Open-access Comentario del libro: Lowell Gudmundson Gudmundson, L. (2018). Costa Rica después del café. La era cooperativa en la historia y la memoria. San José: EUNED

Gudmundson, L.. Costa Rica después del café. La era cooperativa en la historia y la memoria. 2018. EUNED, San José: 208. 978-9968-48-737-5

Comentario

Lowell Gudmundson es un historiador nacido en los Estados Unidos, pero con un profundo interés por Costa Rica y Centroamérica. Nacido en 1951, una buena parte de sus años de vida los ha pasado investigando en los archivos costarricenses y produciendo trabajos cuyo impacto ha beneficiado mucho la historiografía nacional. En ese sentido, el trabajo clásico de Gudmundson fue su libro Costa Rica antes del café, que fue primero su tesis de doctorado en la University of Minnesota en 19821, se convirtió en libro en inglés en 19862, luego se publicó en español en 19933 por parte de la Editorial Costa Rica y fue reeditado en 2010 por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia.

El fin de ese libro de Gudmundson consistió en descorrer el velo de la imagen mítica que había construido la historia oficial costarricense con respecto al desarrollo político, económico y social del país. Por eso, Gudmundson apuntó la necesidad que tuvo al tratar de reconstruir la manera en que la historiografía costarricense había creado el mito de su país como la Suiza centroamericana:

… del mito ha surgido un modelo histórico del pasado precafetalero, más ampliamente difundido en el caso costarricense, en el cual a menudo se encierran tanto proponentes como críticos. Este modelo de la sociedad precapitalista, según nuestro punto de vista, está seriamente errado, lo que conduce a una incomprensión tanto de la naturaleza de la realidad precafetalera, como de su transformación durante el siglo diecinueve. Por ello, deben revisarse los principales elementos del modelo. Los orígenes históricos e historiográficos, variaciones ideológicas y principales hipótesis del modelo rural democrático, son complejos y merecen ser explorados a fondo. (1993, pp. 13-14)4

La contribución de Gudmundson entonces fue muy importante para replantear el entendimiento de la Costa Rica anterior a 1850, pero también para alentar la discusión sobre el cambio económico que vivía este país en los inicios de la década de 1980.Ese enlace es justo el primero que se admira y resalta en este nuevo libro de Gudmundson, que ha titulado en una relación directa con el primero: Costa Rica después del café.5

Este importante libro está dividido en cinco capítulos. A falta de una introducción al libro, el primer capítulo plantea un acercamiento a tres conceptos (populismo, reformismo y anticomunismo), dos de los cuales han sido discusión constante en el caso costarricense y uno, populismo, que casi no. Gudmundson presenta el contexto en que escribe este libro como problemático: es el mundo de la posverdad, donde los líderes echan mano de redes sociales para exponer problemas asociados con crisis morales que tienen efectos materiales y que precisan de un salvador en sentido político y teológico. Ese ese el mundo en que ascienden al poder Donald Trump en los Estados Unidos y otros líderes derechistas en el primer mundo. Gudmundson entonces advierte en eso un movimiento con sentido populista y lo trata de arrastrar hacia Costa Rica para plantear dos grandes momentos en que el país vivió movimientos así: el primero en la década de 1940 con el calderocomunismo y el segundo en las décadas de 1960 y 1970 con el liberacionismo. El autor plantea sutilmente que un tercer momento populista, del tipo derechista y teológico, pudo haberse desarrollado en la campaña electoral del 2018 con el sorprendente ascenso del Partido Restauración Nacional. A los primeros populismos, diferentes de este último, Gudmundson los visualiza, siguiendo la tesis de Iván Molina Jiménez,6 como movimientos reformistas que compartían un profundo anticomunismo y pretendían frenar a la izquierda con reformas sociales. La diferencia principal que admira el autor en esos dos movimientos tiene que ver con su base social: si los calderocomunistas apostaron por los trabajadores urbanos, los socialdemócratas se hicieron con el apoyo de los campesinos. Ese apoyo, señala el autor, le dio sustento real al discurso liberacionista sobre la democracia costarricense que él había explorado en Costa Rica antes del café y con eso superó su naturaleza retórica. Es justamente el estudio de esa base social, en Heredia y en Tarrazú, lo que Gudmundson explora en la mayoría de este libro, intentando desentrañar las conexiones políticas, pero también generacionales y de la tierra de varios cafetaleros que vivieron la época de oro de las cooperativas impulsadas por los liberacionistas.

