Resúmenes
El presente ensayo surgió de una revisión bibliográfica que permitió conocer los alcances y las limitaciones de utilizar la Internet y las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica. La Internet y las redes sociales han pasado a ocupar un espacio preponderante en la sociedad actual, utilizándose para promover bienes, servicios, entretenimiento y, en algunos casos, como instrumento de mediación pedagógica. Como resultado de la revisión realizada se pudo constatar que la utilización de las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica ha permitido identificar sus bondades como mayor cobertura, asincronía en la mediación, aprendizaje colaborativo, aprendizaje autónomo, entre otros. Sin embargo, en contraste con las bondades que presenta, también tiene sus limitación es como la falta de pericia de docentes y estudiantes en el uso de la tecnología, el acceso, mayor inversión de tiempo en la mediación pedagógica, la renuencia de algunas personas al uso de la tecnología, la dificultad para controlar si es realmente el estudiante quien participa en las actividades pedagógicas, entre otros. Se concluye que todavía es muy apresurado hacer conjeturas acerca del futuro que le espera al uso de las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica, pues algunos de estos alcances y limitaciones irán desapareciendo conforme vayamos adquiriendo mayor experiencia en su utilización, y su presencia sea cotidiana en nuestro sistema educativo, mientras que otros se seguirán manteniendo o, incluso, se pueden incrementar, por lo que debe analizarse su uso a la luz del contexto y la realidad de cada institución educativa.
redes sociales; mediación pedagógica; gestión del conocimiento; aprendizaje en red
This essay emerged from a literature review that yielded information on the scope and limitations of using the Internet and social media as a tool for teaching mediation. The Internet and social networks have come to occupy a prominent space in today´s society, being utilized to promote products, services, entertainment and sometimes, as a pedagogic mediation instrument. As a result of the review it was found that the use of social networks as a tool for teaching mediation has identified its benefits as a greater asynchrony coverage in mediation, collaborative learning, autonomous learning, among others. However, in contrast to its benefits it has its limitations such as lack of teachers expertise, the technology, students usage, accesses, significant time in the pedagogical mediation, the reluctance of some towards the use of technology, the difficulty to control whether the student is actually participating in educational activities, among others. We conclude that it is too hasty to speculate about the future that awaits the use of social networks as a tool for teaching mediation, as some of these achievements and limitations will disappear as we gain more experience in their use, and their presence is more usual in our educational system, while others will be maintained or even may increase, so their use should be analyzed in light of the context and reality of each educational institution.
social networks; teaching mediation; knowledge management; networked learning
Social networks as a tool for teaching mediation: scope and limitations
Steven Abarca Araya1*
*Dirección para correspondencia:
Resumen
El presente ensayo surgió de una revisión bibliográfica que permitió conocer los alcances y las limitaciones de utilizar la Internet y las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica. La Internet y las redes sociales han pasado a ocupar un espacio preponderante en la sociedad actual, utilizándose para promover bienes, servicios, entretenimiento y, en algunos casos, como instrumento de mediación pedagógica. Como resultado de la revisión realizada se pudo constatar que la utilización de las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica ha permitido identificar sus bondades como mayor cobertura, asincronía en la mediación, aprendizaje colaborativo, aprendizaje autónomo, entre otros. Sin embargo, en contraste con las bondades que presenta, también tiene sus limitación es como la falta de pericia de docentes y estudiantes en el uso de la tecnología, el acceso, mayor inversión de tiempo en la mediación pedagógica, la renuencia de algunas personas al uso de la tecnología, la dificultad para controlar si es realmente el estudiante quien participa en las actividades pedagógicas, entre otros. Se concluye que todavía es muy apresurado hacer conjeturas acerca del futuro que le espera al uso de las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica, pues algunos de estos alcances y limitaciones irán desapareciendo conforme vayamos adquiriendo mayor experiencia en su utilización, y su presencia sea cotidiana en nuestro sistema educativo, mientras que otros se seguirán manteniendo o, incluso, se pueden incrementar, por lo que debe analizarse su uso a la luz del contexto y la realidad de cada institución educativa.
Palabras clave: redes sociales, mediación pedagógica, gestión del conocimiento, aprendizaje en red.
Abstract
This essay emerged from a literature review that yielded information on the scope and limitations of using the Internet and social media as a tool for teaching mediation. The Internet and social networks have come to occupy a prominent space in today´s society, being utilized to promote products, services, entertainment and sometimes, as a pedagogic mediation instrument. As a result of the review it was found that the use of social networks as a tool for teaching mediation has identified its benefits as a greater asynchrony coverage in mediation, collaborative learning, autonomous learning, among others. However, in contrast to its benefits it has its limitations such as lack of teachers expertise, the technology, students usage, accesses, significant time in the pedagogical mediation, the reluctance of some towards the use of technology, the difficulty to control whether the student is actually participating in educational activities, among others. We conclude that it is too hasty to speculate about the future that awaits the use of social networks as a tool for teaching mediation, as some of these achievements and limitations will disappear as we gain more experience in their use, and their presence is more usual in our educational system, while others will be maintained or even may increase, so their use should be analyzed in light of the context and reality of each educational institution.
Key words: social networks, teaching mediation, knowledge management, networked learning.
