A través de la Academia Nacional de Medicina, en el Colegio de Médicos y Cirujanos de nuestro país, ofrecimos una charla sobre este tema, que se puede consultar vía Internet.1
Uno de los hechos históricos más sobresalientes de la Egiptología ha sido el descubrimiento de la tumba de Tutankamón, casi intacta, por Howard Carter (1922), luego de años de investigar en la Necrópolis del Valle de los Reyes, en Tebas (Luxor), en la margen oriental del río Nilo.
El mecenas de Carter fue Lord Earl de Carnavon, por años. El descubrimiento de la entrada a la tumba de Tutankamón, accidentalmente fue realizado por Hussein Abdel Rasoul, un niño de 10 años que llevaba agua a los obreros de Carter y se tropezó con la entrada a las gradas que iban a la tumba, y se encontraban cubiertas por arena.
Carter conocía muy bien el esperado hallazgo y por telegrama informó a Lord Carnavon, en Inglaterra, quien viajó por buque a Alejandría, Egipto, acompañado por su hija. En su presencia, al abrir la Cámara de los Tesoros, preguntó su mecenas: "¿Qué cosas ves?", y respondió Carter: "Veo cosas maravillosas.". Ese fue sin duda el mayor descubrimiento arqueológico del siglo XX.
Tutankamón, joven faraón, undécimo de la dinastía XVIII, del periodo Nuevo Reino, falleció hace 3360 años, a los 18 años, probablemente a causa de malaria y enfermedades óseas, heredadas por la consanguinidad real existente. No ha sido de los faraones más relevantes, por su corta edad; se cree que su funeral y momificación fueron precipitados, en una tumba que no había sido construida para él, sino que resultó improvisada. Debe recordarse que en esta cultura había un culto al más allá, y el faraón pasaba toda su vida planeando y edificando su última morada.
Quizás lo más extraordinario fue encontrar la tumba casi íntegra, pues a pesar de haber sido violada en dos ocasiones en el transcurso del tiempo, afortunadamente se conservó la mayoría de los tesoros.
Tutankamón fue hijo de Akenathon, quien quiso establecer el monoteísmo, lo que crearía una inestabilidad que fue resuelta en tiempos de Tutankamón, al regresar al politeísmo.
Hoy, con estudios de paleoantropología, estratigrafía, medicina forense, tomografía axial, resonancia magnética, radionucleidos de carbono y uranio, ADN, cromatografía, biología molecular y otros, se conoce la cronología y la genealogía de la familia del joven faraón, tanto como las causas de muerte, con gran precisión.2
Los científicos han extraído con sumo cuidado, fragmentos de las momias a los cuales se les ha analizado el ADN.2
La riqueza encontrada en las cámaras adyacentes revela una época afortunada para Egipto. Cuando Napoleón estuvo en 1798 en la Batalla de la Pirámides en Giza, El Cairo, dijo a sus soldados: "Cincuenta siglos de historia os contemplan".
Nacería entonces la Egiptología con personas como Jean Francois Champolion, fallecido en 1832, quien descubrió mediante la Piedra Rosetta (hoy en el Museo Británico), la transcripción de la escritura jeroglífica real, pues existen tres tipos diferentes de esa escritura.
Lastimosamente, muchos investigadores tenían propósitos no científicos, por lo que importantes eslabones se perdieron, fueron robados o destruidos, o lo que es aun más grave, fueron mal manipulados por ignorancia, sin observar los principios de la arqueología. En ocasiones se carecía de estudios idóneos, y muchas de las técnicas de excavación fueron inadecuadas.
Lo fundamental del descubrimiento es la preservación de la mayoría de las valiosas piezas, unas 6000 encontradas, aunque lamentablemente, en el Museo en El Cairo, que visitamos 23 y 5 años atrás, predominan condiciones de deterioro, y lo que es más grave, a raíz del daño provocado por los graves vaivenes políticos y militares que afectan Egipto desde hace varios años, se conoce que algunos objetos han desaparecido o se han deteriorado para siempre.3 - 4
Hace poco, la máscara mortuoria de Tutankamón se cayó mientras era limpiada en el Museo de El Cairo, y así se fracturó la barba, cuya reconstrucción se realizó con una tecnología inadecuada.