El segundo capítulo traza la búsqueda histórica de los antecesores de esos cooperativistas, sus sudores y su acceso a la tierra. Gudmundson, investigador de esas experiencias desde hace más de 40 años, desentraña las características sociales de los fundadores de las cooperativas, hasta reconocerlos fundamentalmente como de clase media y propone que el éxito de esas empresas radicó inicialmente en poder comprar beneficios de café, de forma que con eso pudiera atraer pequeños productores con mejores precios que los que ofrecían los grandes beneficiadores históricos: las familias Tournon, Rohrmoser y Montealegre. La rapidez con que esas cooperativas como La Libertad y Santa Rosa superaron a aquellos grandes beneficiadores muestra el tremendo éxito que tuvieron. Ya en la década de 1960 esas cooperativas igualaron el número de fanegas de las familias principales y en la década de 1980 las superaron. Por supuesto, ese buen desempeño fue producto también de la introducción de la planta de café caturra en la década de 1970 y de un empeño familiar y cooperativo que Gudmundson muestra al reseñar la historia particular de cinco familias cafetaleras afiliadas a las cooperativas. No hay romanticismos aquí, pues Gudmundson precisa que el interés original por las cooperativas era que pagaban mejor que las familias beneficiadoras tradicionales.

El tercer capítulo es una contribución a los estudios de historia oral y de historia de la memoria que se han desarrollado en América Latina desde hace algunos lustros. En esta sección, Gudmundson apuesta no por revelar verdades históricas ni por cotejar el testimonio oral de sus informantes con evidencias documentales, sino en desentrañar el sentido cultural, social y político que tienen los recuerdos construidos por la experiencia cooperativista. El autor encuentra diferencias de clase en el recuerdo: si por un lado los informantes de Tarrazú se presentan como igualiticos y sin clase social, los de Heredia más bien insistieron en las diferencias de clase para poder conjuntar a los socios de las cooperativas contra las familias beneficiadoras tradicionales, hasta lograr ganarles en lo que parece una carrera histórica por el dominio de la producción y procesamiento de café. En este capítulo, como en otras partes, el autor se convierte en otro actor dentro de la trama vivida por la cambiante Costa Rica del periodo 1960-2010 y, en lugar de desechar esa experiencia personal, Gudmundson echa mano de ella para entender mejor las transformaciones que le cuentan sus informantes. Así, las memorias de un joven historiador de origen estadounidense que volvió a Costa Rica, objeto de su fascinación académica, son muy útiles para percibir los cambios producidos por el reformismo liberacionista, por el llamado estado benefactor y por la vorágine neoliberal que se desató después de la crisis económica de 1980-1981. Como otros investigadores de la memoria, Gudmundson enfrenta la tremenda desazón de los viejos con quienes habla, para quienes la vida está en su otoño y tienen temor por lo que le pasará a la tierra por la que tanto lucharon durante décadas. Las grandes oportunidades de ayer se esfuman con esos viejos, quienes se reúnen para ver sus cabezas llenas de canas y sus caras arrugadas, deseando, sin éxito, ver jóvenes entre ellos.

El cuarto capítulo constituye un bonito y útil ejercicio de análisis de imágenes y representaciones culturales para vender café creadas en los Estados Unidos y Europa, a partir del café colombiano. De esa forma, Gudmundson se enfrenta al problema de la calidad del café y su construcción cultural desde aquellos mundos. La artificialidad de ese proceso es sorprendente sin duda, pero lo es más el éxito que tuvieron esas representaciones en convencer acerca de dónde residía la calidad del café. El autor introduce también esta problemática para el caso costarricense, donde palabras asociadas con la denominación de origen del producto, como café de Tarrazú o café de Dota, envuelven por sí mismas todo el contenido de calidad del café, que además se vende no solo como producto sino como experiencia ecológica. Gudmundson señala cómo esa idea de la calidad, vinculada con la producción en microbeneficios, ha hecho que el café costarricense tenga un espacio de privilegio entre los cafés gourmet del mercado mundial, pero con la tremenda consecuencia que ese café de calidad es tan caro, que el costarricense promedio debe tomar café importado de más baja calidad.