1. Introducción
La transición producida progresivamente a lo largo de las últimas décadas, desde la sociedad industrial hacia una sociedad de la información y del saber, ha generado, de forma paralela, un incremento de las expectativas con respecto al papel que los sistemas educativos desempeñan en el progreso de la persona y en su capacidad de adaptación al nuevo contexto, en el desarrollo económico y en la cohesión social. Hoy más que nunca “el conocimiento es considerado como un activo imprescindible, como un recurso primordial o, en términos económicos, como un capital decisivo para procurar sociedades más prósperas” (Ortíz, 2009, p. 13).
Es innegable que con el advenimiento de la Internet, no solo se encuentra un espacio virtual propicio para difundir información promocionando bienes y servicios, pasar el tiempo de ocio, sino haciendo más accesible a países en vías de desarrollo (y, en general, a todos), este activo imprescindible llamado conocimiento, pues permite consultar investigaciones, libros, artículos y un sinnúmero de documentos a los que era difícil acceder por la lejanía o que eran del todo vedados, expandiendo las posibilidades de las personas de tener una amplia variedad de información al alcance de hacer un clic.
Es así como, de forma masiva, se comienza a difundir todo tipo de información a través de “la nube”, rebasando toda expectativa y, en algunos casos, convirtiéndose en la biblioteca (virtual) por excelencia, pues tiene la condición de contener información más actualizada y variada de lo que podría ostentar cualquier casa editorial.
De esta manera, las nuevas posibilidades que abre la informática han hecho que se desarrollen modos de comunicación ligados al empleo de las nuevas tecnologías, que han supuesto, en cierta medida, la redefinición de algunos conceptos ligados al medio de transmisión. Los mensajes de correo electrónico, los mensajes de texto en aparatos móviles, los mensajes instantáneos en el chat, las plataformas de mediación pedagógica como Moodle, Blackboard, entre muchas otras y sin dejar de lado las redes sociales, se han configurado, en poco tiempo, como subgéneros con sus propias características estereotípicas. Por lo tanto, “una teoría general sobre la comunicación debe darles, como es lógico, cabida” (Escandell, 2005, p. 111).
Aunque es imposible generalizar, basta con ver los mensajes de texto, los correos electrónicos o las participaciones de tipo personal en las redes sociales para darse cuenta que suelen caracterizarse por su falta de planificación y su informalidad. Estos rasgos se hacen patentes en todos los niveles: léxico, sintáctico, de organización textual, entre otros. Es cierto que la improvisación y la informalidad no son propiedades exclusivas de la lengua hablada, sino de los registros informales; sin embargo, en el caso de la comunicación electrónica parece que hay un intento consciente de aproximarse a las formas orales, y no solo de adaptarse a un registro altamente informal evidenciado en las grafías abreviadas que usan los jóvenes con mucha frecuencia como signo de identidad.
Y es que estas nuevas formas de comunicación, por sus propias características, tienden a desdibujar la frontera entre oralidad y escritura, pues probablemente en ninguna otra manifestación escrita se observa con tanta claridad el deseo de reproducir por medios gráficos muchas de las propiedades de la lengua oral (Escandell, 2005).
Es decir, a través de la virtualidad no solo se trata de comunicar el mensaje escrito sino, a partir del uso, por ejemplo, de “emoticones”, de imágenes e incluso de fotografías, las personas pueden imitar, a través de la web, emociones, estados de ánimo o gestos que tratan de asemejarse a una conversación cara a cara entre dos o más individuos. En términos de Machado y Simoes (2004, p. 64) “la hegemonía de la imagen es cada vez más evidente”. La esfera pública se halla hoy plena de mediaciones icónicas, gestuales, visuales y espaciales (Pérez, 2000).
Estas propiedades con las que cuentan las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han producido que las personas, en su afán por interactuar con otros, recurran cada vez con mayor frecuencia al uso de medios tecnológicos para comunicarse con los demás, siendo las redes sociales uno de los medios por antonomasia para alcanzar este cometido (Flores, 2009), pues según autores como Gómez, Roses y Farias (2012) el 85% de los internautas son usuarios de las redes sociales. Esta afirmación se ve respaldada por un informe de la Sociedad de la Información en España (Alierta, 2010, p. 50) donde se pudo constatar que en el año 2010 había “945 millones de usuarios en redes sociales en el mundo”, cantidad que se ha incrementado con el paso del tiempo y que en este momento supera las mil millones de personas.
Las redes sociales, como sistema de comunicación masiva, han venido a ocupar un lugar preponderante en los hogares y en las vidas de la sociedad en general. Estos alcances que han tenido las redes sociales en la comunicación, cada vez más extendida, han producido la necesidad de utilizarlos, no solo para el entretenimiento, ocio y fortalecimiento de nexos sociales, sino como medio de comunicación y mediación pedagógica por parte de docentes de todos los niveles educativos, principalmente en el ámbito universitario.
Sin embargo, como lo expresa Rodino (1988), se han generado posiciones radicalmente antagónicas con respecto al uso de los medios tecnológicos como herramienta de mediación pedagógica. Por un lado, se encuentran los más pesimistas, quienes rechazan los medios, sobre todo los masivos, en forma rotunda por considerarlos empobrecedores para el desarrollo intelectual, afectivo y social del ser humano. Su potencial de alcance cuantitativo ha sido visto como el gran peligro de “masificar” y “deshumanizar” la educación y su éxito de audiencia es visto como un caso de “alienación”.