Notable ha sido la labor del exministro de Estado de Antigüedades, Dr. Zahi Hawass, en su lucha por recuperar valiosas reliquias, como el busto de Nefertiti (en el Neues Musseum de Berlín), la Piedra Rosetta (en el Museo Británico de Londres), y los múltiples obeliscos, entre otras piezas arqueológicas, compradas o saqueadas, por doquier.
El Dr. Hawass se ha destacado también por múltiples descubrimientos arqueológicos, como el de la momia de la faraona Hatshepsut, fallecida hace 3575 años, y quien fuera una destacadísima reina, que influyó en el poderío imperial; hoy su templo mortuorio está en el Valle de las Reinas, en Luxor.
Otras mujeres también destacadas como faraonas, fueron: Tawosret, fallecida hace 3215 años y Cleopatra, de hace 2345 años (periodo Grecorromano, en la decadencia del Imperio Egipcio).
Hawass ha recibido el epíteto del "Indiana Jones" moderno, y actualmente, gracias a la inestabilidad política, radica en los Estados Unidos, donde dicta conferencias en museos y universidades.
Cada día se van revelando nuevos hallazgos, y se calcula que hay unas 22 tumbas reales sin descubrir. El mito de la venganza del faraón se convertiría en una leyenda romántica, vulgarizada principalmente por el cine.
Desafortunadamente, la mayoría de las tumbas reales fueron, en múltiples ocasiones, violadas y saqueadas, debido a las riquezas contenidas, que ahora son piezas perdidas para siempre.
En resumen, la importancia de las investigaciones científicas consiste en dilucidar el arte y la cultura del Egipto Milenario, y la preservación y recuperación de obras dispersas por el mundo, así como el conocimiento de la genealogía de los personajes principales, la consanguinidad, la causa de muerte y las enfermedades existentes. Esto se ha logrado adecuadamente con refinadas técnicas de análisis del ADN, y así se han preservado múltiples papiros que revelan historia, secretos, costumbres y mitos de la cultura egipcia, entre ellos el de Edwin Smith, el de Ebers, y el de Kahun, acerca de temas ginecológicos.
El Libro de los muertos, por ejemplo, contempla el conocimiento necesario para preparar el viaje al más allá, y hay también otros papiros referentes a la Medicina de esas épocas.
Es de esperar que los cambios económicos, políticos y militares no sigan deteniendo descubrimientos, o destruyendo y comerciando con los fragmentos de la historia. Sin embargo, es claro que muchas de las piezas en el extranjero, no regresarán jamás, a pesar de lo cual se debe promover su conservación y respeto. Por fortuna, muchos investigadores y especialistas internacionales y egipcios continúan con los estudios, por lo que la Egiptología se reconoce como gestora de investigaciones académicas acreditadas.
Como bien lo decía el distinguido cirujano vienés, Theodor Billroth, fallecido en 1894, "Solamente los hombres que conocen el arte y ciencia del pasado, son competentes para ayudarnos en su progreso, para el futuro".
Referencias bibliográficas
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1. https://www.youtube.com/watch?v=cWpxICZ5pBQ (feb 2015).
» https://www.youtube.com/watch?v=cWpxICZ5pBQ - 2. Hawass Z, et al. Ancestry and Pathology in King Tutankamun Family. JAMA. 2010; 303:638-647.
- 3. National Geographic, Set. 2010 (págs 34-59).
- 4. PIAM, UCR. Curso Historia del Arte, 2013-2014-2015
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Fe de erratas: 1. Se aclara que el artículo titulado: Síndrome de Wilkie, publicado en la revista Vol 57, No. 3, 2015 páginas 145-148, el orden correcto de los autores es el siguiente: Francisco Poblete-Otero, Humberto Álvarez-Pertuz, Andrés Arana-Sáenz y Natalia María Grant-Vega. Por error en la publicación inicial se omitió el nombre de la autora Natalia María Grant-Vega.
Fechas de Publicación
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Publicación en esta colección
Dic 2015