Este artículo describe el proceso como el rock pasó de ser considerado una expresión cultural ajena a convertirse en el eje de promoción regional de unificación al romper las barreras nacionales erigidas durante el siglo XX. Argumenta que la base de este desliz cultural se debió al capitalismo auditivo, la posibilidad de compra-venta de bienes culturales, permitiendo su sustentabilidad económica. No obstante, debido a su origen extranjero, el rock interactuó, retó y puso a la defensiva identidades nacionales patrocinadas por el Estado en la primera mitad del siglo XX, en particular en México. En varias ocasiones, esta defensiva cultural se convirtió en una lucha política de represión política directa en varios países latinoamericanos. Sin embargo, en los ochenta el rock salió de su clandestinidad y las clases bajas comenzaron a usar este medio como plataforma de expresión de su injusta realidad, convirtiendo al rock en una demanda política, pasando así de las clases altas hasta la clase baja. Con la llegada de MTV en 1993, las fronteras culturales nacionales se colapsaron en el imaginario de la audiencia, y los espacios geográficos se expandieron al incluir a Brasil, Miami y España. Así, el medio cultural que en los cincuenta pertenecía a la clase alta y en los setenta puso a la defensiva a varios gobiernos, en los noventa se convierte en el medio por el cual se cartografiaba una nueva comunidad iberoamericana en el imaginario colectivo de los jóvenes.
Tesoros: actividades culturales; música contemporánea; música pop; construcción de la nación