Por su parte, se encuentran los que consideran que los medios tecnológicos son una panacea o, para los más escépticos un mal necesario e inevitable. La actitud del educador no debería ser el competir con ellos, sino incorporarlos a su labor, aprovecharlos como ayudas o auxiliares didácticos. Su potencial cuantitativo es valorado como la gran posibilidad de “universalizar” y “democratizar” la educación, y su impacto en la audiencia se considera como un formidable recurso didáctico (Rodino, 1988).
A partir de estas posiciones disímiles se puede pensar que el uso de la Internet y las redes sociales podrían tener sus ventajas y desventajas, así como adeptos y detractores en los procesos de mediación pedagógica, por lo que surge la inevitable interrogante que se desea esclarecer a través del desarrollo del presente documento. ¿Cuáles son los alcances y limitaciones que tienen las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica?
2. La Internet y las redes sociales: La revolución comunicacional del siglo XXI
Los medios de comunicación alternativa han tenido gran auge a partir del desarrollo de las nuevas tecnologías, en especial de la Internet; sin embargo, esta comunicación ha acompañado a la historia de la Humanidad desde los orígenes de las civilizaciones con sistemas dominantes. Sabemos que la comunicación humana, principalmente la que se difunde de manera masiva, depende de los factores económicos, políticos y sociales, y la comunicación alternativa no es la excepción. Por su parte, pareciera ser la opción que surge de y para la comunidad; se origina en las mentes de individuos que, inspirados por la realidad, proponen una mirada ajena a la del poder, que por lo regular resulta más crítica que la difundida por los medios tradicionales y controlados.
Es así como se visualiza que la comunicación alternativa es el resultado de un proceso social alternativo, que difiere en forma, función y contenido al proceso social propuesto por el sistema dominante, generalmente guiado por la relación del gobierno y los medios de comunicación tradicionales. El gran acierto de los medios alternativos (redes sociales) es que nacen a partir de la visión de los propios individuos, aquellos que en su diario existir son partícipes de la realidad social (Corrales y Hernández, 2009). Estos medios de comunicación surgen como una forma de trasmitir opiniones, pensamientos, sentimientos, filosofías o doctrinas sin el miedo a ser objeto de la censura, que en otros medios de comunicación tradicionales sirve de velo para cubrir los verdaderos propósitos del mensaje, es decir, denunciar lo que se considera como incorrecto.
Y es que en los últimos años, la Humanidad ha sido revolucionada por la tecnología y esto ha generado que las personas no puedan mantenerse indiferentes ante la Internet, la red social por antonomasia.
Resulta evidente que la Internet se ha convertido en la más clara expresión del lenguaje en todas sus dimensiones, ya que en este espacio virtual los usuarios del lenguaje se comunican de manera intencional utilizando activamente los textos y el habla no solo como hablantes, escritores, oyentes o lectores, sino como miembros de categorías sociales, grupos, profesiones, organizaciones, comunidades, sociedades o culturas (Van Dijk, 2005). Los usuarios de la red mundial no solo reciben información de forma pasiva, sino que pueden, de forma activa, producirla, reproducirla, leerla, escucharla, transformarla, reenviarla e incluso reelaborarla.
En términos de Polo (2009, p. 1),El deseo de comunicar y la necesidad de hacerlo invierten el embudo clásico en el que unos pocos difunden y unos muchos leen; desde 2005 este aspecto fundamental se ha revertido, y la comunicación igual-igual hace que cualquiera pueda expresar sus sensaciones desde un púlpito multimedia y global. La sensación de pertenencia que da una posesión física desaparece, y todo se virtualiza y comparte.
Esto se hace indiscutible cuando en las comunidades sociales o redes sociales la gente, normalmente, recibe y envía mensajes, los miembros están conectados entre sí, no solo a través de un nodo central, sino que es un patrón en el cual “muchos se conectan con muchos”.
Esta particularidad de poder comunicar a muchas personas entre sí, aunado a la facilidad, economía y rapidez de la comunicación (Escandell, 2005) es lo que ha generado que las redes sociales sean vistas como un espacio de encuentro que, dependiendo de la finalidad de la persona, puede utilizarse para charlar con conocidos, para conocer a otras personas, para informarse sobre bienes y servicios, para pasar momentos de ocio, para el entretenimiento, para estar al tanto de los últimos acontecimientos y, en el mejor de los casos -sin menospreciar los otros- para pertenecer a grupos, redes o comunidades de aprendizaje.
Las redes de aprendizaje, cuyo propósito es que los participantes, mediante redes sociales en línea, compartan información y colaboren en la creación de conocimiento (Sloep y Berlanga, 2011), están diseñadas para tratar de enriquecer la experiencia de aprendizaje en los contextos de educación informal y en los de educación formal como escuelas, colegios y universidades.
