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Cartago República Urbana: elites y poderes en la Costa Rica colonial (1564-1718) de Eduardo Madrigal Muñoz
Rotsay Rosales-Valladares * rotsay.rosales@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica
Madrigal Muñoz Eduardo. Cartago República Urbana: elites y
poderes en la Costa Rica colonial (1564-1718). 2020. San José,
Costa Rica. Editorial UCR. 486pp
El libro Cartago República Urbana: elites y poderes en la Costa Rica colonial (1564 -1718), del Catedrático e Investigador Académico la Universidad de Costa Rica, Dr. Eduardo Madrigal Muñoz, es una magnífica obra historiográfica de 485 páginas –incluyendo anexos–, escritas de manera sugerente, provocativa y científicamente rigurosa. Estos atributos no son óbice para que resulte amena en su lectura y con un valor didáctico que evidencia la vocación de su autor: historiador consolidado, pero, sobre todo, profesor y maestro formador generoso.
Este breve comentario que, a modo de reseña, pretende ofrecer las siguientes líneas, no son elaboradas por un historiador, sino por un profesor de Ciencia Política; así que será el estudio del poder, su estructuración institucional y sus dinámicas interpersonales y sociales, los énfasis epistémicos que se subrayan. Es necesario aclarar, sin embargo, que esta es solo una de las muchas alternativas con las que se puede y se debe estudiar esta obra, apasionante para cualquier persona interesada en las ciencias sociales.
¿Y cómo no sentirse atrapado por la manera en que, desde un inicio, el libro nos transporta a la Costa Rica colonial, para adentrarnos en el conocimiento de las elites y los poderes que, no por casualidad, puede explicarnos cinco siglos después, gran parte del “ADN político” de este país?
En primer lugar, es importante aclarar que este libro se fundamenta en el documento presentado por su autor, en el año 2006, como defensa de su tesis doctoral en la Universidad Toulouse. Lo anterior no es un simple dato o referencia anecdótica, sino el primer aporte que generosamente el Dr. Madrigal hace a la comunidad académica y al público interesado para entender la histórica política de la época colonial. El autor decidió que se publicara prácticamente su tesis doctoral completa, con todos sus componentes teóricos y metodológicos, de modo que desde la Introducción se pueda observar cómo se llegó a los resultados que se presentan en los siguientes siete capítulos que la conforman. Dicha decisión, aunque no es quizás la más llamativa desde el punto de vista “comercial”, resulta de inmenso valor para quienes afrontan el desafío de elaborar un proyecto de investigación académico o la defensa de una tesis de grado o posgrado.
Al respecto, el libro nos muestra el camino que se transcurre hacia al conocimiento científico:
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inicia con la identificación de un tema y su problematización,
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la determinación de un objeto de estudio,
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luego la rigurosa construcción del estado del arte,
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la decisión de cuál es el abordaje teórico-conceptual adecuado
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y la escogencia del camino o “método” y sus técnicas.
Sin tal detallada descripción del proceso, muchas publicaciones llamadas académicas presentan los resultados, pero nos privan de la enseñanza de cómo llegamos los estudiantes a ser “sujetos en proceso”, personas sujetas al aprendizaje permanente mediante el método científico.
El Dr. Madrigal Muñoz nos enseña que las herramientas pertinentes y más precisas para el análisis de las elites y los poderes en la Costa Rica colonial son las siguientes:
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los enfoques renovadores de la historiografía desde hace más de cuatro décadas;
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los procesos de constitución, consolidación y relacionamiento de elites, instituciones y redes de actores y de poder;
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los aportes teórico-conceptuales del análisis de redes, de las elites y de la prosopografía;
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el estudio (neo)institucional formal y de la “informalidad instituyente”;
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y la investigación sobre el imaginario sociopolítico, del sistema ideológico imperante en la época, así como de la constitución del Capital Social y/o Relacional.
Lo anterior circunscrito en el “escenario” político central, gravitacional, fundamental, unívoco del cabildo de Cartago.
Producto de una rigurosa y coherente articulación de todo ese instrumental heurístico y hermenéutico, este libro bien podría también haberse titulado –me atrevo a sugerir– como “La Historia de Lo Político y La Política en la Costa Rica Colonial”. Donde se entiende por “lo político” el carácter cuasi natural de las relaciones de poder siempre presente en toda comunidad o sociedad, y por “la política” como el ordenamiento de esas relaciones de poder en instituciones formales y prácticas o redes de relacionamientos formales e informales.
El Capítulo 1 nos muestra el proceso de formación y constitución de lo que en Ciencia Política llamarían el régimen político, a saber, el entramado institucional y del ejercicio de autoridades. Identifica el marco jurídico formal y también las reglas no jurídicas que permiten estar presente allí… en el poder… y ejercerlo… Se trata de una estructuración histórica y social, calificada como “ideológica-aristocrática”, que se fundamenta en el honor y la riqueza.
