que desean.
Comentarios finales
La pretensión de poner fin a la historia no se confirmó, tanto entre las previsiones de los ideólogos que pregonaban el capitalismo y la cultura estadunidense como en fin último de la evolución humana, cuanto de aquellos que defendían la supremacía de la sociedad ‘humanista’ e ‘igualitaria’ del comunismo soviético. De este lado, el malogro sucedió rápidamente envuelto a un complejo paquete de condicionantes históricos, económicas y estructurales. De aquél lado, sus tesis no se confirmaron aún más prontamente, demostrando que las ideologías aún permanecen vivas para muchas personas y que la democracia liberal de los Estado Unidos no es invencible. Concepciones con este rasgo no coadunan con la propia ‘función’ Anatólio Medeiros Arce. Historia e ideología bajo Hugo Chávez. 155 de la Historia del Tiempo Presente, mientras objeto de investigación y análisis, que sería justamente problematizar sobre las contradicciones, embates, incertidumbres y los desdoblamientos históricos del final del siglo XX y comienzo del XXI. El contexto establece que el predominio del efímero lleva las estructuras a cambiaren en el corto plazo, necesitando más ligeramente de una problematización histórica.
Cuando Sader (2010) describió el siglo XX, señaló la rapidez en que se avanza y se recua. Para él, esto siglo consolidó con una velocidad inigualable el imperialismo norteamericano. También fue un momento de muchas guerras, pues se empezó con la Guerra de los Bóeres en África del Sur y terminó con la Guerra de Kosovo en la ex Yugoslavia. Basta solamente hacernos el análisis de dos eventos para percibir los drásticos cambios en cien años, lo que históricamente sería un corto espacio de tiempo, tornándose el siglo más asesino de la historia. Para el mismo, el carácter catastrófico y trágico del siglo XX contribuyó para que el siglo XXI ya empezase con una propuesta pre-definida a reorientaciones en lo político, económico y social. Si de un lado la humanidad nunca avanzó tanto en el sentido tecnológico, la mecánica y la medicina, de otro nunca las guerras fueron tan eficaces en matar seres humanos en grandes cantidades.
El siglo XX se anunciaba como el siglo del socialismo y termina con la consolidación de la hegemonía del capitalismo, y en su manera más salvaje – ideología norteamericana, neoliberalismo económico, dominación del capital especulativo, del consumismo, del egoísmo, de la depredación ambiental (SADER, 2010, p.14).
El siglo XX tornó la Historia del Tiempo Presente un poco más compleja, con desdoblamientos inesperados y caídas de imperios que menos de veinte años antes de su derrocada eran considerados por sus gobiernos como indestructibles, caso de la Unión Soviética. La complejidad que demuestra el contexto presente torna la hipótesis del fin de la historia una gran ingenuidad o falta de un conocimiento más profundizado de las problemáticas sociales, políticas y económicas de la realidad. Esto porque el mundo tomó proporciones consideradas inesperadas en el periodo reciente, sobre todo tras el fin del ‘mundo socialista’. De acuerdo a Hobsbawm (2011) fue una Era de extremos, pero breve. Fue un periodo de extremos entre el socialismo y el capitalismo, el totalitarismo y el liberalismo, los Estados Unidos y la Unión Soviética. Terminó, pues, como una Era de incertidumbres y del efímero. La Historia del Tiempo Presente es tan visible por su reorientación y cuestionamiento epistemológico que obliga los historiadores a no se detener solamente a las datas y, en algunos casos, las observaren con más cuidado.
En el caso de las influencias hegemónicas, ella está cada vez más fuerte, mucho por causa del reciente avance de las tecnologías de comunicación. Pero, están siendo cada vez más cuestionadas por las personas que también utilizan los medios de comunicación para exponer su descontento. Por eso es bueno resaltar que la historia nunca estuvo tan viva. Esta complejidad que el mundo de hoy presenta está cada vez más construyendo problemáticas para que los historiadores se ocupen de análisis más multidimensionales y con un diálogo más cercano con otros ramos del conocimiento científico. Nunca se avanzó tanto en tecnologías, en bienestar social, en derechos humanos y ciudadanía. Sin embargo, nunca se mató tantas personas al mismo tiempo, se propagó virus tan ligeramente y condenó tantas personas a una situación de hambre, indigencia y miseria. Si de un lado los países se destacaron por avanzos en las artes y en ciencias, de otro, naciones retardaron en su sistema educacional tornándolo cada vez más excluyente. Ideologías que muchas veces pensamos estar muertas y enterradas resurgen de una “fénix” y excita mucha gente, a ejemplo del ‘bolivarianismo’ venezolano.
Por eso, la relación entre historia y Chávez es vieja, empezando en los tiempos de cadete y profundizando aún más cuando fundó movimientos bolivarianos poco conocidos. También no se puede olvidar la relación de Chávez con la historiadora Herma Marksman, su amante y profesora, a quién le incentivó a empezar una larga formación y lectura de los grande “hechos” de la historia y personajes como Simón Bolívar, José Marti, Ezequiel Zamora, Che Guevara y otros, apoyada en su narración que desplegó su popularidad entre los sectores más pobres venezolanos. Para el periodista inglés Bart Jones no hay como desconsiderar Bolívar y la representación de este en el pensamiento de Chávez y la participación de Marksman en la formación del Presidente. El papel desempeñado por Bolívar fue perceptible en momentos que Chávez logró éxito en elecciones o referéndums y en los programas sociales empleados. Sin embargo, en los últimos años puede estar ocurriendo un agotamiento en el bolivarianismo y en la propia representación de Bolívar, sobre todo con la presencia cada vez más larga de Che Guevara y el acercamiento a Cuba. Por más que el socialismo sea un punto de agregación, él señala que en algunos momentos Chávez queda cerrado por un grupo de aduladores que no permiten que muchas críticas llegan a él y puede provocar desdoblamientos inesperados, tal cual la derrota en el referéndum de 2007 (JONES, 2008, p.506-507). Mismo así, es hecho considerar que Hugo Chávez no innova en su manera de conducir las masas, menos aún en expresar e interpretar la realidad en que vive y sus determinantes históricos. Tampoco está contra la historia. Es solamente más un actor históricosocial contribuyendo a tornarla aún más compleja de se analizar.
Referencias Bibliográficas
Discursos Presidenciales
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DE LA TOMA DE POSESIÓN. Palacio Federal Legislativo, Caracas, 2 de febrero de 1999. Anatólio Medeiros Arce. Historia e ideología bajo Hugo Chávez. 157
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO
CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DE LOS 100 PRIMEROS DÍAS DE GOBIERNO. Palacio de Miraflores, Caracas. 13 de mayo de 1999.
DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, CON MOTIVO DEL ACTO CONMEMORATIVO DE LOS 100 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RESTAURADORA. Capacho, estado Táchira. 23 de mayo de 1999.
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Libros, artículos científicos, tesis y disertaciones
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Citas y notas
Fechas de Publicación
-
Publicación en esta colección
07 Ene 2013 -
Fecha del número
Set 2012
Histórico
-
Recibido
13 Ene 2012 -
Acepto
03 Jun 2012