La eclosión del ciberespacio nos ha llevado a ver sorprendentes experiencias en red, diseñadas, realizadas y ejecutadas por ciudadanos de a pie, en la gran mayoría sin mayor formación y en lo que se ha venido a denominar: la ciencia de las redes o cultura de red. Estos usuarios solo han hecho uso de su inagotable capacidad para aprender basándose en el desarrollo de prueba-error-solución (Flores, 2009). Pues basta con hacer clic para accesar a un sinnúmero de páginas que están disponibles para aclarar nuestras más remotas dudas, instruirnos en la utilización de aparatos electrónicos o permitirnos estar aprendiendo permanentemente.
Gracias a la Internet se han hecho extraordinarios avances tecnológicos como: mejorar la difusión de servicios, se han acortado las distancias en la comunicación de personas que están en los lugares más recónditos del planeta y se ha construido el conocimiento humano a partir de espacios como los wikis, los foros, los podcast y los blogs que permiten, de forma colaborativa, ampliar los conocimientos existentes sobre diferentes temáticas. Sin embargo, no todo lo que se encuentra en los espacios virtuales es halagüeño; existe mayor acceso a información que es nociva para las personas como la pornografía, páginas que promueven la prostitución, la promiscuidad, el tráfico de drogas y un sinfín de problemas sociales que se han incrementado con el acelerado ritmo de la Internet, y que hacen vulnerables a todas las persona que tienen acceso a la red.
Por su parte, un tema que ha generado polémica con el uso del ciberespacio y las redes sociales ha sido la pérdida de la privacidad de los usuarios o, al menos, la pérdida del control de datos, convirtiéndose tanto la Internet como las redes sociales en un espacio para conocer información confidencial de las personas, propiedades, estados de cuenta y muchos datos que pueden convertirse en un arma de doble filo, dependiendo del uso que le den terceras personas.
Es desde esta perspectiva que se debe analizar el impacto social que ha tenido la Internet y las redes sociales revolucionando la forma de ver el mundo, la forma de vivir y comportarse, la forma de comunicarse, la forma de obtener la información y, principalmente, el tipo de información a la que pueden acceder nuestros hijos, familiares, amigos, estudiantes y enemigos.
En el siglo pasado, los docentes dedicaban tiempo de sus lecciones a orientar a sus estudiantes para que no conversaran con extraños en la calle y para que no se dejaran persuadir por ofrecimientos de estas personas. Actualmente, el docente tiene otro reto, persuadir a sus estudiantes de tener cuidado con el uso y abuso del ciberespacio y las redes sociales, pues hay personas que utilizan estos medios tecnológicos para atraer posibles víctimas a sus negocios clandestinos de estafa, pederastia y/o pornografía. De igual manera, la Internet y las redes sociales han venido a convertirse en el centro de la vida de muchas personas consideras “adictas” a estos medios tecnológicos, produciendo problemas de comunicación familiar y rupturas de relaciones de pareja debido al excesivo tiempo invertido en “la nube”.
Es aquí donde la revolución informática debe verse con cierta cautela o recelo y el sistema educativo debe ser el espacio privilegiado para analizar críticamente las propiedades positivas y negativas de la Internet con los estudiantes, así como cuál información es veraz y cuál no lo es, debido a que no todo lo que se sube al espacio virtual ha sido sometido al escrutinio de expertos, mostrando muchas veces como cierto algo que en realidad no lo es.
De lo anterior se desprende que, deben verse la red de redes y las redes sociales como un medio de comunicación y no como un fin, pues a pesar de haber revolucionado de forma positiva la manera en que percibimos y nos comunicamos con el mundo en la actualidad, las propiedades negativas también crecen de manera desmedida al ritmo acelerado del conocimiento, lo que plantea nuevos retos para la sociedad y, principalmente, la escuela, que en última instancia es la llamada a educar y brindar las herramientas necesarias para combatir los problemas que enfrentamos como sociedad.
3. Las redes sociales y el aprendizaje en red: Una herramienta pedagógica
Se pueden definir las redes sociales como “asociaciones de personas ligadas por motivos heterogéneos y que conforman una estructura compuesta por nodos unidos entre ellos por más de un tipo de relación” (Hernández, 2008, p. 30). Es decir, en las redes sociales podemos encontrar los más variados tipos de relaciones no jerárquicas donde todos se pueden comunicar con todos de forma horizontal y en ambas vías.
Hablar de medios masivos de comunicación como las redes sociales en la actualidad, lleva necesariamente a hablar de educación, pues en la sociedad moderna los medios masivos ejercen gran influencia, ya que ofrecen a niños, jóvenes y adultos una educación informal que en ocasiones consideran más llamativa e interesante que la obtenida en la escuela.
Los medios inciden más que nunca en la educación de las nuevas generaciones, moldean gustos y tendencias en públicos de todas las edades e incluso influyen en la manera en como el individuo se relaciona consigo mismo, con sus semejantes y con el mundo. Los medios masivos de comunicación en la sociedad de hoy muestran una creciente influencia como formadores culturales, ya que determinan, en gran medida, nuestras ideas, hábitos y costumbres (Castillo, 2006).
Por ello, es necesario que los educadores puedan aprovechar esta situación y la predisposición de los estudiantes a usar redes sociales para incorporarlas a la enseñanza. El “uso de redes sociales, blogs, aplicaciones de video implica (…) llevar la información y formación al lugar que los estudiantes asocian con el entretenimiento, y donde es posible que se acerquen con menores prejuicios” (Alonso y Muñoz de Luna, 2010, p. 350).