Mediante el Capítulo 2, se explica para qué y cómo los actores utilizan el poder. Se nos recuerda que el poder que no se utiliza, no sirve y se pierde, por lo que hay que mantenerlo e incrementarlo “ejerciéndolo”. Muestra cómo en la época colonial los actores de poder hacían uso de los recursos y las estrategias para –como dice el autor– “valer más” y quizás –adiciono– con ello, ser más.
El Capítulo 3, titulado “Poderoso Caballero es Don Dinero”, resulta muy ilustrativo para recordar la primera lección política –que a menudo se olvida–: hay que seguir el rastro del dinero, para encontrar los verdaderos intereses o simplemente para entender el Poder tal cual es. Además, esta sección del libro invita a conocer más sobre la metodología prosopográfica y su valor para entender a toda elite como “comunidad de intereses”, a las elites coloniales como “ciudadanías de dinero” y “plutocráticas”, y el control del dinero en interacción necesaria con otros recursos o medios de poder, como lo son el acceso privilegiado a la educación y a la cultura.
Se continúa con el análisis prosopográfico en el Capítulo 4, pero se triangula con el análisis de redes para estudiar –parafraseando a Bordieu– los habitus del animal político, a saber, los lazos sociales, las redes de sociabilidad que –tal como se indica en la página 213–: “rodearon y moldearon los fenómenos políticos de la época”. En este capítulo, se evidencia que desde la Colonia se cumplía aquella frase, reactivada en la política actual, la cual dice que, en los puestos de poder, por más disfraces que se utilicen, han estado y siguen allí “los mismos de siempre”. Es decir, la misma “argolla”, según el decir coloquial de nuestro pueblo. Argolla que, sin duda, era más transparente en aquella época que en la actual, porque en la Colonia se sabía sin problemas que al poder público se accedía, lo controlaban y lo ejercían directamente, corporaciones e intereses de naturaleza privada para su propio beneficio. Era una red de poder en acuerdo y conveniencia común con la Corona; cualquier parecido con el mundo actual, es pura coincidencia.
El Capítulo 5 bien pudo titularse como “Todo Queda en Familia”, o “El Padrino I y II”. También, debido a la sugerente referencia crítica que el Dr. Madrigal Muñoz hace al libro del politólogo Samuel Stone, podríamos titular este capítulo como “La dinastía de los Conquistadores revisitada y mejorada”; pues se establece acá que las relaciones familiares son parte fundamental en el proceso de capitalización de los recursos y las estrategias de poder.
Mediante la investigación de redes de sociabilidad, en el Capítulo 6 se muestran los procesos de constitución y fortalecimiento del Capital Relacional. Para los actores políticos de la época, “el Poder nos hace y Dios nos junta”. Se resalta que es necesario estar vinculado con redes de autoridad pública y alcurnia social, para seguir obteniendo y acumulando más poder y para ascender socialmente. Obtener y mantener poder es vital para ascender en la estructura social, económica y política, no solo en la Provincia, sino hasta en los pasillos del Palacio de la Corona.
La lectura del Capítulo 7 provoca llamarlo, como alternativa a su título original, “Putnam en el trópico colonial”, debido al extraordinario análisis que allí se continúa del Capital Social de las elites en la Costa Rica de esa época. Es una estupenda conclusión que muestra los juegos de poder de la clase política en aquellos años y que, posiblemente, sugiere mucho con respecto a los juegos de poder de la clase política contemporánea.
Como es notorio, esta reseña reitera que la exhaustiva investigación del Dr. Madrigal Muñoz sobre la política colonial, logra también explicarnos con suficiencia y claridad, grandes rasgos de la cultura política costarricense que se mantienen hasta actualidad.
No hay duda que Cartago República Urbana: elites y poderes en la Costa Rica colonial (1564 -1718) debe promoverse como un texto de referencia ineludible para el estudio científico de la llamada “micropolítica”, que explica a su vez a la “macropolítica” institucional–tradicional. Esta posición epistémica refuerza algunas tesis politológicas de reciente data, como las investigaciones de Ana María Morales, Viviana Guerrero, Juan Pablo Sáenz y, por supuesto, Randall Blanco Lizano, así como los análisis de coyuntura del Observatorio de la Política Nacional (OPNA) de la Universidad de Costa Rica. Todos estos trabajos están orientados por el análisis de redes de actores, redes de políticas y, en general, redes de poder; medios o instrumentos que procuran ofrecer una comprensión adicional a la política del mundo contemporáneo y, en especial, a la Costa Rica política de la actualidad.
Referencias
Fechas de Publicación
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Fecha del número
Jul-Dec 2021