Justo por lo anterior, el quinto capítulo profundiza en lo que Gudmundson llama la Costa Rica después del café: una sociedad desigual que no se debate entre lo antiguo y lo moderno, sino entre la posmodernidad y la posibilidad de seguir siendo una nación. Este último capítulo constituye un valioso ensayo sociológico y antropológico con mirada histórica sobre los grandes cambios demográficos, sociales y culturales experimentados por el país del café a finales del siglo XX y durante las primeras dos décadas del siglo XXI. A pesar de que lo evita constantemente, no deja de notarse un tono melancólico en la escritura de Gudmundson al advertir esos cambios. Por un lado, se le ve alegre con las mayores posibilidades y oportunidades de las mujeres en esta Costa Rica posmoderna y lo anima la posibilidad de que los nietos de los cafetaleros tengan acceso a la educación universitaria. Por otro lado, se le observa una escritura llena de dudas frente a la Costa Rica que ha sido: con la tremenda problemática del narcotráfico campeando en los barrios de trabajadores de todo el país y los homicidios en ascenso, con una taza de desempleo estática pero con un porcentaje de empleo informal que llega casi al 50%, con las clases medias y acomodadas refugiadas en condominios cerrados custodiados por policías privados y con jóvenes de una nueva era que están muy lejos del espíritu de colaboración que motivó las cooperativas ayer y más cerca, cerquísima, de la cultura de la competencia donde gana el más “fuerte” y donde hay una tremenda carga de clase en su definición de “ninis” y “sisis”. La nostalgia se admira también en los informantes del autor que suspiran al pensar qué será de sus tierras y si todas ellas seguirán el camino de pasar de ser cafetaleras a espacios de cemento para condominios de clase media, de clase alta, o para colegios y universidades privadas.

El texto de Gudmundson queda abierto en su interpretación de esa Costa Rica después del café, como abierto está todavía el futuro del país. El libro no tiene conclusiones, sino un epílogo que trata de recuperar algunas de las principales ideas del libro y de sus principales preguntas. Ciertamente, hubiera sido deseable que, en esa sección, el autor hubiera vuelto a su propia experiencia personal y la hubiera explotado para hablar de sus acercamientos y lejanías con esta nueva Costa Rica. Otras ausencias que se ven en el texto son las visiones sobre José Figueres que sus informantes pudieron haber construido y de cómo vivieron la transformación del Partido Liberación Nacional de ser su esperanza presente a una añorada organización política que se mudó de acera. El sentido político de esos viejos podría haber sido más explotado en ese presente tan complicado, para advertir si en ellos ha habido cambios importantes de identidad. ¿Aspiran esos viejos por otro Figueres? ¿Creen en la democracia costarricense? ¿Qué pasó con aquel ideal explorado por Víctor Hugo Acuña7 que advertía en los pequeños beneficiadores y campesinos las bases de la democracia costarricense? Asimismo, habría sido deseable explorar el mundo religioso de esos viejos y la forma en que les impactó sus visiones del país ayer y hoy, para contrarrestarlos con los discursos mesiánicos del populismo presente.

El libro de Gudmundson constituye un texto importante que está escrito para una audiencia amplia. Es en parte otro homenaje académico y crítico a Costa Rica de este historiador al que le palpita una parte de su corazón en forma de marimba y lo conmueven las carretas viejas derruidas y dejadas a su suerte en los linderos de las fincas cafetaleras, esas mismas fincas por las que hoy deambulan turistas estadounidenses y europeos deseosos de saber cómo se cogía café.

  • 1
    Gudmundson, L. (1982). Costa Rica before coffee: Society and economy on the eve of agro-export based expansion (Tesis de Doctorado). University of Minnesota.
  • 2
    Gudmundson, L. (1986), Costa Rica before coffee: Society and economy on the eve of the export boom. Baton Rouge: Louisiana State University Press.
  • 3
    Gudmundson, L. (1993). Costa Rica antes del café: sociedad y economía en vísperas del boom exportador. San José: Editorial Costa Rica.
  • 4
    Gudmundson, L. (1993). Costa Rica antes del café: sociedad y economía en vísperas del boom exportador. San José: Editorial Costa Rica.
  • 5
    Gudmundson, L. (2018). Costa Rica después del café. La era cooperativa en la historia y la memoria. San José: EUNED.
  • 6
    Molina Jiménez, I. (2007). Anticomunismo reformista. Competencia electoral y cuestión social en Costa Rica (1931-1948). San José: ECR.
  • 7
    Acuña Ortega, V. (1985). Clases sociales y conflicto social en la economía cafetalera costarricense: productores contra beneficiadores (1932-1936). Revista de Historia, Número Especial, 181-212.

Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    Jan-Jun 2020

Histórico

  • Recibido
    26 Jun 2019
  • Acepto
    13 Ago 2019
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None Diálogos Revista Electrónica de Historia, Universidad de Costa Rica , Escuela de Historia, San Pedro de Montes de Oca, San Pedro, San José, CR, 11501-2060, 2511- 6446 , 2511- 6452 - E-mail: jmarincr@gmail.com
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