Partiendo de esta premisa, el docente puede hacer uso de comunidades o redes temáticas que no se dirigen al público en general, sino a grupos o poblaciones pequeñas de potenciales usuarios vinculados por una afinidad temática que, en el caso que nos compete, podría ser el aprendizaje de contenidos de una materia o, incluso, de una carrera. En este tipo de redes lo valioso, interesante y útil no es la cantidad de personas unidas a dicha red, sino la calidad de la participación y comunicación entre los miembros de la comunidad virtual.
Es decir, quienes integran una red pequeña deben estar aportando información, experiencias, comentarios, archivos, que sean percibidas como interesantes por el resto de la comunidad. Si la participación o comunicación social no funciona, la red se vuelve inoperante y poco a poco desaparecerá por inanición. García (2007) señala que la filosofía de las redes sociales se basa en el principio de comunidad abierta y no jerarquizada, que vincula a los usuarios mediante un tema o actividad común y una plataforma web (software social) que permite a los usuarios operar de manera sencilla e intuitiva en lo que se conoce como ‘ámbito de las 3Cs’: contenido, construcción y colaboración.
Según autores como Area (2008), las razones o argumentos que justifican la importancia de utilizar las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica son variados, pero pudieran sintetizarse básicamente en dos.
Por un lado, los recursos que proporciona la Internet (correo electrónico, foros, Mensajería instantánea, aulas virtuales, intercambio de ficheros) permiten extender más allá de la presencialidad o encuentro físico la comunicación entre cada uno de los sujetos superando las limitaciones espaciales y temporales. Es decir, una red o espacio virtual de trabajo hace posible que cualquier sujeto, en nuestro caso docente y alumnos, pueda conocer, estar en contacto y comunicación permanente con los estudiantes o profesores independientemente del lugar en el que se encuentre. Los recursos del ciberespacio permiten, en este sentido, superar las limitaciones que impone el espacio físico y el tiempo. Esto resulta evidente con la reciente incorporación de la web en los servicios de telefonía móvil, donde las personas pueden accesar sus cuentas de correo, Facebook®, Twitter®, Orkut®, Badoo®, repositorios, entre otros sitios, desde sus teléfonos inteligentes en cualquier momento del día y desde cualquier lugar.
El otro argumento está vinculado con el concepto de gestión del conocimiento, entendido como el conjunto de actividades desarrolladas para utilizar, compartir, desarrollar y administrar los conocimientos que posee una organización y los individuos que en esta trabajan, de manera que estos sean encaminados hacia la mejor consecución de sus objetivos. Este método de trabajo permite que las personas aprendan, tengan criterio y refuercen sus conocimientos.
En este sentido, podemos sugerir que una buena “gestión del conocimiento” permitirá que los miembros más noveles de un grupo (sea de estudiantes o profesores) aprendan de otros más experimentados. En términos de la pedagogía sociocultural de Vigotsky, un proceso de andamiaje donde la persona con mayor experticia le brinda apoyo a la persona menos experta para pasar de una zona de desarrollo actual a una zona de desarrollo próximo (Calero, 2008). Algo fundamental en los colectivos de aprendizaje como pueden ser las aulas virtuales o redes sociales.
Es a partir de esta filosofía de aprender unos de otros que los espacios virtuales de redes sociales también se denominan comunidades de aprendizaje. Las comunidades de aprendizaje son un tipo particular de grupo social o comunidad virtual caracterizada como grupos de personas (profesionales, estudiantes, gente con intereses comunes) que interactúan, a través de la red, de forma continuada para intercambiar información, ideas y experiencias con el objetivo de velar por el desarrollo personal y profesional de los miembros que la componen (Area, 2008).
En este sentido, Woodcock (citado por DeBenito, 1999) señala que el trabajo colaborativo a través de la red presenta dos componentes básicos e interrelacionados: el tecnológico y el humano. El componente tecnológico lo conforman: los sistemas de comunicación como el teléfono, el correo electrónico, la videoconferencia, etc.; espacios compartidos donde dos o más personas pueden trabajar sobre un mismo documento simultáneamente (pizarra compartida); información compartida donde se pueden almacenar, acceder, modificar y manipular; posibilidad de realizar actividades conjuntas (como lluvia de ideas, votaciones, etc.). El componente humano estaría integrado por la manera en que las personas organizan su trabajo y se comunican; la gestión de grupos; aspectos relacionados con el diseño del trabajo en grupo; y, la dinámica de grupos y la forma en que la gente colabora.
Asimismo, es necesario señalar que cada comunidad virtual, en este caso de docentes-estudiantes, puede comunicarse e interrelacionarse mediante distintos tipos de recursos tecnológicos entre los que destacan las listas de distribución, los foros de debate, los chats, el correo electrónico, la transferencia de ficheros, los wikis, los diarios/blogs/bitácoras, y los espacios virtuales colaborativos (por ejemplo, Blackboard 9, Moodle).
En definitiva, como señalan Ovelar y Benito (2005), el interés de las redes sociales radica en que a través de unas pocas reglas se crean sistemas de comunicación significativa que pueden crear o favorecer comunidades de aprendizaje, tanto en un portal web de acceso público como con grupos que trabajan en línea o presencialmente. De esta forma se facilita la generación de conocimiento, el aprendizaje colaborativo y la toma de decisiones colectiva. La utilización de este tipo de software incluye el trabajo por proyectos dentro de programas educativos formales, el intercambio de ideas entre comunidades abiertas de profesionales o el desarrollo de sistemas de gestión de conocimiento en el terreno corporativo.
4. Las redes sociales como recurso para la mediación pedagógica: Alcances y limitaciones actuales
La universidad se enfrenta a aulas de nativos digitales que demandan un nuevo tipo de enseñanza. Los universitarios han crecido bajo la influencia del audiovisual y de la red. Las nuevas herramientas tecnológicas (redes sociales, blogs, plataformas de vídeo, etcétera) les han dado el poder de compartir, crear, informar y comunicarse, convirtiéndose en un elemento esencial en sus vidas (Gómez, Roses y Farias, 2012). De ahí que el gran reto que enfrenta el profesorado en la actualidad es adquirir las competencias necesarias para la adecuación de su metodología docente a la realidad actual, con un perfil de estudiante activo en las redes sociales y en la propia sociedad red (Duart, 2011).
La introducción y el uso de la Internet en la universidad ha transformado sus modelos organizativos, tecnológicos, comunicativos y educativos. Si bien las transformaciones iniciales a partir de la introducción del ciberespacio en la universidad se centraban en el ámbito organizativo y comunicativo (web institucional, acceso a las calificaciones, biblioteca en línea, acceso a la planificación docente, carpetas de documentos virtuales, etc.), hoy en día podemos decir que la gran transformación se centra en el ámbito educativo y es el resultado de un modelo de integración de la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Sin embargo, es importante hacer la salvedad que la tecnología, en este caso en particular las redes sociales, no puede verse en sí como una panacea, pues su importancia para la formación no se encuentra en su dimensión técnica (por ejemplo, en la plataforma utilizada), sino más bien en el control y en la significación de una serie de variables, como son la forma de presentar los contenidos, el papel del profesor y de los alumnos, las herramientas de comunicación sincrónicas y asincrónicas que se utilicen y su forma de concreción en el acto didáctico, las estrategias didácticas que se movilicen, el papel que desempeñen el profesor y el alumno, la atención a los aspectos organizativos, las actividades de mediación que pongamos en funcionamiento, la constancia con que el docente y los estudiantes participen en las actividades pedagógicas, etc. Es decir, aquellas acciones formativas que utilizan la web como medio y recurso para la realización de actividades, independientemente de que también pueda utilizarse otro tipo de instrumentos como el video y la audioconferencia, los multimedia, la televisión, entre otros (Cabero, 2006).
En otras palabras, la tecnología solo es un instrumento para realizar la mediación pedagógica, no la hace mejor, pues la buena mediación depende del docente, su creatividad y la acogida que tenga del estudiantado, no necesariamente de la tecnología de punta que se tenga a disposición. Es decir, la tecnología se convierte en un vehículo de mediación pedagógica que, en manos del docente, puede llevarnos muy lejos, con posibilidades ilimitadas, mientras que sin la mediación del docente se convierte en un objeto inerte, carente de funcionalidad.
A pesar de que los docentes son un aspecto medular en dicha mediación pedagógica y conforman uno de los colectivos que, a nivel personal, más utiliza la red mundial, a nivel profesional se puede constatar que tan solo un poco más de la mitad de los profesores usan los espacios virtuales en la docencia (aunque el uso de la red vuelve a ser generalizado entre los docentes cuando se trata de investigar) (Duart, 2011).
Esos datos también muestran que los usos que se dan al ciberespacio en el aula se centran en la búsqueda y acceso a la información y en la comunicación a través de correo electrónico o como simples repositorios de documentos. Parece ser, por tanto, que aquello que vale para la vida personal y para la investigación no es de utilidad en la dinámica del aula. Curiosamente, si analizamos al colectivo de estudiantes sucede algo similar, estos pasan mucho tiempo en la Internet y redes sociales, sin embargo, el uso que le dan a estos instrumentos tan poderosos son exclusivamente para estar al tanto de lo que pasa en el ambiente social y como medio de entretenimiento. En algunos casos -esporádicos- para realizar consultas a compañeros sobre la materia en estudio. En otras palabras, el uso académico que los estudiantes y docentes dan a las redes sociales es escaso (Gómez, Roses y Farias, 2012).
Todo esto pone en evidencia que la riqueza que podrían aportar las redes sociales para el aprovechamiento académico es casi nulo. Por lo que tienen que analizarse los alcances y limitaciones de implementar esta herramienta como instrumento de mediación pedagógica.
Al respecto, Cabero (2006) menciona una serie de alcances y limitaciones que podría presentar el uso de la tecnología (específicamente las redes sociales) en el ámbito académico y que deben ser analizados con cautela. En la siguiente tablase referencian los más relevantes.
Aunado a las limitaciones señaladas por Cabero (2006), Gómez, Roses y Farias (2012) hacen referencia a que en algunas ocasiones las redes sociales ocupan parte del tiempo que los estudiantes invertían anteriormente en estudiar, por lo que se puede inferir que todavía no se ha explotado este recurso para realizar actividades académicas. Incluso, Gómez, Roses y Farias (2012) manifiestan que las pocas personas que en su investigación afirmaron hacer uso de las redes sociales para cosas relacionadas con el desarrollo académico, las utilizan principalmente para solucionar dudas sobre la materia, estar informados del ritmo de la clase y la realización de trabajos en grupos, siendo la comunicación con expertos y con docentes los usos menos habituales de las redes sociales.
Además, los autores en cuestión (Gómez, Roses y Farias, 2012) encontraron que en cantidades muy similares a los estudiantes que sí utilizarían las redes sociales como recurso didáctico, se encuentran estudiantes pesimistas o anti-TIC, lo que podría señalar como otra limitación el hecho de que la cantidad de estudiantes que no estarían dispuestos a utilizar las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica es similar a la cantidad de estudiantes que sí estarían anuentes a usarlas.
Esto podría develar la necesidad de mayor sensibilización tanto a estudiantes como docentes sobre las propiedades que tienen las redes sociales y que pueden servir de insumo en la mediación pedagógica, viendo el potencial de estos recursos más allá de un mero repositorio o foro de consultas.
Para finalizar, debemos indicar que algunos de estos alcances y limitaciones irán desapareciendo conforme vayamos adquiriendo mayor experiencia en su utilización, y su presencia sea más usual en nuestro sistema educativo, mientras que otros se seguirán manteniendo o, incluso, se pueden incrementar, por lo que debe analizarse el uso de las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica a la luz del contexto y la realidad de cada institución educativa.
5. Conclusiones
Es innegable que vivimos en una sociedad caracterizada por la proliferación de nativos digitales que desde antes de nacer han tenido su primer contacto con la tecnología y que desde muy pequeños dominan artefactos que son el centro de admiración de adultos que no han podido descifrar los rudimentos que los hacen funcionar.
Estos nativos digitales han visto en la red de redes el espacio que les permite accesar a mundos inimaginables con hacer un clic, tener al alcance de su mano información que sería la envidia de bibliotecas legendarias como la de Alejandría, comunicarse, en tiempo real, con personas que se encuentran a miles de kilómetros y tener un círculo de amigos con quienes compartir emociones, llorar, cantar y hasta jugar con ellos, aunque nunca hayan tomado una taza de café juntos, ni tengan la oportunidad de impregnarse de su olor al abrazarlos.
Esta realidad que viven los niños, jóvenes y adultos puede ser fascinante, al punto de llegar a cuestionarnos cuál es la realidad y qué es la ficción o, en otras palabras, qué es lo físico y qué lo virtual. Esta virtualidad que cada vez consume más tiempo de las personas, debe utilizarse con cautela, pues existen muchas falacias que pueden llevar a las personas a revelar información que las hagan vincularse al mundo de las estafas, la pornografía, la prostitución, la trata de personas y hasta la pederastia. Por su parte, esta fascinante virtualidad puede consumir a las personas al punto de llevarlas a romper vínculos sociales y afectivos con personas muy cercanas, invirtiendo en el ciberespacio el tiempo que otrora dedicaban a estas. De ahí que la escuela y la sociedad en general están llamadas a formar ciudadanos críticos que puedan discernir sobre lo bueno y lo malo que se encuentra en la Internet.
Parte de los recursos que se pueden encontrar en la red mundial y que son de gran ayuda -si se utilizan adecuadamente- son las redes sociales; un instrumento que viene a representar la expresión del lenguaje en todas sus dimensiones, ya que en este espacio virtual los usuarios del lenguaje se comunican de manera intencional utilizando activamente los textos y el habla no solo como hablantes, escritores, oyentes o lectores, sino como miembros de categorías sociales, grupos, profesiones, organizaciones, comunidades, sociedades o culturas.
Esta particularidad de poderse comunicar muchas personas entre sí, aunado a la facilidad, economía y rapidez de la comunicación (Escandell, 2005) es lo que ha generado que las redes sociales sean vistas como un espacio de encuentro que, dependiendo de la finalidad de la persona, puede utilizarse para charlar con conocidos, para conocer a otras personas, para informarse sobre bienes y servicios, para el entretenimiento, para estar al tanto de los últimos acontecimientos y, en el mejor de los casos -sin menospreciar los otros-, para pertenecer a grupos, redes o comunidades de aprendizaje.
Este último aspecto es el que ha llevado a instituciones educativas de todos los niveles, principalmente universidades, a cuestionarse la importancia de utilizar las redes sociales como instrumentos de mediación pedagógica, debido a que cada día son más las personas que recurren a estos espacios para aprender, la mayor parte de las veces de manera informal, de las demás personas que forman parte de dicha red o comunidad.
Si las redes sociales pueden contribuir a que las personas adquieran aprendizajes informales, es razonable llegar a la conclusión que también pueden contribuir como complemento del trabajo de aula a la adquisición o fortalecimiento de aprendizajes formales. Es a partir de estas premisas que se ha comenzado a utilizar este recurso por parte de las universidades, principalmente, debido a ciertas ventajas o alcances que puede tener con respecto a métodos tradicionales de enseñanza.
Estas ventajas, que se encuentran en el uso de redes sociales como pueden ser mayor amplitud de cobertura, accesibilidad a excesivos volúmenes de información, mayor flexibilidad de la información, recursos didácticos más variados y multimediáticos, un aprendizaje más colaborativo, entre muchos otras, se ven opacadas por la poca pericia de los docentes a quienes les tocó nacer en una época análoga y dar clases a nativos de una época digital, falta de capacitación de los docentes, la falta de competencias mínimas para navegar de forma expedita por las redes, la necesidad de tener un equipo de cómputo e Internet que cumpla con ciertos requisitos, la renuencia al cambio por parte de muchos estudiantes y profesores y otras limitaciones que deben analizarse de acuerdo a las condiciones reales del estudiantado y la universidad que quiera implementar la mediación pedagógica a través de redes sociales.
Todavía es muy apresurado hacer conjeturas acerca del futuro que le espera al uso de las redes sociales como instrumento de mediación pedagógica, lo cierto es que las universidades, y la educación en general, tienen muchas tareas pendientes con las redes sociales: adaptarse al desarrollo tecnológico imperante debe ser prioritario, pues, de lo contrario, la tecnología seguirá creciendo a pasos agigantados, mientras la educación tradicional será desplazada por el ciberespacio.
6. Referencias
Referencias bibliográficas
-
Alierta, César. (2010). La Sociedad de la Información en España 2010. España: Telefónica S.A. Recuperado de: http://e-libros.fundacion.telefonica.com/sie10/aplicacion_sie/ParteA/pdf/Cap.02.pdf.
» http://e- libros.fundacion.telefonica.com/sie10/aplicacion_sie/ParteA/pdf/Cap.02.pdf -
Alonso Mosquera, Henar y Muñoz de Luna, Ángel. (2010). Uso de las nuevas tecnologías en la docencia de Publicidad y Relaciones Públicas. En: Sierra, J. y Sotelo, J. (Coords.). Métodos de innovación docente aplicados a los estudios de Ciencias de la Comunicación(pp. 348-358). Madrid: Fragua. -
Area, Manuel. (2008). Las redes sociales en Internet como espacios para la formación del profesorado. Razón y palabra, 63(13). -
Cabero, Julio. (2006). Bases pedagógicas del e-learning. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento, 3(1), 1-10. -
Calero, Mavilo. (2008). Constructivismo pedagógico. Teorías y aplicaciones básicas. México: Alfaomega. -
Castillo, Carmen. (2006). Medios masivos de comunicación y su influencia en la educación. Revista Electrónica de Pedagogía Odiseo, 3(6). -
Corrales, Fernanda y Hernández, Hilda. (2009). La comunicación alternativa en nuestros días: un acercamiento a los medios de la alternancia y la participación. Razón y Palabra, 70(14), 1-34. -
De Benito, Bárbara. (1999). Redes y trabajo colaborativo entre profesores. Comunicación al congreso EDUTEC'99. -
Duart, Josep. (2011). La red en los procesos de enseñanza de la Universidad. Comunicar, 37(19), 10-13. -
Escandell, María Victoria. (2005). La comunicación. Madrid: Editorial Gredos. - Flores, Jesús Miguel. (2009). Nuevos modelos de comunicación, perfiles y tendencias en las redes sociales. Comunicar, 17, 73-81.
-
García, Andrés. (2007). Presentaciones on-line y redes sociales. Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa. Recuperado el 10 de julio del 2012 de: http://observatorio.cnice.mec.es/modules.php?op=modload&name=News&file=article&s id=554.
» http://observatorio.cnice.mec.es/modules.php?op=modloadname=Newsfile=articles id=554 -
Gómez, Marisol; Roses, Sergio y Farias, Pedro. (2012). El uso académico de las redes sociales en universitarios. Comunicar, 38(19), 131-138. -
Hernández, Stefany. (2008). El modelo constructivista en las nuevas tecnologías. Aplicado en el proceso de aprendizaje. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento, 5(2), 26-35. -
Machado, Juliana; Simoes, Luciano y Penido, Anna. (2004). Educación y tecnología: Conflictos y posibilidades. Comunicar, 22, 63-70. -
Ortíz, Tomás. (2009). Neurociencia y educación. España: Alianza Editorial. - Ovelar, Ramón y Benito, Manuel. (2005). La transformación tecnológica de los entornos de aprendizaje. Observatorio de eLearning. Universidad del País Vasco.
-
Pérez, José Manuel. (Coord.). (2000). Comunicación y educación en la sociedad de la información. Nuevos lenguajes y conciencia crítica. Barcelona: Paidós. -
Polo, David (2009). La filosofía 2.0 y la explosión audiovisual en Internet. Razón y Palabra, 70, 1-17. -
Rodino, Ana María. (1988). La comunicación masiva en las experiencias de educación a distancia en América Latina. Revista Interamericana, 11(1), 41-83. Biblioteca Digital CREFAL. -
Sloep, Peter y Berlanga, Adriana. (2011). Redes de aprendizaje, aprendizaje en red. Comunicar, 38(19), 55-64. -
Van Dijk, Teun. (2005). El discurso como interacción social. Barcelona: Gedisa.
Fechas de Publicación
-
Publicación en esta colección
16 Jul 2013 -
Fecha del número
Ago 2013
Histórico
-
Recibido
31 Mar 2013 -
Acepto
20 Mayo 2013